Capítulo 67
"Un paso adelante, dos pasos al infierno. No puedo rendirme pero estoy tan mal, soy yo contra el mundo, contra mí mismo pero, este no es el final. Estoy colgando del borde pero lo mantendré. Aguantaré, lo juro por Dios. Tengo un corazón obstinado y una voz gritando en mi cabeza. Este no es el fin."
-The End (Thomas Day)
☾
El fuego ardió más allá del edificio del templo y aunque Taehyung sabía que lo que haría un guardián sería tratar de salvar a todos aquellos refugiados que pudieran haber salido heridos de aquello que causó la explosión de llamas, decidió tomar con los dientes la piel del lobo de Jungkook y tirar de este hacia un lugar en el que las frondosas flores de lavanda pudieran cubrir todo su cuerpo bajo las ramas de los abedules.
Arrastrarlo fue complicado, sin embargo hasta la rotura de uno de sus colmillos valió la pena cuando encontró un escondrijo de buena apariencia. Su pareja no había regresado a la forma humana como cabía esperar y la razón por la que su lobo se desplomó en respuesta a una explosión era algo que Taehyung todavía no comprendía del todo bien.
-"Dame solo un segundo Kook, no dejaré que nadie te haga daño."
Después de hacer el esfuerzo de amontonar plantas alrededor del lobo inconsciente de su pareja, el corazón del norteño martillaba con fuerza y lo siguió haciendo mientras trataba de hacer despertar a Jungkook. Taehyung presionó el hocico contra el cuello de este y olisqueó las sensaciones que brotaban de su piel. Nunca podría perdonarse a sí mismo si él llegase a morir creyendo que le había ocultado información de forma premeditada.
-"Jungkook. "
Al menos respiraba, todavía respiraba y su pecho se movía bajo toda la capa de cabello azabache. Así que con las ganas de llorar quitándole la respiración y haciendo que sus patas se tambaleasen, Taehyung se las arregló para repetirse en silencio una y otra vez aquello. Qué al menos su pareja todavía respiraba, que al menos Jungkook estaba vivo a pesar de su evidente inconsciencia y que cuando él despertase podría hablarle de todas y cada una de las costumbres del norte sin dejar una sola atrás. Tenían mucho por aprender el uno del otro todavía, demasiado que vivir como para rendirse cuando acababan de iniciar una vida en común.
-"Prometo que vendré a por tí pronto, deja que avise a Jimin y a Taemin. Les pediré que busquen refuerzos."
Pero el alfa sureño probablemente no podía escuchar sus palabras y aunque Taehyung sentía el miedo vibrar en los latidos del corazón que le recorrían las venas, no tuvo más remedio que marcharse. Para buscar ayuda, para lograr que algún sanador acudiese ante aquello. Para proteger el norte de lo que sea que estuviese ocurriendo en el templo, tanto como pudiera hacerlo.
Sus patas se movieron con agilidad por el terreno conocido, sin llegar a ocasionar el más mínimo sonido, tal y como le había enseñado su padre tantísimas veces en el pasado, tal y como él repitió sus superficiales entrenamientos cuando era un cachorro y tal y como lo hizo con la mente clara en su adolescencia creyendo que realmente jamás llegaría a necesitar tales conocimientos porque pretendía dedicar sus días a estudiar runas, porque nunca se había planteado que su destino estuviera ligado a una guardia y mucho menos a una guerra ocasionada por esas personas que había visto a lo largo de su vida en los diferentes territorios de su manada.
Ese día incluso las plantas parecieron ayudarle en el proceso de llegar hasta el lugar en el que Taemin y Jimin se encontraban inspeccionando los posibles caminos de escape más directos y seguros que el que ellos habían tomado para llegar en el caso de que un posible grupo de personas de todas las edades necesitase escaparse si realmente el templo estuviera en peligro. Probablemente conscientes de la explosión que había causado un fuerte estruendo en aquel lugar, conociendo el hecho de que los cuatro podrían perder la vida ese día si no actuaban con cuidado pero sobre todo de que los refugiados podrían quedarse atrapados en el lugar que creyeron que los salvaría del peor de los destinos.
