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Capítulo 25

“Porque cariño, soy una mala idea en el fondo de tu cabeza. Desde el día en el que nos conocimos he estado contándote la misma historia de siempre. Los dos lo sabemos, esto es un desastre romántico. La pesadilla viene después, así que no te hagas ilusiones porque solo te decepcionaré.”

-Romantic Disaster
(Lil Lotus ft Chrissy Costanza)



Jungkook pudo olerlo antes de tan siquiera captar su presencia. Taehyung estaba sentado sobre algunas rocas que delimitaban el camino a través del norte y rodeado de flores silvestres que crecían de forma rebelde entre las raíces de los manzanos, la luz del sol levemente camuflada por las hojas de las copas de los árboles dejaba que los reflejos se posarán sobre él con un aura especialmente bonita. Mantenía su cabello todavía levemente húmedo y sonreía en consecuencia de lo que sea que Jimin le estuviera diciendo mientras observaban la excursión en línea recta que los sureños habían formado en su camino a través del norte.

Eran muchos los ojos curiosos que los miraban ese día, aunque no todos parecían sentirse del todo bien con la presencia de tal cantidad de lobos Jeon en un territorio que siempre había sido considerado intocable para estos. Y quizás si Jungkook no hubiese conocido el importante hecho de que los norteños habían estado recibiendo ataques por parte de los sureños, habría bufado pensando que esas personas exageraban. Sin embargo, no podía hacerlo ahora que era consciente de la manera en la que la unión se estaba forjando de forma injusta entre sus territorios. Todavía tenían mucho trabajo hasta que los lobos de ambas partes de la montaña comenzasen a entender que no debían, ni tenían porque, seguir luchando los unos con los otros.

Para muchos aquella sería la primera vez que pudiesen poner sus pies sobre un lugar que no estaba recubierto de ceniza, por lo que en especial los niños correteaban por los caminos y preguntaban emocionados acerca de la colorida lavanda que se extendía a través de aquellos frondosos bosques.

Los manzanos repletos de llamativa fruta roja empezaban a quedarse atrás para dejar paso a los cercanos abedules que les permitían seguir su camino bajo la agradable sombra. El ambiente seguía siendo tremendamente caluroso a esa hora del día y el líder Yook sin duda estaba siendo afectado por ello, sobre su frente las brillantes gotas de sudor empezaban a causar que su aspecto naturalmente débil se percibiera incluso más enfermizo de lo habitual.

-¡Jihoonie! ¡Deja esas manzanas! ¡No sabes a quién le pertenecen!

La voz de una mujer se coló a través de las sonrisas de los niños que corrían de un lado hacia otro rodeando a los adultos con los rostros repletos de emoción. Un lobo naturalmente tenía que amar la naturaleza, incluso si la cultura de su manada estaba más influida por la guerra y las lecciones de lucha que por la costumbre de sembrar y cosechar.

El líder Yook sonrió un poco, poniendo los ojos sobre el pequeño que ahora protestaba con un enorme puchero que auguraba un temprano llanto debido a la reprimenda.

-Paremos por unos minutos. - Sungjae dejó ir la mano de su prometida y tras recibir una botella de agua y un par de pañuelos por parte de uno de sus guardias, rápidamente decidió acercarse a ese pequeño que efectivamente había comenzado a llorar. - En el norte los manzanos no tienen dueño. - sonrió amablemente. - Es algo que nos proporciona la naturaleza y por lo tanto nuestra gente puede servirse de ello siempre que devuelvan a cambio el doble de lo que toman.

Mientras el líder norteño hablaba, Jungkook giró su cabeza hacia la zona en la que un par de minutos atrás había sido capaz de localizar al hijo de los Kim. Este continuaba sentado sobre una inclinada roca mientras charlaba con su mejor amigo y algunos lobos que él no había llegado a conocer en sus anteriores visitas al norte.

Taehyung alzó una de sus manos cuando percibió la conocida mirada de Jungkook, quien estaba situado en la primera parte de la fila de personas que se encontraban recorriendo por primera vez los montes del norte de los que él y su gente tan orgullosos se sentían.

