Capítulo 73
"Siéntate en silencio. Solo... Siéntate en silencio."
-Fuel To Fire
(Agnes Obel)
☾
Jungkook caminó con las manos temblorosas por los pasillos del hostal, siguiendo los pasos lentos de su madre hasta que esta finalmente se detuvo delante de una amplia ventana. Allí, en el exterior, algunas manchas de sangre todavía cubrían el suave césped a pesar de las lluvias que su pareja había provocado tras la batalla.
-Tu padre quería que fueses libre. - susurró la mujer, alzando una de sus suaves manos para acariciarle la mejilla. - Traté de explicarle que el conocimiento de quienes nosotros éramos no te quitaría libertad pero en el fondo estoy segura de que él temía lo que podría ocurrirle a un niño con ideas diferentes en una manada demasiado cerrada a los cambios, o incluso lo que pasaría si llegase a escaparse de tus labios alguna cosa que pudiera ser malinterpretada por otros. Lo discutimos tantísimas veces, cariño... Tener que fingir que mi marido era un hombre huraño y alguien que respondía fielmente al consejo territorial fue complicado pero lo fue todavía más ver a mi hijo crecer entre unos ideales que yo no compartía ni aceptaría jamás, verte comenzar a creer en ellos, a hacer tuyas las enseñanzas de los senex. Tu abuela también intentó hacerlo cambiar de parecer al principio, sin embargo él era como un muro imposible de atravesar cuando se trataba de tu seguridad y en algún momento nosotras comenzamos a comprender todas sus decisiones y a secundarias por tu propio bien.
Jungkook apartó la cara del toque de su madre. No quería gestos de cariño en ese instante, tan solo ansiaba conocer toda la verdad de la vida que le fue negada durante demasiado tiempo.
Unas horas atrás habría dado lo que fuese por estrecharla entre sus brazos, en cambio ahora que sabía que estaba sana y salva como muchas otras personas no lo estaban, sus necesidades habían cambiado. Sabía que no era del todo racional sentir rencor por lo que sus padres habían hecho en una situación como esa, con una batalla recién terminada, y sin embargo no podían evitar que tal sentimiento le llenase el pecho hasta casi asfixiarlo con ansiedad.
-Tu padre perdió a muchos amigos luchando para que las ideas carcamales de nuestra familia comenzasen a cambiar, incluso a familiares que al igual que él habían decidido ejercer como espías en el seno de la casa de líderes. Sus hermanos murieron antes de llegar a la adolescencia en medio de un fuego cruzado de acusaciones. Así que no quería perder también a su único hijo, el único que nos atrevimos a tener sintiendo el miedo constante de ser descubiertos y juzgados. - la señora Jeon se atragantó antes de poder seguir hablando. Recordaba el modo en el que su marido había encontrado adecuado mentir en público llamándola una omega poco fértil, a pesar de que se aseguraban de tomar los anticonceptivos más fuertes que encontraban para no condenar a más cachorros a la misma vida por la que ahora Jungkook le echaba en cara mentiras y errores del pasado. - Eras nuestro precioso cachorro, lo que más queríamos en la vida y si nos descubrieran...
La señora Jeon sintió sus ojos aguarde. Su marido y ella habían sacrificado mucho pero hasta ahora no había comprendido del todo que ese algo también envolvía la vida de su pequeño, la realidad que envolvía el crecimiento como persona y lobo de este.
-Si hubiéramos sido acusados de traición nadie hubiera sentido piedad por tí a pesar de ser un Jeon por derecho, hijo. No lo harían a no ser que nuestro propio cachorro repudiase nuestros ideales abiertamente desde el instante en que las sospechas recayeran sobre nuestra familia. Era importante dejar que crecieras sin influencia de aquellas decisiones que nosotros tomábamos, pequeño. En caso de que tuvieran que castigarnos, siempre pensamos que la mejor forma de salvarte sería dejando que tú mismo nos dieras la espalda públicamente. Y no solo públicamente, sino también en privado. La mejor forma de protegerte era que odiases la posibilidad de vernos dirigiendo un grupo de rebeldes.
-¿Mi seguridad valió la mentira, madre? ¿Mantenerme a salvo fue suficiente excusa para impedirme tener una familia real o conocer a mis progenitores? Viví en una jaula, ninguna de vuestras elecciones me ha hecho libre en ningún maldito aspecto. Si las Lunas Rojas no hubieran atacado estoy seguro de que habría vivido por el resto de mi existencia creyendo que mi padre era una persona que nunca fue realmente, un ser vil, cruel y francamente despreciable. ¿Qué hay de libre en no dejarme elegir? ¿Qué hay de libre en hacerme odiarlo? ¿Qué hay de bueno en saber de mis dudas acerca del amor por otros deltas y callar en lugar de calmarme diciéndome que mi cabeza no estaba enferma?