A Taehyung le llevó un solo segundo pararse ante su mejor amigo para hablar.
-"¿Habéis oído la explosión?" - Taehyung preguntó.
-"Lo hemos hecho, quise ir a por vosotros desde el instante en el que el fuerte estruendo hizo crujir las ramas de los abedules pero Taemin ha pensado que una entrada repentina podría causaros más problemas en caso de que alguien os hubiera descubierto, por un instante no he sabido qué hacer y entonces repentinamente he creído necesario tener un plan de escape en caso de que todo se pusiese feo. Mi madre solía hablar de la importancia de responder con calma ante los sucesos inesperados, ella casi hacía que pareciese fácil pero no lo es en absoluto." - Jimin detuvo sus palabras por un instante, sintiendo que el aire le comenzaba a faltar en el interior de los pulmones. - "Acordamos esperar un cuarto de hora e ir a por refuerzos en caso de que no lográsemos obtener noticias de vuestro paradero."
-"Bien, eso está bien. Si los cuatro nos metemos en un problema, nadie sabrá que debe acudir al templo con ayuda." - Taehyung encogió sus pezuñas entre la tierra del suelo, sintiendo los nervios por haberse apartado de su pareja recorriéndole el cuerpo desde el hocico hasta las patas. - "Jungkook se ha desmayado tras la explosión, me adentraré en el templo para visualizar la situación a la que nos tendremos que enfrentar. Quiero que busquéis refuerzos, norte y sur. Tenemos que estar unidos y no parece que esperar o entrar en el templo para preguntar tranquilamente acerca de la explosión sea una opción válida..."
Jimin observó a Taemin antes de contestar en voz alta.
-No solo los lobos del sur y el norte, también los mestizos de sombras nos ayudarán.
Una mirada intercambiada entre ambos fue suficiente para que Taemin asintiese con vehemencia.
-Informaré a mi gente de lo sucedido, si el acuerdo es positivo y una alianza puede aportar un mejor futuro para las generaciones venideras, puedes estar seguro de que estarán dispuestos a ayudar. Sea lo que sea que esté ocurriendo, no somos lobos pero sí hemos nacido con la fuerza de la Luna en nuestros corazones.
-"Un acuerdo sobre papel supondría demasiado papeleo, necesitamos una actuación rápida".
Jimin asintió.
-A Tae le preocupa que un acuerdo firmado antes de la ayuda pueda alargar la llegada de los refuerzos necesarios.
-Pediré que un representante de los mestizos se quede en la casa de líderes con dos representantes de vuestras manadas, mientras tanto, aquellos que se presten voluntarios podrán seguirme hasta aquí para ayudar en lo necesario.
Taehyung inclinó su cabeza, haciendo que su hocico húmedo tropezase contra la piel de las manos del mestizo de sombras.
-"Dile a tu futura pareja que agradezco su buen corazón, toda ayuda será necesaria si los Lunas Rojas vuelven a atacarnos."
Jimin lo hizo, sintiendo sus mejillas sonrojarse por la forma en la que Taehyung se había referido a Taemin y mientras corrían en su forma humana a través de los bosques sin detenerse por un solo instante, todavía con el corazón desbocado, agradeció silenciosamente a Taemin por la ayuda. De parte de Taehyung, de su parte, de la de su manada y de la de su madre si es que ella seguía con vida ahí fuera. También agradeció porque parecía necesario, porque sentía que ante sus ojos un líder de mestizos de sombras estaba comenzando a nacer.
Esa mañana sería histórica, esa mañana mestizos de sombras y lobos cruzarían la montaña juntos dispuestos a mantener y crear una unión que les devolvería la paz que sus antepasados tuvieron cuando el mundo todavía era amable y honesto.
Ellos escribirían un nuevo destino. Un nuevo futuro. Una nueva Luna que alumbrase los caminos de cualquier clase de licántropo sin importar la zona de la montaña en la que hubiese nacido y por supuesto también de cualquier mestizo que surgiese de la unión entre lobos y humanos.
