Capítulo 42
"Toma mi mano. Todo va a estar bien, el cielo me dijo que las nubes han estado grises. Acércame a ti, envuélveme en tus brazos dolidos. Veo que estás sufriendo, ¿por qué tardaste tanto en decirme que me necesitas? Veo que estás sangrando. No tienes que mostrármelo de nuevo pero si así lo decides, voy a andar por esta vida junto a ti, no te soltaré hasta el final. Así que llora esta noche pero no me sueltes la mano. Puedes llorar y agotar tus lágrimas, no me iré hasta entenderlo. Prométemelo, solo toma mi mano. Levanta tu cabeza, mira mis ojos anhelantes. Este miedo dentro de ti se aliviará, dale tiempo al tiempo. Ahora puedo ver todo a lo que tú eres ciego."
-Hold My Hand (Lady Gaga)
☾
Jungkook dejó que el agua fría de la ducha lo consumiera por completo. Podía sentir el modo en el que las gotas que se apoyaban y deslizaban por su cuerpo se calentaban al instante como efecto de esa sensación de ardor que le llenaba la piel después de lo ocurrido durante la noche. Sus manos temblaron un poco cuando se estiró para alcanzar la toalla que colgaba de la mampara de cristal y a través de la pequeña ventana del baño de la cabaña pudo apreciar el modo en el que las nubes negras volvían a cernirse sobre el sur, a pesar de que los relámpagos parecían haber desaparecido por completo todavía llovía con fuerza en el exterior.
Su rostro definitivamente era el de alguien completamente demacrado por el cansancio cuando se enfrentó al espejo y bajo su mirada las ojeras habían comenzado a dejar un pequeño rastro que solo unas horas de sueño podrían borrar de su piel. Así que tras pasarse la toalla por el rostro para eliminar toda la humedad, decidió vestirse y regresar a la habitación en la que Taehyung lo esperaba.
Las prendas de ropa que llevaba eran frescas, olían al jabón que su madre usaba y eso le aportaba un resquicio de tranquilidad familiar a su lobo porque le recordaba a su zona segura y al lugar en el que sabía que unos brazos cálidos siempre estaban dispuestos a cubrirlo de amor. Probablemente esa camiseta y el pantalón corto que portaba eran lo único que le quedaba limpio después de los agitados últimos dos días. La cantidad de veces que su lobo había tenido que arrastrar de un lado a otro con su boca las prendas que generalmente habría usado tan solo para el entrenamiento con el señor Kim, ya le resultaba incontable. Y ni siquiera era un guardián en el pleno sentido de la palabra todavía, él tan solo era un aprendiz a punto de graduarse que tenía la suerte o la desgracia de ser parte de la familia cercana y personas de confianza de la líder Jeon. Su prima quizás había puesto más responsabilidad sobre sus hombros de la que él podía tomar sin experiencia real en el terreno de trabajo. Y aunque no se quejaba, le estaba costando mucho más de lo que habría esperado.
-Todavía pareces un cadáver con esa cara blanca, pero te ves mejor. - Taehyung mantenía las palmas de sus manos apoyadas sobre el colchón y las piernas cruzadas en postura de indio mientras disfrutaba de la suave y casi imperceptible brisa que la tormenta creaba a través de las ventanas abiertas. - ¿Te ha sentado bien la ducha?
Jungkook se movió por esa habitación como si fuera la suya. En realidad no era tan diferente, las cabañas para los guardianes que ocupaban la zona neutral de la unión habían sido fabricadas rápido y estaban pensadas para ser un lugar sencillo y práctico. Nada que ver con la hermosa y enorme casa de madera en la que los Kim disfrutaban en el norte antes de verse obligados a cambiar de zona de residencia. El lugar que él ocupaba cinco días por semana en el primer piso era del mismo tamaño y estaba orientado hacia la misma zona del jardín trasero que la estancia personal del hijo de los Kim. Lo que las diferenciaba era la decoración, porque aunque los dos lugares tenían una cama sencilla, dos mesillas, un armario pequeño y una sencilla mesa de despacho con una silla de roble, los objetos que habían elegido tener con ellos parecían completamente diferentes.
