Cooper analizaba cada detalle de aquel chico que yacía en la cama. Revisaba sus muestras de sangre, sus heridas, ritmo cardíaco, patrones mentales, todo. Pero aún así no lograba obtener respuesta alguna.

Se quitó los anteojos y con frustración recorrió su larga cabellera castaña hacia atrás, suspiró y apretó el mentón. La puerta de la enfermería se abrió y Cold se presentó.

—Hey, ¿qué sucede? —preguntó al verlo tan frustrado.

—Qué puedo decir, no logro entender nada de este sujeto—dijo rascándose la cabeza por el estrés.

—No hay nada qué entender, estaba encerrado junto a nosotros, creo que debe de ser por algo —se cruzó de brazos. Cooper negó y tomó su tableta.

—Ese es el punto, ¿qué tal si es alguien peligroso? —ciertamente no se habían puesto a pensar en ello.

—Tranquilo. Solo es cosa de... —sin aviso; aquel chico comenzó a toser, y a despertar violentamente. El monitor cardíaco enloqueció y ellos quedaron expectantes ante lo que sucedería. Abrió de golpe sus ojos y se topó con aquel peculiar dúo.

—¡Que demonios! ¡¿Dónde estoy?! —exclamó agitado, buscó levantarse pero Cooper se apresuró a detenerlo.

—Tranquilo, tranquilo, estás a salvo —mencionó con toda la calma del mundo

—¡¿Dónde?! ¡¿En dónde estoy!? —sus pupilas estaban dilatadas y su tórax no dejaba de subir y bajar con velocidad.

—Tranquilo, solo cálmate y te contaré todo, ¿está bien? —tal vez fue la manera pasiva o que ya no estaba en una fría celda lo que le hizo calmarse, se relajó de poco en poco hasta tranquilizarse—. Estás a salvo, te trajimos a un lugar seguro, somos...

—Alterados —se adelantó a decir.

—Sí, básicamente —aseguró y se apartó para darle más espacio.

—Había escuchado rumores sobre ustedes, que... seguían con vida. Jamás lo creí.

—¿Entonces, tú no eres uno de nosotros? —preguntó Cold. El chico de piel clara y cabello castaño negó rotundamente.

—No... al menos, no que yo sepa.

—¿Recuerdas qué sucedió? —inquirió Cooper y tomó una pequeña linterna.

—No —volvió a decir, Cooper dirigió la linterna, pero él sujetó su brazo con desconfianza.

—Tranquilo, solo quiero revisar que no tengas algo grave —agitó la linterna—. ¿Puedo? —el muchacho asintió, se veía un par de años mayor que aquellos dos, pero sin duda era joven, al menos como para estar recluido en una prisión de la Orden.

Cooper pasó la luz a través de sus ojos, sus pupilas dilatadas la siguieron sin problemas, además que se mostraron peculiares a la hora de la revisión.

—Bueno, no tienes ningún traumatismo o algo similar, pero, lo más posible es que tengas un episodio de amnesia, por ello no recuerdas qué pasó.

—Que conveniente, más tratándose de alguien que estaba en una prisión de la Orden —mencionó Cold y él nuevamente se mostró atónito.
Se quedó completamente callado, parecía que estaba pensando detenidamente algo.

En eso un fugaz resplandor celeste apareció silencioso tras ellos. Quick, callado como gato se acercó a sus amigos y los sujetó por los hombros.

—¿Qué hacen, chicos? —preguntó, y por el sobresalto Cold casi le suelta un golpe, demás decir que Cooper dejó caer sus lentes.

—¡Diablos Quick! ¡Avisa cuando te vayas a aparecer así! —regañó Cooper a la par que el velocista estallaba en carcajadas.

—¡¿Hace cuanto que estás ahí?! —preguntó Cold Shock totalmente alarmado.

—Lo suficiente —sonrió, entonces centró su mirada en su misterioso huésped—. ¿Eh, chicos... qué le pasa?
Voltearon al instante, aquel misterioso sujeto estaba pálido y cubierto con sudor, pasó a mirarlos—, bien, oficialmente estoy asustado.

—Tengo que salir de aquí —se puso de pie y trató de llegar hasta la salida, pero Cold lo retuvo.

—Oye, oye, ¿de qué diablos estás hablando?

—No... no puedo explicarlo, solo... necesito salir de aquí —apartó su mano y nuevamente avanzó a la salida. Nuevamente lo detuvo, y fue cuando él se giró más enojado, duró a penas unos instantes, pero Cold pudo apreciar que el iris de sus ojos cambiaron de color.

—No podemos dejarte ir, menos sin saber quién eres y qué estás tramando —aseveró Cooper.

—Sé que suena extraño, pero, si no salgo pronto de aquí, algo muy malo pasará —advirtió seriamente. Entonces ellos cruzaron miradas, Quick se encogió en hombros.

—¿Y si lo seguimos? —propuso, ya estaba completamente intrigado como para dejarlo ir así como así.

—¿Bromeas? Tal vez trama algo —reviró Cold tras mirar a aquel tipo furtivamente.
Él solo se apartó y de una de las camillas tomó una camiseta y lo que originalmente eran sus zapatos.

—No me agrada lo que voy a decir, pero creo que veloz tiene razón, será mejor ver qué pasa, necesitan seguirlo.

—¿No vendrás, Coop?

—No, los cubriré desde aquí, si la gente comienza a hacer preguntas yo me las arreglo, pero deben darse prisa.

El sujeto misterioso abandonó la enfermería, así que Cold y Quick fueron tras él, lo siguieron hasta una de las múltiples salidas que daban hacia la superficie.

