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24. Marcado

Jimin formó una perfecta "o" con sus labios y abrió los ojos con sorpresa. Sus mejillas se sonrojaron al instante.

- ¿Q-qué estás diciendo? - Preguntó avergonzado, apartando la mirada.

Yoongi sujetó su mentón, obligándole a mirarle de nuevo.

- Mi lobo lo supo desde antes de verte por primera vez, te dije que tu olor nos llamó, y es cierto. Pude oler el aroma de mi compañero a distancia. Por eso quería hablar contigo, Jimin. Mi calor se ha adelantado, y es porque mi lobo sabe que mi pareja está en el suyo. Quiere reclamarte, marcarte para hacer oficial la unión.

- ¿Marcarme?

- Los lobos formalizamos los emparejamientos con una marca. Los alfas muerden el cuello de los omegas mientras están haciendo el amor, es una manera de unirse física y espiritualmente. Las almas se enlazan de manera irreversible.

Jimin sentía su pulso temblar, su corazón acelerado. Las palabras de Yoongi lo marearon, ¿él quería que se unieran de por vida? La expectativa de un futuro junto a Yoongi era realmente prometedora, debía reconocerlo. Sonaba loco, apenas hacía unos meses que se conocían, pero Jimin no podía imaginárselo de otra manera.

- ¿Estás diciendo que tú quieres marcarme...a mí?

Yoongi asintió.

- Necesitaba hablar contigo, porque tú no eres como yo. No sé muy bien cómo funcionan los sentimientos humanos y, si te marco y tú no sientes lo mismo...no habrá vuelta atrás. No quiero forzarte, ni obligarte a hacer nada que no quieras. Podría soportar no estar unido a ti, sería lo más difícil que he hecho nunca, pero lo prefiero antes de hacerte pasar una vida infeliz a mi lado. Porque, una vez que te marque, nos necesitaremos como el aire para respirar.

Yoongi parecía tan nervioso, tan afligido, que Jimin pensó que se veía realmente adorable. Sus dudas le parecían tan absurdas. ¿Que si quería pasar el resto de su vida con él? En cualquier otro momento, en cualquier otra circunstancia, con cualquier otra persona, su respuesta habría sido no. Pero se trataba de Yoongi, un hombre lobo que le volvía loco y que aseguraba ser su otra mitad, mientras Jimin ardía en lo que él había llamado "su calor". ¿Alguien le creería si dijera que no estaba enamorado de Yoongi? Incluso, yendo más allá, sus sentimientos eran tan intensos que no parecían reales. Si el lobo sentía la mitad de lo que sentía Jimin, era suficiente para creer que verdaderamente lo amaba.

- Realmente, no haría demasiada diferencia. - Dijo Jimin, sonriendo tímidamente.

Yoongi le miró confundido.

- Parece que ya nos necesitamos como al aire para respirar.

Y ambos sonrieron, sonrisas tan sinceras que iluminaron la habitación en penumbras. Todo el peso que Yoongi había sentido oprimiendo su pecho desapareció en un instante.

- ¿Estás seguro de esto, pequeño?

Jimin asintió, aún sonriendo tan dulcemente que el corazón de Yoongi podría derretirse. Por fin, se permitió unir sus labios en un suave beso. Un ligero contacto, tan delicado como el aleteo de una mariposa, pero tan perfecto como su amor.

Como cada vez que sus labios chocaban, sintieron un centenar de granadas de éxtasis detonar en su interior. Se querían, se amaban, e iban a unirse para siempre.

Las manos de Yoongi repartieron suaves caricias sobre los costados de Jimin, mientras alzaba lentamente la única prenda que le cubría a parte de su ropa interior. Se tomó un momento para admirarlo, sería estúpido si no lo hiciera. Jimin era hermoso, tan perfecto que parecía irreal. Etéreo. Yoongi nunca se sentiría lo suficientemente digno para estar en la presencia de una criatura idílica como Jimin, sentía que podría hacer cualquier cosa por él. Suspiró. Mierda, moriría por él. Jimin temblaba bajo la yema de sus dedos, su piel se erizaba a su paso. La reacción a su tacto del cuerpo bajo el suyo le estaba volviendo loco. Jimin suspiraba, arqueaba su espalda y se movía deliciosamente sobre su regazo. Yoongi llevó sus labios al cuello en el que más tarde hundiría sus dientes. Se le hizo la boca agua.

Con cuidado, como si Jimin fuera una delicada pieza de cristal labrado y pudiera romperse en cualquier momento, lo acostó sobre el colchón, cerniéndose sobre él. Sus bocas parecían reacias a separarse. Jimin gimió cuando las manos de Yoongi se acercaron peligrosamente al elástico de su ropa interior.

- Esto...esto no es justo... - Jadeó Jimin entre besos.

Yoongi alzó la mirada confundido.

- Tú...llevas...demasiada ropa.

Yoongi sonrió, separándose del cuerpo de Jimin un instante solo para retirarse lentamente la camiseta, deleitándose con la hambrienta mirada del menor sobre su cuerpo. Realmente, el celo le sentaba muy bien. Se deshizo de sus pantalones torpemente, no aguantando más tiempo separado del tentador cuerpo de Jimin. Volvió a unir sus bocas, gimiendo en mitad del apasionado beso cuando sus pieles desnudas hicieron contacto. Unas suaves manos trazaban patrones aleatorios en la piel de su espalda, arrancándole gruñidos de placer.

- Yoongi...