-Ha sido de ayuda. Creo que mi cuerpo está frío por primera vez desde ayer. - Jungkook movió la silla del escritorio para sentarse y después de pensárselo un poco decidió que tirar las toallas mojadas en el suelo no era adecuado cuando se encontraba en la habitación de Taehyung y no en la suya propia, así que las encarto y apoyó sobre la mesa. - Ahora solo necesito algunas horas de sueño y con un poco de suerte después podré volver al trabajo sintiendo que mi lobo tiene fuerza de nuevo. Al menos si nada nuevo ocurre en ese lapso de tiempo.
Mientras que el cuarto en el que se estaba quedando Jungkook era tan solo una habitación vacía, con una mochila repleta de ropa para entrenar y un armario en el que las camisetas eran todas iguales, la habitación de Taehyung estaba llena de objetos que le recordaban a los colores de los bosques Yook. Desde ese despertador con la forma de un búho tallada en una madera rojiza, hasta las diversas flores y hierbas secas que descansaban en el jarrón de cristal verdoso situado cerca de la ventana.
-Si quieres mi opinión, creo que tu lobo necesita un poco más que dormir hoy... He escuchado a mis padres hablar durante años de las guardias y las misiones más complejas, cada una de las veces en las que papá tiene que enfrentarse a una situación complicada él decide meditar. Lo puede hacer durante horas si los asuntos a los que necesita enfrentarse parecen escapársele completamente de las manos.
-Meditar... - Jungkook rodó los ojos, sintiéndose demasiado cansado como para preguntar al respecto. - Lo que hacen los budistas. ¿Cierto?
Taehyung sonrió con calidez, probablemente sabiendo que él no pretendía ni quería discutir, que en sus palabras tan solo había una broma sutil sin maldad. Sus oídos estaban listos para escuchar todo lo que Tae quisiera contarle y su lobo se encontraba dispuesto a aprender un poco más si eso podía serle de ayuda en el futuro.
-Te he enseñado a usar tu mente pero todavía no conoces todas las cosas positivas que tener cierto control sobre ella puede acarrear. Meditar cuando conoces tu cabeza es bastante más...
-Enséñamelo entonces, dime cómo meditar.
Jungkook no necesitó pedirlo una segunda vez, cuando el hijo de los Kim cambió su postura y se sentó en el medio de la cama, él supo que quería que se acercase y simplemente lo hizo. Ignorando la gran cantidad de miedos que desobedecer a las creencias de su manada y clan le ocasionaba, siguió cada uno de los movimientos del alfa ante su mirada. Sin protestas o teorías sobre lo que pasaría si alguien lo descubría usando la capacidad mental de su lobo en el territorio sur de la montaña.
Joy podría llegar a entender su necesidad por comprender las creencias de la manada que se había unido a ellos puesto que trabajaba mano a mano con un guardián norteño a diario, pero en cuanto a los otros lobos que formaban su manada... Él no estaba seguro de si harían el esfuerzo por ponerse en su piel. Nadie aceptaba la comunicación mental como algo lícito, sus antepasados se habían encargado de convertirla en un asunto tabú sobre el que las personas ni siquiera querían escuchar hablar.
-Ya sabes como dejarme entrar en tu mente, hazlo de nuevo y te guiaré a una meditación sencilla.
El sureño se limitó a asentir, sintiéndose demasiado agotado incluso para hablar, no había dormido ni una sola hora desde el día anterior. Así que tras sentarse ante Taehyung, cerró los ojos, unió sus manos con las de este y lo dejó entrar a ese territorio que hasta hace poco ningún otro lobo había podido acercarse. Ni tan siquiera el suyo.
