For old times sake
La vieja puerta de su antigua casa rechina al ser abierta por sus manos. ChanYeol deja sus llaves en el recibidor, junto a su bufanda en el perchero que bien recuerda está a la derecha. Al caminar unos pasos puede dejar atrás los pisos de madera, las paredes beige y los retratos de sus padres que lo incluyen a él de pequeño.
Cuando pesaba menos de 110 kilos, claro, no como son ahora las cosas.
Llega hasta su antigua cocina. Las paredes son blancas ahí, por los azulejos. Hay más iluminación gracias a las ventanas abiertas y que todavía está lejana la puesta de sol. Eso no quita que el lugar parezca frío, con lo solo que está ahora.
Hay una mesa entre su fregadero y la entrada al lugar, ahí se amontonan tantos ramos de flores, alguien debió meterlos a la casa al llegar por correspondencia. Algunas flores ya están incluso en floreros con agua y las tarjetas desperdigadas por la misma mesa, sin cuidado. Tal vez a causa de YuRa. Ella debió dejarlas de tal forma.
Él no... Él no- no ha ido a la casa desde hace rato.
Ve específicamente un jarrón con rosas rojas. Se ven frescas, tal vez fueran las más recientes. Sigue su tarjeta expuesta entre ellas, así que la toma y se la acerca para leerla.
Mi más sincero pésame por la pérdida de sus padres.
- Tía HaYun.
Él suspira y la deja junto a las otras. Ya se imagina por qué YuRa las dejó así, la sensación era- amarga.
En la mesa también ve un plato de galletas. Son hechas en casa, lo reconoce, y él aprieta los labios al verlas. Le traen tantos recuerdos, pero es todo un agridulce sentimiento.
Quizá por eso fue que toma una de ellas y, al partirla, come un poco, recordando el sabor de su casa.
No es igual, en realidad, sabe un poco vieja. Está dura y se nota que han tenido días ahí expuestas.
Sin embargo, al pensar eso, un ruido se escucha de arriba. Parece como si algo se hubiera caído, pero él sabía que YuRa ya no estaba en la casa.
Y si no era ella... Suspira, y deja la galleta sin terminar sobre la mesa para acercarse a las escaleras de donde se tiene que apoyar del barandal para subirse.
En el descanso se detiene al escuchar otro ruido. No le gusta que todo esté tan oscuro, pero no puede encender las luces hasta llegar arriba.
Al abrir la puerta, la luz regresa. Sus ventanas tienen cortinas, pero ellas son blancas, translúcidas, así que los rayos del sol todavía pasan por ahí.
No hay nada fuera de lugar en su antigua habitación, todo parece estar tal cual lo dejó.
Con su armario del lado derecho, su cama matrimonial en medio y un osito sobre ella, su cajonera al frente a su izquierda junto a sus burós a cada lado de su cama.
"Mierda," se queja. Si las cosas no están a la vista, quizá deba buscar.
Ha tenido experiencia con eso.
Así que se acerca y ve por debajo de la cama.
Nada.
No hay nada debajo de ella.
Si no hay nada ahí y tampoco a su alrededor, entonces, quizá ¿sólo lo imaginó?
Al apretar los labios se da la libertad de volverse a parar y girar para ver las cosas que tenía en su cajonera. Sobre ella una foto de sus padres y otra con él y su hermana.
Tan pequeños que eran. Saber en qué momento dejó de ser así lo deprime un poco, así que intenta no pensarlo y mira más allá de eso.
Particularmente una caja llama su atención. Él la toma entre sus manos y al abrirla una pequeña melodía resuena. La vieja bailarina de ballet en ella comienza a girar, pero él solo ve un par de pulseras y anillos viejos que ya no les quedan a sus dedos gordos, aunque intente probar con uno.
La cierra al mismo tiempo que escucha un rechinido detrás de sí. Ello lo pone alerta, así que se gira y al ver la puerta de su clóset un poco abierta, suspira y con rapidez llega a él para cerrar con ambas manos la puerta. Sin embargo, cuando se iba el ruido se repite y al detenerse de nuevo, piensa con pesar que solo quiere salir de ahí y no volver más, pero un golpe contra el suelo lo hace girar una vez más y ver algo a sus pies que obviamente le hace fruncir el ceño por notar la puerta del armario completamente abierta y una fea y negra muñeca tirada al frente.
Al recoger la muñeca, en realidad, puede notar que ella estaba muy bien sentada en el suelo. Ello no podría ser posible si se hubiera caído del clóset, ¿cierto?
