ꕤ : capítulo 04.
—Está bien, amor —besó la frente de su omega—. Iré por una de mis camisas, tú quédate aquí. —asintió, caminando hasta la habitación de la menor para traer una de sus camisas.
Shuhua empezó a tirarse aire con las manos.
—Mucho calor. —murmuró.
La alfa volvió rápidamente, quitándole el camisón a la omega y poniéndole su camisa.
—¿Mejor? Y podemos encender el aire acondicionado. —acarició las suaves mejillas de su novia.
—Me duele la cabeza y quiero vomitar. —murmuró, mordiendo su labio.
—Okay, no pasa nada —dejó besos sus mejillas—. Llevaremos un bote a la habitación por si quieres vomitar y te daré una pastilla para el dolor.
—Okay alfa, abrázame fuerte. —soltó un lloriqueo, besando las mejillas de la azabache mayor.
MiYeon la alzó en sus brazos, besando sus labios.
—¿Quieres besitos para dormir? —rió caminando hacia la cocina por una pastilla.
—Quiero muchos besitos de mi alfa —asintió, riendo bajo—. Mi alfa, tú eres mi alfa.
—Y tú eres mi omega, la más bonita —besó sus mejillas—. Joder, papá tenía razón. —rió.
—¿En qué? —ladeo su cabecita azabache.
—Soy una mandilona —río besando sus mejillas—. Me debí haber dado cuenta cuando me pediste un masaje en los pies y yo corrí por aceites.
—Se llama enamoramiento, alfa. —rió bajo, dejando ver sus hoyuelos.
—Me tienes enamorada —dio una vuelta—. Enamoraaada. —rió besando sus mejillas.
—Y tú me tienes enamorada. —estiró sus labios.
—¿Cómo serás cuando crezcas? Si ahora me aguanto, pero quiero tomarte —rió—. Ya crece, Shua. —pataleo dejándola sobre la encimera.
—Alfa boba —rió de nuevo—. Yo también quiero que me tomes, pero todo a su tiempo. —asintió.
—Todo a su tiempo —asintió—. Mi chica inteligente. —sonrió besando sus labios, caminando a la gaveta para sacar una caja de pastillas.
—Ya no quiero pastillas —lloriqueo—. Mejor acuéstate en mi pancita y se irá el dolor. —asintió sonriente.
—Estás buscando una excusa para ver a My. —entrecerró los ojos.
—¡My! —chilló emocionada—. Sipi, yo quiero verla. —asintió repetidas veces.
—¿Quieres dormir con ella? —rió.
—Sipi, porque la extraño. —hizo una mueca.
—Pues yo extraño a Shu. —estiró sus labios.
—Shu no quiere salir. —lloriqueo.
—Está bien —rodó los ojos—. Ve a la cama y My sube en un ratito. —sonrió.
—Gracias alfita —sonrió, corriendo hasta la cama—. Mami —murmuró, era la primera vez que la llamaba así—. Uh, no quise, perdón. —batió su cabeza.
MiYeon sonrió levemente.
—No pasa nada, amor, es tierno. —rió entrando al baño, saliendo como la loba negra.
Una loba negra de gran tamaño, era la parte animal de MiYeon. My amaba a Shuhua y a su lobita, Shu.
—¡My! —chilló, tirándose sobre la loba—. Hola cachorra, ¿Cómo estás? ¡Te extrañé!
My batió su cola, lamiendo las mejillas de la omega.
—Te extrañe más, princesita.
Princesita. My siempre decía que Shuhua era su princesita.
Aunque no podían escucharse al no estar enlazadas.
—¿Quieres venir a jugar conmigo? —besó sus orejas—. Uh no, es de madrugada, vamos a dormir.
—Mañana tienes escuela, princesita, debes dormir o se te harán bolsitas en los ojos. —jaló de la camisa, llevándola a la cama.
Shuhua sonrió al sentir a la cálida loba cerca de ella, subiendo a la cama junto a ella.
—Ven acá, duermes en mi pancita y así juntitas. —asintió.
—Me gusta mucho tu pancita, y siempre hueles tan dulce. —ronroneo pegando las orejas a su vientre.
La omega ronroneo, quedándose dormida minutos después por las suaves caricias de la mayor.
My se quedó dormida sobre el abdomen de la omega, despertando por el ruido de la puerta al rededor de las cinco de la mañana, la madre de Shuhua.
Amber entró por la puerta de la habitación de la omega, sonriendo al ver a la loba.
—My, me alegra que te hayas quedado aquí cuidando a Shuhua.
My alzó la mirada y asintió con la cabeza, lamiendo sobre el abdomen de la omega antes de levantarse y entrar al armario, saliendo como la joven alfa ya vestida.
—Debo decirte algo. —murmuró.
—¿Qué sucede? —ladeo la cabeza, dejando su bolso sobre la mesa.
MiYeon la sacó de la habitación con cuidado.
—Shuhua ha tenido su primera menstruación. —sonrió levemente.
—Oh por Dios, mi cachorra —murmuró, mirando fijamente a la castaña—. ¿Y qué hicieron?
—Pues estaba muy asustada y le expliqué todo, luego se sintió mal porque me mancho la camisa, pero le dije que no tenía nada de malo, lavamos la ropa, fui a comprarle toallitas, pastillas para el dolor y un chocolate, luego me dijo que se sentía segura si yo le ayudaba y pues le ayude a cambiarse hace un rato, luego le dolía la cabeza pero rechazo la pastilla, quería dormir con My y eso hizo. —asintió.
La beta asintió atareada por las palabras de la menor.
—Eso quiere decir que tú... Le cambiaste la toalla sanitaria a mi hija... ¿La has visto desnuda? —hizo una mueca.
—Amber, es mi omega, jamás la tocaría en un momento así y menos con su edad, claro que la he visto desnuda, ha lubricado sobre mi y jamás la he tocado en forma sexual. —se encogió de hombros.
Amber sonrió de lado, acariciando los hombros de la castaña.
—Eres una buena chica alfa, MiYeon, y estoy más que feliz que tú y Shuhua sean destinadas y novias.
—Oh, vamos —rió—. Modestia aparte, me amas —guiñó, riendo de nuevo al sentir el golpe en su cabeza—. Iré a dormir con ella y mañana la llevo a la escuela, ve a dormir. —sonrió.
—Gracias —murmuró —Debió ser incómodo para ti explicarle eso y ayudarla, pero de verdad gracias por ayudarla. —suspiró.
—¿Por qué sería incómodo, Amber? —rió—. Cuando era una cachorra inmadura de trece años y me asquee de la menstruación de una de mis hermanas mi madre me dio un sermón y por poco me echa de casa, aprendí que es algo natural, incluso ella me dijo que si no tenía asco por mancharme los dedos de sangre y le dije que no, que era algo normal y que es de sus fluidos más limpios. —asintió.
—Ay no me hables así tan segura y correcta que me dan ganas de regalarte a mi hija —rió, frunciendo el ceño—. Sólo bromeo, gracias por ayudar a mi niña.
MiYeon rodó los ojos.
—Ya vete a dormir —rió—. Voy con Shuhua, buenas noches. —sonrió caminando a la habitación de la omega.
La beta caminó hasta su habitación, durmiendo hasta las diez de la mañana de lo cansada que estaba.
¡Gracias por leer!
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