Pudo percibir la forma suave en la que Kim se arrastraba en el interior de su cabeza, tocando cada zona de su mente de una forma que no debería haberse sentido tan física y real. Era como si las manos de este estuvieran moviéndose sobre la piel de sus manos o brazos para masajear todo aquello que se encontraba de por medio, solo que... No lo estaban. Resultaba completamente diferente a lo que había sido mantener una simple charla entre ambos, aquello suponía algo más profundo y confuso para Jeon Jungkook. Taehyung estaba acariciando más allá de su mente, mucho más que el interior de su cabeza. Él estaba pellizcando una parte de su lobo que se había mantenido dormida durante años y de la que conocía existencia hasta ese momento.
Era extraño pero también tranquilizador y extrañamente relajante, a Jungkook le recordó esa sensación que los arrullos y abrazos de su madre le provocaban cuando él todavía era una joven cría de lobo débil que le temía a los entrenamientos. Le ayudó a rememorar los instantes en que abrazar las piernas de su progenitora era un refugio que podía permitirse, porque durante algunos años de su infancia al menos tuvo la oportunidad de mostrarse alcanzable. Solo mientras era un niño muy pequeño al que el apellido no le suponía más que un título que no entendía en absoluto.
Ahora ya no podía excusarse en su ignorancia, como tampoco podía correr a abrazar las piernas de su alta madre omega. Él era un Jeon y su apellido iba por delante de sus sentimientos, lo alejaba de aquello que deseaba para sí mismo y por supuesto se encontraba incluso por delante de su lobo. Como un Jeon debía dedicar su vida a la defensa de su manada, a la tarea de traer a la vida a nuevos alfas que pudieran sustituirlo en el futuro y a...
-"Deja de pensar tanto." - Taehyung gruñó en su interior, la voz de este resonando en su propio cuerpo al hablar.- "Lograrás darme dolor de cabeza. Tu mente es un completo desastre, Kook."
Bueno, él no podía decirle a Taehyung que esa afirmación lo había sorprendido porque lo único cierto era que él percibía esa maraña de sentimientos contradictorios que a menudo hacían que su lobo se revolviera incómodo. Estar confuso casi se había convertido en una rutina insistente de la que no había logrado librarse en semanas.
-"No es tan sencillo, no puedo simplemente dejar de pensar."
-"Puedes desviar tus pensamientos a otro lugar para respirar por un instante, eso es la meditación de todos modos. Como apagar una luz con un interruptor. Dime, ¿hay algún lugar que te aporte tranquilidad? Piensa en ese sitio seguro al que siempre huyes o a donde te gustaría regresar cada vez que las cosas son demasiado duras para ti."
-"¿Cualquier cosa?"
Taehyung solo le dio un pellizco a su cabeza como respuesta, Jungkook ni siquiera necesitó más para entenderlo y entonces sus recuerdos estaban volando hacía esa madre a la que amaba con todo su corazón. A esa omega de la realeza que todo el mundo parecía haber olvidado, a la mujer que se casó con un alfa territorial y fuerte pero nunca cariñoso. Que lo hizo tan solo porque así lo quiso su familia pero que amaba al niño nacido de esa unión más que cualquier otra cosa. Su mente voló hacia la única persona que le había dado amor verdadero y cariño real a él, ignorando la importante norma de que los alfas Jeon se entrenaban para ser guerreros sin sentimientos inútiles que pudieran interferir en su trabajo o en el campo de batalla que durante siglos fueron sus bosques.
Jungkook se sintió a sí mismo volviendo hacía la época en la que su madre todavía se dejaba el cabello suelto y largo hasta la cintura, regresó a los prados que no estaban llenos de ceniza tras los incendios y a las mañanas en las que sostener la mano de su progenitora mientras correteaba por los bosques cercanos a su casa con las manos repletas de margaritas y manzanilla eran el mayor de sus entretenimientos. Regresó a cuando ni siquiera era capaz de aullar a la Diosa Luna todavía, cuando no conocía los movimientos que un lobo debería conocer para atacar o defenderse y a cuando su diversión era ajena a todos los asuntos políticos del clan en el que había nacido. Él volvió y su mente también lo hizo, junto a Taehyung, porque ante sus ojos ya no se encontraba esa habitación del hijo de los Kim sino los bosques de los que un tiempo el sur había podido presumir. Y parecía tan real que sus ojos se llenaron de lágrimas en un instante.
