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|CAPÍTULO 7|

Cristián  Donovan en multimedia...




MÍA






— ¡Basta!— Grite y no se como pero conseguí liberarme de sus brazos, me giro y le doy una patada en la entre pierna.




Cristián se encorva y se queja por el dolor, justo en ese momento le doy un puñetazo en la cara, mis nudillos crujen pero no me importa, el cae al suelo y corro hacia Jayden, me abro paso entre los gorilas que lo estaban golpeando y me pongo sobre el, mi cuerpo es mucho más pequeño que el suyo pero de alguna manera intento cubrirlo para que no sigan golpeándolo, los hombres al verme sobre mi amigo se detienen y no me tocan, de algo debe servirme ser la mate del Alpha.




— Mía, no…— Alcanzo a decir con dificultad, tosió y expulso un poco de sangre.


— Shhh… Tranquilo, estaremos bien— Acaricie su mejilla, lo abracé y besé la misma. Aunque para ser sincera, no sabia si lo que dije sería verdad.




Cristián gruño con fuerza pero no me importó, con cuidado me puse de pie y lo ayudé para que lo hiciera, paso uno de sus brazos por mis hombros y yo aferre uno de los míos por su espalda.




— ¡Suéltame James!— Grito Gema y la miramos, esta se liberó del hombre que la poseía y corrió hacia nosotros, dándonos un fuerte abrazo.




Jayden estaba empapado en sangre y sin poder evitarlo más, comenzó a llorar, beso la cabeza de Gema y la acerco aún más a el.




— Perdóname— Le dijo mientras seguía llorando— Nunca dudes que te amo con todo mi corazón Gema, eres como mi hermana pequeña, solo no pensé, no quería que Mía se arriesgará, yo pensaba ir por ti cuando ella estuviera lejos, créeme, lo siento.


— Lo se, no tienes porque pedirme perdón, se que hubiese sido así, yo hubiese hecho lo mismo en tu lugar, tranquilo— Le respondió llorando.


— Váyanse— Nos susurro— Corran lejos de aquí, vayan a la carretera, pidan ayuda, se que alguien las llevará en un auto— Le costaba trabajo hablar— Háganlo, no se detengan por mi, váyanse de aquí— Pidió angustiado.


— Me conoces, sabes que no me iré sin ti— Repuse decidida y mire a Cristián, sus ojos negros lo único que demostraban eran ira.


— James, llévate a tu chica de aquí…— Le ordeno al rubio quien sin pensarlo dos veces se acercó a nosotros.


— ¡No!— Grito Gema y Jayden la aferró con más fuerza a su cuerpo.


— No me hagas lastimarte más de lo que ya estás muchacho— Le advirtió el tal James a mi amigo y tomo a Gema de un brazo— Por tu bien, es mejor que la sueltes.


— No lo hará— Conteste en su lugar y me puse a un lado de Gema, cubriendo inconscientemente el cuerpo de Jayden con el mío— No te la llevarás— Agregue decidida.




James me ignoró y miro fijamente a Gema.




— Ven conmigo— Le pidió de manera amable, sin soltar su mano, no estaba siendo brusco con ella— Sabes que es lo mejor Gema— Insistió, mi amiga lo miro por breves segundos, para luego mirarnos a nosotros y el panorama que nos rodeaba.


— Gema, no…— Sabia lo que haría, la conocía demasiado bien.


— Ustedes darían la vida por mi, igual que yo por ustedes— Se liberó de Jayden y acepto a James— Lo siento, miren donde estamos y con quien estamos, no deseo empeorar más la situación— Se giró a vernos— Lo siento, saben que los amo— Luego se alejó con James para salir del bosque.


— Es hora de que mi princesa vuelva a su castillo— Rompió el silencio Cristián y lo mire, me sorprendí cuando saco un arma de su pantalón— Ven aquí Mía…— Ordenó y me negué.


— Mátame, hazlo ya, prefiero morir antes que estar contigo— Le exigí y ladeo la cabeza para observarme.


— No, prefiero verte sufrir— Me apunto con el arma, creí que me dispararía pero en su lugar, le disparó a Jayden, haciendo que el mismo caiga al suelo.