La señora Jeon dio un respingo, demasiado cohibida ante la respuesta casi vehemente de su hijo. Jungkook le había levantado la voz durante sus días de cachorro por estúpidas rabietas, sin embargo habían pasado años desde la última vez que su pequeño se dirigió a ella con los ojos llenos de rencor y dolor. Lleno de ira y resentimiento palpables en sus expresiones y evidentes en su aroma.
-En ocasiones mantener seguros a quienes amamos tiene un precio y esta montaña es uno de los mejores ejemplos. Hemos aceptado fronteras marcadas por guardianes, tratado y cazadores, y hemos aceptado que no podemos atravesar ciertos puntos por nuestra propia seguridad. A veces la seguridad que elegimos puede ciertamente estar conectada con la desconfianza y el miedo. El saber nos hace libres pero también nos arrebata la oportunidad de tomar ciertas decisiones. - la señora Jeon volvió a llevar su mirada hacia el exterior. - Tú eres un guardián altiorem, el saber que ciertos caminos son peligrosos te ha llevado a evitarlos en lugar de a recorrerlos. También eso forma parte de tu libertad.
-No es lo mismo, madre. Puedo decidir no recorrer un camino sabiendo que hay peligros en este pero también puedo decidir no recorrerlo sin saberlo. La importancia recae en que conocer la circunstancias no solo me dará la libertad de decidir sino que también me dará un motivo para hacerlo. Si no recorro el camino es porque conozco lo que implica. - Jungkook siguió la mirada de su madre. - Mi vida se ha basado en una mentira porque mis padres decidieron que eso me protegería, no hay libertad en ese tipo de elección. Nadie me preguntó si acaso yo quería vivir de este modo, nadie me ofreció una elección. Y ahora he perdido a un padre que ni siquiera he podido conocer, con quien ni siquiera he logrado mantener una conversación sincera a lo largo de toda mi existencia. ¿Eres consciente de lo mucho que duele eso? No creo que lo seas.
-¡Yo he perdido a mi pareja! ¡He perdido a un hombre que he amado desde el primer instante pero al que he tenido que fingir no ansiar besar o abrazar en cada momento del día! ¡He tenido que interpretar un papel bajo los muros de mi propia casa no siendo libre incluso en mi hogar y con mis seres queridos! - la señora Jeon cerró las manos en dos puños, tratando de relajarse un poco pero sin conseguirlo realmente. - Nosotros dos también renunciamos a un lugar para ser felices de verdad, a una familia y a nuestro propio cachorro. A nosotros también nos ha dolido y quebrado ver como te alejabas sin tan siquiera poder abrir la boca para decir la verdad. Porque la verdad durante demasiado tiempo habría supuesto una pena por traición y no estábamos dispuestos a arrastrar a la persona que más amábamos a una condena como esa. Solo podrás llegar a entenderlo cuando sostengas a tu propio cachorro entre los brazos y de repente su vida sea más importante que la tuya misma. Que tu existencia, tus ideales o tu propia pareja. Que todo lo que has llegado a conocer con anterioridad.
-Si hay algo que he aprendido con esto, madre, es precisamente que cuando sostenga a mi cachorro entre los brazos lo haré con la cabeza repleta de verdad. Cuando crezca ante mi mirada, no le mentiré acerca de quién soy yo, de dónde procedemos y cuáles han sido mis elecciones a lo largo de la vida. - Jungkook apoyó una mano sobre su pecho y tragó aire sintiéndose repentinamente atrapado en la realidad de sus palabras. - Le contaré lo malo y lo bueno, lo mejor y lo peor. Sobre esta montaña, sobre las manadas que la habitan, sobre mis sentimientos o todo aquello en lo que mi hijo o hija muestren la más mínima señal de curiosidad. Y no mentirle los hará libres de elección, decirle la verdad les permitirá tomar elecciones sin tener que parecer una estúpida marioneta de guerra guiada por un dogma más grande que el amor o cualquier sentimiento lleno de pureza que a mí no me dieron jamás la oportunidad de apreciar del modo correcto.
La señora Jeon dejó que las lágrimas resbalaran sobre la impoluta piel de sus mejillas. Había luchado sin recibir ni un solo rasguño en el medio del caos y eso demostraba cuán experta, fuerte y habilidosa era ella incluso cuando Jungkook jamás la había visto lanzando un puñetazo o abriendo su boca para morder a lo largo de toda su existencia. Ante sus ojos la señora Jeon había sido una perfecta hija de unos perfectos líderes y por supuesto una devota y sumisa omega que siempre hacía aquello que se esperaba de ella. Una esposa recatada, una madre ideal y ahora de alguna forma también una guerrera exquisita.
Él no la había visto en el terreno de batalla o entrenándose, pero sabía que otros sí. Sabía que había lobos que la admiraban y consideraban una especie de líder para quienes no compartían las tradicionales ideas del sur. Ahora era perfectamente consciente de que los Lunas Azules que la seguían y apreciaban probablemente conocieran sus habilidades mucho mejor de lo que lo hacía su propio hijo. Y una vez más no pudo evitar sentir que aquello no era para nada justo.
