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IX -Mirarse Al Espejo


Estos días han sido tremendamente insoportables. Bastante cansado estaba de las pruebas hace dos años como para volvérmelas a hacer, y encima no son gratis. No es que me importe gastar algo de dinero... Nunca está de más saber en qué estado anda tu organismo. Pero creo que esto ya es sobrepasar el límite. Y obviamente hay un par de exámenes que no pienso hacerme. No pienso pasar por proctología ni nada relacionado con eso. Beta tendrá que conformarse con el bulto de cosas que me he hecho ya: me sacaron sangre, muestras de tejido, rayos x y la lista sigue lo que me da pereza pensar cada una de las cosas. Menos mal que este día me toca entrenar, porque si vuelvo a poner un pie de nuevo en el hospital como ando algo malo va a suceder. De verdad espero que todo esto valga la pena... Hasta ahora no me ha venido mal escuchar los consejos de Beta. Lástima que no me haya dado algún otro pasatiempo que hacer. Aunque este realmente absorbe bastante de mí. Como ya va siendo hora de irse preparando decido tomar un baño antes de pedir un taxi. Va siendo hora de tener transporte propio. Nunca lo había necesitado, pero será necesario de ahora en adelante si pienso seguir entrenando. Se me está haciendo tarde así que rápido agarro mis cosas y salgo a esperar el taxi. No llegué a secarme bien la cabeza por lo que unas cuantas gotas empiezan a deslizarse por los hombros. Lo sacudo un poco y cruzo los dedos por que no llegue empapado al gym. El viaje fue felizmente rápido. Menos mal que para esa parte de la ciudad no hay mucho tráfico.

- ¡Llegas quince minutos tarde! -reclama Carlos que esta frente a la puerta con los brazos cruzados

- Lamento la tardanza, es que me demoré más tiempo del que debía en la ducha

- ¿Deberías cortarte el pelo sabes?

- Eso no es negociable.

- Por ahora - dice mientras resopla y me entrega otra banda elástica

- ¿De dónde sacas tantas de estas?

-Las utilizo para enrollar mis dibujos. Ya veo que voy a tener que comprar más.

-Muy gracioso. ¿Por dónde empezamos? - pregunto mientas me recojo el pelo en otra cola de caballo

- Lo primero va a ser que si vas a ir en serio con los entrenamientos y las peleas vas a tener que empezar a comer saludable. Empezaremos con hacerte una dieta balanceada

- Me viene como anillo al dedo. Alguien me dijo que no estaba comiendo sano

- Comencemos con ver cuánto pesas. Con eso veremos cuántas calorías necesitas y en que peso vas a competir, aunque por tu constitución digo yo que debe ser peso pluma

- ¿Y eso que es?

- Un rango en los que están los que menos pesan

- ¿Y ese bulto de hojas? Pareces un doctor habido haciendo análisis -y ya tengo suficiente de pruebas por hoy

- Tengo que anotar tu peso y calcular las calorías. Entremos

- Así que cincuenta y cinco kilogramos, pues sí. Era como suponía... Dame unos minutos para calcular esto.

Luego de pesarme llegó una lluvia de preguntas que no me esperaba: que en qué trabajo, que si hago ejercicio, que si esto, que si lo otro...

Al final quedó bien hecha la distribución de los alimentos. Lo malo es que no tenía nada de lo de la lista en casa: que tendría que ir al mercado a por frutas, vegetales, huevo, leche y carne. (Estos últimos meses estaba viviendo a base de comida rápida o congelada)

-Muy bien, creo que aún tenemos tiempo para hacer algo de entrenamiento

Yo me imaginaba algo como practicar con el saco o algunos ejercicios con los brazos, pero lo que nunca me imaginé fue que Carlos me puso a correr dos quilómetros en un parque cercano mientras me seguía en bicicleta. Según me había explicado es muy importante la resistencia en este deporte. Maldecí por lo bajo al escuchar cómo estas dos semanas íbamos a hacer solo esto: correr; aumentando cada vez más la distancia. Y la verdad es que yo ya quería molerme a golpes con el primero que me desafiara. Pero parece que eso tendría que esperar al menos dos o tres semanas. Las vueltas para colmo no las podía hacer rápido, albergaba la esperanza de que si las hacía rápido a lo mejor tendría algo de tiempo para el saco, pero Carl se lo imagino y me obligó a aminorar el paso. Total...Que aquí estamos terminando la última vuelta.

- Lo has hecho muy bien Adam

-No era lo que esperaba hacer hoy ¿Sabes?

- Me ha quedado claro las otras cinco veces que lo has dicho esta noche -aún jadeando le lanzo una mirada asesina y me acerco a su bicicleta.