La mano que Jungkook sostenía mientras sus pasos comenzaron a avanzar a través de cada manzano que sus ojos veían, no fue la de su madre sino la del alfa Yook que le había permitido regresar a ese sitio pero Taehyung lo sujetó con tanta fuerza como lo habría hecho ella.
-"¿Cómo?"
Fue lo único que se le ocurrió mientras seguía dando vueltas alrededor de sí mismo para ver esos bosques adorados por su lobo, los mismos que ahora estaban repletos de color negro.
-"Meditación." - y Taehyung le sonrió con ternura, pequeñas arrugas formándose alrededor de sus ojos mientras curvaba los labios. - "Esto no es real pero es una imagen tranquila en la que tu lobo puede sentirse bien y libre. Dale las gracias a tu buena memoria, cuanto más claro es el recuerdo mejor es la representación que tu lobo logra crear."
Jungkook se permitió dar un par de vueltas sobre sí mismo tras dejar ir la mano de Taehyung. El sitio era tan exacto a sus memorias que la mera idea de que no fuese real y se basara tan solo en un recuerdo, le parecía algo absurdo. Aunque quizás lo verdaderamente absurdo era haber ignorado durante tantos años que con tan solo un poco de concentración podría regresar a los momentos más felices de su vida en un parpadeo, al menos a la imagen de estos que su cabeza mantenía todavía viva y que echaba de menos a diario.
-"Es... Bueno, literalmente igual a lo que recordaba." - Jungkook no pudo evitar sonreír, con los ojos bien abiertos brillando bajo un sol de verano, uno que no le quemaba la piel ni ahogaba a su lobo. - "Este es realmente el sur en el que yo crecí."
-"Uno sin ceniza." - Taehyung podía notar el rumbo en el que las emociones de Jungkook fluían de un lado a otro de su mente con una fuerza arrolladora y eso casi lo hizo tambalearse por un instante. - "Intenta controlar el rumbo de tus pensamientos, yo también estoy en tu cabeza y mi lobo acabará agotado si me haces lidiar con todo lo que estás sintiendo ahora. Es muy confuso."
Pero Jungkook no estaba atendiendo a sus palabras, lo que sin duda influyó en que Taehyung volviese a tomar su mano mientras este comenzaba a caminar por los verdes prados repletos de margaritas blancas y amarillas, de amapolas llenas de color y menta fresca. Allá, a lo lejos y entre los manzanos verdes, una pequeña casa con un jardincito flanqueaba el inicio de las calles de piedra que Tae había visto tantas veces cerca del poblado de guardianes en la zona neutral entre sus territorios.
-"La casa de mi abuela." - el alfa sureño se lo explicó con la voz repleta de una ilusión infantil especialmente bonita. - "Después de vivir durante años en la casa de líderes decidió mudarse a una zona más tranquila semanas después de la muerte de mi abuelo. En ese entonces mi tío se hizo con el puesto de líder del clan Jeon, así que la residencia le parecía demasiado grande sin sus hijos correteando por ella y su marido compartiendo habitación con ella. Se fue a pesar de que aquel había sido su hogar durante años." - Jungkook hizo una pausa, una de sus manos acarició la alta hierba verde que los rodeaba y sonrió en grande, con unas ganas que Tae había apreciado pocas veces antes en este. - " A ella realmente le gustaban las flores, especialmente los geranios rojos, así que decidió quedarse aquí, entre los manzanos y donde pudiese dedicar el día entero a sus macetas repletas de colores. Ahora... En la actualidad... No quedan ni los cimientos de esta pequeña casita que para mi abuela supuso descanso tras mucho tiempo siendo la consorte del anterior líder. "
A medida que se acercaban, Taehyung fue capaz de apreciar el recuerdo de Jungkook formándose plenamente ante sus ojos. No le quedaba ninguna duda acerca de que la abuela de este definitivamente fue una gran amante de las flores porque cuando llegaron hasta la simple valla que rodeaba la casita, el norteño pudo apreciar sin problema alguno la multitud de diversidad entre las incontables macetas de barro pintado. Flores rosas, rojas, amarillas, violetas o azules. Había plantas de casi cada uno de los estilos que él conocía y muchas otras que nunca había visto antes.
