⛓️Chapter thirty!
NamJoon tomó una profunda inhalación, repitiendo el proceso las veces necesarias para calmarse.
Había mucho silencio a su alrededor, los pasillos derecho e izquierdo se encontraban completamente vacíos, sin iluminación y con un toque lúgubre que le causaba escalofríos. Aún así, estaba decidido a continuar con lo que decidió horas atrás; la guerra se avecinaba, y él necesitaba esclarecer el bando que apoyaría antes que el caos se desatara.
Abrió las puertas dobles con lentitud. En el interior se encontró con un salón donde el color rojo predominaba, siendo acompañado por algunos toques dorados que lograban brillar bajo las luces y las llamas de la chimenea. NamJoon se encargó de cerrar bien la puerta, para luego encarar a las dos personas que esperaban por él.
—Lamento la demora —inició, haciendo una elaborada reverencia—. Aún habían algunos guardias en el camino, tuve que esperar.
—Lo entendemos —habló Jennie. A su lado SeokJin permanecía en silencio.
—Estoy seguro que en estos momentos he perdido toda credibilidad y confianza —dijo el moreno—. Probablemente sea un buen candidato para asesinar, pero, no miento cuando digo que tengo información valiosa y que si no la había compartido antes era porque no tenía certeza de estar en lo correcto.
—Entonces... ¿lo que dices es que eres un traicionero que toma el bando que más le conviene? —inquirió SeokJin.
El alfa lo miró en silencio, hasta que respondió:
—¿No es lo que todos hacemos? —cuestionó—. Necesito sobrevivir a lo que se avecina, y mi lealtad está con Jimin —se sinceró—. Estoy seguro que él será mejor líder que su padre, así que haré todo lo que esté en mis manos para mantenerlo seguro y en el poder.
—Queremos el nombre —exigió Jennie.
NamJoon guardó silencio por algunos segundos. ¿Realmente estaba haciendo lo correcto? En un momento tan crucial, lo más valioso para la supervivencia era la capacidad que se demostraba al momento de bloquear pensamientos que pudieran entorpecer la toma de una decisión definitiva.
—Kaisa —respondió finalmente, notando como SeokJin y Jennie se tensaban.
—E-es imposible —murmuró el general, mientras su hermana negaba ligeramente.
—Mientes —aseguró la presidenta del consejo—. Kaisa está muerto.
—¿Cómo puede asegurarlo? —preguntó NamJoon, ladeando la cabeza.
—Porque el líder Park lo mandó a ejecutar luego de que Kaisa asesinara a Park Saran —respondió SeokJin.
Park Saran era la madre de Jimin, la esposa de Park YoonWoo. Fue conocida por su amabilidad, compasión y grandes habilidades para la política e implementación de nuevas leyes que llevarían el mando de la manada por un mejor camino, con tratos igualitarios para todas las jerarquías.
Sin embargo, con su muerte sangrienta y violenta todos esos proyectos quedaron olvidados, dejando en su lugar leyes extremas contra los alfas que fueron alimentándose con los años, de la misma forma en la que los pensamientos y el corazón del líder se llenaban de odio y resentimiento.
A NamJoon le costó procesar la nueva información; sin embargo, también le ayudó para atar algunos cabos que hasta el momento no les había encontrado explicación.
A eso se refería Kaisa cuando dijo que no había crecido al lado de Yoongi. Uno creció libre en los bosques, y el otro haciendo caos en una manada.
También encontró la respuesta del por qué quería muerto a Yoongi. Kaisa era un intruso que llegó a los bosques, y que con la desaparición de su hermano menor pudo controlar el ejército de lobos, pero es momentáneo, pues los lobos legendarios siempre reconocerán a su verdadero líder, el mismo con el que crecieron y se formaron.
Las piezas diminutas del rompecabezas se estaban completando en la mente de NamJoon, y ahora todo tenía sentido para él.
—Kaisa tiene el rostro desfigurado —habló, captando la atención de SeokJin y Jennie—. El cabello negro y largo, ojos ámbar, aunque uno con tonalidades rojas —continuó describiendo—. Es alto, casi dos metros, el torso y el cuello los tiene llenos de cicatrices que le dan una apariencia intimidante —hizo una pausa—, y una marca en la espalda con forma de medialuna.
—Es él —musitó Jennie con la mirada perdida—. No hay duda ahora.