Su nombre en los labios de Jimin se transformaba en deliciosos gemidos que recorrían su cuerpo hasta hacer vibrar su miembro con deseo. Sus manos, ardiendo por explorar el cuerpo de su compañero, se deslizaron trazando senderos de placer hasta llegar a la húmeda prenda que aún separaba sus pieles. Se deshizo de ella, era tan innecesaria como sus propios boxers. De ellos se encargaría más tarde.

Lentamente, acarició aquella zona, sintiendo el entrecortado suspiro de Jimin y su intento fallido por cerrar las piernas.

- Shhh...

Yoongi lo acalló, y separó sus muslos, bajando hasta besarlos con admiración. Con cuidado, introdujo un dígito en la lubricada entrada de Jimin mientras seguía acariciando la cara interna sus muslos con los labios. Las pequeñas manos de éste se enredaron en su pelo, dándole un pequeño tirón que no hizo más que enviarle un escalofrío placentero desde su cuero cabelludo. Cuando introdujo el segundo dedo, Jimin dejó escapar un gemido de dolor.

- Lo siento, pequeño. Te lo compensaré. - Murmuró con voz ronca, antes de introducir el desatendido miembro de Jimin en su boca.

Aquel grito de placer quedó grabado a fuego en el subconsciente de Yoongi, y se repetiría en su mente cada vez que estuviera separado de él.

- Ah-ah...Yo-Yoongi...

Yoongi necesito toda su concentración para dilatar correctamente a Jimin y no lanzarse sobre él como un salvaje, haciendo un trabajo a medias.

- Yoongi...¡me vengo!

Y, con ese aviso, la boca y la mano de Yoongi se retiraron. Jimin gimió frustrado, sintiéndose a medias.

- Impaciente... - Bromeó con una sonrisa de medio lado, mirando desde arriba al excitado chico.

Jimin suspiró cuando el lobo se deshizo por fin de su ropa interior, eliminando el último obstáculo que les separaba. Instintivamente, abrió más ancho sus piernas, exponiéndose para Yoongi. El gruñido gutural que obtuvo en respuesta le dejó claro que le gustaba lo que veía.

Yoongi se lanzó sobre Jimin, devorando sus labios con avidez. Los húmedos sonidos de sus bocas consumiéndose eran la banda sonora de aquel íntimo encuentro de cuerpos enamorados. Sin romper el beso, Yoongi posicionó su miembro en la entrada de Jimin y comenzó a hundirse en el cálido interior poco a poco, viendo estrellas sin telescopio. Cuando estuvo completamente dentro, Jimin gimió agudo y arqueó la espalda, rozando su pecho con el de Yoongi, sintiendo el gruñido que lo hizo vibrar.

- ¡Mu-muévete! - Chilló Jimin, presa del placer.

Yoongi obedeció, embistiendo lentamente con sus caderas, haciendo círculos placenteramente tortuosos con su pelvis, rozando aquel punto que hacía a Jimin encoger los dedos de los pies y poner los ojos en blanco.

- N-no juegues... - Se quejó, abrazando la cintura de Yoongi con sus piernas.

- ¿Cómo lo quieres? - Preguntó en un gruñido sobrehumano.

- ¡Fuerte!

Y, la delicadeza de Yoongi desapareció.

Comenzó a bombear brutalmente en el menudo cuerpo de Jimin, sintiendo la cama moverse bajo sus cuerpos. Su lobo gruñía y aullaba satisfecho mientras veía a su compañero retorcerse de placer bajo él. La estrechez de Jimin lo envolvía tan deliciosamente que se sentía a punto de explotar, con la resistencia de un quinceañero recién estrenado. Las uñas de Jimin arañaban su espalda con fuerza, aunque a él no le molestaba para nada, y sus talones presionaban en la parte baja de su espalda, convirtiendo el ángulo de las embestidas en uno certero y preciso.

- ¡Yoongi! ¡Yoongi! ¡Yoongi!

Jimin comenzó a gritar su nombre, como un mantra del placer, justo antes de correrse explosivamente. Aquella imagen llevó a Yoongi a su límite. Cuando se sentía a punto de estallar, llevó el rostro al cuello de Jimin.

- ¿Estás listo? - Preguntó, besando la zona.

Jimin asintió aturdido y, segundos después, sintió un dolor lacerante en su cuello. Aunque, la molestia no duró más de un instante antes de convertirse en un placer tan abrumador que le hizo correrse otra vez. Yoongi sintió la sangre de Jimin en sus labios, aquel sabor le hizo estallar en el orgasmo más intenso que había tenido jamás. Acabó con un profundo gruñido que retumbó en las paredes de la habitación, sintiendo cómo el nudo del acoplamiento se deslizaba desde la base a la punta de su miembro y se amarraba con fuerza en el interior de Jimin. Retiró la boca de su cuello y le miró. Jimin parecía tan cansado, con el pelo revuelto y pegado a su frente por el sudor, los ojos cristalinos y una suave sonrisa adornando sus hermosos labios. Era tan precioso que dolía, y era suyo, solo suyo. Eran compañeros. Lo abrazó, estrechándole fuertemente contra su cuerpo mientras el nudo se retiraba y se acostaba junto a él sobre la maltratada cama.

- Ya es oficial, ahora no podrás deshacerte de mí. - Bromeó Yoongi mientras acariciaba suavemente su sedoso cabello.

Jimin rió cansado y dejó un pequeño beso sobre la clavícula de Yoongi antes de caer dormido en sus brazos.

No es como si alguna vez hubiera querido hacerlo.

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