No había conocido a ninguno de sus padres, por un oscuro egoísmo al que ellos dos le habían querido llamar amor. Protección. Lo que sea que fuese esa tonta excusa que lo aisló durante años de la realidad de su familia.
Si él tenía un legado del que poder sentir cierto orgullo, ni siquiera lo había conocido por completo.
-Eres un tonto si crees que la total verdad sobre el mundo nos hace libres.
-No, madre. Tal vez tú eres la tonta por pensar que la sobreprotección ha hecho algo bueno por tu cachorro porque ahora todo lo que ves y todo lo que has obtenido a cambio es a un lobo sin familia y con recuerdos falsos como única experiencia de vida. A una persona con habilidades que no conoce, con responsabilidades más grandes de las que jamás quiso poner sobre su espalda y con el corazón lleno de dolor por tener que llorar a un padre que no logró conocer plenamente. Si la verdad no nos hace libres, al menos nos permite elegir con cierto grado de justicia y quizás todo lo que este cachorro hubiera querido es exactamente eso. Tomasteis decisiones por mí... Bien, es hora de que yo empiece a tomar las mías por mí mismo y eso no conlleva en ningún momento una legión de rebeldes o un bando de batalla. Todo lo que quiero ser, y seré a partir de este día, es un lobo con el control de su vida bien balanceado.
La señora Jeon intentó avanzar hacia su hijo, sin embargo Jungkook dio un par de pasos hacia atrás.
-Más adelante, madre. Cuando esta quemazón que me hace arder el pecho al mirarte a los ojos, comience a cesar podremos hablar una vez más. En el instante en el que dejes de parecer un cuadro abstracto que no soy capaz de identificar plenamente, porque ahora mismo no sé bien el lugar que ocupas o qué forma de ti es real. Mientras tanto, mientras no pueda ordenar un poco mis sentimientos, quiero un poco de tranquilidad a solas.
La Diosa Luna sabía que él adoraba a su madre y pocas veces le había llevado la contraria, sin embargo había algo en haber descubierto que su vida era una mentira que lo obligaba a mantenerse lejos de ella, a no escuchar sus explicaciones mientras su corazón todavía se sintiera afectado al respecto.
-Cariño... - la señora Jeon volvió a intentar avanzar y como en un vals, su hijo dio tres pasos hacía atrás respondiendo a su movimiento automático.
-Lo siento, señora Jeon. Tendrá que esperar hasta que este lobo pueda volver a mirarla a los ojos sin sentir ira en consecuencia. Tendrá que esperar hasta que esté guardián se asegure de que no existen amenazas evidentes a su alrededor, nada que pueda dañarme.
Jungkook no dejó que sus ojos derramasen agua salada hasta que estuvo a varios metros de su progenitora, solo entonces se dejó caer contra el duro suelo de madera del hostal y en la esquina oscura de uno de los pasillos, lloró de la forma en la que tantas veces lo había hecho de niño. Ocultándose, como si el hecho de sentir su pecho rompiéndose fuera el peor de los pecados cometidos. Recordando los discursos de su padre sobre como un Jeon era un lobo fuerte y por eso la debilidad, los sentimientos puros, el amor y las propias lágrimas estaban más allá de lo permitido o lo necesario.
-¡Mentiroso! ¡El amor nunca fue una opción para mí, padre! - Jungkook golpeó su cabeza contra la pared una vez, dos y hasta tres. - Pero lo fue para tí. ¿No es cierto? - sus ojos rojizos y aguados miraron hacia el techo como si su padre pudiera escuchar alguna de esas palabras que la ira estaba haciéndole confesar pero nadie salvo los lobos del hostal lo escucharían. - Mientras me hablabas de ser un lobo intocable y perfecto, el luchador más experto de mi generación, con la responsabilidad de tomar a la omega de mejor familia o de cómo jamás debía poner mis ojos sobre otros alfas... Mientras mentías, porque siempre lo hacías, siempre me mentías, me obligabas a construir una personalidad diseñada en base a lo que una manada quería y no en función de lo que yo debí haber elegido por mí mismo. Y mientras hacías todo eso, incluso en secreto, vosotros dos pudisteis amaros sin sentir que el amor estaba prohibido pero jamás me dejasteis verlo, nunca permitiste que viese a mis padres queriendose de verdad. Me robasteis una familia, una vida y arrancaste de mí la posibilidad de escoger un camino justo. Me robaste la oportunidad de saber desde inicio que es posible enamorarse en base a una persona y no una clase, hiciste que tuviese miedo del simple detalle de sentir a pesar de que lo único anormal es no hacerlo en absoluto. Me encerrasteis en una jaula basada en dogmas en los que ni siquiera creíais.