Taehyung conocía bien los escondrijos del templo y sin embargo le dedicó varios minutos a la decisión de escoger el mejor lugar para asomar su hocico al edificio sin ser descubierto. Finalmente se decantó por algunos de los improvisados andamios de madera exteriores, esos que se encontraban depositados contra las paredes debido al inicio de obras destinadas a preparar la nueva decoración de flores silvestres y plantas que rodeaban los arcos de las ventanas. Entre las viejas enredaderas que necesitaban ser podadas para crecer con fuerza renovada, sus ojos iluminados y entrenados pudieron ver a pesar de la penumbra del amanecer anaranjado.
Aunque las llamas de la explosión habían muerto, un hombre continuaba situado en el medio del templo mientras sostenía una enorme bola de agua que lograba que las gotas que la formaban llovieran sobre los presentes como si una nube se encontrase situada sobre sus cabezas. Sus brazos temblaban por sostener tal cantidad de magia por sí mismo pero sus ropajes de color violeta implicaban que el control que portaba había sido ganado tras años de aprendizaje a un lado de la principal anciana del templo.
Frente a este, una de las personas que Taehyung había visitado durante años para aprender sobre las runas que tanto apreciaba, se encontraba situado de rodillas. El mismo lobo que solía dibujar tatuajes de tinta semipermanente cada festival del solsticio de otoño sobre las mejillas y brazos de los niños y niñas de la manada Yook que disfrutaban de las celebraciones imitando a sus padres mientras le aullaban a la Diosa Luna en medio de las ceremonias.
Ahora esas manos maestras, manos de artista, manos ágiles y estilizadas, eran unas manos chamuscadas por el odio que su magia había sembrado sobre el templo y los refugiados que los ancianos protegían. Los ojos de este se encontraban fuera de sus cuencas por la sorpresa mientras las lágrimas le resbalaban por el rostro. Una imagen tan grotesca que al alfa norteño le produjo arcadas instantáneamente. Lo conocía, había admirado el trabajo de ese hombre y en una ocasión incluso pretendió llevar a Jungkook al taller de este para pedirle que pusiera una runa sobre la piel de su pareja. Si aquel hombre era parte de las Lunas Rojas, jamás hubiese puesto una gota de cariño o armonía en un dibujo para un sureño.
-Si pensabais que el templo aceptaría vuestro ataque, estabais equivocados. Somos lobos pacíficos, creemos en el perdón, pero una vez que nuestro hogar es amenazado, la ira de la Diosa no duda en proteger lo que sus hijos hemos construido durante años con corazones llenos de sinceridad.
La sacerdotisa caminó alrededor de los dos hombres, piernas temblequeantes y ropas empapadas, alcanzadas por la ceniza de la explosión y el agua que su compañero mantenía fluyendo probablemente en el intento de evitar que cualquier posible nuevo ataque de un lobo de fuego alcanzase a alguno de los presentes. Las coloridas trenzas de la anciana habían tornado en el más absoluto negro.
-Hoy has atentado contra el templo y al hacerlo has demostrado estar en contra de todas las ideologías que desde tu nacimiento has admitido amar. Y lo que es más importante, has demostrado estar en contra de la paz y de la vida.
-¡No! - el hombre gritó. - ¡No se trata del templo o de la Diosa!
Taehyung se estremeció desde su posición.
-¿Entonces de qué se trata, hijo mío? Has venido aquí buscando la forma de matar a personas que han escapado de la guerra, a heridos, niños e inocentes en todos los aspectos que a mí y al resto de ancianos del templo nos conciernen. Nosotros solo somos una pequeña parte en este mundo, nuestro poder de decisión es vago pero todavía podemos apreciar el ansia viva de venganza en lo más profundo de tu mirada. Podemos ver a través de lo que tu magia te ha causado a ti mismo. Tu ataque estaba destinado a dañar a inocentes y en cambio has terminado dañándote a ti mismo.
Silencio. El silencio cubrió la totalidad de la estancia por un instante y la respuesta que la anciana estaba esperando obtener no brotó de los labios del hombre sobre el que Taehyung mantenía sus ojos acristalados. No lo hizo porque los labios de este no se movieron a pesar de que entre la oscuridad el sonido de una voz masculina respondió con fuerza y claridad.
-Vieja estúpida, se trata de que entre tus muros has escondido a la líder de las Lunas Azules y al que presume de ser su pareja. Has dado refugio al mismo ser que ha atentado contra el norte en innumerable cantidad de ocasiones y a ese que ha reducido a cenizas a tres de nuestros compañeros.
¡El padre de Jimin! ¡Esa era la voz del padre de Jimin! Pero antes de que Taehyung pudiese tomar una sola decisión, alguien golpeó el andamio causando que su lobo se estrellase contra el suelo en un fuerte golpe que provocó que su visión se volviera borrosa.
-¡Tengo al hijo del traidor sureño!
Y en las afueras del templo, muchos vociferaron.
Cuando los ojos de Taehyung se abrieron, aquello que le devolvieron sus pupilas fue una imagen distorsionada y borrosa. Le dolía la cabeza y ahora en su forma humana, la sangre recorría parte de su frente. Alguien había tenido la delicadeza de colocar sobre sus piernas unos pantalones vaqueros que parecían de su talla incluso si no estaban abrochados del todo y en la distancia...
Los padres de Jungkook estaban sentados espalda contra espalda, con los rostros magullados y las manos atadas las unas a las otras en un doloroso ángulo que parecía pretender evitar que estos pudieran llegar a usar su magia, junto a muchos de los refugiados del norte y sur que habían sido llevados al templo en un intento por salvar sus vidas de una guerra que en esa circunstancia en concreto parecía más cercana que nunca. Él tan solo necesitó alzar la mirada para lograr que sus ojos se topasen con los de los Jeon, reconocibles incluso en la distancia porque su pareja había heredado la fortaleza de aquellos colores que no parecían pretender apagarse incluso cuando los guardianes les gruñían en respuesta. Ellos disimularon muy bien el hecho de haberlo reconocido mientras hacían regresar sus ojos al lugar en el que la anciana principal del tiempo había caído, como señalándole un camino al hijo de los Kim para que este pudiera comprender la situación en la que todos los presentes se encontraban.
Caído... Taehyung necesitó mirar la inerte figura de la mujer más que un par de veces antes de entender todo eso que estaba sucediendo ante su todavía borrosa y confusa mirada.
-Shhh. - el simple sonido le resultó conocido. - "No te muevas. Mientras estábamos inconscientes los Lunas Rojas se han hecho con el control total del templo. Ahora somos rehenes, lo seremos hasta que les plazca si las unidades de guardianes y voluntarios no nos encuentran a tiempo."
Jungkook, era Jungkook el que hablaba y lo hacía mientras apoyaba las manos en los hombros de Taehyung tratando de evitar que este hiciera movimientos demasiado bruscos o que pudieran llamar la atención. Movimientos como los que él mismo había hecho cuando tras despertar se topó con el cuerpo de su chico sobre el suelo del templo y las manchas de sangre cubriendo el suelo alrededor de la cabeza de este. El pánico que sintió superó cualquier expectativa, provocó que los guardias lo hicieran ponerse de rodillas para recibir un fuerte golpe en su barbilla e incluso cuando sus padres intentaron gritarle que frenase sus actos impulsivos a través de la estancia, también provocó que escupiera contra las caras de esos Lunas Rojas antes de ser lanzado fuertemente a un lado de Tae. Con suerte había recibido unos pantalones, como el resto de lobos que fueron capturados o sorprendidos en su forma animal y que ahora se encogían sobre sí mismos con miedo.
-"Jungkook." - Taehyung sintió algo extraño en su pecho martillear, como si su corazón se hubiera encogido tras dejarlo escondido entre plantas y lavanda quién sabe cuánto tiempo atrás y ahora estuviera expandiéndose de nuevo. Como si la respiración hubiese vuelto a sus pulmones al escucharlo y saber que estaba todo lo bien que una situación como esa le permitía. - "¿Qué ha pasado? ¿Qué te ha pasado? ¿Estás bien?"