En sus manos la muñeca de trapo se ve pequeña. Tiene la cara negra y el cuerpo beige. Su sonrisa está cocida y sus ojos son botones. Lo curioso es su cabello que parecen fideos oscuros enredados entre sí, pero la imagen no le trae buenos recuerdos, así que la regresa al clóset y cierra la puerta.
Está por irse hasta que una voz grave y rasposa lo detiene. No es escalofriante, pero algo hace temblar todos sus huesos y al saber de dónde proviene, todo su cuerpo se queda quieto, para su desgracia.
"Hice esa muñeca para ti," y lo escucha, sin evitarlo, se queda escuchando todo lo que esa voz tan conocida para él tiene que decirle. "La vi en tu pesadilla y la hice para ti."
Él sacude la cabeza. Realmente esto no puede estarle pasando de nuevo.
"No es real."
"Pero soy real," la voz escucha su susurro y le hace suspirar. Ahora no quiere ver, pero eso no le importa a la voz. Él sigue hablando. "Voltea."
Y es extraño, pero ChanYeol no puede desobedecer. Así que voltea, y lo peor, la puerta del clóset vuelve a estar abierta, de donde escucha, claramente:
"Oh... Creí que nunca te vería de nuevo."
"Yo creí que tú..."
"¿Creer para ver? Si ese fuera el caso, ¿por qué sería esta la primera vez que regresas a casa después de una década?"
"No es verdad," sacude la cabeza, seguro al hablarle a la voz en su armario. No ve nada, pero ya sabe que está ahí, y él no puede irse ahora.
"La primera vez no cuenta. Te sentaste en tu auto e hiciste que los pobres papi KyungSoo y papá JongIn salieran a la calle a verte. Pobre papi y sus caderas débiles."
"No, no, no hables de ellos," le fue inevitable no dejar salir el llanto. La sola mención de sus padres y todos los actos malos que hizo sin saber que los perdería tan pronto lo consumían ahora.
"¿Por qué no? Yo viví con ellos más de lo que tú lo hiciste."
"Eso fue por-" se queja, hasta ser cortado por la misma voz, diciendo:
"¿Mi culpa?" traga con fuerza. Es muy difícil discutir eso, más cuando no sabe si es cierto o si es- "Por favor, acércate."
La voz es dulce en esta ocasión. Tierna. Intenta convencerlo, sin embargo, no necesita hacerlo, porque él siempre le hace caso.
Se acerca al armario, está frente a él, pero eso no parece ser suficiente, porque la voz vuelve a pedir.
"Más cerca. Más..." está a solo unos dos pasos del clóset y cuando está por llegar a solo un paso de él, un golpe lo detiene. Lo asusta y le hace brincar, mientras que una risa lo hace sentir estúpido por caer en su burla.
Sin embargo, su ceño se frunce al ver una mano gris saliendo. Tiene uñas largas, las cuales se clavan sobre la madera del clóset al sostenerse de la puerta. Su rostro es otra cosa, su piel parece ennegrecida, como si un maquillaje se hubiera aplicado. Y aunque sus ojos parecen los de un tierno cachorrito, ChanYeol sabe que son lo contrario. Sus labios curtidos y pequeños ni son bellos. Su nariz de botón y su cabello ondulado que ahora parece despeinado y sin ningún cuidado no tiene nada de lindo, pero eso no evita que quite sus ojos de él al verlo arrastrarse fuera del clóset y llegar trabajosamente hasta su cama.
Está ahora sentado al borde de ella, encorvado, con esa sonrisa cadavérica y su siempre permanente ceño fruncido que claramente le hace ver más que nunca que sus intenciones no son las de un santo.
Pero eso no es lo primero que dice al terminar de inspeccionarlo y tenerlo en toda su figura, si no:
"¿Has estado aquí todo este tiempo?"
"¿Dónde más estaría?" responde de inmediato, como si fuera obvio, pero él al limpiarse sus secas lágrimas sobre ambas mejillas evidentemente cree lo contrario.
"Creí que te irías con alguien más."
"¿Creíste o esperaste?" de nuevo lo hace dudar. No puede responderle, porque seguro piensa burlarse al respecto. Pero claro que lo hace, sin embargo, no del modo en el que espera. "¡Vaya! Has crecido desde la última vez que te vi."
Sabe a qué se refiere con ese crecer, y no es precisamente hacia lo alto. Avergonzado, se cubre con su suéter, intentando disimular lo que realmente no puede.
"¡No! No, no necesitas ser miedoso conmigo," el hombre lo ve con ternura, le habla casi con amor, como si en verdad se preocupara. Pero ChanYeol lo conoce, y no piensa caer en su juego. "Soy el único que te aceptó, ¿recuerdas? Todo tú, con todo y cicatrices. Ellos nunca lo hicieron."