Taehyung lo esperaba apoyado en la puerta de entrada del salón en el que los Jung habían organizado las habitaciones comunitarias para los heridos, mantenía sus brazos vendados y lastimados cruzados sobre su pecho mientras las suaves ondas de cabello plateado le resbalaban sobre la mirada. Jungkook estaba seguro de que lo había escuchado y más, sabía que su alfa lo había sentido, de alguna manera el vibrar de la sangre recorriendo las venas de su cuerpo cuando sus ojos se cruzaron se lo confirmó. Él todavía no sabía bien el cómo es que con Taehyung le resultaba tan sencillo saber algunas cosas sin tan siquiera tener que preguntarlas, sin embargo ocurría frecuentemente que sabía cómo se sentía él tan solo olisqueando el ambiente. Y era tan complicado como sencillo entenderlo después de haberse pasado años descartando la idea del amor romántico.
Probablemente su alfa había percibido el agrio olor que impregnaba su aroma mientras caminaba hacia él con los hombros pareciendo más pesados que nunca antes y los ojos todavía rotos por el reciente llanto. Le dolía el cuerpo mucho más allá de cualquier herida en proceso de cicatrización. La fragancia de aquella sensación apesadumbrada era más profunda que cualquier mordisco de los que habían resquebrajado su piel.
-Tae, yo... - no fue capaz de pronunciar una sola palabra más.
Pero lo cierto es que Jungkook no necesitó hablar, la mano de su pareja sostuvo la suya un instante y al siguiente se encontró siendo arrastrado lejos de los lugares en los que la multitud se acumulaba y los refugiados llenaban el ambiente de olores tristones. Como un autómata, lo siguió a través de escaleras y pasillos hasta hundirse en el piso cero del hostal donde la madera pura rodeaba todo lo que él miraba y llenaba de olor fresco la estancia como si se encontraran corriendo a través de las mismísimas montañas que tan bien conocía a esas alturas. Desde la frontera hasta la propia cima. Aquel sitio era el abedul, la lavanda y las manzanas rojas. Era también el agua cristalina del lago, las flores que rodeaban las ramas más altas y la sensación de libertad. Allí estaba todo aquello de alguna manera completamente incomprensible para el sureño, porque incluso bajo el suelo y con una estructura edificada a su alrededor el sentimiento era el mismo que si se hubieran perdido en los bosques norteños.
Era embriagador, hipnotizante... Extraño. Aquel lugar se sentía muy diferente a cómo lo hacían otras zonas del Hostal Jung, incluso cuando ese edificio siempre parecía estar repleto de un aura de cobijo que convertía sus estancias en algo mucho más importante que un simple sitio para pasar la noche. Incluso sin conocer la historia completa de esa casa, Jeon Jungkook sentía que los Jung habían ampliado el significado de anfitriones. Desde el olor a galletas recién horneadas que siempre llenaba los pasillos, hasta las mullidas camas a las que ninguna pesadilla osaría asomarse.
E incluso así, esa estancia en concreto a la que lo estaba arrastrando su alfa... Parecía mucho más natural y significativa que todo lo demás. Casi terrenal.
-Necesitas un abrazo, lobito.
El sureño sintió la tentación de preguntar, sin embargo, cuando Kim lo empujó hacia el interior de una habitación repleta de vapor en la que el agua tibia se escuchaba fluir entre las rocas naturales, y en cuanto supo que los dos estaban completamente solos, asintió y buscó el abrazo que definitivamente necesitaba. De nada serviría negarlo. Sentía su cuerpo más pesado y dolorido de lo que lo había sentido tras la batalla de esa mañana.
Se llenó completamente de él, dejó que el aroma natural de Taehyung le cubriera el cuerpo completo y aspiró cada rastro de frutos del bosque, acacias y magnolias como lo habría hecho un maldito adicto. Sus fosas nasales se dilataron ante el contacto y su frente rozó insistentemente contra el pecho de su alfa antes de acomodarse cerca de la glándula de olor de este. Necesitaba más, mucho más que un simple abrazo. Su lobo y él mismo parecían ansiar fundirse con su alfa. Más allá de la piel o del pensamiento racional.
-Está bien, puedes desahogarte conmigo. No voy a juzgar el tipo de dolor que estás sintiendo. Así que abrázame hasta que te duelan los brazos o hablame hasta que la noche lo oscurezca todo en el exterior, pero permite que tu lobo encuentre un poco de consuelo. Úsame si es necesario, pequeño.
Jungkook gimoteó a gusto cuando percibió el modo en el que Tae estaba marcándolo con su aroma, al menos eso sí podría ser llamado hogar. Los brazos de su alfa eran la casa que nunca había llegado a tener. Un hogar y amor. Reales y permitidos. Algo que no tendría que explicarle a nadie, ni siquiera a su familia más cercana. Algo que podía sentir en lo profundo de su corazón sin percibir que estaba obrando mal. Ya no. No al menos desde un tiempo atrás.