El solo pensamiento de que una bonita casa como aquella hubiera sido devorada por el fuego, logró que la piel se le erizase completamente. Las llamas no discriminaban o seguían un camino seguro para el bosque y sus habitantes, ellas se limitaban a tragar todo aquello que se encontraba cerca sin que importase cuán importante pudiera resultar para otros eso que quedaba reducido a cenizas. No había pasado el tiempo suficiente como para olvidar el olor a quemado de Casiopea y el incendio había sido menor que los que asolaron el sur en infinidad de aspectos. El recuerdo que sus ojos podían contemplar con claridad sin duda era parte de un momento feliz para Jungkook, uno que ahora tan solo sobrevivía en el interior de su mente. Agridulce, eso era y así se saboreaba en sus bocas.
-"Luz de luna." - Jungkook apretó un poco la mano de Tae antes de tirar de este hacia una flor en concreto, una que crecía con esplendor a través de la enredadera que trepaba sobre el arco de madera formado sobre la puerta de entrada. - "Mi abuela decía que esta es la flor más representativa de mi familia, porque solo crece en el sur y su lugar de origen está en el mismo sitio en el que fue construida la casa de líderes de nuestro clan cuando la montaña fue dividida en dos mitades. Lo hicieron para mantener cierta simbología por supuesto, pero de alguna manera las Luces de Luna comenzaron a ligarse a mi clan y a mi familia con enorme fuerza cuando la guerra obtuvo sus momentos más complicados y la creencia en su líder fue lo único que animo a nuestros lobos a continuar en la batalla con el Norte. En muchos de nuestros documentos, el sello utilizado tiene la forma de esta flor."
-"Definitivamente no la he visto en el norte."
Taehyung extendió la mano que Jungkook no estaba sujetando y acarició esa planta blanca que se ligaba a la familia del sureño, no quiso comentar nada acerca de la guerra y tampoco sintió ganas de preguntar al respecto. Se limitó a ver ese recuerdo tan claro y preciado para este, a tratar de aprender sobre lo que deseaba mostrarle. Cada uno de los capullos de las Luces de Luna estaban completamente cerrados y dispersos alrededor de la totalidad de la enredadera.
-"Solo se abren de noche, de ahí procede su nombre. Mientras que otras flores se abren para el sol, estas en concreto se abren para la Luna. Les gustan las madrugadas y es realmente bonito verlas brillar en la noche." - Jungkook le dedicó una sonrisa al norteño, su corazón latiendo con la fuerza de los recuerdos de un pasado mejor y más bonito. - "Antes de los incendios era sencillo verlas brillar con fuerza a través de todo nuestro territorio. Como farolillos guiando el camino de los lobos hacia casa."
-"¿Los incendios acabaron con ellas?" - Tae no pudo evitar preguntar, girando su cabeza hacia Jungkook con curiosidad. Aunque el sureño ni siquiera estaba mirándolo en ese instante, él sí lo miró y lo descubrió centrado en apreciar los recuerdos que su meditación le dejaba ver de nuevo.
-"Con las salvajes, sí." - explicó tras al menos un par de minutos. - "La casa de los líderes sigue teniendo Luces de Luna pero son cultivadas por los jardineros. Al ser una señal de identidad de nuestro clan, decidieron poner interés en su cuidado tras estar a punto de perderlas. Solo por su simbología hacia el clan Jeon, si hubiera sido cualquier otra flor probablemente nadie habría ordenado tratar de conservarlas. Ni siquiera esas que mi abuela plantó con sus propias manos y regó durante años."
-"Al menos habéis encontrado una forma de..."
