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|CAPÍTULO 44|

Mis queridas niñas, no se emocionen ni lloren antes de tiempo, yo les doy señales confusas (si soy un poco cruel) solo para hacer del final de la novela un completo enigma y que nadie sospeche lo que pasara (digo esto por las personas que leyeron el prólogo) Puse la “advertencia”, modifique el título del capítulo que decía “Alpha Rey” por “Sinopsis” y agregue el “prólogo” solo para que la historia estuviera más completa, vuelvo a recalcar, no lloren ni me odien antes de tiempo, quedan pocos capítulos para el final, ustedes tendrán que esperar para verlo😜
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CRISTIÁN


Estaba nadando en la playa o eso parecía, no entendía mucho, ¿Se supone que mi Luna de miel con Mía será aquí? A lo lejos escuche su risa, me gire hacia ella, estaba en la orilla, tan hermosa y radiante como siempre, me llamaba, quería que fuera con ella y no tarde en obedecer… Comencé a nadar hacia ella, aunque cada vez que lograba acercarme la orilla se alejaba, parecía estar nadando en un mar abierto, pronto la vi cada vez más lejos y comencé a desesperarme, ¿Qué es esto? Intente alcanzarla pero las olas subían y terminaron arrastrándome hacia sus profundidades, luche con todas mis fuerzas para salir a flote, mis pulmones comenzaron a doler, esto es raro, jamás me había pasado algo así, estaba ahogándome, aún así no me rendí y pude salir a tomar aire, aunque mi corazón se detuvo por un instante al ver el panorama, ya no estaba nadando en aguas cristalinas, ahora nadaba en un mar de sangre, de espesa y rojiza sangre, mire hacia la orilla, Mía estaba en el suelo, su vestido teñido de rojo y sus muñecas abiertas.


¡No, no puede ser!— Trate de nadar hasta ella pero la fuerza del mar de sangre me lo impedía y una vez más, me arrastró hacia abajo, cerré los ojos con fuerza y contuve la respiración mientras trataba de volver a nadar— ¡Mía!— Abrí los ojos y lo primero que encontre frente a mi fue la imagen de una Nana Sofía bastante preocupada.


— Ya, Cristián, cálmate por favor— Me tenía tomado por los hombros— Tranquilo, estas bien mi niño, estas bien— Agrega mientras intentaba regularizar mi respiración, aunque mi pecho aún dolía, quemaba y no sabía porque.


— ¿Dónde está Mía?— Pregunte mirando a mi alrededor, Nana me soltó y se alejó, mi pequeña rubia no estaba por ninguna parte, su aroma aún estaba en mi cuarto— ¿Qué hora es?— Mire hacia la ventana, ya era de día— No…


— Ella se fue Cristián, Mía ya se fue— Me hizo saber y la mire con los ojos llenos de lágrimas, mi corazón dolía, ya no la sentía cerca y ella, ella me habló mientras dormía y yo acepte. ¡Con un carajo, Mía! No puede ser— Ella rechazo mi marca, ya no está la conexión, ella me rechazo— Lleve una mano a mi pecho y trate de calmar mi respiración.


— Esto está mal, muy mal— Suspira— Tranquilo Cris, debes estar bien, relájate y respira— Me aconsejó y eso hice.


Pasaron algunos minutos y conseguí relajarme, entonces volví a ver a Nana Sofía, ella me seguía mirando y eso era extraño, sabía que tenía algo que decirme, algo que no me iba a gustar en lo absoluto.


— Vamos, ya estoy bien, dime lo que tengas que decir…— Propuse viendo que ella no tomaría la iniciativa, a estas alturas ya nada me sorprendería.


— Antes no veía el futuro de Mía, ahora tampoco veo el tuyo, el de ninguno de los dos— Puntualiza y me estremezco, no le tengo miedo a la muerte, he vivido mucho, ya pase por todo lo que debía pasar así que no me preocupa, lo que me atemorizaba en realidad era el destino de mi pequeña rubia.


— ¿Vamos a morir?— Pregunte lo que ya era obvio, aunque me sorprendió lo que dijo.


— El que no vea su futuro no significa especialmente que morirán— Resopla— Ella cambiará, más de lo que ya lo a hecho y tu también, el futuro es incierto, el destino lo manejan las personas, sus acciones los llevarán por distintos caminos y lo que han hecho hasta ahora me han bloqueado absolutamente las visiones con respecto a su futuro.


— ¿Entonces que te preocupa?— Alzó una ceja expectante, me desvía la mirada, veo unas lágrimas bajar por sus mejillas, suspira y vuelve a verme.