-Taehyung... - susurró el sureño. - Más cerca.
Kim lo consintió en un instante, colocando las manos ahora llenas de cicatrices bajo la tela de su camiseta para acariciarle la espalda mientras lo empujaba más cerca en el abrazo. Casi no podían respirar de lo apretados que estaban pero se sentía bien. Correcto, como si hubieran estado destinados todo el maldito tiempo a aquello. A perderse el uno en el otro y a necesitarse de la manera en la que ya era inevitable admitir que lo hacían. Incluso el leve dolor que sus cuerpos magullados sentían mientras se estrechaban el uno al otro, incluso eso parecía bueno y correcto y estable y lleno de verdad.
Solo cuando se apartó levemente de Taehyung para clavar la barbilla contra el hueco del cuello de este, sus ojos lograron apreciar la multitud de piedras preciosas que brillaban como pequeñas estrellas bajo el agua que recorría la estancia. Sus pupilas se habían dilatado en algún momento y el tintineo de las piedras parecía cegarlo en la penumbra tan solo rota por diminutas bombillas de luz anaranjada a ambos lados de la puerta de madera que marcaba la entrada. Aquellas debían ser las aguas termales de las que Taehyung le había hablado con anterioridad.
-Si sigues abrazándome de ese modo tendremos un problema.
Tae dio un paso hacía atrás sosteniendo la mano de Jungkook entre la suya y cuando se relamió los labios sintiendo el latido de sus venas bajo la abrasante piel de su cuerpo, pudo percibir el modo en el que los ojos encendidos del sureño seguían con anhelo cada uno de sus movimientos.
-Me gustan el tipo de problemas que tú supones, haces que parezca muy sencillo solucionarlos.
Jungkook no dudó, en lugar de eso su mano buscó la nuca de su alfa y lo atrajo hacia sí para poder besarlo de la manera en que más le había apetecido hacerlo durante lo largo de ese día. Con la batalla atrás y la muerte esquivada, necesitaban celebrar la vida y no estaba dispuesto a permitir que sus padres o el conflicto que le causaban las mentiras de estos, estropeasen ese momento. Su pareja estaba ahí, con la runa de nacimiento brillando sobre su cuello y el pecho lleno de respiración.
Él estaba ahí. Podía tocarlo, sostenerlo, acariciarlo y amarlo tanto como quisiera. Y lo quería mucho, nunca demasiado, simplemente un montón. Taehyung estaba vivo, los dos lo estaban a pesar de todo.
-Hei, Jungkook. - Taehyung sintió la necesidad de acariciar a su pareja repiquetear en las yemas de sus dedos. - Si vamos a hacer esto de nuevo, necesito que estés bien. Mental y físicamente.
-¿Quién dice que no lo estoy? Los guerreros aprenden a soportar el dolor. Hemos ganado una guerra y quiero mi recompensa ahora que puedo tenerla. Quiero disfrutar de mi amor.
Taehyung se tomó un instante para apreciar las facciones de la cara de Jungkook, los ojos entrecerrados de este, su propio olor recorriéndolo como una marca. Todo allí lo calentaba pero temía que fuese demasiado pronto para...
-Hazme sentir bien. - el llanto se atragantó en la garganta del sureño. - Haz que esta quemazón y dolor paren si de verdad me quieres. Por favor, Taehyung.
Y ahí estaba. El fuerte e insuperable guardián altiorem que por un tiempo no creyó en el amor o las lágrimas, tembloroso y destrozado. Tan lastimado que el propio corazón del norteño pareció desgarrarse en consecuencia. Débil, humano, alcanzable en medio de la desesperación que bullía en lo profundo de su pecho.
-Quiero que alguien me quiera. Quiero que me sostengan a mí por una maldita vez. Mierda, solo quiero sentir algo bueno y correcto sin pensar en las consecuencias por unos instantes en mi vida y si alguien puede ayudarme en ello ese eres tú.
-Ven aquí de nuevo, Jungkook.
Jungkook no dudó. Se acercó todavía más a Taehyung y antes de poder contar hasta tres, sus labios estaban uniéndose y sumiéndose en una batalla de poder excitante que lo hizo gemir, suspirar y llorar todo a la vez. Los brazos apoyados sobre los hombros de su pareja mientras las caderas de ambos se mecían rozándose en un suave y condenadamente excitante bailecito.
El cuidadoso toque del norteño se deslizó hacia el borde de su camisa, demasiado grande para su cuerpo pero especialmente fácil de poner lejos de su piel. Jungkook solo necesitó respirar por un segundo antes de imitar el movimiento de Tae, entonces sus manos se posaron sobre el pecho expuesto de este y sus labios recorrieron la tinta negra que formaba bonitos tatuajes sobre la piel levemente tostada. Podría saborearlo por un día entero si le dejasen, podría hacerlo por el resto de su vida si este lo quisiera de ese modo.