— ¡No! ¡Jayden!— Me giré hacia el y me puse de rodillas en el suelo, lo abracé a mi y mire la herida, la bala impactó en su pecho y no sabía con exactitud si pudo perforar algún órgano importante, lo único que tenía claro es que comenzó a desangrarse muy rápido.


— Huye…— Alcanzo a decir— Te amo Mía, por favor, huye— Cerro los ojos y me desespere.


— ¡Jayden, no! ¡Jayden!— Comencé a moverlo— ¡Jayden abre los ojos, por favor, Jayden!— Sentí pasos acercarse y detenerse a mis espaldas.


— Esta muerto— Dijo Cristián— Ya no ahí nada más que puedas hacer Mía, tu amigo murió…— Agrego con tanta calma y normalidad que desee tener la fuerza suficiente para acabar con el.




Deje a Jayden con delicadeza sobre el suelo, limpie mis lágrimas, me puse de pie y me giré hacia el.




— Eres un maldito— Lo empuje— Un maldito— Volví a empujarlo pero ni siquiera lograba moverlo— ¡Mataste a mi amigo, lo mataste!— Le grite y comencé a golpearlo, a su vez Cristián sostuvo mis muñecas con fuerza para controlarme— ¡Asesino!— Rompí en llanto.


— Soy todo eso y más, aún falta que me conozcas princesa— En un movimiento rápido me cargo en brazos y me puso sobre su hombro— ¡Limpien todo, que parezca un ajuste de cuentas y el cuerpo, asegúrense de que los pumas lo encuentren para que tengan un buen festín— Le ordeno a los demás y comenzó a caminar fuera del bosque.


— ¡No, desgraciado!— Golpee su espalda con fuerza, mientras pataleaba— Bájame, quiero estar con el, déjame morir con Jayden— Exigí.


— No preciosa, tengo planes mejores para ti, ya te lo dije, quiero verte sufrir— Salimos a la carretera, donde una camioneta y varios autos nos esperaban.




Cristián se acercó a la camioneta, abrió la puerta del copiloto y me tiró dentro como si fuera un costal de papas, cerró con fuerza, rodeó el vehículo, subió cerrando a sus espaldas y le puso el seguro a todas las puertas.




— ¡Bastardo, infeliz!— Le grite y me tomo del cabello con rudeza para acercarme a el.


— Pronto me asegurare que controles esa impertinente lengua— Advirtió y le escupí a la cara, sonrió, sacó un pañuelo de su bolsillo y se limpió para después acercar su rostro al mío, besarme con fuerza y morder mi labio inferior de la misma manera hasta romperlo y sacar sangre, posteriormente me soltó— Te dejaré tan rota emocionalmente que lo único que tendrás después será el consuelo de entregarte a mi sin miramientos— Me limpie con la manga de mi abrigo, sin importarme el dolor y lo mire con odio.


— Estoy segura que jamás recibiste amor, ni siquiera de tu madre— Me reí en su cara y las facciones de su rostro se endurecieron— Es por eso que eres así, un monstruo sin compasión, un verdadero bastardo…— Iba a seguir ofendiéndolo pero me detuve cuando su mano impactó en mi mejilla, volteando mi rostro.




¡Me golpeó! ¡Cristián acaba de golpearme! Gire el rostro y lo mire, mi labio inferior sangraba aún más por la bofetada.




— No tendré compasión contigo Mía, no creas que porque eres mi mate no puedo lastimarte, te lo juro, vas a desear la muerte y mi peor castigo será el no darte ese alivio— Sentencio y comenzó a conducir, dejando el miedo instalado en mi pecho.







***







— ¡Dame a Bianca, es mía, dámela!— Le gritaba a Daniel, un niño que se divertía burlándose y molestando a los demás.


— ¿Qué vas a hacer si no te doy esta fea muñeca? ¿Le dirás a tu papi?— Se río— La niña que no puede defenderse sola, solo te aprovechas porque eres hija del gobernador, a mi no me interesa, esta muñeca se irá al cielo— Le iba a arrancar la cabeza, me acerqué he intente quitársela.


— ¡No la lastimes! ¡Daniel, no!— A pesar de mis intentos, no pude hacer nada, me empujó lanzándome al suelo y cuando iba a arrancar la cabeza de Bianca, otro niño apareció para impedírselo.