—¿Estás seguro de a dónde vas? —inquirió Cold una vez que llegaron a la escalera que se elevaba hasta una tapa de alcantarilla.

—No —respondió sin más, entonces comenzó a subir.

—Debes admitir, que estos últimos días han sido los más interesantes en mucho tiempo —bromeó el velocista y golpeó ligeramente su brazo.
Estuvieron a punto de seguirlo, cuando una voz los frenó de repente.

—¿Qué creen que hacen? —el dúo de Alterados giró lentamente para encontrar a la bella pelirroja cruzada de brazos tras ellos.

—Bueno... nosotros... —se quedó sin qué decir.

—Estamos en una misión secreta para descubrir qué trama este sujeto misterioso —ilustró el velocista apuntando hacie él.
Pepper lo miró detenidamente, después bajó la vista hasta toparse con ellos dos.

—De ti esperaría cualquier cosa —miró a Quick Hit—. Pero si tú estás implicado, entonces la cosa es seria —miró al hombre de poderes helados—. Los acompaño.

—¿En serio?

—Claro —sonrió y comenzó a subir también—. Ha sido lo más divertido que ha pasado en bastante tiempo.

—Te lo dije —Quick volvió a sonreír.

Salieron a la superficie luego de eso, aquella alcantarilla los dejó posicionados a la mitad de un desolado callejón, así que salir sin ser vistos no fue problema.
La joven pelirroja salió y extendió sus brazos mientras aspiraba todo el aire que podía albergar en sus pulmones.

—Es fantástico sentir el aire fresco otra vez —cerró los ojos y dejó que el viento frío agitara su cabello y rozara sus mejillas.

—Vamos, no se retrasen —ordenó el tipo misterioso. Avanzó hasta el final del callejón y los demás le siguieron el paso.

—Olvidé preguntar, ¿tú eres? —se apresuró hasta quedar a su lado. El joven castaño la miró de reojo.

—No lo recuerdo.
Pepper apretó el mentón y alzó las cejas.

—Genial, entonces seguimos a un sujeto que no tiene nombre.

—Oye tú fuiste quién quiso venir —dijo el velocista y se encogió en hombros.

Siguieron por las calles hasta que finalmente se encontraron con muchas más personas, faltaba un poco más para el toque de queda obligatorio.
Las vaporosas e iluminadas calles seguían y seguían y aquel sujeto no parecía tener en claro a dónde se dirigían.

—Oye, tipo misterioso, ¿podemos tomar un descanso y no sé, comprar una hamburguesa o algo así? —alzó la voz Quick Hit. Cruzaron en una concurrida avenida.

—Creo que tipo misterioso suena algo feo, que tal si le ponemos un nombre al menos hasta que sepamos el real —mencionó Pepper—. ¿Ronald, Steve, Henry? —pensó un poco—, ya sé, Mike.

—Mike me gusta —secundó el velocista sin parar de caminar.

—Bien, ''Mike'' ya estuvo —Cold alcanzó su hombro y lo hizo detenerse.

—¿Qué pasa? —lanzó la pregunta con cierta molestia.

—Pasa, que estamos sguiéndote a pesar de que no recuerdas ni tu maldito nombre, sin mencionar que estamos expuestos, ah, y si seguimos en esta dirección al único lugar que llegaremos será a una zona restringida —regañó con molestia.

—¿De qué hablas? —inquirió nuevamente.

—Ese lugar está prohibido, hace menos de un mes ocurrió una explosión, nos culparon a nosotros, aunque no tuvimos nada que ver —Mike miró en la distancia, encontrando decenas de barricadas y señalamientos puestos por la policía y la Orden.

—Pero...

—Seguirte fue un pérdida de tiempo, volvamos a casa —dio media vuelta.

—¿Al menos podemos pasar por una hamburguesa?

—¿Cuál es tu problema con las malditas hamburguesas, Quick? —alzó la voz con molestia.

—Tengo hambre —respondió aumentando también el volumen.

—¡Tú siempre tienes hambre!

—Se le llama metabolismo hiperacelerado, genio, necesito consumir mucha comida o de lo contrario mi organismo colapsa por todo el esfuerzo sobrehumano a la hora de correr —refutó con enojo.

Mientras el dilema entre aquellos dos seguía, Pepper se quedó mirando a aquel tipo, quien no dejaba de mirar a la distancia con preocupación.
Entonces lo vio temblar, casi como si le hubiese dado un espasmo.

—¿Oye Mike, estás bien? —se acercó para verlo, nuevamente se había puesto pálido, y su piel se erizaba como si sintiera un escalofrío sin igual.

—Algo malo está por suceder —sentenció aterrado y sin dejar se temblar.

—Mierda, chicos —llamó su atención. Y fue en ese entonces que una explosión sacudió las cercanías del lugar, los gritos se alzaron al cielo al igual que una aterradora nube de humo negro.

—Carajo —soltó Quick.
Se apresuraron a correr hacia el origen de la explosión. La gente salía despavorida mientras el fuego se alcanzaba a divisar a la distancia.

Los Alterados pudieron ver como un hombre sacaba a una anciana mujer de la destrucción.
El hombre lanzó decenas de palabras en lo que parecía era su natal chino, dejó a la mujer con Pepper y corrió de nueva cuenta hacia el lugar del caos.

—¿Señora, qué sucedió? —elevó su voz a través del caos y los gritos. La mujer no dejaba de llorar—. ¡¿Señora qué ocurre?! —la tomó de los hombros y miró directamente a sus ojos, los cuales solo dibujaban un profundo terror.

—Un... un monstruo...

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En multimedia Cooper y su "Super inteligencia" y su "Energía azul"

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