-Bonito. - las yemas de los dedos de Taehyung se colaron entre los mechones del cabello azabache del sureño y acariciaron ahí. Dejándose besar y disfrutando cada instante de contacto mientras apoyaba la mano libre en la cintura extrañamente marcada de su pareja. - Eres demasiado bonito como para que tus ojos se irriten con esas lágrimas de dolor. Quien sea que las haya ocasionado, no merece el perdón de la Diosa Luna.
Jungkook gimoteó sobre su piel, demasiado perdido en el olor natural del norteño. Demasiado concentrado en saborear sobre la piel de este los frutos salvajes que crecían en el norte durante las épocas de frío, esos que nunca había saboreado en el sur pero que de alguna manera conocía porque siempre parecían estar presentes en la lengua, labios y boca de su alfa. Sus rodillas tocaron el suelo y la mano de Taehyung pareció estrecharse entre las hebras de su cabello, se sentía como un pecado rozar sus labios contra el abdomen levemente marcado de este de la manera en la que lo estaba haciendo. Y en realidad, pecado o no, ni siquiera lograba importarle un poco. Le importaba tan poco que su lengua trazó la línea de su marcada pelvis a sabiendas de que el movimiento lo acercaba peligrosamente a la costura de los pantalones de Taehyung.
Jungkook volvió a gemir por el disfrute que la simple cercanía y el aroma crudo de su alfa le provocaban. El sabor de él reverberaba en el interior de su garganta, explotaba sobre sus papilas gustativas mientras llevaba su boca de nuevo hacia arriba, hasta el centro del torso de Tae y olisqueaba antes de lamer el largo de las costillas de este sin prisa, tan lentamente que casi podría parecer una tortura para ambos. No estaba rozando las zonas más sensibles que sabía que podría llegar a tocar, ni remotamente, e incluso así los dos parecían estar quedándose sin respiración.
-No quiero sentirte así de nuevo.
La mano de Taehyung sostuvo la barbilla de Jungkook y cuando esos grandes y brillantes ojos se clavaron sobre los suyos como preguntando el motivo de las palabras que había utilizado, el corazón del norteño trastabilló por un par de instantes en el interior de su pecho.
-No me gusta sentirte así de triste... Así de... Perdido. Me has asustado, Jungkook. No dejes que tu dolor avance hasta ese punto, los dos podemos confiarnos aquello que no queremos contarle al resto del mundo. Cada vez que sientas el más mínimo resquicio de presión, ira o dolor, deja que yo lo sepa. Prometo ayudarte de la mejor forma que pueda y sepa.
Taehyung tiró de Jungkook hacia sus labios y cuando este no dudó en ponerse de pie para responder a su beso, las manos que había mantenido bajo control acariciando el cabello azabache, se cerraron en torno a la nuca del sureño.
Fue un encuentro de labios necesitado, un juego de lenguas entretenido y una pelea de caricias curativa. Ambos se perdieron en esa sensación de electricidad que siempre parecía recorrerles el cuerpo cuando se atrevían a fundirse juntos. A veces bastaba con el toque de sus manos, pero ahora que habían dejado cada prenda de ropa olvidada tras sus pasos, el hormigueo era más intenso. Casi como si un millón de escalofríos se esparcieran de forma rebelde sobre sus pieles con cada roce.
Recorrieron la distancia que los separaba desde la puerta de la estancia hasta el arroyo natural y las rocas llenas de brillos procedentes de minas jamás explotadas, en tan solo unos segundos. Piernas envueltas y manos temblantes ante el estímulo que sus olores llenos de excitación provocaban. Los dos se miraron por un instante, como compartiendo en silencio un acuerdo tácito sobre lo que deseaban que ocurriese esa tarde.
-Ven.
Una vez más, Kim Taehyung sostuvo la mano del sureño y este no dudó en seguirle los pasos envuelto en el hechizo de su pareja, de la suavidad de la piel de este y la fuerza de los dedos que conformaban el agarre férreo alrededor de los suyos propios. Se sentía como un cachorro olisqueando por primera vez en su vida la tierra mojada por las lluvias del verano, como un principiante que había encontrado al tipo de persona que de alguna manera siempre lograba robar sus miradas, suspiros y sensaciones más privadas. Lo que él le hacía sentir parecía íntimo y tan familiar que le erizaba el vello de brazos y piernas incluso en consecuencia de compartir los toques más inocentes. Aunque ahora no parecían a punto de hacer nada inocente, quizás por eso no podía dejar de recorrer el cuerpo del lobo ante su mirada una y otra y otra vez. Jeon Jungkook había visto muchos cuerpos desnudos, compañeros de la guardia que se transformaban después de los entrenamientos, amigos de la infancia que acudían con él al arenal del sur para nadar de vez en cuando, sus tíos, sus primos o a él mismo ante un espejo... Pero de alguna manera y a pesar de que nunca antes había encontrado el más mínimo misterio en el proceso de admirar un cuerpo, el de su pareja era diferente. Esa piel ante sus ojos era mucho más que atractivas curvas y músculo trabajado, aquella piel olía a casa y se sentía como una a pesar de que había pasado muy poco tiempo desde que los dos comenzaron un proyecto de vida juntos.