Ellos claramente son sus padres. De nuevo a hablar sobre eso. Y la ira de ChanYeol regresa, con un ceño fruncido.
"No es cierto," sacude la cabeza, seguro.
"Es la verdad. Siempre te veían un poco... Decepcionados. ¿O estaban asqueados? Como si esperaran que fueras mucho más."
Con eso se detiene, y ChanYeol quiere protestar, quiere abogar por sus padres, pero cuando Él empieza a oler a su alrededor, a esnifar por el aire y un suspiro de placer sale de sus labios, queda sin palabras. Y lo escucha.
"Las galletas de papi. Tu gusto culposo. Él solía hornear una docena de ellas una vez a la semana para ti, esperando que pudieras aparecer sin avisar."
Se ríe, y ChanYeol está harto, ya no quiere que sigan hablando de esto. Lo hace sentir tan culpable.
"Dije que no hables de ellos."
"No es como si hubieran sido amables contigo," Él continua. Y ChanYeol siente la impotencia.
"Eso es porque tú me hiciste ver-" se corta al gritar, y ahora más avergonzado, aprieta los labios. Él lo observa con los ojos entrecerrados, por lo que concluye: "No fue su culpa."
"¿No la fue? Hmm, ellos eran muy jóvenes, pero, según recuerdo, odiaban tu temperamento."
"¡Te dije que te calles!"
"Apenas argumentas lo que dices," se ríe, y lo escucha respirar con dificultad, pero él sabe que tiene razón. No tiene nada a favor o en contra que lo ayude verdaderamente.
"Ellos me dijeron que estaba soñando, que no eras-"
"¿Real? Era real. Soy real," afirma y vuelve a respirar con cierto trabajo.
"¿Qué eres?" pregunta entonces, algo que quizá debió hacer hace mucho.
"Sabes lo que soy. Quién soy. Me creaste."
"Eso es una estupidez."
"¡No! Soy único para ti. Tú y solo tú me creaste. Fui creado por cada pesadilla, cada miedo, cada pensamiento y hecho negativo. Mientras más asustado estuvieras, más poderoso me volvía."
Y aunque Él parece enardecerse, al terminar de decir aquello, tose y se ahoga con su propia respiración, lo que le hace verlo ahora con claro disgusto. Repudio.
"No eres como recuerdo. Tú... eras tan aterrador. Ahora solo pareces viejo," Él respira y aun lo ve con clara forma de notar cómo le cuesta.
"Edad; limpia el alma. Los escuché hablando de la edad, cuánto te extrañaban, cuánto deseaban verte antes de... morir. Yo deseé que regresaras a casa, pero entendí por qué no lo hiciste."
"¿Por qué te quedaste después de que me fui?" pregunta de nuevo. Otra duda que surge luego de escucharlo hablar tanto.
"Para que tú regresaras a mí."
"No entiendo," y en verdad no lo hacía.
Pero para Él todo estaba muy claro. Lo veía en sus ojos.
"Todos necesitamos," tose y luego se aclara la garganta de una manera tan grave que incluso lo asusta. "Sustancia. ¿Lo entiendes ahora? Bien, así que podemos quedarnos para divertirnos más."
ChanYeol sacude la cabeza, se ríe. Él debe estar completamente loco si cree que va a caer con eso.
Le hizo caso en todo, pero con eso ya no, no puede más de esa forma.
"Esto nunca fue divertido. Estos juegos que tú tenías. Tú arruinaste mi vida, me alejaste de todos hasta que no tuve a nadie."
"¡Pero ME TENÍAS A MÍ!" ChanYeol llora. De nuevo está llorando. Él no puede con esto, Él no lo entiende, no lo sabe. "Oh, ¿los extrañas?"
Sin embargo, eso lo sorprende, esa dulzura con la que habla sobre eso, y cómo precisamente da en el clavo con lo que creía que no comprendería.
Por eso asiente, afirmando a su respuesta.
"Descríbemelo," al principio es tierno, pero ChanYeol no puede escucharlo. Él verdaderamente está llorando, y no puede parar, sus sollozos son todo lo que llenan la habitación hasta que Él le grita. "¡Deja de llorar y descríbemelo! ¡¿Cómo es?!"
"Es como estar en un pozo sin fondo," le grita de igual modo, pero se detiene para respirar y no puede, se quiebra por más que intenta parecer más fuerte que Él. "Es m-miserable."
