Capítulo Especial [4]
Coramora, 14 de Febrero de 2020
El sonido del piano se escuchó por toda la sala, Lea observó atenta al chico sentado frente al instrumento, tocando con mucho cuidado cada tecla para que pudiese sonar de una forma suave y que al mismo tiempo, transmitiera lo que él sentía.
Amor.
Era algo simple, Zac Hoffman se encontraba sentado dedicándole la canción que varias semanas le llevó aprender y practicar. Una combinación en estilos y una letra suave y romántica había sido perfecta para Lea.
—Llevo mucho tiempo observándote, sabiendo que eres la indicada—cantó el chico—, una vida, quizás dos o tres, no sé cuanto tiempo necesito para decirte que eres lo mejor que me ha pasado.
Ella se acercó a él y se sentó a su lado. Sólo estaban ellos dos, sólo estaban ellos y la música.
—Lo descubrí tan pronto como te vi, había caído ante tus ojos—cantó y volteó a verla para encontrarse con su mirada. Le sonrió dulce y miró rápido al piano—. Y lo más hermoso de todo esto, fue que siempre deseé tenerte a mi lado.
Continuó tocando, Lea miró fijamente cada movimiento que él hacía. Levaban casi tres años de relación, tenían planeado muchas cosas luego de terminar la universidad. Querían viajar, querían seguir muchos sueños, deseaban estar juntos y faltaba poco tiempo para que todo eso se hiciera realidad.
Zac dejó de tocar y se volteó a verla. Ella lo recibió con un beso en los labios, lo tomó del cuello y se acercó lo suficiente como para no querer irse nunca. El chico acarició su mejilla y continuó probando sus labios, así como si fuese lo más exquisito que alguna vez había probado.
—Lea—soltó su nombre y se alejó un poco de ella, la miró de forma dulce y regresó a sus labios para darle un beso corto—. Feliz San Valentín, preciosa.
Ella sonrió y besó su mejilla.
—Feliz San Valentín para ti también—respondió—. Estuvo hermosa tu canción.
—La escribí para ti.
—Gracias, te amo—le dijo ella y tomó su mano—. Quiero darte tu regalo, te hice algo a mano.
—¿Sí? Quiero ver—le dijo.
—Espera, debo ir a buscarlo—besó sus labios y se levantó del banco para salir de la habitación.
Zac siguió sus pasos hasta que cruzó la puerta, una sonrisa apareció en su rostro; era el chico más afortunado del planeta. Estar con Lea era lo mejor que le había pasado, compartir sus días con ella le hacían ver las cosas de una forma diferente.
Estar enamorado te cambiaba la vida, te hacía ver todo de una forma más bonita. Más agradable, más rosada, como si todo pudiese ser posible. Él había anhelando mucho tiempo poder estar de esa forma con alguien, y había encontrado todo lo que buscaba en una persona y más, en ella.
En Lea, la misma chica que había conocido en los pasillos cuando menos se lo esperó, la misma chica que cortejó falsamente en San Valentín, cuando realmente quería hacerlo todo de forma real. La misma chica por la cuál se había enamorado sin ni siquiera pensarlo.
—Regresé—la escuchó hablar, llevaba una caja de color rojo claro entre sus manos. Ella caminó hacía él y se sentó nuevamente a su lado—. Ten, feliz día—le entregó la caja.
Zac la miró con curiosidad. La abrió lentamente y pudo observar lo que había dentro. Era un pequeño cuaderno hecho a mano con las iniciales del chico bordadas en una de las esquinas. Lo abrió y notó que era un álbum de fotos de ellos, Lea había agregado un pie de página en cada una de las fotos, varias tenían una frase, otras mencionaban algún recuerdo sobre esa foto.
—Es hermoso—susurró Zac un poco conmovido por lo que ella había hecho.
Miró que tenía un pequeño cuadro de cartón con un código QR agregado. La miró y ella le sonrió con inocencia.
—Te he hecho una playlist—dijo—. No es mejor que una canción pero créeme que seleccioné las canciones que más se acercan a cómo me siento cuando estoy contigo.
—Eres sin duda la mejor novia de todas—mencionó él, besó su frente y sacó su celular para escanear el código.
—¡No! Espera a que estés solo, me da un poco de vergüenza.
—Vale, esperaré—le dijo—. ¿A qué hora quieres que te pase buscando para cenar?
—Mmm, ¿iremos a cenar?—sonrió.
—A un lugar que sé que te gusta—mencionó hjuguetón—, luego tocaremos un poco el hielo...
—¿En la pista de patinaje?—él asintió—. ¿Oh por dios! Sí, lo quiero—sonrió—. A las siete estaré más que lista.
—A las siete será entonces.
Lea sonrió emocionada por la noche, aunque Zac se encontraba bastante nervioso. Tenía pensado pedirle que vivieran juntos, y se sentía un poco nervioso por la respuesta que ella le pudiese dar.
Era un paso que estaba decidido de dar si quería tener el futuro que tantas noches se imaginó con Lea.
Y qué mejor día que San Valentín para serlo. Después de todo, ese día sería siempre especial para ambos; fue el inicio de todo lo que eran ahora, fue el paso que tanto tiempo había querido dar.
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¡Feliz día a todos! Espero que hayan pasado un día increíble, yo por mi lado me la pasé mirando películas y series, so... fue un día provechoso xd
Como cada año, siguiendo la tradición, nos vemos en San Valentín por estos lares, y espero que el próximo año sigamos con ello.
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