Había sido tan fugaz, el modo en el que el sentimiento lo golpeó confundiéndolo y empujándolo a luchar en contra de lo que ahora sabía que sentía. Quizás ocurrió en el primer momento, durante el primer instante en el que sus ojos se encontraron con los del hijo de los Kim y su olfato olió todo de él maravillado ante el efecto que los rastros de tierra, agua dulce y sudor generaban en torno al aroma natural de por sí ya enriquecido del norteño. Al laurel, a las magnolias, las acacias y los frutos de bosque más salvajes. Esos que lograban crecer en medio de las heladas del norte pero no sobrevivían demasiado bien en el cálido ambiente del sur.
Jeon Jungkook admiró la tinta que resbalaba por la espalda de su pareja, formando multitud de animales en dibujos entrelazados que se desperdigaban desde la nuca de este hasta el mismísimo centro de la espalda. Cada obra se ligaba con un antepasado y cada antepasado tenía una historia que se encontraba ligada a ese lobo que él había elegido mantener a su lado. El cuerpo de Kim no solo era bonito, era una obra de arte y un maldito libro abierto lleno de historias interesantes que contar.
-¿Te gusta lo que ves? - había un tono de humor en la voz de Taehyung y un deje de reto en el hoyuelo que se formaba a un lado de los labios curvados de este.
-Me encanta.
Taehyung se relamió los labios mientras se acomodaba sobre una de las rocas planas de las termas, donde el agua le llegaba casi hasta el pecho tras sentarse. No necesitó pedirle de nuevo a su pareja que se acercara porque Jungkook rompió la distancia que los separaba rápidamente y con cuidado se sentó a horcajadas sobre el regazo de su alfa. Consciente por completo de que las heridas de ambos estaban curándose todavía. Apoyó las palmas de las manos sobre el pecho del norteño y acarició justo ahí, cerca de una cicatriz que pronto desaparecería, una cicatriz que este no tenía el día anterior, una que procedía de un mordisco reciente que no era el suyo ni había sido causado por la excitación, el jugueteo o el amor sino por las ansias de matar de algún lobo demasiado valiente o demasiado estúpido como para lanzarse contra el animal que Tae era.
-Puedo sentirte. - la voz abandonó sus labios en forma de susurro, incluso si ninguno de los dos tenía algo que ocultar a esas alturas. - Apretando contra mi entrada, ansioso por tenerme.
Después de la maldita batalla en la que había visto a Taehyung luchar a su lado hasta desfallecer, comprendía con más intensidad que nunca que aquel que ahora lo ayudaba a acomodarse y se colaba en su interior con pasmosa calma era el hombre que había elegido. Un alfa sí, el detalle apenas le importaba. Ya no podía pararse a pensar en ello cuando su corazón parecía desbocarse cada una de las veces en las que ellos dos se miraban, rozaban o encontraban sumidos en besos tan electrificantes como cualquier rayo.
-Te quiero sentir dentro de mí. - la frente del sureño se apoyó sobre la del norteño y sus labios lo buscaron una vez más. - Del todo.
Taehyung deslizó sus manos sobre la espalda de su pareja, lo ayudó a acomodarse del modo adecuado e incluso usó sus dedos para comprobar que la dilatación de este fuese tan adecuada como esperaba. Lo era. Con más precisión y rapidez que la primera de las ocasiones en la que los dos estuvieron juntos. Y aquello lo sorprendió un poco.
-Vuelve a decirme que los alfas no lubricamos. - Taehyung bromeó, sin apartar la frente de su chico mientras se tragaba un suspiro de necesidad y daba un pequeño empuje hasta sentirse completamente rodeado por Jungkook. Estaba dentro, se había colado con sorprendente rapidez incluso a pesar de su intento por ser lento y delicado. Y el simple sonidito que el chico había dejado escapar de sus labios, un sonido que le recordaba a un animalito acorralado, lo hizo frenarse antes de comenzar siquiera a moverse. - ¿Duele?
-Solo un poco, dame un segundo.
-Puedo esperar todo lo que necesites.
No habían tenido mayor juego previo que unos cuantos besos y caricias, sin embargo era evidente que aquello les había servido a los dos para sentirse lo suficientemente preparados. Aún así, Jungkook seguía siendo un principiante en la posición que ocupaba y sería tremendamente injusto por parte de Tae exigir la más mínima rapidez de su parte. Esperaría, cuanto fuese necesario.
-Un instante y estaré más que listo.