Él suspira y sus huesos truenan al estirarse.
"Tú no sientes lo que y-yo," concede, triste. Realmente nunca fue bueno para hacerse el fuerte.
"Sí. Este dolor en tu pecho. Abatido. No he sentido esto desde que decidiste deshacerte de mí," sin embargo, y aunque parece ahora recriminarlo, ChanYeol lo ve desviar su mirada a algo detrás de sí. Hay unas fotos pegadas en su clóset. De él de niño y Toben. Su perrito. "Nunca me gustaron los perros."
"Él me protegía," Él gruñe y ChanYeol sorbe por la nariz, un poco más calmado ante el bello recuerdo.
"¿Y adónde lo llevó eso? ¿O a ti?"
"Ellos lo durmieron por tu culpa," asevera, de nuevo con odio.
"¿Lo hicieron, verdad? Pensaron que tu guardián te cambió."
"Él nunca haría eso."
"Lo sé. Ellos cayeron tan fácilmente," se ríe, con cierto graznido, y él lo odia tanto por eso. "Apenas dormiste en esos meses. Recuerdo esas lágrimas, cada una de ellas."
"Nunca te perdonaré por eso."
"Lo sé, pero los odiaste más a ellos, los odiaste por no creerte. Por quitarte tu protección. Tu único amigo. Y yo me volví más fuerte."
"Creí que me matarías."
"¿Sigues sin entender?" ChanYeol frunció el ceño de vuelta. ¿Qué había que entender ahora? "Sin ti, yo no existo."
"¿Es por eso que eres tan débil y patético ahora?"
Él vuelve a gruñir, evidentemente con rabia.
"Sigo aquí. Y encontré formas de adaptarme en tu ausencia."
"¿Para qué los necesitabas?" él cuestiona, de pronto, la duda floreciendo al llegar a inesperadas conclusiones.
"Me dejaste sin alternativas. Pero te trajo a casa. A mí."
Entonces todo cae sobre él. La comprensión, el entendimiento, y más que nada el dolor. Él casi gritó, pero se contuvo, y un simple quejido salió de su boca al gritarle:
"Bastardo. ¡Bastardo!"
"Lo hice por nosotros."
"No, lo hiciste por ti."
"Tú, yo. Es difícil saber dónde empiezas tú y dónde termino yo."
"Voy a dejarte aquí para morir solo," amenaza, pero Él ríe, y vuelve a gruñir:
"Tal vez tenga que traerte conmigo."
"Inténtalo, maldita sea. ¡Inténtalo! Ya no soy el mismo niño que solía cubrirse con sus sábanas. ¡Ya no me asustas!"
"Mi niño, ¿sientes eso?" grita, y lo toma de los hombros, clavando sus uñas en su piel, haciéndole gritar, pero no separarse. "Ese lugar entre tu miedo y tu rabia."
Lo golpea, volviendo a clavar sus uñas sobre su espalda, haciéndole cerrar los ojos al tenerlo ahora tan cerca.
"Ese enojo conmigo, ahí es donde yo florezco."
"No por mucho," abre sus ojos, porque no piensa permitir que se crea vencedor, a pesar de mostrarse más poderoso. "¡Porque si yo muero, tú mueres!"
"¿Ponemos eso a prueba? Se hace tarde, deberías quedarte a pasar la noche," y se acerca a su oído, susurrando con tanta fuerza que incluso parece que gritara. "Por los viejos tiempos."
FIN.
Así es, ahí termina este OS. Sé que fue muy corto, más corto incluso de lo que yo esperaba. Pero algunos son así, más cortos que otros y terminan también con más suspenso.
¿Qué les pareció entonces? ¿Se esperaban estos nuevos ChanYeol y BaekHyun?
¿Y también lograron entender el final o siguen igual de perdidos que con el primero?
Haha, sé que es difícil, pero insisto, pueden comentarme sus teorías y yo les digo las mías. Así quizá lleguemos juntos a un punto intermedio donde podamos hacernos entender lo que ha querido dejar esto y cómo probablemente terminó la cosa.
Hablando de eso, ¿ustedes piensan que algo sucedió entre estos dos al final? ¿ChanYeol se habrá quedado a pasar la noche? ¿Alguien habrá vencido? ¿Muerto?
Esperaré sus respuestas UwU
Por otro lado, en el siguiente les voy a adelantar algo... va a tener mpreg explícito, así que no se sorprendan. Si no les gustan, ya lo saben, no lo lean.
¿Estamos emocionados con lo que se viene?
Espero que sí, ¡nos estaremos leyendo entonces! Gracias por el apoyo 💙
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