-Puede tomar cuantas quiera, solo tiene que asegurarse de lavarlas bien antes de llevárselas a la boca. No falta mucho para que lleguemos al primer poblado, en el campamento de la guardia del norte hay algunas tiendas en las que podrán encontrar cestas o bolsas para llevarlas de vuelta al sur cuando la excursión se termine. - Yook Sungjae se agachó y poniéndose de cuclillas llevó su mano hacia una de las manzanas todavía frescas que habían caído sobre el suelo. - Debes escoger bien, aquellas que han caído hace poco son adecuadas para que las consumas pero las demás pronto se estropearán debido a las altas temperaturas del verano. Toma solo esas que vayas a comer, especialmente las que podrás usar antes de que terminen pudriendo.

-¿Qué pasa con el resto de manzanas? - el niño preguntó, todavía con un puchero mientras se abrazaba a las piernas de su madre.

-Aquellas que queden atrás servirán de abono para el suelo, la naturaleza se alimenta a sí misma y crece con gracia cuando se lo permitimos. Si además de eso le ayudamos un poco, todo aquello que ves ahora perdurará en el tiempo.

El niño asintió levemente y tras dedicarle una mirada a su madre volvió a acercarse a esas manzanas que momentos atrás su progenitora le había obligado a dejar en el sitio en el que las había encontrado.

Yook Sungjae no tardó en ponerse de pie para regresar al lado de Jeon Joy, quien por costumbre estiró su mano para tomar la de su prometido.

-¿Los manzanos no tienen dueño? - preguntó confundida. - ¿Cómo se ganan la vida los lobos del norte entonces? ¿Acaso no hay comercio?

-Lo hay, pero aquello que de por sí nos regala la Luna no es algo a lo que podamos o queramos ponerle precio. Las personas tienen sus casas, huertos y terrenos. Aquello que cultivan por sí mismos puede ser vendido en los distintos poblados del norte, hay plantaciones que necesitan más cuidado que otras.

Jeon Joy y Jeon Jungkook parecieron asentir a la par, en realidad aquello no distaba demasiado de lo que el hijo de los Kim le había explicado al sureño. El padre de Taehyung tenía un variado huerto en la parte trasera de su casa, de donde extraía multitud de hierbas medicinales para su labor de sanador. Estaba seguro de que este creaba y vendía infinidad de ungüentos naturales a juzgar por el modo en el que siempre parecía estar cocinando infusiones o creando cremas para sarpullidos y heridas en la cabaña del territorio neutral. Lo había visto trabajando en gran cantidad de ocasiones cuando terminaba sus entrenamientos y entraba en la casa de los Kim en busca de agua fresca.

-Hay tiendas en el poblado de guardianes. - mencionó Jungkook, recordando aquello que solo un día atrás él había podido comprobar. - El señor Kim le ha pedido a su hijo en un par de ocasiones que le ayude a obtener hierbas medicinales y he podido verlo con mis propios ojos al acompañarlo. El norte no es el sitio prehistórico del que nuestros senex nos han hablado tantas veces. - Jungkook sonrió, envolviendo los hombros de su prima con uno de sus brazos. - Aunque no podemos culparlos, hasta hace poco incluso mirar hacia el norte por demasiado tiempo podría ser considerado como un acto de traición.

Yook Sungjae bufó levemente.

-¿Por mirar hacia nuestras tierras?

Jungkook asintió ante la pregunta del líder norteño.

-Que concepto más sensible tienen los sureños acerca de la traición, debería sorprenderme pero en realidad no lo hace.

La excursión no se detuvo en el poblado de guardianes que Jungkook había conocido gracias a sus visitas a la antigua vivienda de los Kim junto a Taehyung. En lugar de eso, todos continuaron caminando con la guía de Yook Sungjae al frente. Cada paso que daba le resultaba completamente nuevo, pues la lavanda de alguna manera se había quedado atrás para dar lugar a largos caminos de tierra que se alzaba en forma de polvo con el constante correteo de los más pequeños.

Sus pasos finalmente parecieron obtener una línea de meta cuando un poblado mucho más grande que el anterior se asomó a la línea del horizonte. Las casas de esa zona eran un poco más pequeñas y en lugar de encontrarse dispersas formaban líneas continuas entre las que se intercalaban huertos repletos de frutales y verduras. Mientras su prima y Yook Sungjae empezaban una pequeña conversación acerca del lugar en el que se encontraban, Jungkook decidió caminar hacia la zona en la que sus padres continuaban charlando con otras familias sureñas.