— ¡Suelta la muñeca idiota!— Le quitó a Bianca de las manos y le dio un puñetazo en la cara, Daniel se puso a llorar— Si vuelvo a verte molestando a Mía, te romperé los dientes— Le advirtió.


— ¡Mami!— Grito Daniel y salió corriendo.




Jayden, aquel niño tan peculiar y lindo, se giró hacia mi y me extendió la mano, le sonreí y la tomé, me ayudó a ponerme de pie, me soltó y me entregó a Bianca.




— Tranquila, no volverá a molestarte— Me prometió y sabía que era así, mi amigo jamás rompía su palabra.


— ¿Lo juras?— Alce una ceja, Jayden se acercó a mi y me abrazó.


— Lo juro, yo me encargaré de eso, jamás olvides que siempre estaré aquí para protegerte pequeño monstruo, siempre…《




— Jayden…— Comencé a murmurar su nombre sintiendo un nudo en mi garganta— Jayden…— Solloce.


— Abre los ojos Mía— Desperté solo al escuchar su endemoniada voz, mire a mi alrededor y me di cuenta de que mi pesadilla era real.


— ¡Jayden!— Grite incorporándome en el asiento.


— Cierra la puta boca, no haz parado de murmurar el nombre de ese infeliz en todo el camino— Salió de la camioneta cerrando con fuerza a sus espaldas, lo vi rodear el auto y abrir mi puerta— Pronto el único nombre que saldrá de tus labios será el mío, y solo el mío…— Sentencio, me tomo del brazo y me saco del auto a la fuerza, cerrando la puerta a mis espaldas de la misma forma.




Estábamos en su manada, ya era de día, aunque en esta zona no se veía prácticamente nadie, entonces mire hacia el frente, estábamos en una especie de comisaria antigua, de veía deteriorada y mal cuidada, el paso del tiempo se notaba en sus tétricas paredes y fuera sus puertas de metal, se encontraban dos guardias.




— ¿Dónde mierda estamos?— Lo mire y comenzó a arrastrarme hacia ese misterioso lugar.


— Antiguamente solía ser una comisaria, aquí murieron bastantes personas por la pena de muerte— Explico y me estremeci— Ahora es de mi uso personal, aquí llegan los traidores y los que se atreven a ir en contra de mis leyes, algunos se torturan hasta la muerte, otros tiene la suerte de ser asesinados de manera rápida y sin dolor— Llegamos a las puertas y los guardias le hicieron una reverencia para apartarse de ellas. Ninguno posó sus ojos en mi— Que nadie venga a molestarme, estaré ocupado aquí— Ordeno y ambos asintieron con la cabeza en respuesta.


— No quiero entrar aquí— Solté desesperada cuando abrió las puertas.


— No estás aquí para pedir, estas aquí para obedecer— Las puertas se cerraron a nuestras espaldas y observé el lugar, era amplio y estaba a oscuras, la única luz que entraba por las ventanas rotas y polvorientas gracias a que estábamos de día— Acostúmbrate, porque será tu hogar durante siete días, el tiempo exacto que me demorare en organizar nuestra boda— Agrego y me sentí horrorizada.


— ¿¡Qué!?— Estaba loco si pensaba que aceptaría ser su esposa.


— Bienvenida a los calabozos de la antigua prisión de la manada, mi bella princesita— Abrió una reja, la última del fondo, presionó el interruptor y me reveló los calabozos.




Eran al estilo victoriano, un mal olor emanaba de ellos, estaban sucios, había moho en las paredes y residuos de lo que parecía ser sangre en el suelo, quise vomitar, el espacio era amplio y todo estaba separado por grandes celdas, en las paredes habían colgados diferentes instrumentos de torturas, un potro de azotes al rincón y en la pared del fondo, una cruz de metal con fuertes cadenas que finalizaban en gruesas esposas, trague en seco.




— No, por favor Cristián…— Me soltó y lo mire, fue a cerrar la reja por donde entramos.


— Ahora suplicas— Se giró hacia mi y se río de forma mezquina— Ya es demasiado tarde Mía— Se acercó a mi y me dio una bofetada.


— ¡Ah!— Grite y caí al suelo.




