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Capítulo 50

"En mi cabeza estamos bailando en la oscuridad. En mi cabeza nos besamos bajo las estrellas pero sabemos que eso no es lo que estamos haciendo. Porque, cariño, esto no es como en las películas. Películas... Quiero un amor como el de las películas. (...) Bebé, perdimos todo este amor que tenemos y no puedo pretender que nunca volveré. Creo que estás viendo a través de mí, pero cariño, esto no es como las películas."

-Movies

(Conan Gray)


☾ 


La frondosa arboleda que se escapaba desde una de las zonas laterales del lago Crystallo llevaba hasta el lugar que Taehyung deseaba mostrarle a Jungkook, para encontrar el camino tan solo era necesario seguir la línea recta que uno de los finos arroyos marcaba entre las raíces de los abedules cuesta abajo.

-No habría seguido este camino nunca. - Jungkook observó las frondosas ramas ante sus ojos y apartó las bajas ramas de los árboles que lo rodeaban.

-Esa es la idea. - Tae le sonrió. - No se supone que cualquier lobo o intruso pueda llegar al templo por pura casualidad, uno debe conocer el trayecto.

Para cualquier norteño se trataba de un tramo especialmente conocido y uno que recorrerían un mínimo de veces a lo largo de su vida si querían ser parte de las tradicionales ceremonias de su manada. Porque precisamente ahí era donde los padres llevaban a sus hijos con la ilusión de conseguir una fecha de recepción para obtener la primera de muchas runas que marcarían la piel de sus cuerpos, y allí era también donde esos niños regresaban años después para aprender las primeras cosas que un lobo debía conocer con certeza sobre la montaña, la Diosa Luna y la conexión con la naturaleza que siempre debía permanecer justa y pacífica mientras decidieran hacer uso de esta.

Era el lugar en el que las parejas se unían y también el sitio en el que las ceremonias funerarias se forjaban cuando alguien perdía a un ser querido. Ese templo era vida y muerte. Era pasado, presente y futuro. Era en todos los sentidos la tradición más antigua que los Yook mantenían, una que siempre pasaba de maestro a aprendiz sin perder en el camino las razones de sus orígenes. Aunque ciertamente había excepciones de vez en cuando, porque no todos los lobos druidas de ese sitio decidían dedicarse completamente a la naturaleza de sus montañas. Muchos finalmente encontraban parejas con las que convivir y se marchaban prometiendo regresar algún día, pues aunque no estaba prohibido tener a alguien a su lado, había condiciones para residir en el templo y una de ellas se ligaba a amar únicamente a la tierra que la Luna les regaló y encargó proteger. Así que si eso ocurría, si se enamoraban, estos dejaban el hogar que los había abrazado durante años y prometían volver más adelante para presentar a sus cachorros o recibir una runa de emparejamiento en una ceremonia de unión.

-Ya estamos. - Taehyung sonrió, su mano sujetando levemente la de Jungkook para animarlo a caminar más rápido. A pesar de la presencia del amigo de este, el sureño no había protestado ni una sola vez por su toque cercano. - ¿No crees que es realmente bonito? El templo de druidas suele trabajar mano a mano con el templo de runas, así que supongo que puedes entender porque tenía ganas de enseñarte este sitio.

Jungkook pudo entender a lo que Taehyung se refería cuando llevó los ojos hacía los abedules que los rodeaban, en la madera se encontraban talladas algunas marcas similares a esas que los norteños portaban en forma de tatuajes. Él no sabía el significado de cada una de las runas que estaba visualizando pero podía imaginarse que tal vez eran un indicativo de que el templo hacia el que se dirigían se encontraba cerca.

-Todavía tienes que enseñarme un poco más acerca de todo eso de las runas. Si vas a dedicarte a ello en el futuro realmente me apetece tener algo de información al respecto.- Jungkook dejó vagar sus ojos sobre los dibujos que cubrían la piel del norteño. - Aún no me has hablado del significado del resto de tatuajes, conozco el de tu cuello y el de tu pecho pero no sé mucho acerca de los otros.

-Si quieres conocer el significado... - Taehyung dudó, llevando los ojos hacia el amigo de Jungkook que se mantenía entretenido en la distancia. Un par de manzanas rojas en sus manos mientras mordisqueaba una tercera. - Puedo hablarte sobre ello cuando estemos solos. ¿Okay?

Jimin no necesitó preguntar, en lugar de eso rodó los ojos y continuó caminando a un lado del alfa norteño. Jungkook no dudaba de que este probablemente era conocedor de todos los besos prohibidos que Tae y él habían estado compartiendo sin razón alguna durante al menos un par de semanas seguidas. Esos dos chicos difícilmente pasaban uno o dos días separados, sencillamente resultaba imposible pensar en la idea de que el hijo de los Kim le estuviera ocultando algo y además... ¿Acaso no fue el propio Jimin quien los ayudó a deshacerse del aroma a intenso celo en aquella ocasión? Cuando los dos se perdieron en el calor inesperado en la casa de los padres de Taehyung...

-Okay. - Jungkook tan solo le dedicó una mirada a Tae como asentimiento antes de continuar caminando, de repente siendo consciente de que su próximo celo estaba más cerca de lo que él mismo había percibido hasta ese instante. - Puedo esperar.