-"Pero no es lo mismo, de ninguna manera." - Jungkook interrumpió las palabras del norteño. - "Brillan con menos intensidad y solo lo hacen en un jardín privado que los lobos que no pertenecen a mi familia pueden contemplar a través de las rejas que lo rodean... Antes... Hubo un tiempo en el que cualquier lobo podía regresar a su casa siguiendo el camino marcado por la estela luminosa de las Luces de Luna. Ya no crecen alrededor de los troncos de los manzanos e iluminan sus ramas, ya no se cuelan entre las margaritas del suelo como luciérnagas bailando en la noche o aparecen colgando de las ventanas de las casas de los poblados."
-"¿Tienes recuerdos de eso?" - Taehyung alcanzó la mano libre de Jungkook y lo animó a mirarlo a los ojos. - "Me gustaría verlo si es posible, quiero saber cómo es el lugar lleno de flores brillantes del que me hablas. ¿Podrías enseñármelo?"
Jungkook no lo sabía, no estaba seguro de si sus recuerdos eran lo suficientemente exactos o intensos pero de todos modos cerró los ojos y se esforzó en crear esa imagen que en alguna parte de su memoria continuaba viva. Para Taehyung, quizás por el hijo de los Kim pudiese revivir todas esas memorias antiguas que lo llevarían de vuelta a un tiempo y realidad en las que su lobo era un poco menos consciente de lo que el dolor y la miseria implicaban. Más allá de los árboles quemados, la ceniza y el olor a tierra infértil. Mucho más allá de lo que su territorio era en el presente.
Así que se recordó a él mismo jugando en el bosque con su prima cuando tan solo tenían catorce años y deseaban divertirse dejando a un lado por un par de instantes el duro entrenamiento que todos los Jeon atravesaban. Se recordó sintiendo sus patas quemar mientras corrían para escabullirse de las responsabilidades cuando ser rebeldes podía ser una excusa debido a su edad y también se recordó a sí mismo la primera vez que besó a una omega porque su celo estaba a punto de aparecer. Lo hizo en medio de la noche cerrada, con la luna iluminando las caricias y toques de sus cuerpos, las Luces de Luna rodeándolos y la responsabilidad de seleccionar bien a su pareja para no decepcionar a su padre picando con demasiada fuerza en el interior de sus entrañas. Al igual que en las de la omega en cuestión. Ambos llenos de una responsabilidad pesada.
Cuando Jungkook abrió los ojos de nuevo, su pecho se sentía sin aliento y no estaba seguro de haber logrado nada en absoluto. Sin embargo, el paisaje que lo rodeaba había cambiado completamente.
-"Tae, abre tus ojos." - los dedos de sus manos seguían entrelazados con los de Kim cuando los dos se observaron y Jungkook simplemente no quiso obligar a su lobo a apartar la mirada del alfa ante sus ojos. Quería ver el modo en el que Taehyung reaccionaba a sus recuerdos de un sur más bonito y repleto de vida, quería saber si a este le gustaba o si las flores que ahora los rodeaban le parecían tan preciosas como a él se lo parecieron años atrás. - "¿Qué opinas?"
Por unos instantes Taehyung se mantuvo en silencio. Ya no se encontraban alrededor de la pequeña casita de la abuela de Jungkook, el lugar que ahora admiraban sus ojos era una frondosa extensión donde los árboles de altas copas estaban repletos de enredaderas con Luces de Luna que iluminaban sus ramas y tallos. Probablemente bastante lejos de cualquier poblado principal del clan Jeon, a juzgar por el cercano sonido de las olas del mar rompiendo contra la arena en algún sitio cercano al que ellos dos estaban en ese instante.
Eran como luciérnagas gigantes bañando de luz blanca el territorio en el que crecían, abriendo sus alas para guiar a cada lobo que quisiera regresar a su hogar. Y eso le ayudó a entender el motivo por el que Jungkook le había mencionado que esas flores marcaban el camino a casa. Era imposible no contemplarlas con ojos grandes, no reconocerlas al instante, no ver en estas la maravillosa luz que proyectaban haciendo que el ambiente se llenara de magia. Era imposible no sentirse atraído ante la idea de perseguirlas durante la noche y corretear entre ellas.
-"Es realmente bonito, Jungkook. ¿Realmente no crees en la magia habiendo tenido algo tan bello como esto en tu vida?"