El general se puso de pie e inmediatamente comenzó a caminar por todo el salón. La descripción era exacta a la del alfa que años atrás destruyó la paz en la manada; así que, si todo resultaba real, el enemigo era mucho más peligroso, porque SeokJin estaba seguro que Kaisa enloqueció desde el momento que YoonWoo se enamoró de la que fue su esposa y madre de su único hijo.
—¿Tienes manera de probarlo? —preguntó SeokJin a NamJoon.
—Hay muchos infiltrados dentro de la manada repartidos entre alfas, omegas y betas —respondió el moreno—. Estos últimos dentro de cargos importantes en el consejo, y dos alfas del salón rojo.
—¿Tienes una cifra estimada de infiltrados?
—Aproximadamente quinientos alfas, omegas y betas no lo sé, pero la cantidad es menor.
—¿Tantos? —jadeó Jennie, con sus manos hechas puños para liberar un poco de tensión.
—Podemos solucionarlo —tranquilizó SeokJin—. Todos los infiltrados están bajo nuestro dominio, así que eliminarlos no sería un problema complejo —pausó, mirando a NamJoon—. Mi prioridad ahora es el ejército de alfas legendarios que amenazan la frontera de los bosques.
—El líder de esos alfas no es Kaisa —dijo NamJoon—. No podrán atacar.
Las puertas fueron abiertas revelando la presencia de Park YoonWoo. El líder del clan lucía tranquilo, incluso una sonrisa pequeña estaba ablandando sus facciones, y tales detalles fueron los que ganaron la atención de los presentes.
—¿Hablaste con él? —preguntó SeokJin de inmediato, recordando a la perfección la reunión importante que YoonWoo tenía.
—Lo hice —respondió—. Es listo, porque también me buscó para una negociación.
—¿Cuáles fueron los términos? —preguntó Jennie.
—Aceptó —informó el líder—. Será el líder del último ejército que estará bajo las órdenes de Jimin.
—¿Qué pidió a cambio? —inquirió el general. Jennie y NamJoon en silencio.
—Nada que no se pueda cumplir —dijo YoonWoo mirando a Jennie—. Cuando Jimin se case con Jackson y se convierta en líder, informarás al consejo de la nueva ley.
—¿Te dijo quién está detrás de todo esto? —preguntó SeokJin.
El omega Park soltó una sonrisa torcida que era capaz de mostrar la naturaleza frívola con la que lideró durante todos esos años.
—Kaisa —pronunció—. Mi querido ex juguete sobrevivió, como la asquerosa cucaracha que es.
—El peligro que rodea a Jimin se triplicó con la nueva información —les recordó el general—. A partir de este momento cerraremos todas las fronteras y se exigirá una inspección en todos los miembros de la manada para saber quienes están de forma ilegal.
—Haremos eso —asintió YoonWoo, para luego concentrarse en NamJoon—. Permanecerás bajo vigilancia las veinticuatro horas del día durante el tiempo que crea conveniente —sentenció—. La información es valiosa, pero no es merecedora de confianza absoluta, espero comprendas.
—Lo comprendo, líder —respondió NamJoon.
—Kaisa te volverá a llamar —habló Jennie, concentrada en el moreno—. Cuando lo haga nos informarás inmediatamente, no puedes tomar una decisión por tu cuenta, o lo tomaremos como amenaza directa.
—Habrá un interrogatorio más formal donde terminarás de revelar todos los secretos que has guardado —continuó SeokJin—. Lo quiero saber todo, incluyendo las sospechas que tengas, por mínimas que sean.
—Entendido —accedió el alfa.
—Una cosa más —habló el líder—. Guarda todo esto como un secreto que tiene el mismo valor que tu vida. El día que decidas compartirlo, será el día de tu destrucción.
NamJoon asintió, aceptando con ello el nuevo rumbo de su destino dentro de la manada.
—¿Y amo? —preguntó Yoongi a una beta que estaba encargada de la limpieza de su habitación. La mujer le dijo que no sabía donde se encontraba Jimin, así que el alfa salió a buscarlo.
—¿Dónde está amo? —inquirió a los hombres que custodiaban la entrada de la mansión.
—Salió muy temprano, no dijo a dónde iba —respondió uno de ellos, provocando una mueca en Yoongi.
El alfa caminó sin rumbo fijo, con sus pensamientos dándole vueltas dentro de la cabeza. ¿Jimin estaba con el beta odioso de nuevo?, ¿se fueron temprano para que Yoongi no pudiera verlos? Soltó un gruñido para nada contento con la mera idea de considerar ese pensamiento.
