Tus fríos dedos

tu pálido rostro

me hacen querer

darte colores.

Con desvío ligero,

tu nariz imperfecta,

sueño con tocar

en un esporádico roce.

Hoy,

veo la blanca nieve

en un reflejo de ti,

de ambos.

Ambos somos

como los copos

que caen en los dedos

y ahí se deshacen.

Ambos somos

como una guitarra mal afinada

como una cuerda rota,

por más que intentamos

no sonamos bien.

Sin pensar tanto

he llegado a una conclusión

somos llanto de mármol

y cada gota se estrella,

convirtiéndose en barro.

Y aún así,

quiero retratar tu rostro

con los colores más vivaces

nacidos del negro azabache.

Mezclar, limpiar, decorar

inspirar, una mueca en tu rostro.

Convencerte de caminar

por los lares del gozo, sin líos.

Quitar tu tono monócromo

aunque se gaste el pincel

de tanto combinar,

la fórmula he de hallar.

Sé paciente y espera

te prometo cambiar el rumbo

y pintar tu mundo de colores

prometo ser quién te transforme.

Espera, necesito oírte

cántame una canción

no me importa cual

todo de tu voz es especial.

Miradme a los ojos,

ellos no te mienten;

Saben cómo me siento,

eres arte cuando te observo.

Y si quiero colorear tu retrato

no es para cambiar tu rostro,

quiero que veas tu interior

como solo yo puedo verlo.

Al terminar, te ofrezco

el más hermoso verso,

arte en blanco y negro,

veo colores en tu pálido cuerpo.