—Esta en un estado de shock. —Uno de los médicos miró con pena a la señorita Palmer y a la mujer de Howard—Nosotros nunca habíamos visto un caso igual.

Palmer miró al Alpha. Este estaba acostado, con un gesto frío e indiferente. Su mirada se notaba perdida.

Era como un simple muñeco en esa cama de hospital.

—¿Sus colmillos lograron salvarse? —Preguntó María poniendo suma atención a la respuesta del médico.

—Bueno, si... —El beta pensó como explicarse de manera adecuada—, sus colmillo están intactos, pero eso no quiere decir que este bien.

—¿De qué habla? —Christine miró preocupada al médico.

—Su aroma se extinguió por completo. —El hombre suspiro cansado—. No sabemos con exactitud, pero su cuerpo ya no tiene las funciones de un Alpha.

—¿Funciones? —Palmer dejó escapar un sollozo—. Esta diciendo que...

—El doctor Strange no puede desprender testosterona, sus colmillos están dañados a pesar de no haberlos perdido, no responde a las feromonas, no detecta ningún aroma y posiblemente sea estéril. —El Beta se mordio el labio ante la mirada decaída de la mujer castaña—. El doctor Strange técnicamente mutó a un Beta.

María miró esta vez al neurocirujano. Sus ojos se mostraron indiferentes a comparación de Palmer.

—Lo perdió todo. —Susurro la rubia— ¿Hay posibilidades de que continúe con su vida cotidiana?

—Después de salir del shock no será fácil asimilar el "cambio" de casta. Hemos atendido a Alphas en situaciones similares ya sea por desprendimiento de colmillos o una mutación genetica; muchos enloquecen pero siguen siendo Alphas. El doctor Strange perdió al suyo, supongo que no es difícil imaginar lo que pasará.

María escucho los sollozos de Palmer. Lo lamentaba por la chica, pero lo superaría.

Después de todo, ella realmente lo amaba; necesitaba sacar toda la decepción y tristeza para poder avanzar.

—Muchas gracias, doctor.

La Omega de rubios cabellos salió de la habitación más tranquila. Su hijo ya no tendría porque preocuparse de ese idiota.

La vida le estaba cobrando todo lo que una vez hizo.