Sin embargo, las dudas de Yoongi se aclararon cuando a varios metros de distancia pudo ver a Jackson. El beta estaba frente a la puerta de la oficina de su amo, tocando insistentemente.
—A mi amo no le gusta que toquen la puerta así —gruñó, asustando al otro hombre.
—Me asustaste —comentó lo evidente—. Necesito hablar con Jimin.
—No está —respondió el alfa, mientras se cruzaba de brazos.
—¿Sabes a dónde fue? —inquirió Jackson, decidiendo prestarle toda su atención al alfa que parecía querer matarlo.
—No seas curioso con los asuntos de mi amo.
—Entonces no sabes —dijo decaído, escuchando un gruñido de protesta.
—¿Por qué no te vas? —preguntó directo.
Jackson alzó una ceja, divertido por la irritabilidad notable en el castaño.
—Me voy a casar con Jimin, no puedo irme —respondió.
Pudo ver dolor reflejado en los orbes dorados del contrario, provocando que se arrepintiera de decir esas palabras. Sin embargo, se hizo una nota mental de no mencionar algo parecido en un futuro; Jackson sabía bien quién sobraba entre Jimin, ese alfa y él, así que tampoco tenía intenciones de ir más allá de lo políticamente establecido.
La buena noticia era que su futuro esposo le agradaba, podrían ser buenos amigos y esa era su esperanza. También le agradaba el alfa grandote y gruñón que tenía frente a él.
—Ya lo sé —dijo Yoongi, aniquilándolo con la mirada—. Amo me explicó bien que se casaba por política, pero que siempre va a estar conmigo.
—Completamente cierto —asintió Jackson—. Lo que Jimin y yo tendremos será una alianza, nada comparado a la intimidad que ustedes comparten —aseguró, mirando la sonrisa del alfa—. Así que no me gruñas.
—No me agradas —simplificó el alfa.
—Lo cuál es una lástima, porque tú me agradas a mí —suspiró el beta—. No me veas como una amenaza, no lo soy.
Yoongi se quedó en silencio, dejando que el beta se marchara hacia otro punto de la mansión.
Félix tenía un círculo perfecto formado con sus labios, los ojos bien abiertos y sin moverse. Esa fue la reacción que tuvo cuando Park Jimin le informó que se casaría en los próximos días.
—Pero Hoseok acaba de morir —fue lo primero que pudo decir.
—No hay diferencia, en realidad sí —dijo el sucesor—. Esta unión trae más beneficios para la manada que mi unión con Hoseok.
—¿Con quién te vas a casar? —preguntó el rubio.
—Jackson, es un beta y líder del clan montañoso —contó—. Debido al peligro es que lo haremos rápido y con las personas necesarias.
—Y por eso es que necesitas tu perfil médico —dedujo Félix.
Jimin asintió. Uno de los requisitos para el matrimonio era el perfil médico donde se realizaban una serie de pruebas, incluida la de fertilidad.
El omega salió temprano de la mansión para tener listos esos papeles. Necesitaba casarse lo más pronto posible, y no podía cometer errores en el proceso.
—No quiero chip anticonceptivo —decretó luego de algunos minutos.
—¿Prefieres otro método? —inquirió Félix confundido, al mismo tiempo que leía los primeros resultados médicos.
—No quiero ningún método —aclaró Jimin.
Necesitaba un heredero por si llegaba a morir como pasó con su madre, sólo de esa manera estaría asegurado el bienestar de la manada.
Hubo un momento de silencio que se prolongó bastante. Jimin fijó toda su atención en el otro omega, frunciendo levemente el ceño al verlo tan concentrado en los resultados médicos.
—Ahora entiendo —murmuró Félix.
—¿Qué ocurre? —preguntó el pelinegro, con sus ojos intensos demandando por una respuesta.
Félix lo miró y sin preámbulos dio una respuesta que desestabilizó por completo al heredero.
—Entiendo el motivo por el que no quieres métodos anticonceptivos, ya no son necesarios —informó el omega—. Jimin, estás embarazado.
¡SE PRENDIÓ! 🔥
A ver... ¿de quién es el cachorro que Jimin espera? 🤭
Valimos todos, más yo que debo ir a hacer ejercicio, es mi primer día y no quiero. 😭
Infinitas gracias por leer.
¡Hasta el próximo capítulo!
⛓️Yoon~
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