-Papá. - Jungkook saludó, caminando directamente hacia su madre cuando esta sacó una botella de agua fresca de su característico bolso de lino blanco con el dibujo que él mismo había hecho a mano en algún momento de su adolescencia. - Parece que hemos llegado a la zona principal del norte, el poblado que hemos dejado atrás es el lugar en el que la guardia norteña ha vivido durante años. Cerca de la frontera y…

Jungkook pretendía contarle a sus progenitores todo aquello que poco a poco había ido aprendiendo, incluso si sabía que al menos uno de estos respondería de forma defensiva ante sus palabras.

-No hay duda ahora del porqué siempre han tenido su hocico metido en cada uno de nuestros movimientos, cada vez que nos acercábamos al río nos encontrábamos con uno de esos norteños vigilando nuestros pasos. Sus casas están a solo unos minutos de la frontera. - su padre sonrió. - Deben tener muy poca confianza en nuestra presencia si se ven obligados a construir las viviendas de sus guardianes casi al borde de nuestro territorio.

Jungkook se limitó a asentir, dejando vagar su mirada alrededor de ese lugar nuevo que todavía no había tenido la oportunidad de apreciar por completo. Sus ojos se detuvieron a lo lejos, a un par de metros del lugar que los miembros del consejo territorial habían tomado en la fila de la excursión, los Kim y los Park caminaban juntos a través de un extenso prado repleto de hierba seca por el sol del verano.

Su lobo continuaba inquieto, tanto que el simple detalle de percibir el aroma de Kim Taehyung a lo lejos lo ponía de los nervios.

-¿Me estás escuchando?

La voz de su padre lo obligó a apartar la mirada, de todas formas Taehyung ni siquiera parecía haber notado su presencia mientras avanzaba hacia el mismo lugar que todos los sureños. Eran muchos los lobos Yook que habían decidido unirse a su excursión manteniendo las distancias, porque aunque en la presencia de los dos líderes probablemente nadie haría nada, estos eran conscientes de la enemistad que continuaba existiendo entre las dos manadas de la montaña muy a pesar de aquello que la unión trataba de conseguir. La paz sería difícil de alcanzar si Yook y Jeon ni siquiera planeaban comenzar a relacionarse.

-Lo estoy haciendo, padre. - Jungkook asintió con la cabeza. - En realidad creo que es una buena fórmula, es adecuado que la guardia se encuentre cerca de los territorios que puedan resultar problemáticos. ¿No es ese también el motivo que ha llevado a Joy a marcar una zona neutral?

Su padre bufó.

-Los guardianes del sur nunca han necesitado vivir cerca de la frontera para proteger nuestro territorio, sabes tan bien como yo que nuestras guardias han estado destinadas casi plenamente a mantener alejados a los cazadores, siguiendo esa regla de tres tal vez deberíamos mudarnos al arenal. Los Yook tendrían que ser conscientes y agradecernos eso, actuamos de red de captura. Son muy pocos los humanos que traspasan nuestra protección y se cuelan en el norte. - su progenitor lo envolvió con uno de sus brazos. - Esos Yook creen que no hemos aprendido nada sobre el arte de cultivar nuestras tierras porque nos gusta la sangre, me habría gustado mucho ver cómo podrían ellos enfrentarse al importante hecho de que su territorio fuese la mejor entrada para cazadores e idiotas dispuestos a descubrir si las leyendas sobre nuestra montaña son o no ciertas. Con su ideología de debatir primero y golpear solo cuando las circunstancia son extremas, dudo que hubieran durado más de dos meses solos sin la guardia sureña asegurando las entradas y bosques. Los Jeon somos guerreros porque desde el inicio de los tiempos hemos tenido que protegernos, y haciéndolo también hemos protegido al norte en el proceso. Les guste o no admitirlo.

Bueno, aunque Jungkook estaba comenzando a opinar de formas diferentes a las que sus senex siempre le habían inculcado, todavía se sentía completamente de acuerdo con su padre en aquel tema. Los Jeon fueron y seguirían siendo guerreros porque sus poblados eran mucho más fáciles de alcanzar que aquellos que se situaban al otro lado del río. El norte de la montaña contaba con su protección y la de los guardias del sur, quienes siempre eran los que debían frenar la entrada de los cazadores desde la parte más baja de la montaña. Lo hacían por sus propios intereses, cierto, pero a cambio los Yook habían estado a salvo durante una enorme cantidad de años. Como su padre había mencionado, eran muy pocas las ocasiones en las que los cazadores lograban cruzar la línea de seguridad marcada por los guardias Jeon y después atravesar el río.

Ellos, quisieran o no, estaban destinados a tener que aprender a defenderse.

-Incluso así, cubrir las zonas potencialmente peligrosas es una buena forma de hacer las cosas. Quizás no es tan descabellado la idea de crear un campamento cerca del arenal, te he contado lo que ha pasado esta mañana. Incluso si se trata de una manera de mantener el dinero entrando en nuestra manada, parece una técnica un poco peligrosa y…

Jungkook frenó sus palabras cuando percibió la mueca de desacuerdo en la mirada de su padre. Era un maldito idiota por no ser capaz de enfrentarse a este, incluso cuando sus ideas acerca de lo negativo que era permitir que los pescadores se acercaran tanto al arenal, estaban bastante claras en su cabeza.

Precisamente porque se habían pasado años protegiendo las entradas de la montaña, era que dejar que los pescadores se acercaran tanto le parecía un metodo estúpido. Si bien los leñadores que trabajaban codo a codo con los Jeon suponían un riesgo, estos siempre avisaban cuando decidían ir a recoger la madera que los miembros de su manada recolectaban antes de que los incendios se lo llevaran absolutamente todo.

-Bien, dejaré el tema en este instante.

-Eso es exactamente lo que debes hacer. - su padre susurró con voz enfadada. - No olvides el lugar en el que estás hablando de cosas sin sentido, si el señor Cha se entera de la manera en la que has decidido llevarle la contraria al consejo territorial y sus decisiones, entonces puedes estar seguro de que no querrán beneficiarte cuando te conviertas en guardián.

A Jungkook le hubiera gustado mencionarle a su padre que él no necesitaba que nadie lo favoreciera en absolutamente nada, como un Jeon había nacido en el seno de una familia y clan repleto de personas dedicadas por completo a la guardia de su territorio. Pero aquello lejos de significar que no tenía que esforzarse en el mismo grado que otras personas de su manada, tan solo implicaba que debía ser mejor que cualquier otro lobo. Él sabía que el estigma de ser parte de la familia Jeon era tan malo como bueno, si bien la gente lo respetaba por ello también esperaba mucho más de su labor como guardián que de la del resto.

La presión siempre estaba sobre su nuca, haciendo que su cuerpo se sintiera completamente frío ante el más mínimo error cometido. No importaba lo que muchos lobos sureños creyeran, nadie le había regalado su puesto como futuro guardián del sur. Había sufrido los mismos entrenamientos que cualquier otro chico y se había enfrentado a las miradas de reproche de su padre, tíos, abuelo y senex cada vez que su fuerza física parecía debilitarse por el cansancio.

Él no era una persona que tuviese permitido equivocarse de la misma forma en la que lo hacía el resto. Sencillamente no tenía el placer de poner como excusa los errores momentáneos.

Una vez más, el olor llegó hasta su nariz mucho antes de que pudiera verlo y prácticamente lo ahogó cuando la cercanía de Kim logró que sus ojos se iluminarán incluso a pesar de que había tomado el supresor que Hoseok consiguió horas atrás para ambos.

-Tu lobo está un poco inquieto todavía.

Jungkook se había movido hacia la parte de atrás de una de las casas de ese poblado que ahora sabía que era, o había sido, la zona en la que la familia del líder norteño residía antes de que su hijo se mudase hacia el sur para sellar el acuerdo de unión con su prima. Lo hizo no solo buscando sombra, sino también tratando de escabullirse de la enorme cantidad de gente que se acumulaba alrededor de las mesas ordenadamente colocadas en la pequeña plaza que presidía la vivienda de los líderes del norte.

El lugar era mucho más humilde si lo comparaba con la enorme casa de líderes del sur en la que su familia llevaba residiendo varias generaciones, pero Jungkook sin duda podría afirmar que tenía cierto encanto con todas esas flores de diferentes colores colgando desde los balcones de las fachadas y balcones exteriores.

-Lo está.

El sureño solo se giró después de un par de minutos. Tras comprobar asomándose a una esquina el hecho de que sus padres se encontraban entretenidos comiendo algo, al fin pudo relajarse levemente ante la presencia del norteño tan cerca de él. Mientras observaba con cautela, pudo notar el modo en el que su progenitor evitaba todos esos platos que parecían ser de alguna forma típicos en la manada del norte de la montaña, como el antónimo que siempre habían sido percibió que en cambio los ojos de su madre brillaban con ilusión con cada mordisco que le aportaba nuevos sabores. Ambos estaban entretenidos de formas diferentes, lo que le daría un tiempo de tranquilidad lejos de las continuas charlas de política que nunca había logrado llegar a tolerar del todo.

-A pesar del supresor. - Taehyung se acercó cuando Jungkook apoyó la espalda contra la piedra de la pared de la casa, girándose completamente para mirarlo directamente a los ojos. En esa zona nadie podría verlos a no ser que deliberadamente alguien caminara hasta la parte trasera de la vivienda. - Ni siquiera me ha costado un poco encontrarte, estaba bebiendo algo con Jimin y de repente tu aroma picó en mi nariz.

Bien, al menos eso significaba que Jungkook no era el único sintiendo que el aroma natural de Kim estaba por todos lados. Sin importar el detalle de que los dos hubieran tomado obedientemente el supresor que Hoseok les había conseguido, esa necesidad de sus lobos que los hacía tomar las decisiones incorrectas permanecía presente. El ardiente calor de sus estómagos era definitivamente mucho menor que el del día anterior pero sus sentidos continuaban estando especialmente sensibles.

Él, al igual que Taehyung, había percibido el picor en sus fosas nasales producto del insistente olor de un alfa que no debería sentirse tan cercano como en realidad lo hacía.

-Es absurdo. - mencionó, cerrando sus ojos levemente y concentrándose en calmar nuevamente a su alfa.

-Bueno, quizás nuestros lobos encajan mejor de lo que nosotros dos creemos. La posibilidad de que sean compatibles está ahí, incluso para un Jeon que se empeña en llamar a las parejas de alfas de una manera inadecuada. ¿Eres quizá un delta, Jungkookie?

Jungkook abrió los ojos en el instante en el que Taehyung pronunció esas palabras y una de sus manos fue hacia la camisa del chico para acercarlo hasta él, con el intento fallido de una mirada amenazante fluyendo de sus ojos. Pero todo lo que consiguió fue que el aroma del contrario se sintiera nuevamente más intenso y atractivo, su mano no tardó en pasar de tomar con fuerza la camisa del contrario a estirarse para depositar la palma sobre el pecho de este. Taehyung despedía calor.

Sus papilas gustativas parecían estar saboreando una vez más el ácido a la par que dulce regusto de los frutos del bosque que conformaban el olor del alfa ante su mirada.

-¿Es así cómo actúas cuando alguien te habla de una posibilidad real? - los labios de Taehyung estaban cerca de los de Jungkook y el aroma del chico ya envolvía por completo su cuerpo. Sería absurdo mentir y decir que aquel lobo no hacía que el suyo se sintiera completamente a merced de la necesidad de tocar y probar un poco más. - Venga, en algún momento tendrás que admitir que el hecho de que un alfa pueda sentir cierta atracción hacia otro alfa no es en realidad un hecho tan sumamente extraño.

Jungkook bufó, mas no se apartó de Taehyung. No iba a entrar en el debate de si la atracción entre dos alfas era extraña o no, él sabía que podía ocurrir pero sencillamente no era adecuado y se escapaba de la lógica que la Diosa Luna marcaba. Al menos eso era lo que había estado aprendiendo toda su vida, aceptar de un día para otro que su lobo realmente respondía bien al de Taehyung a pesar de que los dos eran alfas sería como poco complicado.

Así que definitivamente no importaba si los besos del chico ante sus ojos le gustaban o tan siquiera si su celo había sido inusualmente fuerte mientras se encontraba con otro alfa cuando generalmente su lobo le habría pedido un omega para poder calmarse. Nada de eso importaba porque aunque Kim tuviera razón y ambos fueran compatibles, algo así sería sencillamente imposible. Jungkook no estaba dispuesto a permitir que una cosa como esa se escapase de su férreo control. Podría ceder en multitud de aspectos sobre las costumbres norteñas, pero no concretamente en esa.

-Basura. Eso es lo que es. - sus ojos estaban sobre los del contrario, brillando con fuerza. - No hay forma de que mi lobo pueda sentir atracción hacia un alfa, lo que hicimos fue un error motivado por nuestros celos.

-Sí, apuesto a que tan solo se debió a eso. -Taehyung sonrió, sintiéndose levemente provocado por el tono seguro en la voz del sureño. ¿Que era basura? Él no había sido el único interesado en calmar su celo, los dos habían tomado decisiones juntos durante la noche anterior.

La mano izquierda del norteño voló hacia la nuca de Jungkook y el simple toque hizo que los dos alfas sintieran el cosquilleo repiquetear sobre sus pieles. Era una estupidez fingir que la compatibilidad no estaba ahí, pero de todos modos Jeon Jungkook se negaba a creerlo.

Eso hizo que Kim Taehyung quisiera demostrarle que se equivocaba, aún sabiendo que quizás para el alfa ante sus ojos todos esos sentimientos o sensaciones nuevas serían mucho más complicadas de entender y sobrellevar formando parte de la familia de la actual líder del sur.

-Fue eso. Únicamente eso.

Con una sonrisa el norteño se limitó a asentir con su cabeza, girando esta levemente cuando sus labios buscaron el camino hacia la manzana de Adán del cuello del sureño para depositar un rápido beso ahí. Quería provocarlo, mas no pretendía presionarlo o hacer que este se enfadase. Por eso sus labios se limitaron a rozar la piel del sureño con rapidez en lugar de posarse plenamente.

Jungkook se estremeció en consecuencia incluso así.

-Bueno, entonces supongo que no volverá a repetirse. Puedes estar tranquilo, este alfa sabe donde encontrar diversión cuando su celo es tan intenso que no lo puede callar con supresores. Por muy fuertes que estos sean.

El sureño estaba a punto de decir algo cuando el hijo de los Kim se apartó completamente, dejándolo con el resquicio de algunas palabras en sus labios y haciendo que su lobo protestase en consecuencia. A pesar de todos sus intentos por reprimir la obvia necesidad de este.

Si había una cosa que Kim Taehyung entendía era que nadie podía ser forzado, incluso si le gustaba juguetear alrededor de Jungkook y ver sus expresiones de sorpresa cuando se encontraba a sí mismo sintiendo gusto ante la cercanía de otro alfa. Él no era nadie para presionar a ese chico que ante sus ojos claramente se mostraba como un lobo con gustos únicamente centrados en los omegas, sin importar el detalle de que en la intimidad parecía recibir perfectamente bien el toque de un lobo de su misma clase como lo era el suyo.

-Taehyung…

-Es tu decisión, Jungkook. Yo no puedo decirte lo que eres o lo que sientes porque no estoy en tu cabeza, sin embargo creo que la respuesta de tu alfa va en concordancia con lo que como un humano tú también deseas. - Taehyung le dedicó una cálida sonrisa al chico. - No sé lo que pasará o si realmente estoy cegado por los rastros de mi celo, pero diría que los dos nos sentimos bastante bien cuando le concedemos el capricho a nuestros lobos de mantenerse cerca.

-Es demasiado para mí, demasiado en lo que pensar y demasiado…

-Lo sé. - el norteño se acercó para depositar una rápida caricia sobre la mejilla del chico ante sus ojos. Ese fuerte guardián que siempre rompía los sacos de boxeo de su padre, era el mismo que ahora parecía sentirse asustado y tímido por igual. - Y lo siento si me he precipitado demasiado. Supongo que tu aroma está haciendo estragos en mi lobo a estas alturas, es posible que otro supresor nos ayude a ambos. Han pasado varias horas desde que tomamos el primero.

Jungkook se relamió los labios antes de asentir. Definitivamente un supresor podría ayudarle con esas extrañas sensaciones que le recorrían todo el cuerpo.

-¿Sabes dónde conseguirlos?

-Ven conmigo.

Y cuando el hijo de los Kim tomó su mano y tiró levemente de esta, Jeon Jungkook se encontró a sí mismo siguiéndolo sin tan siquiera haberlo pensado por un instante.

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