El hogar de druidas era una zona llena de naturaleza y tranquilidad en la que los lobos del norte que decidían formar parte del templo residían con total paz los unos con los otros. Sus cabañas, rodeadas por enredaderas que parecían crecer naturalmente sobre la madera de los alfeizares de cada ventana, eran en realidad mucho más humildes que las otras que Jungkook había llegado a ver con anterioridad en el norte y por supuesto, no se parecían en nada a la casa de los Kim o los Park, mucho menos al enorme hostal de los Jung.

El sonido de los pájaros volando alegremente entre las copas de los árboles y haciendo crujir las hojas de estos, la sombra llena de frescor que proporcionaban en el bosque los coloridos abedules o la manera en la que las pequeñas flores de colores azulados crecían entre la lavanda del suelo... Todo parecía estar sumido en una realidad paralela allí. El ambiente resultaba especialmente acogedor con todos esos lobos pelando semillas mientras charlaban los unos con los otros, sentados en círculos sobre el suelo y rocas que bordeaban su hogar. Sin inmutarse o girarse para mirarlos a medida que ellos se adentraban en el templo. Tan solo protegidos por la frondosidad del bosque que rodeaba sus hogares a modo de muro. Porque en el norte nadie los dañaría, ningún lobo cuerdo se atrevería a atacar en el hogar que acogía a los druidas más sabios y fuertes que habitaban esas tierras.

El sonido de los instrumentos musicales de madera y metal tropezaba contra sus ágiles oídos a medida que sus pies avanzaban sobre los tres peldaños de roca lisa que los llevarían hacia las entrañas de lo que parecía ser el templo sobre el que Tae había estado parloteando. Al igual que el aroma de almizcle e incienso atravesaba sus fosas nasales o el murmullo de las canciones ceremoniales parecía escalar sobre la piel del sureño. Así lo recibió ese sitio, como si la magia viviera en cada una de las partes de este. Sobre el suelo y las paredes, allá donde mirase.

-Parece un poblado bastante humilde. - fue Yugyeom quien habló, sus pasos un poco detrás de ellos mientras dejaba que sus ojos analizasen con detalle las pequeñas estructuras de madera que se presentaban ante su mirada y que contrastaban con el rocoso suelo grisáceo que formaba la entrada al templo.

-Lo es. - Jimin asintió mirando al amigo de Jungkook. Quizás la única razón por la que Taehyung y él habían aceptado la presencia de este se debía a que Jungkook parecía confiar plenamente en la personalidad pacífica del muchacho. - De hecho siempre lo han sido y así desean mantenerse. Toman de la tierra aquello que les resulta necesario, nada más que eso.

-Suena bien para mí. - Yugyeom se encogió de hombros, dedicándole una sonrisa sincera al par de norteños. - Me gusta la naturaleza pero desgraciadamente ya no hay mucho que ver en mi parte de la montaña, en contra de lo que alguno de vosotros podría llegar a pensar... Soy de los pocos partidarios de la unión dentro de la guardia sureña. Cuando me gradué definitivamente trabajaré mano a mano con los norteños para mantener sanos los bosques.

Pero incluso con su mente abierta, Yugyeom tampoco aceptaba la conexión entre alfas más allá de la simple fraternidad. Jungkook ni siquiera necesitaba preguntárselo, sabía que su amigo estaba a favor de la unión para proteger sus tierras al igual que sabía que este no sentía un especial aprecio hacia los norteños o los deltas. Yugyeom había perdido dos hermanos en los incendios que cubrieron sus montes y los había perdido en gran parte por la negativa del norte a permitir que los lobos Jeon adultos cruzaran la frontera. La casa en la que residía su amigo estaba cerca del río, tan cerca que si los Yook no hubieran apuntado con armas a su gente para impedirles atravesar el tramo de separación... Él no quería pensar en ello pero era consciente de que Yug podría sentir mucho más rencor y ansias de venganza que otros lobos que se dedicaban a provocar peleas casi a diario y con todo, su amigo nunca había lanzado un puño hacia los norteños desde que la unión fue decidida.

-Yugyeom perdió a dos hermanos durante los incendios que asolaron nuestro territorio.- Jungkook confesó, sin saber realmente si su primo deseaba que esa información fuese revelada. - Pero de alguna manera ha logrado ver la unión como una forma de evitar futuras tragedias.

-Si ese día nuestros territorios no hubieran estado enfrentados... - el alegre rostro natural de Yugyeom cambió. - Probablemente mis hermanos seguirían con vida ahora si no estuviéramos estúpidamente enfrentados por asuntos que iniciaron nuestros antepasados siglos atrás. Si la unión puede evitar que una cosa así suceda de nuevo, entonces pondré todo de mi parte para que sea de ese modo.

Los dos norteños frenaron sus pasos en seco, lo siguiente que sucedió hizo que el corazón de Jungkook se sintiera levemente desbocado. Taehyung y Jimin se inclinaron casi completamente como una muestra de respeto hacia Yugyeom.

-Creo que hablo de parte de toda mi gente al decir que esa decisión fue errónea pero nuestros guardianes temían que el incendio fuese usado como un Caballo de Troya. - Taehyung habló. - Pido perdón y de veras siento lo sucedido con tus hermanos.