Si no estuvieran en medio de lo que tenía toda la pinta de ser un secuestro llevado a cabo por el dirigente de los Lunas Rojas, Taehyung habría apartado las manos de Jungkook y se habría girado para envolver a este entre sus brazos sin importar a quien tuviese que enfrentarse en consecuencia por sus actos, pero el caso es que sabía que si de alguna manera Jungkook le impedía moverse, se debía a que tenía motivos para ello. Algo importante y algo ligado al detalle de que los guardias que rondaban alrededor del salón circular del templo, todavía no parecían conscientes de que él había despertado. O tal vez no les importaba, quizás eran suficientes como para que les diese igual si uno de sus rehenes decidía tratar de atacar.
-"Una pregunta a la vez." - Jungkook apretó el agarre de sus manos sobre los hombros de su pareja. - "Empezaré por lo que ha pasado. Por lo que he logrado escuchar mientras me hacía el dormido, las Lunas Rojas son un grupo mucho más grande de lo que cualquiera se hubiese esperado. Tienen infiltrados no solo en el templo, sino en cada lugar importante del norte que se te pueda llegar a ocurrir... Y sí, eso implica la cima del norte y el hogar de los Jung."
Aunque el giro repentino de uno de los guardias hizo que las manos de Tae temblasen un poco, continuó quieto en su postura inicial. Sobre el suelo de piedra fría, recostado de lado con las piernas extendidas y con Jungkook a su espalda, respirando contra su nuca en una de las zonas que se mantenían oscuras.
-"Creo que uno de los Lunas Rojas intentó vencer a la anciana pero terminó lastimándose a sí mismo por el tipo de poder que decidió usar, sin embargo cuando sus compañeros llegaron hicieron caer toda su magia en contra de la mujer y ella... Bueno, puedes verla en el medio del salón. No queda ni un solo rastro de vida en su cuerpo."
Kim Taehyung se tragó un sollozo mientras rogaba en silencio para que Jimin y Taemin llegasen lo antes posible. Nada de lo que sus ojos veían parecía sencillo de arreglar, empezando por los refugiados que escondían sus miradas asustadas entre unas manos que no dejaban de temblar.
El templo había caído y la anciana principal también, uno de los lugares más importantes del norte estaba siendo destrozado por los propios norteños.
-"¿Por qué parece que están esperando a que pase algo más?
Jungkook depositó un beso contra la nuca de Taehyung antes de seguir con su relato.
-"Porque eso es exactamente lo que hacen. Si no me equivoco, creo que definitivamente pretenden atraer hacia el templo a los líderes de la unión. Ahora que Sungjae ha demostrado estar del lado de Joy y mientras que tengan la ventaja de mantener a rehenes de las dos partes de la manada bajo su dominio... "
-"Tal vez Sungjae ya no es el tipo de líder que ellos quieren para su enferma idea de una manada limpia y puramente norteña. No si ha decidido por sí mismo defender la unión."
Jungkook asintió.
-"Ajá. Esa es mi teoría, al menos."
-"¿Qué podemos hacer para ayudar? Todas estas personas... Incluso tus padres. Podríamos morir si dejamos que nuestro futuro caiga en manos de esos lobos. No sabemos cuánto podrían tardar en llegar los refuerzos o las condiciones que los líderes decidirán poner durante su negociación con el dirigente de las Lunas Rojas."
Jungkook acarició con la punta de su nariz la nuca de Taehyung. Cualquier posible rastro de enfado que pudiera permanecer en su corazón por el hecho de que su alfa le hubiera ocultado algunos detalles sobre las costumbres del templo, desapareció en el instante en el que pudo ver a este tumbado a su lado tras despertar de su desmayo.
-"Esperar, Tae. Todo lo que nos queda es esperar hasta que alguno de ellos cometa algún error, y cuando eso suceda, si nosotros atacamos el resto también lo harán. Será una lucha a muerte, una batalla por salvar nuestros futuros."
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Hiii!!!
Nuevo miércoles y nuevo capítulo de Alpha War que espero y ansío que os haya gustado baes. Es un poquito más corto de lo habitual porque esta semana tendré otro examen (estoy deseando tener tiempo libre jo).
Un beso,
os amo
Mel
💜
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