-"Esto no es magia... Nadie nunca lo ha llamado de ese modo. Solo... Solo son las Luces de Luna brillando durante la noche. Es algo natural."
Cuando Taehyung frunció su ceño con desaprobación, Jungkook sintió que una carcajada sincera le brotaba de los labios y se apuró a sostener con más fuerza el agarre del norteño entre sus manos. Se sentía mucho mejor, las imágenes de los desnutridos niños de las tribus del norte ya casi se encontraban en un plano lejano.
-"Aquí besé por primera vez a una omega." - Jungkook intentó mantener sus emociones a raya. - "No lo hice porque realmente me apetecía, sino porque mi padre tenía ciertas expectativas acerca del modo en el que yo decidía pasar mi primer celo y los de ella también. Fue un acuerdo entre ambos."
Taehyung no pudo evitar sentir una especie de sabor agridulce en su boca, de repente el precioso lugar ante sus ojos estaba siendo manchado por un recuerdo negativo que podía leer con pasmosa facilidad en la cabeza del sureño. Los árboles se tornaron borrosos durante unos instantes, las luces disminuyeron su brillo.
-"Lo disfruté, los dos lo hicimos." - afirmó, aunque su mente y sentimientos no estaban para nada de acuerdo con esas palabras dichas de forma segura. - "Pero no puedo decir que realmente lo quisiéramos ahora que lo pienso con cuidado. Fuimos torpes y estábamos llenos de dudas, solo haciendo algo que se supone que debía ser hecho porque nuestros lobos mostraban cierta compatibilidad y ambos pertenecemos a buenas familias. Estuvimos juntos algunas veces más después de eso y aunque se supone que los alfa Jeon debemos seleccionar una pareja basándonos en su buena capacidad reproductiva para mantener el legado de nuestra familia... Sencillamente dejamos de vernos el uno al otro y decidimos que quizás un lobo más adecuado a las características que exigíamos podría aparecer en el futuro. Para mí una omega preparada para llevar en su vientre a un futuro guardián y para ella un alfa preparado para proteger a su familia ante cualquier riesgo que la guerra pudiese suponerle."
Taehyung bufó pero no se apartó de Jungkook, las manos de ambos seguían unidas en ese recuerdo repleto de luces y sombras.
-"Si sigues seleccionando a tus parejas basándote en algo tan absurdo como sus características reproductivas en lugar de en lo que tú sientes, me temo que siempre te parecerá una persona incorrecta."
-"Tal vez." - Jungkook se encogió de hombros. - "Pero eso es lo que se espera de un príncipe Jeon."
-"¿Y qué es lo que Jeon Jungkook espera de sí mismo? ¿Qué es lo que el lobo y no el príncipe desea?"
¿Qué era lo que él quería? ¿Había llegado a preguntarse alguna vez en su vida algo así antes de conocer a Kim Taehyung? Probablemente no. A él siempre se le había dado bien seguir órdenes a pesar de sus escapes para corretear por el bosque con Joy cuando eran adolescentes. Su prima y él conocían sus deberes desde que aprendieron a aullar, así que la rebeldía les era permitida de vez en cuando siempre que al final del día recordasen quienes eran y a qué estaban destinados ambos. Cuál era su deber con la manada que los seguía y respetaba a su familia.
-"No lo sé, Taehyung." - y no estaba mintiendo al afirmar eso. - "Yo no tengo la menor idea de lo que quiero y en realidad no importa. Me debo a lo que mi clan espera de mí, como alfa y guardián altiorem."
-"Acércate."
Y a pesar de ser un alfa, él lo hizo. No dudó en seguir la petición de otro alfa sin preguntarse si debía o no hacerlo. A pesar de sus enseñanzas, a pesar de su entrenamiento y a pesar de quién era... Dar su brazo a torcer de vez en cuando ante las peticiones del norteño no era del todo un dolor de cabeza. A veces terminaba con una sonrisa en los labios cuando se permitía seguirlo, sin cuestionarse el motivo que lo llevaba a tomar decisiones tan absurdas y fuera de lugar.