-Está... bien. Supongo. - Yugyeom tragó aire, la garganta doliéndole mientras recordaba la imagen de sus hermanos. Unos años menos y ellos habrían podido cruzar el río siguiendo la demanda de los Yook de que tan solo los niños serían acogidos en sus tierras. - Vuestros guardianes estaban protegiendo su territorio, los nuestros habrían hecho lo mismo. Puedo jurar que con toda probabilidad habríamos tomado las mismas y exactas decisiones en una situación como esa.

-Sigue siendo una decisión cruel. - Jimin bajó la mirada. - Los guardianes toman demasiadas decisiones crueles.

-Es nuestro trabajo. - añadió Jungkook. - Es difícil para nosotros tomar y llevar a cabo todas esas decisiones.

-Pero es por el bien común. - indicó Yugyeom. - Si no hubiera nacido y sido criado en un hogar repleto de guardianes alfa del más alto nivel... Probablemente no lo habría entendido y ahora estaría tratando de romper vuestras narices solo porque sois norteños. Eso es lo que le sucede a la mayoría de lobos de nuestra manada, a aquellos que no forman parte de la guardia les cuesta entender el motivo que nos lleva a tomar ciertas decisiones. No me gusta el Norte pero si la unión puede traer paz y seguridad a nuestras vidas, entonces haré un esfuerzo por modificar mi modo de ver a vuestro líder y vuestras costumbres. Hoy, lo que me estais enseñando, puede que me ayude un poco a comenzar el camino del aprendizaje.

Los dos norteños se inclinaron una vez más y Yugyeom les devolvió el gesto, la sonrisa regresando a sus labios poco a poco.

-¿Vamos a ver ese templo? Demasiada charla triste para mi pobre corazón.

-¿Los sureños realmente tenéis algo así? - Taehyung sonrió, dando un toque juguetón a la mano de Yugyeom que sostenía la manzana roja a medio comer. - Pensaba que lo vuestro era siempre acerca de luchar y pelear sin sentido.

-Algunos tenemos corazón y creemos en el amor, no somos una sociedad tan homogénea como puede llegar a parecer... Aunque por supuesto somos guerreros por naturaleza.

-Vayamos al templo de una maldita vez, empieza a dolerme la cabeza. - fue el propio Jimin quien los empujó a seguir caminando.

Aunque la mayoría de los habitantes eran ancianos en ese lugar, todavía resultaba sencillo encontrarse con la presencia de personas jóvenes y niños que habían decidido servir de aprendices para alguno de los sabios y sabias druidas. Y en ese instante dos de ellos rodeaban a una loba anciana con cuadernos repletos de garabatos en sus manos.

-Elia. - Taehyung y Jimin se apuraron a dedicarle a la mujer una leve inclinación de cabeza como muestra de respeto tras llegar hasta el centro del interior de la sencilla edificación.

La anciana sonrió, con los ojos violetas repletos de felicidad y el brillo de multitud de piedras preciosas rodeando la forma de sus ojos a modo de maquillaje. Su largo cabello blanco estaba trenzado con una técnica desconocida para Jungkook y entre los mechones desordenados algunos adornos de metal, probablemente confeccionados a mano, encontraban su lugar de forma completamente perfecta.

-Oh, dos de mis pequeños han venido a darme una visita. - la sonrisa de la anciana parecía reflejar luz y aunque Jungkook pudo notar en sus arrugas la vejez, le fue completamente imposible imaginar una edad concreta. Allí donde había arrugas también había piel tersa y limpia de cualquier imperfección. - Y han traído a un par de amigos del otro lado de la montaña. Acercaos.

Taehyung y Jimin no dudaron ni un instante en obedecer, sus movimientos respetuosos pero también repletos de familiaridad cuando decidieron sentarse alrededor de la loba anciana sobre el fresco suelo.

Jungkook y Yugyeom dudaron, ellos dos no eran parte del norte y como sureños habían crecido escuchando infinidad de leyendas sobre la magia que algunos lobos en el territorio de los Yook poseían. Los rumores habían helado sus pieles durante multitud de noches de entrenamiento cuando eran tan solo un par de cachorros. Esos cuentos de los lobos mayores les habían servido para mantener alerta todos sus sentidos siempre que algo desconocido apareciese ante sus pupilas. Ambos estaban, por decirlo de alguna manera, en modo defensivo cuando finalmente decidieron imitar al par de lobos Yook.

Con las piernas cruzadas y las manos sobre sus rodillas, la mirada de Taehyung tomó un brillo especial. Estaba en casa, el templo se sentía como un hogar para todos los miembros de su manada y quizás incluso podría ser un buen sitio para ese misterioso lobo de la cima si en algún momento decidía que necesitaba refugio para criar a sus cachorros en un ambiente seguro parecido al que su propia manada le habría proporcionado. De todos modos, este no podría regresar a la tribu que lo había visto crecer, no al menos hasta que fuera completamente seguro hacerlo.

Más tarde, después, podría comentarle esa idea a su padre y a Jungkook.

-¿Estás aquí para presentarme a tu pareja, Taehyungie? - la anciana estiró una de sus manos hacia Jungkook y este fue capaz de percibir en un instante el modo en el que el toque se sintió sobre sus mejillas incluso cuando la palma de la mano de esta no había llegado a rozar su piel. - ¿O quizás quieres hacerme algunas preguntas? ¿Qué hay de tí, Jimin? El viento me cuenta que te sigues negando a encontrar un lobo con el que compartir la vida, al menos uno que habite en nuestros queridos bosques. ¿Te gustaría conocer el consejo de la Diosa?

-Yo... No quiero un alfa, de eso estoy completamente seguro. - Jimin sonrió y la anciana druida le devolvió el gesto. - Esa es mi única especificación. Con respecto a si mi pareja va a estar dentro o fuera de la montaña, eso no lo sé.

Una cosa a la vez. Taehyung carraspeó levemente tras dedicarle una rápida mirada a Jungkook, quien parecía haber sido golpeado con las palabras elegidas por Elia. El modo en el que la loba había hecho parecer que ellos dos estaban ahí para presentarse en el templo como un par de lobos que querían ser unidos formalmente o al menos presentados de esa forma ante una druida... Había erizado las pieles de ambos.

-Pareja... Quizás más adelante, Elia. - el alfa norteño sonrió. - He traído a dos sureños para dejarles ver un poco más acerca de aquello que somos nosotros. El templo y el hogar de druidas son parte de la vida de la manada Yook, ahora que nos hemos unido ellos merecen saber un poco más acerca de lo que nos forma como pueblo y lobos.

-Dos. - Elia asintió. - Y al menos podrías poner el destino de tu vida sobre las manos de uno de ellos, incluso si la Luna no lo quisiera de ese modo. Puedo verlo en ti, Taehyungie.

Jungkook no dijo nada, su corazón parecía golpear con fuerza contra su pecho y aunque confiaba en Yugyeom más de lo que confiaría en cualquier otro lobo de su manada, todavía se sintió alarmado al comprender que su primo lejano estaba escuchando tales palabras. Quizás malinterpretándolas o formándose una idea equivocada de aquello que sucedía ante sus ojos.

-No somos una pareja. - Jungkook susurró para su amigo. - Nosotros...

-No sois pareja, ¿eh? - Elia sonrió, sus agiles oídos captando sin problema alguno hasta el más mínimo susurro. - Bien, entonces hablemos de una amistad noble y honesta que no debe ser rota por la mentira o las creencias arraigadas. Lo que la Diosa Luna ha decidido unir, nunca debe ser quebrantado por la decisión de lobos ajenos a ella.

Un chasquido de dedos por parte de Elia fue suficiente para callar la posible protesta que amenazaba con precipitarse desde los labios de Jeon Jungkook. El templo entero pareció entender la orden de la anciana, pues incluso los pájaros que jugueteaban sobre los escalones de la entrada decidieron volar para regresar a su habitual hogar entre las ramas de los abedules.

-¿Usted tiene magia?

Pero muy a pesar del chasquido de la anciana, la curiosidad de Yugyeom se abrió paso entre el miedo y la tensión que comenzaban a acumularse en el interior del pecho de Jungkook.

La mujer tan solo sonrió, ojos nuevamente amables cuando se dirigió hacia el muchacho.

-Magia es una palabra vaga para definir la tarea de un druida, chico. - pero Elia parecía amable mientras hablaba. - A esta vieja loba le ha llevado al menos noventa años entenderlo.

-¿Noventa años? - Yugyeom volvió a preguntar, voz alta y ojos abiertos con curiosidad mientras se movía sobre el suelo para acercarse un poco más a la zona en la que la mujer se situaba. - ¿Cómo es posible? Usted parece más joven que eso.

Jimin y Taehyung tenían la boca abierta, literalmente abierta ante la forma tan casual con la que ese sureño amigo de Jungkook se estaba dirigiendo a la principal anciana del templo de druidas. Hablar sobre la edad de Elia era algo que ninguno de ellos había osado hacer anteriormente, sin importar si sentían o no curiosidad al respecto.

-Bueno, si te contase todos los secretos de los druidas entonces tendrías que jurarnos fidelidad y te verías en la obligación de prometer proteger la tierra que la Diosa Luna nos ha regalado. ¿Quieres eso acaso, muchacho?

Yugyeom dudó. Realmente dudó, para la propia sorpresa de Jungkook y de casi todos los presentes.

-No me quejaría si puedo aprender a hacer magia y entre esa magia se encuentra el poder de envejecer sin que el paso del tiempo se note en mi cuerpo.

Elia dejó escapar una carcajada de entre sus labios que casi hace caer al par de norteños. Era sencillo hacer sonreír a Elia pero ella difícilmente se apartaba de su imagen profesional cada una de las veces en las que la visitaban para realizar alguna consulta.

-La Diosa Luna unió una vez esta montaña y los lobos se empeñaron en dividirla, es lícita tu curiosidad Yugyeom.

El que ella conociera datos y nombres que no le habían sido proporcionados asustó a Jeon Jungkook de sobremanera.

-Es lícito que sientas atracción hacia nosotros los druidas si te paras a estudiar el árbol genealógico que envuelve a tu familia, es lícito y lo será todavía más cuando aprendas que algunos de tus antepasados fueron buenos amigos de este hogar nuestro.

Incluso si Yugyeom hubiera querido preguntar más cosas o no, Elia no le dió la oportunidad de continuar curioseando. Como si dejar la duda en el aire fuera exactamente lo que la mujer pretendía al usar ciertas palabras.

-¿Qué es lo que os ha traído aquí hoy? ¿Es acaso ese chico que ahora está atrapado entre cuerdas y somníferos en el sur? ¿O tal vez el joven que espera cuatro cachorros en el norte? ¿Casiopea y las familias que necesitan ser acogidas tras el incendio? Preguntad amablemente y yo os daré mi consejo.

Jungkook volvió a mirar a la anciana cuando las palabras abandonaron la boca de esta. No le importaba lo anciana y sabia que pudiera decir ser o no, estaba poniendo sobre la mesa temas confidenciales que Yugyeom no debería conocer y además era consciente de una información que jamás debió ir más allá de los guardias nombrados por los líderes como personas de confianza.

-Yo también soy una persona de confianza, joven príncipe Jeon.

Eso era más que suficiente, con el ceño fruncido y las manos temblequeantes Jungkook decidió ponerse de pie. No iba a permitir que nadie se colase en su mente, fuese una druida o cualquier otro lobo. Incluso Taehyung pedía permiso.

-La líder Jeon será informada al respecto, ciertas cosas pertenecen únicamente a la guardia. No me importa quién sea usted para los Yook o quién le ha regalado información privilegiada, hoy ha puesto en riesgo una misión de rastreo importante para nuestras manadas. Para las dos de ellas.

Taehyung se levantó a la vez que el alfa sureño y sus ojos inevitablemente se posaron sobre Elia con una mueca apenada. Le llevó un par de minutos seguir a Jungkook hasta la salida, cuatro zancadas y su mano estaba estirándose para intentar alcanzar al alfa Jeon.

Cuando Yugyeom pretendió unirse a su primo para saber qué era exactamente lo que estaba ocurriendo y cuáles eran los motivos por los que este había mencionado una importante misión de rastreo, con la confusión marcada en el ceño fruncido sobre su frente, fue Jimin quien lo animó a sentarse y esperar a que Elia continuase diciendo aquello que parecía querer confesar. Era una forma de quitarle importancia al asunto, después de todo el propio Jungkook había confesado más que la anciana al elegir usar ciertas palabras.

-Elia nunca diría nada con la intención de afectar a nuestras manadas Jungkook, ni a la tuya ni a la mía. - Taehyung habló en el exterior del templo, los pájaros revoloteando con nerviosismo a su alrededor. - Su conocimiento va más allá del nuestro, si ella hubiera visto en tu amigo una amenaza... Nunca habría dicho nada. Además, Yugyeom ni siquiera se ha molestado en pedir detalles.

-Por suerte me he encargado de no darle el tiempo de hacerlo. - Jungkook bufó, los nervios llenando su cuerpo y causando que los lobos alrededor del templo pusieran finalmente la mirada sobre ellos.

Su responsabilidad. Formaba parte de sus deberes como futuro guardián salvaguardar y proteger todas aquellas misiones que la guardia creyese que debían permanecer en secreto. Y esa anciana había puesto en riesgo muchas cosas con su inútil charla mística.

-Elia es una mujer pacífica y ha guiado a mi manada durante más años de los que yo tengo. Deberías haberle preguntado sus motivos en privado si te parecía necesario, estoy seguro de que eso habría ayudado mucho más de lo que lo hace el detalle de que te exaltes. Puedo jurarte en este instante que ella jamás pondría en riesgo esta montaña. Ninguna de las partes que la conforman. - Taehyung trató de acercarse a Jungkook. - Elia ha dado su juventud, su vida entera, por proteger y cuidar todo lo que nos rodea.

Jungkook se apartó del toque del norteño, negando con la cabeza mientras se escabullía de las buenas intenciones de este. No quería escuchar una sola palabra más, no al menos mientras Tae tratase de hacerle ver que la anciana no había pretendido causar problemas. Corría el riesgo de creerle porque cuando Kim Taehyung hablaba de alguna manera él siempre terminaba pensando de un modo diferente.

-¿Y qué es todo esa mierda acerca de nosotros dos siendo una pareja? ¿Acaso es esto una broma pesada? - Jungkook estaba sintiendo la ira recorrer su cuerpo y aunque tal vez debería haberse controlado, no pudo hacerlo en ese preciso instante. Tenía miedo, miedo a que Taehyung pudiera salir lastimado si alguno de los guardianes sureños descubría o comenzaba a sospechar acerca de lo que ellos dos compartían. Fuera lo que fuese. - Tú le has contado lo que nos ha dicho. ¿Es así?

Oh, el alfa sureño se odio un poco a sí mismo por dejar salir una duda como esa de su boca pero mientras trataba de encontrar la mejor explicación para que la druida conociera determinados detalles de la labor de los guardianes o de sus elecciones personales... Solo Taehyung se le venía a la mente y solo él reunía la mayor parte de papeletas para ser nombrado como el responsable de aquello. ¿Quién más podría llamarlos pareja? ¿Quién más sabría acerca de todo el trabajo que estaba llevando a cabo el grupo de guardianes escogido por los líderes? Nadie. Nadie más, tan solo el hijo de los Kim y quizás el mejor amigo de este.