— Lo que me preocupa es lo único seguro que vi en sus futuros— Limpia sus lágrimas— Su destino se sello y uno de los dos se quedará atrapado en el pasado…

MÍA



Venecia, estar aquí ahora me da escalofríos, más ahora que Vincent me pidió que viviera con el en su casa, no iba a desperdiciar la oportunidad de estar ahí y averiguar más cosas así que acepte, aunque me lleve una sorpresa al enterarme de que, recalcó, sin consultarme, ya había llevado todas mis cosas a su mansión, ¿Qué clase de persona hace eso? Sin duda alguna este tipo no es normal, no le di importancia a este detalle o al menos trate de no hacerlo, tenía que seguir en mi papel de estúpida enamorada, ya mañana es lunes y retomaría las clases, al menos tenía algo bueno, la Universidad y mis nuevos amigos.

— Mía, ¿Me estas escuchando?— Pregunta Vincent sentado a mi lado, en este preciso momento nos encontrábamos cenando.

— No, lo siento— Negué con la cabeza— Estaba pensando en mi retorno a las clases, ¿Qué decías?

— Te dije que me sirvieras un poco de puré en el plato— Indicó tendiéndome el mismo, las cosas estaban sobre la mesa y a su alcance, tenía muchas sirvientas, ¿Por qué habría de querer que yo le sirviera? Ni siquiera es mi esposo y aunque lo fuera, tampoco lo haría.

Ahí maneras de pedir las cosas y su forma es prepotente, y autoritaria, si las cosas son mutuas no tendría problema pero si quiere que sea su empleada esta muy equivocado, aunque aún no puedo expulsar veneno en su contra, tiene que creer que soy una humilde y servicial mujer.

— Oh, claro, si— Me mordí la lengua y tome su plato, Cristián jamás me pidió esto, es más, el me preparaba el desayuno y cocinaba bastante bien— Aquí tienes— Le serví el puro y le extendí el plato, aunque este lo rechazo— ¿Qué pasa?

— Falta la carne— Dijo como si fuera obvio— Vamos, ¿No aprendiste a ser una buena esposa con el imbécil de Cristián? Creo que voy a tener que enseñarte como servir porque cuando sea tu marido vas a tener muchas cosas que hacer en esta casa— Agrega y toma el plato para poner el mismo la carne.

Hijo de… No, vamos, tengo que respirar hondo, ¿Quién se cree que es? Ni que fuera el rey de Inglaterra por Dios, además, ¿Casarnos? Cuando me propuso tan siquiera matrimonio.

— ¿Dijiste cuando seas mi marido?— Alce una ceja— ¿Cuándo hablamos de matrimonio?

— No es necesario que lo hubiéramos conversado, solo importa lo que yo decida, recuerda que las mujeres no deben mantener una opinión en ninguno de estos casos— Se ríe como si esto fuera gracioso— Solo te lo informo, además, nos amamos, ¿Qué más podríamos hablar? La boda se realizará dentro de un mes y mañana cuando llegues de la Universidad vendrá una modista para tomar tus medidas para el vestido de novia— Termina su explicación y hago mis manos puños, intento controlarme pero el me lo hace difícil.

— ¿Dentro de un mes? ¿Es enserio?— Quise sonar sorprendida pero más bien soné ofendida.

— Por supuesto, no ahí tiempo que perder, hoy cuando llegamos me di el tiempo de organizar el papeleo, todo saldrá como es debido y a su fecha límite— Dice con orgullo y siento ganas de vomitar— ¿No te emocionas?— Me tomo del mentón y me sonrió.

— Por supuesto que si, estoy encantada— Le sonrió de vuelta y espero que me haya creído la mentira.

Me mira fijamente por unos breves minutos, estaba logrando incomodarme hasta que finalmente dejó un corto beso en mis labios y me soltó.

— Esta noche dormiremos juntos— Comienza a cortar su carne— Estoy emocionado…



***




¿Existe una peor tortura que vivir bajo el mismo techo que tu abusador, incluso, dormir a su lado? En esa cena no tenía apetito, además, el aroma de la carne con todas esas especias encima me dio asco, nunca me había pasado pero, suponía que era por todo el estrés, después de lo que dijo, no resistí y corrí hacia el baño para vomitar, estaba controlándome demasiado y mi cuerpo me traicionó. En este momento me encontraba encerrada en el baño de la habitación, miraba mi reflejo en el espejo, es la tercera vez que estoy obligada a ponerme algo que no quiero para estar en una situación que no soporto, Vincent quiso decidir sobre mi pijama y eligió un camisón de tela delgada traslúcida, se veía todo lo que traía abajo y claro, me prohibió usar ropa interior, prácticamente estaba desnuda, tenía escalofríos, mi cuerpo temblaba, sabía lo que el esperaba de mi esta noche y para ser sincera, no tenía ni puta idea de como librarme de aquella situación.


— ¿Ya estas lista muñeca?— Pregunto detrás de la puerta y di un salto en mi lugar, ¿Desde hace cuanto estará ahí?

— Si, ya salgo— Avise caminando hacia la puerta, di un largo suspiro y la abrí encontrándome con un Vincent totalmente desnudo.


Cualquier mujer estaría babeando en mi lugar al ver a un hombre como el tal cual como Dios lo trajo al mundo, sin embargo no era mi caso, me sentí paralizada, su cuerpo, ese cuerpo, lo recuerdo, mis piernas flaquearon y si no fuera por Vincent quien me sostuvo en sus brazos, hubiera caído al suelo, mi cuerpo volvió a temblar, parecía una gelatina.


— Eh, muñeca, ¿Es que nunca has visto a un verdadero hombre desnudo?— Se ríe y me carga en sus brazos— Creo que he superado a Cristián en muchos aspectos, este es el efecto que provoco en todas— Me llevó hasta la cama y me dejó ahí con delicadeza.

— No esperaba encontrarte así— Miento desviando la mirada de la suya cuando se sienta a mi lado.

— ¿Qué esperabas? Muero por tocarte— Posa una mano en mi muslo desnudo— Tu piel es tan suave— Pongo mi mano sobre la suya.

— Yo esperaba dejarlo para nuestra noche de bodas— Le sonrió de forma coqueta mientras apartó su mano lentamente—Quiero que sea especial, con Cristián no lo fue y espero que tu me puedas dar una velada mucho mejor— Miento sacando provecho de sus palabras, esta más que claro que intenta opacar todo lo que a significado Cristián en mi vida.

— Esta bien, eso suena a un reto y me encantan los retos— Acaricia mi rostro— No voy a cogerte pero si voy a tocarte y espero que tu también hagas lo mismo, nos vamos a divertir hasta nuestra noche de bodas muñeca— Comienza a dar besos en mi mejilla y cierro los ojos con fuerza. Dios, dame fuerzas para soportar esto.

— Okey— Suspiro y hago mis manos puños cuando comienza a descender hasta mi cuello, mientras que con una de sus manos toma la mía y la lleva hasta su miembro— Vincent, se que en este momento puede sonar raro, quizá muy poco sexy, pero quiero saber algo— Agregó manteniendo todo mi autocontrol mientras me obliga a masturbarlo.

— Dime lo que quieras muñeca— Jadea en mi oído.

— ¿Cómo se mata a un cazador?— Pregunto de manera inocente y este se ríe, se aparta, toma mi mentón entre sus dedos con fuerza y me obliga a mirarlo.

— ¿Por qué? ¿Quieres matarme muñequita?— Alza una ceja mirándome divertido, se nota que la posibilidad de que yo llegue a asesinarlo solo le causa gracia, algo así como un mal chiste bien contado.

— ¿Qué? No, solo es curiosidad, quiero estar preparada por si alguna vez me ocurre algo y…— Me interrumpe y me suelta.


Aleja mi mano de su miembro y hace que me recueste boca arriba de forma violenta sobre la cama, inmediatamente después se posiciona sobre mi, sin poner todo su peso, apoyado con una mano sobre el colchón al lado de mi cabeza, mientras que con la otra sube el camisón y tiemblo como una hoja al viento.


— Se que jamás me dañarías, tu me amas— Dice acariciando la cara interna de mi muslo izquierdo— Además, la simple idea es ridícula— Se ríe y yo me tenso cuando su mano llega a mi centro— Solo bromeaba, aún así quiero que sepas que no tienes porque temer por tu integridad, estoy aquí para cuidar de ti, para protegerte— Comienza a acariciar esa zona sensible y mi estómago se revuelve, quiero vomitar, además, duele, no es para nada delicado— De todos modos, voy a decírtelo porque si, tienes que saberlo— Se acerca a mi cuello y lo lame hasta llegar a mi oído— Los cazadores somos humanos mejorados, eso jamás lo debes olvidar, somos inmortales en aquel sentido de que no envejecemos pero somos propensos a la muerte si es que un arma blanca o un revólver los atraviesa el corazón o el cerebro, moriríamos al instante o en cualquier otro lugar del cuerpo, el cual sea letal y provoque un desangramiento abundante, aunque claro, nosotros los cazadores, no morimos instantáneamente como los humanos— Muerde el lóbulo de mi oreja— Al menos nos quedan unos diez minutos de vida…
















































































































































°°°

Hola:

La Thiare, mi amiga de la cual ya les había hablado, siempre que escribo algo describiendo la personalidad de Vincent o sus actos, incluso los actos de Mía, me dice: “Tas, bien mija, medicate, deja de ver tantas series de crímenes y asesinos seriales, le voy a decir a tu mamá que te quité el Netflix”, aunque yo creo que no tiene nada de malo, me gustan los programas de investigación y lo paranormal, eso no me hace rara, ni me a dejado ningún trauma, ¿O si? XD
Espero que les haya gustado el capítulo de hoy😜 Un beso😘 los amo😍 bye✌

RubiaApasionada❤

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