-"Deberías comenzar a forjar un futuro basado en aquello que de verás quieres, Jungkook. Sé que es la tradición de tu manada y lo que tu clan desea pero si te ciñes a su modo de hacer las cosas, tal vez nunca logres ser feliz en lo que te resta de vida."
En el instante en el que el hijo de los Kim le rodeó la cintura con las manos, Jeon Jungkook casi se sintió a sí mismo ronroneando como lo haría un gato a pesar de ser un lobo. El toque de Taehyung siempre parecía seguro y dulce cuando se posaba contra su piel. Así que se excusó en eso para romper la distancia entre sus labios y cuando el beso inició no pudo evitar pensar en la diferencia entre este y el primero que había compartido con cualquier otra persona. Lo distinto que era ser sostenido por Tae de lo que había sido sostener a una omega hace tantos años, cuando ni siquiera sabía bien cómo mover sus labios en un beso suficientemente estable y placentero.
Jungkook entreabrió levemente la boca, dejando que el norteño fuese un poco más allá al unir sus lenguas y cuando estas bailaron juntas fue inevitable que se le escapase un gemido ronco desde la propia garganta. Desde lo más profundo de su interior, desde el propio pecho. Kim Taehyung se sentía mucho mejor que cualquier omega correcto que su padre hubiese seleccionado o su familia le hubiera invitado a conocer en caso de que pudiera convertirse en una pareja para él más adelante. Muchísimo más que aquellos y aquellas con los que se había encontrado de mutuo acuerdo para pasar el celo sin demasiado dolor o una cantidad exagerada de supresores de por medio.
El hijo de los Kim tenía algo diferente, algo que él todavía no lograba identificar pero que hacía que su lobo aullase con fuerza y necesidad en el interior de su alma. Y las Luces de Luna no dudaron ni por un instante en iluminarlos a través de ese recuerdo que ahora se formaba de manera completamente diferente a la inicial, que formaba una nueva memoria en la que quizás podría refugiarse más adelante.
Cuando los dos se separaron tras algunos minutos, ya no se encontraban en los frondosos bosques que el sur un día tuvo y tampoco estaban en mitad de la madrugada con el brillo de las Luces de Luna a su alrededor. En su lugar, se encontraban de nuevo sobre la cama de Taehyung con las manos entrelazadas mientras la lluvia de verano golpeaba contra el cristal de la ventana. Nada había cambiado salvo la hora que mostraba el reloj con forma de búho posado sobre la mesilla de Tae.
Jungkook sintió la debilidad regresar en un instante y el agotamiento lo obligó a bostezar, su mente y cuerpo se encontraban cansados, completamente necesitados de una larga jornada de sueño sin responsabilidades. Sin esos recuerdos recientes que cada madrugada hacían aflorar las pesadillas repletas de imágenes reales, esas que revolvían su estómago de la peor de las maneras.
-Duerme un poco Kook, puedo sentir el modo en el que necesitas descansar.
Y Jeon Jungkook no protestó cuando las manos de Kim Taehyung tiraron de él hacia la cama para estirarse en esta. Las sábanas suaves y llenas del olor del norteño calmando con especial rapidez a su lobo. Frutos del bosque. El aroma de las frambuesas y arándanos frescos se estaban impregnando en su piel morena. Los olores del norte entrelazándose suavemente con los del sur.
Ni siquiera logró protestar por un solo instante al respecto. Menos todavía cuando percibió el cuerpo del alfa norteño tumbándose a su lado como un apoyo precioso y perfecto. Un protector silencioso que se mantenía tan cerca como necesitaba tras la amarga madrugada en vela.
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Hiiii!!!!
Nueva martes en el que casi son las doce y decido subir el capítulo para muches un poquillo antes de lo esperado. Este capítulo ha sido mucho más relajado que los anteriores y personalmente he disfrutado mucho del proceso de escribirlo. Probablemente lo que más me ha costado en esta ocasión es escoger una canción con letra y sonido adecuados para combinar la narrativa.
Espero de veras que os haya gustado.
Un beso,
os amo
Mel
💜
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