El norteño frunció el ceño en respuesta, sintiendo su interior repleto de decepción ante las acusaciones de Jungkook. De todas las reacciones que había esperado al llevar al sureño a un lugar tan importante para él como lo era el templo de los druidas, el verlo escabulléndose mientras amenazaba traer a su líder para interrogar a Elia era una que sencillamente nunca se le hubiese ocurrido. Y le dolía, dolía porque Jungkook no parecía dispuesto a escuchar sus explicaciones.

-¿De verdad crees que haría algo así? ¿Tan poco me conoces? Jamás te haría daño, no conscientemente Jungkook y por supuesto nunca pondría en riesgo una investigación de la que nuestras manadas dependen para sentirse seguras y a salvo. Sin importar el mucho rencor que sienta hacia el trabajo de mi padre por lo que en nuestro caso ha supuesto para nuestra familia.

-No hay otra forma posible en la que esa mujer haya podido pensar que nosotros dos somos una pareja y en cuanto al lobo de las tribus de la cima o el mestizo de sombras... Tú... Eres el único que lo sabe fuera del círculo de confianza que los líderes han escogido. Jimin y tú sois los únicos que podríais haberle dicho algo a esa loba.

-Eres un estúpido sureño, de verdad que lo eres. Empezaba a creer que te había juzgado mal al inicio pero que me creas capaz de ir en contra del trabajo de mi propio padre por una maldita broma pesada solo significa que... - que estaba siendo un idiota y que no estaba parándose a pensar en que Elia había sido nombrada como "druida" por más de un maldito motivo.

-Venga, no seas hipócrita Tae. - Jungkook gruñó, sus pupilas llenándose con la mirada de su lobo, sus iris iluminándose sin remedio. Cualquier traición le habría dolido pero la de él, la de Tae... Era como una maldita puñalada enterrada en lo más hondo de su pecho. - Tú odias el trabajo de tu padre, detestas todo lo que tiene que ver con los guardianes. Incluso abandonaste a tu ex novio porque él era uno.

Los ojos de Taehyung se iluminaron al instante en respuesta al ataque que Jungkook le estaba dedicando abiertamente. La grandeza del alfa norteño se precipitó sobre el sureño pero esta vez Jeon no retrocedió ni sintió ganas de mostrarle la panza al hijo de los Kim, en lugar de eso avanzó hasta este sintiendo su cuerpo comenzar a transformarse. Dispuesto a luchar si era necesario. Por su manada y por el dolor que le recorría el cuerpo con el temor de que su teoría fuera correcta.

-¡Quietos! - la voz llena de enfado de Jimin los detuvo por un instante. - Este es un lugar de paz. ¡Frenad vuestra mierda alfa en este instante!

Un instante. Ellos realmente se quedaron quietos por un instante tratando de esconder la ira que les recorría el cuerpo mientras se miraban a los ojos, pechos que subían y bajaban por las rápidas respiraciones y aromas naturales completamente agrios en consecuencia de la pelea que seguía presente en su interior sin importar el que hubieran detenido sus transformaciones.

Cuando Jungkook miraba a Taehyung, no había nada en este que lo hiciera desconfiar pero si debía analizar la situación como el guerrero que había crecido siendo... Entonces la opción más simple y en consecuencia la que reunía una mayor cantidad de probabilidades de ser correcta, empezaba y terminaba en el hijo de los Kim. Por mucho que él se odiase a sí mismo de tan solo pensarlo.

No. No. No.

Confiaba en Tae, en realidad podría poner su vida en las malditas manos de este sin necesidad de pensarlo ni un solo segundo. Taehyung jamás le haría daño, ni a él ni a cualquier otra persona que se cruzara en su camino. Alguien tan bueno como lo era el norteño evitaba las peleas innecesarias, en su mundo no entraban en juego bromas pesadas como esa y mucho menos situaciones en las que sus decisiones y acciones pudieran poner en peligro a una manada completa.

A pesar de que ya no lo culpaba, Jeon Jungkook decidió que tal vez era la mejor despedida que los dos podrían tener. Si ese lobo decidía comenzar a odiarlo, si Kim Taehyung empezaba a detestar su presencia, su aroma e incluso su toque, su deber como un príncipe Jeon y futuro guardián altiorem sería mucho más fácil de llevar a cabo. Si algo así sucedía ellos dos podrían olvidarse de la extraña atracción que siempre los obligaba a regresar a los brazos del contrario. Podrían continuar sus vidas sin mirar atrás jamás, cada uno en una zona de la montaña y aunque le doliera, cada uno con su propia familia y objetivos para un futuro probablemente completamente diferente.

Y puede, tal vez, estuviese siendo un idiota egoísta porque si bien no era la opción sencilla sí suponía una opción mucho más fácil que la de explicarle al chico que había empezado a gustarle que tendría que casarse con una omega por la que no sentía absolutamente nada.

Con un poco de suerte sus caminos no se cruzarían con frecuencia cuando la graduación del sureño se llevase a cabo y sus prácticas con el señor Kim terminaran. Con la Diosa Luna a su favor Taehyung sería feliz al lado de un alfa que pudiera reconocer sus sentimientos en voz alta, sin miedo a ser dañado y ante todo sin ese pánico que a Jungkook le causaba el que otros pudieran intentar lastimarlo a él. A Tae. A su enorme y precioso lobo blanco. Al único que le había permitido entrar en su mente y conectar con la parte más íntima de su lobo y ser.

Así que iba a hacerlo de ese modo. Iba a dejar que el hijo de los Kim lo odiase y después se mantendría a un lado, en las sombras, mientras se encargaba de amar las sonrisas de este desde la distancia. Lejos, él iba a mantenerse lejos de las manos que adoraba sobre su piel y de los labios que llenaban de vida los suyos y esa pelea quizás fuese la mejor excusa que podría tomar para ser un patán, un guerrero estúpido y el mayor unga unga que él hubiera llegado a conocer. Lo haría porque ansiaba un futuro mejor para el alfa que sin saberlo se había colado en el interior de su alma. Un futuro que no implicase un amor secreto y prohibido, uno en el que nadie pudiera decidir dañarlo por la persona a la que había decidido unirse. Donde Taehyung no tendría que sentirse obligado a amar a alguien que todavía no sabía cómo corresponderle del modo adecuado sin cuestionarse la totalidad de su existencia.

-¡No eres mi pareja ni lo serás! - Jungkook gritó aquella frase, no para que Taehyung la recibiera de lleno sino para que Yugyeom, que observaba a lo lejos, se la creyera. No para lastimar al norteño, sino para protegerlo a su estúpida manera. No para destruirlo, sino para que nadie pudiera perseguirlo por haber mostrado interés en el peor alfa posible. - ¡Voy a casarme! ¡Voy a casarme con una bonita omega que me dará descendencia perfectamente buena para tomar la cima de la pirámide de clases! Ya lo he decidido... - la voz de Jungkook se convirtió en un susurró cuando percibió los ojos del alfa ante él apagarse. - Me casaré antes de que termine el verano, TaeTae.

Jimin tuvo que correr con toda la rapidez de la que disponían sus cortas patas a través de los bosques del norte mientras perseguía a Taehyung. Después de lo que Jungkook le había dicho, su amigo se mantuvo en silencio durante tan solo un par de instantes antes de iniciar una rápida transformación en la que ni siquiera le preocupó dejar atrás su ropa completamente destrozada.

Ni una sola palabra, nada en contra de la afirmación que Jungkook había hecho acerca de un matrimonio y tampoco un adiós o una despedida temporal. Su olor y mente estaban tan protegidos y camuflados que el omega comenzaba a sentirse tremendamente preocupado al respecto. Esa calma era mala y precedía con toda probabilidad una explosión de dolor. Lo conocía bien, al igual que Tae lo conocía a él. Años viviendo uno al lado del otro, aprendiendo a aullar, correr y olisquear juntos... Años compartiendo sus ideas de futuro, sus sueños y los planes de en alguna ocasión conocer mundos más allá de sus bosques con tan solo una mochila a sus espaldas. Años soñando recorrer nuevos montes, hundir sus patas en las montañas más altas y observar a pájaros de cada color existente.

Precisamente porque ambos habían soñado juntos tantísimas veces, él sabía bien lo que Taehyung había comenzado a sentir por el sureño. No hacía falta que su mejor amigo lo dijera directamente. Kim Taehyung jamás habría mostrado interés en juegos de guerreros si uno de esos que iban a participar no hubiera sido Jeon Jungkook.

-"Tae, detente. Vamos a hablar." - Jimin había perdido la cuenta de la cantidad de veces que había tratado de hacer a Taehyung frenar esa precipitada carrera. No lo había logrado ninguna de ellas.

En lugar de contestar, el alfa tan solo siguió corriendo. Con la suficiente potencia como para levantar tierra tras su paso a medida que sus patas se hundían entre la lavanda de los conocidos bosques que siempre habían sido lugar de diversión y juego para ambos. Hogar, todo lo que los rodeaba era hogar porque aquello formaba en parte un refugio conocido, alejado de los nuevos territorios en los que ahora ambos se veían obligados a residir.

-"Taehyung."

Inesperadamente el alfa finalmente frenó en seco. Se habían detenido en un prado abierto rodeado de manzanos, un lugar cercano a las casas en las que ellos dos solían vivir. El mismo sitio donde se sentaron en infinidad de ocasiones para comer con sus familias unidas. Si cerraba los ojos Jimin todavía lograba escuchar esas sonrisas resonando fuertemente sobre sus bocas, podía saborear los platos de su padre o la carne asada del señor Kim.

-"Tae... Habla conmigo, puedes decirme lo que sea. Si te guardas el dolor para tí mismo será mucho más difícil superar esta situación."

Una vez más, a Park Jimin tan solo le respondió una acción. Taehyung estaba volviendo a su forma humana pero en lugar de ponerse en pie tan solo se dejó caer entre el alto pasto repleto de lavanda, una cama cómoda cubierta con el olor a casa. A su verdadera y única casa.

Jimin decidió callar e imitar al alfa. Su cuerpo desnudo se tumbó a un lado de Taehyung. Cuando el llanto se precipitó desde los ojos de este, iluminando las mejillas de su blanquecina piel norteña con el brillo de las lágrimas saladas, el omega se limitó a rodear con sus brazos a su amigo. Su toque apretando a este de la única manera en la que sabía que tal vez el dolor podría hacerse un poco menos notable.

Compañía, Taehyung necesitaba a alguien que estuviera a su lado para permitirle llorar sin el sentimiento de soledad y aislamiento haciendo mella en su lastimado corazón. Así que el omega tan solo se tumbó entre la alta lavanda y acarició la espalda del alfa dejando que este llorase cuanto quisiera contra su hombro.

-Me gusta. - la confesión llegó tal vez horas después, con los dos todavía acostados torpemente en aquel prado. Y fue una confesión repleta de arrepentimientos y doloridas palabras. - Me gusta y no debería gustarme porque es un patán sureño con mente anticuada pero él realmente me gusta. Y me gustaba tumbarme a su lado en el saloncito de la cabaña para ver la televisión, me gustaba colarme en su habitación para hablar con él de cosas absurdas durante la noche, me gustaba que me dejase entrar en su mente para ver sus recuerdos más bonitos... Me gustaba besarlo y sostenerlo cerca. Él...

Jimin asintió, su mano posándose contra la de Taehyung antes de entrelazar sus dedos con los de este.

-¿Crees que el amor debe doler? - Jimin miró a su amigo. - Yo nunca me he enamorado pero quiero sentir amor y a veces la idea de que duela hace que me acobardarme. Porque yo no creo que el amor deba doler Tae. Siento que si ahora lo que sientes por él te lastima, es mejor respetar la distancia que ha decidido para los dos. Quizás sea mejor así, yo... Ojalá pudiera saberlo, ojalá pudiera estar tan enamorado y feliz con una pareja como para darte una respuesta adecuada a lo que sientes pero lo cierto es que no lo estoy. Así que solo puedo darte hipótesis.

Taehyung se limitó a asentir, apretando la mano de su amigo entre la suya mientras se enjugaba las lágrimas.

-Mis padres nunca han parecido sentir dolor estando juntos, no al menos uno ocasionado por acciones precipitadas o pensadas del contrario. Ellos sienten dolor cuando se alejan, lo sienten si alguno es herido, si tienen que enfrentarse a cosas difíciles pero... Mis padres nunca se han hecho daño el uno al otro porque sí. - Taehyung sorbió levemente de su nariz, tratando de calmar el hipo que el llanto le había ocasionado tras las palabras de Jeon Jungkook. - Así que si me preguntas, yo creo que el amor puede doler cuando la personas a la que amas está lejos o corre algún tipo de peligro. Puede doler cuando tu pareja está pasando por momentos difíciles... Pero si esa persona te daña deliberadamente... Entonces no puede ser llamado amor. Alguien que te quiere jamás buscaría maneras de lastimarte o así es como yo lo veo.

Los dos amigos se mantuvieron en silencio por unos minutos, sus ojos sobre el cielo veraniego repleto de las nubes rosadas que se movían lentamente por la suave brisa del atardecer.

-¿Con Hoseok...?

-No. - Tae negó, sabiendo lo que Jimin le preguntaría antes incluso de que este realizara la pregunta. - Con Hoseok no sentía dolor pero él tampoco tenía el tiempo suficiente como para que la distancia entre ambos se sintiera pesada. Desde el inicio, sus guardias siempre estuvieron entre ambos y por eso decidimos acabar con nuestra relación.

Jimin asintió.

-Cuando me enamore me gustaría sonreír tanto como lo hacen nuestros padres cuando se miran los unos a los otros. - Jimin apretó la mano de Taehyung entre la suya. - Y me gustaría que en tu caso suceda de la misma forma. Tal vez Jungkook no era el adecuado o quizás no es el momento para vosotros dos. Sea como sea, me tienes aquí y puedes apoyarte en mí cada una de las veces en las que sientas que necesitas desahogarte con un buen amigo. ¿Okay?

Una triste sonrisa cubrió los labios de Kim Taehyung.

-Okay.

El movimiento de la lavanda siendo mecida por la brisa acarició sus mejillas.

-Jimin.

-¿Mmmm?

-Todavía quiero ir a ver esos juegos, no hoy pero...

-Mañana. - el omega asintió. - Mañana podremos ir juntos. Alguien me ha contado el secreto de que Yugyeom reúne muchas papeletas para romperle la cara a Jungkook en alguno de los juegos de este año.

-¿Elia?

Jimin tan solo asintió y cuando la Luna se posó sobre el firmamento y los cantos de las blancas currucas capirotadas que bailaban entre los manzanos fueron sustituidos por la armonía de los grillos trepando las hojas de lavanda, los dos amigos caminaron lentamente hacia esas casas del norte que durante tantos años fueron su único hogar.



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Hiii!!!

Son las 2AM en España y justo acabé ahora de editar y repasar este capítulo. Os juro que no pude aguantarme las ganas de publicarlo así que si me podéis dejar opiniones acerca de lo que ha pasado en este capítulo os juro que me haréis la persona más feliz del mundo. Realmente me apetece ver vuestras reacciones jeje.

A los pajaritos que se mencionan en la última parte del capítulo, las currucas capirotadas, les encantan las manzanas por lo que se pueden ver con frecuencia en los manzanos y me parecen preciosas. Así que por aquí os dejaré una fotito de como se ven , algunas tienen la cabeza rubia y otra negra pero el pecho siempre blanco ;)

Un beso, 

os amo

Mel

💜

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