- Sabes... Necesito comprar un coche. ¿No sabrás de alguien que sepa asesorarme?

-Sinceramente no creo que seas el tipo de persona que tiene coche

- ¿Ah no? ¿Y según tú soy el tipo de persona que tiene qué? - pregunto cruzando los brazos

- No lo sé... ¿Una moto?

Algún bombillo se acaba de encender en mi cabeza... Creo que es una buena idea... Es más pequeña que un coche y supongo menos cara que uno... Y si me gusta la adrenalina tanto como estoy empezando a creer... ¡Diablos! Acabo de imaginarme a toda velocidad en un ataúd con ruedas de esos y se me ha hecho agua la boca.

- ¡Eres un genio! - exclamo dándole una palmada en la espalda que casi lo tumba de su bici

- ¡No tan fuerte joder!

- ¿Entonces me vas a echar un cable con lo de la moto?

- Bueno yo no tengo ni idea de motos, pero Joshua sí es buen amigo de uno que tiene una tienda de motocicletas. Si quieres le pregunto. Y otra cosa. ¿No conoces a nadie más que te pueda ayudar?

- No conozco a mucha gente.

Trabajo generalmente solo en laboratorio, vivo solo y como te debes imaginar no tengo familia que yo sepa. Pero si no puedes no pasa nada

- ¡Yo no he dicho eso! Es que... bueno pensé que tal vez conocías a alguien que te pueda ayudar más que yo...

-Pues ya ves que no es así Carl... Bueno cuento contigo. ¿Tienes teléfono móvil verdad?

- Por supuesto

- Déjamelo un momento

**************

-Listo, acabo de anotarte mi número. Cualquier novedad me das una perdida y yo te llamo de vuelta.

- De acuerdo, lo haré. De paso me aseguraré que cumples con el entrenamiento

- No sé por qué me imaginaba que ibas a decir eso. Ya va siendo hora de regresar ¿no crees?

- Si, se está haciendo algo tarde. Te acompaño hasta el gimnasio.

-No hace falta, solo deja que llame para pedir el taxi y aquí mismo lo cojo. Total... Tú tienes mi mochila y no necesito volver

- Bueno pues si no te importa espero a que te vengan a recoger.

- De acuerdo, por cierto... ¿Cómo es que acabaste en el gimnasio?

- Bueno, vida complicada ¿sabes? Pasé el final de mi infancia en un hogar de acogida y al cumplir la mayoría de edad decidí buscar trabajo y luego de unos cuantos terminé aquí. Con el dinero que gano me pago los estudios y hago algún que otro trabajo extra para pagar el alquiler, aunque gracias a ti me he forrado este mes

- Me alegra ser de ayuda. ¿Estudias arte o algo de eso verdad?

- Entonces supongo que viste mis dibujos ¿verdad? Viste los dibujos que hice, pero no pudiste ver el puño de Marcus.... Eres algo raro

- ¿¡Hasta cuando me lo vas a echar en cara!?

- Jajá. Relájate que es broma. Ya trabajaremos en ello ¿De acuerdo?

- De acuerdo. Mira ya viene el taxi. Nos vemos.

- Nos vemos

Le doy un apretón de manos y abro la puerta del asiento trasero

Hoy al fin es viernes. Me duelen un poco las piernas del entrenamiento de ayer. Al menos me ha ayudado a canalizar un poco de mi energía. Ya hoy me dan los resultados de los análisis por lo que muy pronto podré conocer a Beta. No sé si estoy emocionado o nervioso. O tal vez un punto medio entre eso y miedo, hay muchas cosas que faltan por explicar. Aunque ya estoy decidido a conocerle. No voy a echarme atrás.

Toco el bolsillo de la bata de laboratorio y palpo el paquete de cigarrillos y el encendedor que compré esta mañana. Supongo que Beta me estará observado. Solo falta acabar este este lote de tubos de ensayo y termino. Al salir hago tal y como decía en la nota lo más natural del mundo que puedo. Nunca he fumado así que sólo aguanto el humo en la boca para después soltarlo. Espero dar el pego y no parecer tan ridículo como me siento. No más llegar a casa tiro la caja de cigarro a la basura y me lavo los dientes en el cuarto de baño frente al espejo.

-Hasta que al fin podemos conocernos

- ¿Quién anda ahí? ¿Beta? ¿Eres tú? ¿Cómo demonios has entrado?

El corazón lo tengo en la mano del susto. Más mala idea no podía haber sido. Es una locura. Ya pálido me miro al espejo y lo que veo me deja trastornado:
Hay otro yo en el espejo. Y es él el que está hablando

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