No me dio tiempo para defenderme, me dio una patada en las costillas que me dejó sin aire, seguido de otra y otra, la última me hizo sangrar por la boca, me tomo del cabello y me arrastró hacia el potro de azotes, me puso sobre el, traté de defenderme, aunque me sentía débil, sujeto mis muñecas y las ató con una cuerda rasposa al otro extremo, dejando mi abdomen sobre el potro y mi trasero expuesto, me removí como pude pero solo lograba lastimarme, traté de ver su siguiente movimiento pero no pude, lo sentí moverse por el calabozo, como sus manos tocaban los instrumentos de tortura y después sus pasos acercarse a mi.




— Cortare tu ropa con una navaja, si te mueves, te voy a herir con su filo— Advirtió y pase saliva.


— ¿Crees que así conseguirás mi amor? Estas muy equivocado— Me reí pero me tense cuando lo sentí cortar mis pantalones.


— No pretendo obtener tu amor, Mía, tu eres solo un trofeo más para mi colección, te usaré para mis propios beneficios, para tener descendencia y luego te desechare o tal vez te encerrare en el sótano de mi casa con mis demás objetos de valor— Termino de romper el pantalón y me lo arranco, solo quede en bragas.


— Estas enfermo, eres un maldito sádico…— Dije cuando sentí lo frío de la navaja rozar mi espalda.


— Veo que ya me estás conociendo— Se burló y rompió mi camiseta, haciéndola trizas, sentí como paso el filo de la navaja intencionalmente por mi piel para lastimarme y reprimí un quejido de dolor. Ahora solo estaba en sostén y bragas frente a esta bestia, jamás me había sentido tan expuesta y vulnerable en mi vida— Me encanta, pero me fascinarás más cuando mi látigo toque tu piel de porcelana— Después de esto, sentí como tomo algo, me estremecí cuando supe que era el látigo, juro que pude oír cuanto rompía en el aire directo hacia mi culo.




Me quejé de dolor y traté de moverme pero termine lastimándome más, volvió azotarme, una y otra vez, alternando en mi espalda y muslos, hice mis manos puños sin importarme el clavar mis uñas en las palmas, lo sentía jadear y gruñir, llenandome de repulsión, pronto comencé a sentirme agotada, mis parpados pesaban, un sudor frío recorría mi frente y creo que mi cuerpo completo, el cabello se pegaba a mi cara, literalmente agonizaba y en ese preciso momento se detuvo.




— Espero que seas igual de fuerte y valiente como cuando te fuiste de aquí, y te enfrentaste a mi— Soltó mis muñecas y mi cuerpo cayó lánguido al suelo, la verdad no me importó, ni siquiera sentí el dolor del golpe— Resistirás si quieres vivir, pronto vendré por ti, solo siete días Mía— Me cargo en sus brazos y me llevo a la pared del fondo, donde estaba esa espantosa cruz.


— Te odio— Fue lo único que pude articular, mientras este ataba mi cuerpo a la cruz, primero mis muñecas y luego mis tobillos, dejándome en una posición incómoda y dolorosa.


— Lo se y me agrada, el odio es un sentimiento y me gusta que sientas algo por mi— Sonrió— Jamás lo olvides Mía, siempre te encontraré, a donde quiera que vayas, ahí estaré, nunca podrás escapar de mi…




Lo ultimo que vi antes de cerrar los ojos, fueron los de Cristián, entonces me perdí, caí en la oscuridad.













































































































○○○

Hola:

Aquí está el nuevo capítulo (Pueden empezar a odiar a Cristián ahora) Aunque no deben juzgarlo, al menos no aún, debo aclarar, LA VIOLENCIA HACIA LA MUJER NO TIENE JUSTIFICACIÓN, esta mal y debe denunciarse cuanto antes, jamás permitan que un hombre les levante la mano o las obliguen hacer algo en contra de su voluntad, la violencia no es solo física amigas.
Ahora, entrando en el capítulo, desde aquí empezarán a cambiar algunas cosas de manera radical, Mía no se olvidará fácilmente de lo que Cristián le hizo y a Cris se le hará más difícil ganarse su amor... Espero les guste😉👌
Un beso😘 las amo😍 bye✌

RubiaApasionada❤

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