Los dos sonrieron. Taehyung deslizó una de las manos que había mantenido apoyadas sobre la cintura de Jungkook hacia el muslo de este y después más allá, hasta sostener entre su puño el miembro semi erecto del chico que ahora se arrullaba entre sus brazos buscando la manera de impregnarse plenamente en su fragancia. Parecía inocente gimiendo bajito y restregando los labios contra la glándula de olor del norteño a la par que comenzaba a mecer las caderas sumamente despacio para encontrar mayor fricción. Su miembro atrapado se estaba deslizando entre los dedos de su alfa por puro instinto, quería más y los temblores excitados de sus piernas lo demostraban.
Taehyung lo sabía y también sabía que en realidad Jungkook no era inocente en absoluto. El apareamiento entre lobos a veces implicaba marcas de olor cuando resultaba imposible realizar otras más duraderas, por lo que percibir la forma tan desesperada en la que el sureño se mostraba para lograr impregnarse de su aroma causó un efecto secundario de excitación en él, que derivó en que sus caderas comenzasen a empujar profundas y lentas estocadas.
Jungkook pareció deshacerse entre los brazos de su alfa y los tranquilos gemidos que habían abandonado su garganta gracias al hecho de sentir a su pareja cerca, ahora se convirtieron en aullidos certeros. Le gustaba aquello, casi de la misma forma en la que le encantaba sentir el aroma de Kim Taehyung bañando la totalidad de su cuerpo hasta casi cubrir el suyo.
-Muévete, lindo. - Taehyung hundió las yemas de sus dedos sobre la piel suave de la cadera de Jungkook. - Busca tu propio placer, encárgate de llevar el control esta vez.
No hubo lucha de dominación como había sucedido la primera vez que los dos se atrevieron a mantener relaciones, pero no podría importarles menos. De alguna manera las personalidades de sus lobos se habían fundido de una manera en la que sus comportamientos obtenían un rol natural sin pensar demasiado en ello o lo que suponía. Y aunque algo les decía que habría lucha de nuevo entre ambos en otras ocasiones, ese día Jungkook estaba más que feliz encontrándose sumido en el abrazo y aroma de su alfa. Era un refugio, un hogar. Le importaba poco quién tenía el poder de llevar el ritmo de sus movimientos.
Lo que los dos eligieron fue crudo, honesto y estuvo lleno de sentimientos que hicieron que sus lobos tuvieran que guardar los colmillos en más de un par de ocasiones. Y aún con todo, cuando el placer recorrió sus piernas y Jungkook se sintió plenamente lleno de su alfa en todos los sentidos posibles, ambos permanecieron en sus posiciones envueltos en un cariñoso abrazo. Acurrucados.
-¿Por qué no me has marcado? - Jungkook perfiló con los dedos de su mano derecha la tinta de uno de los tatuajes que se extendía por el pecho de Taehyung. - Tus colmillos aparecieron demasiadas veces como para ignorarlos y...
-Y los tuyos también lo hicieron. Al igual que yo, tú también evitaste marcarme de esa forma. - Taehyung se apartó levemente para poder mirar a su pareja a los ojos. - El día que nos unamos plenamente, quiero que los dos estemos en un buen momento. Con la mente despejada y alejada de lo que la guerra y los nuevos tratados puedan ocasionar en nuestras vidas. Quiero que suceda cuando los dos estemos seguros de que lo que más ansiamos es compartir el resto de nuestras vidas juntos. Una marca como esa... - el norteño acarició el cuello de Jungkook con sus caninos y este se estremeció entre sus brazos. Una respuesta automática que significó muchas cosas para el norteño. - Es una marca que nos unirá mucho más allá de cualquier ceremonia de matrimonio. Debemos estar seguros de ello cuando lo hagamos.
Jungkook suspiró levemente.
-Supongo que ahora que las cosas parecen un poco más calmadas, podremos tener tiempo para decidirlo. - sonrió. - De todos modos el mes pasado estaba todavía en modo negación. Ha pasado muy poco desde que comprendí la diferencia entre perder la cabeza y estar enamorado. Yugyeom no va a creerme cuando se lo cuente.
Taehyung dejó que una carcajada se escapase de su boca.
-Oh, lobito, a veces te sorprendería lo similar que la locura y el amor pueden ser. Estoy casi seguro de que Yugyeom lo sabe ahora que la persona a la que ama está a salvo y entre sus brazos.
-Como nosotros. - susurró el sureño.
-Sí, lobito. Como nosotros.
-------------------------------------
Hiiii!!!
Bueno personitas, tengo que pedir perdón una vez más por retrasarme con el cap de esta semana pero se me han juntado varias cosas entre las que estaba un resfriado. De todos modos he tratado de compensarlo con un capítulo un poquito más largo de lo que lo han sido los anteriores. ¿Os ha gustado?
Un beso,
os amo
Mel
💜
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro