Capítulo 16
“Cuanto más voy hacia ti, más me quedo sin aliento y se siente como si solo te estuvieras alejando. ¿No será que me he adentrado en un mar aún más profundo? Sí. A mí mismo en la oscuridad. Quiero ir hacia ti y decirte que hoy, quiero conocerte mejor.”
-Abyss
(Kim Seokjin)
☾
Taehyung pasándole nuevamente una toalla se sintió casi como una sensación deja vu, solo que en la anterior ocasión el guardián norteño no se encontraba en el medio de la sala de estar de los Kim de brazos cruzados mientras parecía mirarlo con cierta desconfianza. Si no fuese porque sabía que Tae se estaba enfrentando a un posible problema con sus padres, Jungkook habría mandado a la mierda a ese tal Jung.
-Tenemos tiempo, la tormenta no parece estar calmandose. Así que puedes contarme en este instante qué es lo que hacías en la casa de los Park con un chico sureño.
-Te lo he dicho Hoseok, escuchamos un ruido y fuimos a ver lo que ocurría. En realidad yo debería preguntar por qué decidiste dejar la puerta abierta mientras revisabas el interior de la vivienda. - Taehyung le ofreció una toalla al guardián norteño, pero este se limitó a negar todavía con los brazos cruzados.
A pesar de que Jungkook podía observar muchas marcas en forma de líneas cortas sobre sus antebrazos, indicando que este había sido responsable del rescate de multitud de vidas, la actitud de ese chico definitivamente estaba logrando que sus nervios se disparasen. No podía comprender el motivo que había llevado a este a hablarle con tanta frialdad a Taehyung, se suponía que ambos se conocían y eso implicaba que Jung tendría que ser plenamente consciente de que uno de los padres de Tae era de hecho el jefe actual de los guardianes del norte. Lo cual ciertamente no implicaba que su hijo tuviese que ser ejemplar, pero de hecho Taehyung lo era. Él no había conocido antes a muchos lobos con una mente tan pacífica como la del hijo de Namjoon y Seokjin.
La familia Kim había educado bien a su hijo, siguiendo siempre la creencia de que hablar solucionaba muchos más problemas que morder la yugular de otros lobos. Generalmente Jungkook rodaría los ojos ante esa idea pero mientras analizaba la postura tensa de Tae en consecuencia de la mirada casi juzgadora de Jung… Bueno, desde luego no podía evitar situarse al lado del hijo de su entrenador.
-Modifica tu tono, Taehyung ha sido amable contigo. - Jungkook gruñó, sintiendo a su lobo removerse cuando el alfa Jung lo miró a los ojos mostrando una expresión aburrida ante su reclamo. - Estás en su casa, no sé lo que os enseñan en el norte pero en el sur los invitados se comportan cuando entran en un sitio que no les pertenece.
-Hasta donde recuerdo, esta no es tu casa tampoco sureño. - Hoseok volvió la mirada hacía Taehyung. - Quiero que me lo expliques bien, puedo entender que hayas escuchado ruidos pero no eres nadie para comprobar sin la compañía de un guardián lo que sucede en una casa que no te pertenece. Tú mejor que nadie sabes que la manera de actuar adecuada habría sido avisar a alguien entrenado específicamente para enfrentarse a un posible enemigo.
Taehyung dió un par de pasos hasta colocarse al lado de Jungkook, percibiendo la mirada rabiosa que este había comenzado a dedicarle a Jung Hoseok.
-Te lo he dicho dos veces y te lo repito una tercera pero no lo explicaré de nuevo Hoseok, escuchamos un ruido y decidimos comprobar que no estaba ocurriendo nada malo. Esta mañana salimos de la zona sur cuando el sol estaba en lo alto del cielo y la tormenta nos pilló desprevenidos, decidimos quedarnos en casa debido a la posibilidad de que las fuertes lluvias hicieran de la tarea de cruzar el río algo arriesgado para nosotros. - un suspiro, Hoseok había cambiado mucho desde que su destino de convertirse en guardián llegó hasta él dos años atrás. Y Taehyung odiaba eso, el cómo una persona que años atrás había admirado por su personalidad brillante ahora se estaba apagando por completo por la responsabilidad que su trabajo implicaba. - Estábamos cubriendo con toallas la parte baja de las puertas que quedan a la altura del suelo cuando sentimos ruidos, como bien sabrás mi familia y la de los Park siempre han compartido una amistad bastante profunda, así que no pude evitar ir a ver qué era lo que pasaba. Creí que alguién podría estar intentando robar o algo similar.
-No eres un guardián, sigue sin ser una excusa para poner tus patas en una casa que no te pertenece. - el tono de Hoseok había subido, Taehyung podía notar los ojos de este clavándose con fuerza sobre él. - “ Y con un sureño.”
-¿Qué hay con ese tono de mierda? - Jungkook volvió a protestar. - ¿No sois los norteños conocidos por vuestra manera de dialogar? Si eres un guardián deberías haber protegido tu zona mejor, no habríamos escuchado ningún sonido extraño en esa casa si para empezar no hubieses dejado que alguien se colase en la misma y te puedo asegurar que tengo buen oído. Ahí dentro había un lobo, y ese lobo también fue lo que te hizo a tí entrar en la casa.
-” Déjalo fuera de esto Hoseok, no soy un guardián pero que haya entrado en la casa de los Park para comprobar lo ocurrido no es lo que te molesta.”
Ante la vista de Jungkook tan solo había un guardián que mantenía la mirada rabiosa y el ceño fruncido, no le había contestado y tampoco parecía realmente interesado en hacer tal cosa. En lugar de eso Jung se limitó a girar la mirada hacia Taehyung de nuevo y el silencio que los rodeó se sintió extraño porque los ojos de los dos lobos sureños indicaban claramente que estaban conversando incluso si él no podía captar sus palabras.
Jungkook lo supo al instante, ese había sido el motivo por el que en su manada habían prohibido el uso de tales poderes entre lobos. Taehyung y Jung podrían estar planificando su muerte y él ni siquiera lograría enterarse de ello a no ser que alguno de los dos implicados en la conversación decidiera añadirlo. E incluso si así lo quisieran, él ni siquiera podía controlarlo de todos modos. Nadie le había enseñado a hacerlo más allá de cuándo se encontraba transformado. Incluso si todavía podía escuchar y contestar, la tarea de hacerlo le resultaba difícil y agotaba su mente.
-” Sé que no eres un guardián Taehyung. Odias lo que supone un guardián, ¿no acabamos nuestra relación por eso? No querías salir con un guardián pero ahora decides actuar como uno de la mano de un sureño. ¿Qué es lo que pasa contigo? Fue un movimiento irresponsable, absurdo y algo que los dos sabemos que no te correspondía. Tendrías que haber avisado al menos, conoces el protocolo de nuestra manada. “
-”No te dejé porque fueses un guardián, incluso si detesto mucho de lo que eso conlleva. Sabes tan bien como yo que lo nuestro se terminó en el instante en el que comenzaste a cambiar, solo te importaba tu trabajo y yo no quería estar con una persona que nunca tenía tiempo para mí. ¿Estás enfadado porque he entrado en la casa de Jimin o porque tienes que volver a conversar conmigo?”
-”Yo…”
-¿Podéis usar vuestra maldita boca para hablar? - Jungkook bufó, dejándose caer sobre uno de los sofás de la sala de estar mientras se revolvía el cabello húmedo con la toalla que anteriormente Taehyung le había cedido.
Hoseok tardó unos segundos en apartar la mirada de Taehyung, y cuando lo hizo Jungkook pudo jurar que este estaba maldiciendolo de una forma bastante profunda porque la marca que portaba en el cuello, al igual que todos los norteños con los que se había topado hasta ese instante, brilló. Y no dejó de hacerlo hasta que el guardián norteño regresó los ojos al hijo de los Kim.
-Quedaos aquí hasta que la tormenta pase, mis hermanos y yo nos encargaremos de vigilar la casa de los Park. En contra de lo que tu amigo pueda pensar, somos bastante precisos en lo que respecta a comprobar que ningún enemigo se acerque a nuestros poblados pero alguien ha tenido la pésima idea de juntar dos partes de la montaña que nunca han sabido llevarse bien sin un buen plan para la adaptación de las manadas implicadas. - Hoseok dió un par de pasos hacia Jungkook. - Creo que todavía no eres consciente de todos los problemas que los sureños como tú están causando en el norte, si los Jung no hemos podido mantener la mirada en nuestros bosques para eliminar amenazas es porque de hecho nuestros poblados están siendo atacados por sureños que quieren tomar la justicia con sus propias manos. Es curioso que te atrevas a criticar mi trabajo cuando todo lo que he hecho desde que la montaña se unificó es rescatar a familias o parejas de alfas de las manos de idiotas como tú. En la última semana son más de treinta las personas que han sido agredidas en el norte, y por lo que sé la situación no es del todo diferente en el sur. Si quieres preocuparte por el trabajo de los guardianes, mete tu hocico en el control de las personas que deciden ajusticiar a aquellos que no han cometido ningún delito.
Jungkook se limitó a gruñir, sabía que las palabras que le estaba dedicando el guardián norteño eran mucho más verídicas de lo que le gustaría reconocer, al igual que también era conocedor de que su padre y el señor Cha podrían tener mucho que ver al respecto. Conocía el detalle de que eran incontables los grupos de lobos sureños que todavía sentían un profundo odio hacia todo aquello que implicaba el norte por mucho que su prima Joy se estuviera esforzando en crear una transición pacífica, eso era lo que la mayoría habían aprendido a través de generaciones y eso era también lo que él mismo decidió creer por un tiempo. La única diferencia era que Jungkook no buscaba cualquier excusa para lanzarse a la yugular de un lobo del norte, no lo hacía porque aunque había sido criado para luchar contra estos todavía pensaba que era necesario un motivo de peso para decidir lastimar a alguien. Y ahora que la unificación era un hecho, atacar solo significaría reavivar el conflicto.
Tal y como estaban las cosas, debía pensar muy bien en cómo actuar alrededor de los integrantes de la manada Yook. Él podía afirmar que se estaba esforzando por aprender, su prima necesitaba que cada guardián a su servicio comenzase a pensar en la montaña como una única parte. Ya no estaba dividida, el río ya no suponía una frontera y cuando un norteño caminaba sobre el territorio del sur no necesitaba ser capturado de forma inmediata.
Ahora eran un solo clan, una única manada y antes o después las personas tendrían que acostumbrarse a pesar de los constantes intentos por parte de los miembros del consejo por hacer que los planes de la líder Jeon fallen estrepitosamente. Jungkook estaba al lado de su prima, había crecido con ella y compartido senex con la misma, los dos aprendieron que en el norte no se encontraba nada más a parte de pecado y lujuria, pero el pecado y la lujuria no eran algo que se alejase de muchas de las personas que se encontraban en puestos de importancia en su propio clan. Era un secreto a voces que cada vez sonaba con más fuerza ahora que Jungkook estaba madurando y comenzando a interpretar con su propia cabeza todas y cada una de las cosas que su padre le había contado mientras crecía.
Y aunque él siempre sería fiel a su familia y a lo que el apellido Jeon significaba, entendía que otra guerra tan solo serviría para destruir lo que desde hace mucho tiempo intentaban construir. Si se sumían nuevamente en un conflicto bélico sus intentos por vivir en una zona segura se quedarían en un limbo inalcanzable. Recordar a su abuelo hablando con gran orgullo de su labor como guardián era una cosa, querer que los tiempos en los que cualquier sureño era asesinado por el simple hecho de asomar su hocico al río que cruzaba sus montañas… Eso se apartaba de todo lo que él deseaba en su futuro.
Como le había dicho a su padre, no quería criar a sus cachorros con una amenaza de peligro rodeando sus vidas a cada instante. Ya tenían más que suficiente con los humanos que de vez en cuando buscaban divertirse de manera grotesca persiguiendo a los lobos a través de sus montañas. Los incendios les habían arrebatado la protección de los árboles en gran parte del territorio sur, no tenían nada en lo que esconderse o revolcarse para dejar sus aromas. No había mucha naturaleza en la que desear un futuro prospero para una familia feliz. Joy era consciente de aquello, de la misma manera que él también lo era.
La unión de las dos manadas nunca sería bien recibida hasta que los frutos de la misma comenzasen a verse. Y aún así, los que pretendían estar ciegos jamás podrían ver.
-Sé eso. - dejando la toalla a un lado, Jungkook miró a Taehyung antes de dirigirse al guardián norteño. - Y puedo asegurar que Jeon Joy está poniendo todo de sí misma para lograr acabar con la violencia entre manadas, pero mi clan ha sido entrenado a lo largo de los años para defender nuestro territorio de todo lobo norteño que asomase el hocico a la frontera marcada por el río. Llevará un tiempo que las personas del sur empiecen a ver con buenos ojos a los que les han enseñado a ver como enemigos desde siempre, más que unas semanas. La primera norma que recuerdo en mi vida es la de no acercarme nunca al norte y mucho menos a los lobos que lo habitan, pero ahora las cosas empiezan a cambiar. Es pronto todavía, los sureños necesitarán entender poco a poco que ningún norteño les quitará aquello que es suyo por derecho.
-Y durante ese tiempo, los guardianes que nos hemos quedado en el norte no podremos hacer otra cosa diferente que vigilar y cuidar a los nuestros. Tus vecinos sureños necesitan tiempo, los nuestros parece que necesitarán acostumbrarse a ser atacados. - Hoseok suspiró, llevando una de sus manos hasta el bolsillo trasero de sus pantalones vaqueros. - La mayoría de guardianes del norte están ahora en una zona que es considerada neutral pero que después de todo…
-Se encuentra en el sur. - Taehyung añadió, tomando asiento al lado de Jungkook e invitando con un gesto a Hoseok a hacer lo mismo. - Jimin y yo también hemos llegado a esa conclusión, el sur está repleto de guardianes pero el norte ha dado su completa confianza a una unión que todavía no es estable y en consecuencia nuestro territorio ya no está vigilado. Los guardianes deben dejar pasar a los sureños pero estos no siempre se mueven por el norte por cuestiones de trabajo o curiosidad, lo sé por las palabras de papá.
Jungkook llevó sus ojos hasta el hijo de los Kim, poniendo atención a lo que este estaba diciendo y notando como el aroma que lo caracterizaba se tornaba un poco agrio mientras sus ojos se entristecían. Bien, tal vez había sido injusto al presuponer que los Jung estaban haciendo mal su trabajo pero Hoseok seguía sin gustarle, no le gustaba el detalle de que este pareciese al borde solo por el detalle de que ellos dos habían entrado en la casa de los Park sin avisarle previamente. Y mucho menos le agradaba el tono que había usado para reprender, más que a él mismo, a Taehyung.
-Hablaré con Joy. - Jungkook interrumpió la charla que había comenzado entre los dos lobos norteños. - Mi prima está esforzándose de verás por lograr que esto funcione pero como todos, a veces comete errores. Le daré la opción de aumentar la vigilancia en los poblados norteños que han sido atacados por lobos sureños y me encargaré de que la acepte.
-¿Su prima? ¿Con qué tipo de sureño te estás juntando Taehyung? - Hoseok apoyó los codos sobre sus rodillas, inclinándose levemente para poder mirar con facilidad al hijo de los Kim.
Taehyung sonrió, una sonrisa que en realidad parecía bastante divertida ante los ojos de Jungkook.
-Él suele considerarse parte de la realeza Jeon, pero si me preguntas es solo un sureño que está entrenando con mi padre y que tiene un carácter especialmente difícil de predecir. No veo a un príncipe en él… Aunque para los sureños eso es lo que es. - Tae giró su mirada de nuevo, para poder conectar sus ojos con los de Jungkook, su marca brilló mientras lo observaba. - Mmm… En realidad Jungkook es más razonable de lo que pensé cuando nos conocimos, para ser un sureño y eso. Parece un lobo decente.
Jungkook no sabía si lo que había dicho Taehyung se podría considerar como un halago, sin embargo su lobo saltó con felicidad en su interior en el instante en el que este pronunció aquellas palabras.
Tras la marcha de Hoseok, Taehyung decidió que era el momento adecuado para darse una ducha después de haberse llenado de barro un par de horas atrás. El intento por taponar todas las posibles entradas de la casa por las que podría haber pasado la lluvia torrencial parecía haber tenido éxito, a pesar de que en ese instante la fuerza del agua se estaba intensificando nuevamente.
En cierta forma agradeció la presencia de Jungkook, si hubiese acudido por sí mismo al norte esa mañana se hubiese topado él solo ante el detalle de que la casa de su mejor amigo estaba ocupada por un invitado inesperado. Porque tanto el lobo sureño como él continuaban pensando que allí había alguien, sin importar que durante su intento de inspección tan solo lograsen encontrarse con Hoseok.
-Llamaré a casa después de darme una ducha, puedes usar el baño de invitados y tomar la ropa de mi armario que consideres que puede resultarte cómoda para pasar la noche. No parece que la lluvia esté tomando un rumbo más calmado, quizás todo lo contrario.
Jungkook asintió, apartando la mirada de la ventana y centrándose en Taehyung. Después de que el guardián norteño se fuese, no pudo evitar poner de nuevo la atención y su oído sobre la casa de los Park. Estaba seguro de haber escuchado a alguien, al igual que sabía casi con total seguridad que el único motivo por el que se toparon con un guardián en el interior de la vivienda fue exactamente eso. Hoseok no lo negó de todos modos, el chico se limitó a zanjar el tema sin aportar demasiados detalles acerca de lo que sabían o no del intruso.
En la última hora habían debatido mucho más sobre la forma de organizar una unión paulatina que le permitiera a los lobos de los dos territorios en discordia comenzar a llevarse bien, que acerca del detalle de que podría haber un potencial enemigo escondido lo suficientemente cerca como para cortarles el cuello mientras dormían. Ahí fuera, entre el sonido de los manzanos siendo movidos por el viento, la lluvía chocando con fuerza contra el suelo y los relámpagos brillando atronadoramente en el firmamento, Jungkook estaba seguro de haber escuchado patas corriendo y la respiración agitada de alguien que probablemente buscaba esconderse antes de ser descubierto.
La tormenta podría ayudarle a ocultarse, pero el sol acabaría saliendo de nuevo.
-¿Dónde está ese baño? - Jungkook sonrió levemente, colocando las palmas de sus manos sobre su nuca en un intento por aliviar la tensión que se cernía sobre sus hombros tras el complicado tema de la conversación que había tenido lugar solo unos minutos atrás. Tendría que pedirle a Joy que le permitiese tener una charla con Namjoon y él urgentemente, el padre de Tae sin duda podría ser un elemento de ayuda en el proceso de buscar soluciones a los ataques que los norteños se encontraban sufriendo por parte de algunos miembros del clan Jeon. Él solo era un aprendiz de guardián, nadie le prestaría atención hasta la ceremonia de iniciación y para eso tendría que pasar el verano completo aprendiendo del señor Kim si acaso los movimientos de su padre y el señor Cha no detenían el proceso antes de que finalizara. - Puede que lo hayas olvidado pero es la segunda vez que estoy en tu casa del sur y la primera vez me limité a perseguirte hasta tu habitación.
Taehyung sonrió de vuelta, con sus ojos iluminandose con diversión y comprensión. El hijo de los Kim estaba tranquilo ahora, después de que el alfa norteño saliese de la casa su olor había vuelto a la normalidad y Jungkook no dejaba de preguntarse en silencio qué era lo que había causado la tensión evidente entre Jung y este.
-Oh, cierto. Ven, te enseñaré dónde está el baño y te daré más toallas. La colada va a ser un dolor de cabeza si seguimos usándolas a este ritmo. - el lobo sureño se tomó unos segundos para asegurarse de que Jungkook lo seguía antes de ir hacia el corto pasillo de la planta inferior de la casa. A diferencia de lo que pudiera parecer por el cuidado diseño exterior, sus padres se habían limitado a diseñar un hogar funcional y la amplitud de las estancias estaba pensada llanamente para su comodidad. - Es el baño de invitados porque mis padres construyeron la casa pensando en tener varios cachorros. Sé que ese detalle no te interesa, pero las complicaciones entre sur y norte provocaron que ellos decidieran no tener más hijos. La mayoría de guardianes tomaron esa decisión también, para los norteños las guardias eran necesarias pero también suponían un enorme problema de conciliación familiar. No te haces una idea de la cantidad de amigos que tengo con padres que han decidido separarse por la falta de tiempo, eso es lo único que agradezco de la unión. Puede que en el futuro nosotros podamos decidir como vivir sin tener que pensar en la amenaza que supone un clan de lobos cercano.
¿Acaso Taehyung pensaba que para los lobos Jeon la situación había sido sencilla? Era cierto que los norteños debatían antes de decidir atacar pero también eran implacables cuando alguien decidía asomarse a la frontera, en esa guerra habían sufrido familias de las dos mitades de la montaña. Lobos de todo tipo, creencia o clase.
-Bueno, en el sur no era muy diferente. Es cierto que no vivíamos con miedo a ser atacados a todas horas por el norte pero muchas personas de la edad de mis padres decidieron que era absurdo traer hijos a una realidad en la que correrían peligro. Cuando mi abuelo era líder la natalidad fue uno de los mayores problemas, hubo escasez de madera, comida, armas y guerreros hasta que la balanza comenzó a asentar levemente nuestro modo de vida. Los negocios con los humanos en cierta manera ayudaron… - Jungkook observó la organizada estantería de la que Taehyung estaba obteniendo un par de toallas. - Incluso si se nos enseñó a luchar desde nuestro primer aullido, no a todos nuestros padres les gustaba la idea de arriesgarse a perder a las personas que aman. Y nosotros ni siquiera hemos vivido la guerra en su momento más dañino, solo enfrentamientos temporales causados por la frontera entre nuestros territorios. Todos los lobos de mi generación, así como los mayores y menores, saben que el norte es sinónimo de dolor, amenaza y pecado.
El hijo de los Kim bufó levemente, girando su cara hacia uno de los cajones de la estantería para cederle lo que parecía ser una pastilla de jabón de lavanda casero.
-A veces siento que todo se volverá a repetir, cuando veo a los sureños atacando a las familias de deltas o a los lobos que cruzan desde el norte para encontrarse con sus familiares en el sur… Creo que no podrá llegar a funcionar nunca, no con esa manera de pensar que tenéis y no me importa si es resultado de vuestra educación. - otro bufido antes de girarse para mirar a Jungkook a los ojos, Taehyung sentía su marca escocer en su cuello. - Esto es algo que lleva ocurriendo desde hace demasiado tiempo.
Jungkook se limitó a dar un pequeño asentimiento de cabeza sin apartar los ojos de la expresión agitada del hijo de los Kim. Cuando los dos se quedaban quietos manteniendo el contacto tan solo a través de sus iris, Jeon Jungkook deseaba no haber aprendido que la comunicación mental era un delito penado porque solo en esos instantes le parecía en cierta manera la forma más adecuada de hablarle al alfa que se encontraba ante sus ojos con los labios entreabiertos y las palabras escritas en el modo de mirarlo. No necesitaba preguntarlo, sabía que Tae estaba comenzando a enfadarse por el modo en el que su aroma se modificaba con pasmosa facilidad cada una de las veces en las que la molestia hacía presencia en su generalmente pacífica personalidad.
Estaba sintiendo de nuevo la presión en su cabeza debido al rumbo de la conversación. Unas semanas atrás no le preocupaba demasiado la guerra, creía que los Jeon eran muy superiores a los lobos norteños incluso si en realidad él jamás había visto uno de cerca. Pero las charlas con el padre de Taehyung durante los entrenamientos habían creado una especie de duda en su conciencia que no hacía más que crecer.
El señor Namjoon le había invitado a pensar en si le gustaría ver a su futura familia siendo consumida por el miedo de no saber si podrían sobrevivir otro día, o si estaría feliz de no poder encontrar ni una sola pizca de comida entre las montañas que la Diosa Luna les había regalado. El padre de Taehyung sabía cómo lograr que su conciencia se sintiera pesada por haber creído ciegamente en aquello que sus senex decidieron enseñarle y ver los esfuerzos de su prima por cambiar eso que muchos deseaban mantener… No podía evitar dudar. Tenía que hacerlo, después de todo una parte de su persona seguía siendo humana.
-Vamos a cambiar de tema, demasiado tiempo pensando en el hecho de que una guerra pueda darse de nuevo si mi prima y Yook Sungjae no son capaces de establecer una unión pacífica. Quiero ducharme y comer algo.
-Sí… - Taehyung mantuvo las toallas y el jabón que su padre solía comprarle a la vieja Lee en sus manos, el silencio estaba comenzando a rodearlos a Jungkook y a él mientras se miraban a los ojos. - Sin prisa… No podremos ir muy lejos hasta mañana, la caldera debería funcionar perfectamente para nosotros dos así que relájate un poco si lo necesitas.
Jungkook asintió de nuevo, estirando sus propias manos para obtener las toallas que el hijo de los Kim continuaba sosteniendo.
-Gracias, me tomaré mi tiempo si insistes. - sonrió. - ¿Puedo pasarme una hora bajo el agua caliente?
Taehyung movió la mano en el aire, quitándole importancia. Su aroma regresando a la normalidad paulatinamente para la tranquilidad del guardián sureño.
-Puedes hacerlo, pero el ambiente sigue siendo caluroso a pesar de la tormenta. Si quieres cocerte como un cangrejo de agua dulce, esa es una decisión solo tuya. - el lobo sureño no tardó en caminar hacia la puerta del baño. - Oh, Jungkook. Gracias por no reaccionar como lo haría un sureño cuando Hoseok ha empezado a mostrar su faceta de guardián serio.
-Soy un sureño, Taehyung.
-Lo sé. - silencio de nuevo, solo sus ojos clavados los unos en los otros. Miradas compartidas que por algún motivo no se sentían tan incómodas como deberían. - Iré a conseguirte ropa cómoda.
Cuando Jeon Jungkook salió del baño lo primero que percibió fue que las nubes de la tormenta que seguía cayendo con fuerza en el exterior habían provocado que el mediodía pareciese incluso más oscuro que la mañana lluviosa. Eran quizás no más de las dos y media pero simulaban ser las siete.
Su mirada regresó hasta una de las ventanas, realmente los señores Kim se habían tomado la molestia de crear una vivienda en la que el bosque cercano se pudiese apreciar con total claridad. Eso no le agradaba, con un enemigo entre los árboles era probable que fueran vistos con mucha más facilidad de la que ellos veían.
Le preocupaba la presencia de ese lobo en la casa de los Park, era algo en lo que no había logrado dejar de pensar incluso cuando Jung prometió prestar atención a cada sonido extraño que surgiese entre las gotas de lluvia de la tormenta de verano.
-Ven a comer algo, sureño gruñón.
Apartando la mirada de la ventana, Jungkook terminó de salir del corto pasillo que llevaba hacia el baño de invitados y observó la luz anaranjada que resbalaba sobre las paredes de madera de la sala a través de la cocina americana. Taehyung llevaba una camiseta de manga corta de color gris que parecía quedarle un par de tallas grande y unos pantalones por encima de la rodilla de tono azul cobalto, parecía estar empeñado en alcanzar algo de uno de los estantes y como ocurría generalmente cuando se trataba del hijo de los Kim, no tardó en conseguirlo incluso si para ello tuvo que usar una espumadera de madera.
-Tenemos fideos y muchas latas de comida en conserva, no me pidas algo exquisito porque las dotes culinarias no entran dentro de las cosas que puedo hacer. Papá S dice que se debe a que llevo en mi sangre los genes de papá N. Así que son fideos con salsa o… Puedes elegir una lata de conserva. Nos llevamos casi todo en la mudanza.
-Bueno, si llevas en tu sangre los genes de tu papá N debes saber cómo luchar. ¿No es un sureño de nacimiento? Ha debido pasar por los mismos entrenamientos que el resto de nosotros.
Taehyung se detuvo por un instante, observando con la mirada el caminar tranquilo de Jungkook.
-No lo sé. - respondió.
-¿Mmm? ¿Qué es lo que no sabes?- Jungkook lo miró confundido, la mirada de Taehyung parecía un poco decaída en ese instante.
-Eso, que no lo sé. Papá nunca me ha querido hablar de su vida en el sur. - Tae se encogió de hombros, poniendo una olla con agua sobre uno de los fuegos de la cocina de leña. - Cuando era pequeño le pregunté al respecto, los niños que asistían conmigo al colegio del poblado se metían conmigo por mi olor… Decían que era raro y que parecía un sureño no solo por mi aroma sino porque con el sol mi piel tiende a tostarse con mucha más facilidad que la de los demás, a pesar de mi cabello plateado o mi poca resistencia a las altas temperaturas. Inevitablemente tuvieron que explicarme que en mis genes había parte del sur, eso solo derivó en más burlas y bueno, los niños pueden ser muy crueles. ¿No crees eso?
Taehyung se giró para alcanzar un poco de aceite de uno de los estantes de la cocina y Jungkook tomó asiento ante la barra, sus codos estaban apoyados sobre el mármol de la encimera mientras observaba el modo en el que la presencia de Tae parecía tensarse un poco debido al tema que se encontraban tratando.
-Los niños son tremendamente sinceros, así que supongo que sí. Pueden ser crueles, a veces incluso sin pretenderlo. - Jungkook no apartó los ojos de Tae incluso si esté estaba de espaldas a él. - Si quieres mi opinión, no existe nada como un sureño puro o un norteño puro. Antes de la separación entre manadas éramos un solo clan. Es adecuado presuponer que provenimos de ambas partes de la montaña a través de nuestros antepasados, incluso si ahora nos consideramos de una zona concreta.
El hijo de los Kim asintió.
-Solo Jimin y Hoseok me aceptaron al principio, pero a medida que fui creciendo esas partes sureñas de alguna manera se camuflaron un poco. Creo que fue debido a que mi entorno era el norte y es donde mi lobo siempre se ha sentido bien después de todo. - Taehyung dejó caer algunas gotas de aceite sobre el agua en la que se estaban cocinando los fideos. - Pero seguí preguntándole a mi padre sobre el sur durante mucho tiempo, nunca obtuve respuestas concretas. Me contó acerca de algunos lugares que le gustaban pero nunca nada sobre mis abuelos o cómo acabó en el norte. Sé que ayudó a mi otro padre a sacar deltas de su territorio y con el tiempo se enamoraron, sin embargo no es más que lo el resto de conocidos nuestros saben. Así que no tengo idea de si pasó por el mismo entrenamiento que tú o si por el contrario nunca le gustó el tema de luchar.
-Bueno, es un guardián…
-Ajá. - Taehyung asintió, estirando su mano para mover la olla de metal.
No pasaron más de dos segundos antes de que un pequeño sonido de dolor se escapase de la boca de este.
-Agua. - Jungkook se levantó rápidamente para sostener el brazo de Taehyung. Incluso si el metal no se había calentado demasiado todavía, dejó una marca roja sobre la mano del lobo norteño. - Usa guantes, una bayeta o un trapo. ¿A quién se le ocurre tocar una olla de metal que ha estado en el fuego con las manos?
El lobo sureño puso atención sobre los dedos de la mano de Taehyung, sujetando esta con la suya propia mientras dejaba caer el agua del grifo sin fuerza sobre la zona afectada.
-Estaba entretenido. - protestó Tae. Sus labios formando un puchero que Jungkook no logró ignorar, se sintió tonto por notar la ternura cruzando su pecho mientras trataba de aliviar el dolor del chico.
-No es excusa, siéntate y deja que yo cocine. ¿Tienes crema para quemaduras?
Taehyung pareció pensarlo por unos instantes.
-Puede que en el botiquín del baño superior, iré a ver.
-Ve, yo me encargo de la comida. Solo no te acerques a la olla y saldremos de aquí sin quemaduras de gravedad.
-Exagerado. - pero Taehyung estaba sonriendo un poco cuando apartó la mano del agua para subir al piso superior.
Y Jungkook solo pudo mirarlo, todavía preocupado.
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Hiiii!!!!
Hoy capítulo largo, antes de tiempo porque tendré una semana de locos y necesito obtener tiempo para escribir el capítulo de otra de mis fics.
Espero de verás que os haya gustado. ¿Se ha notado más largo? Juro que lo he intentado 😉.
Ahora me iré a comer helado porque envidia sana la que me ha dado Jin hoy 🙊.
Un beso,
os amo
Mel
💜
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