CAPÍTULO CINCO:
la esencia de Scott.

      Rayna se despertó de repente. Ella se sentó en la cama, hiperventilando mientras se repetía en su cabeza que todo había sido un sueño. Scott, a su lado, se levantó al instante, acercándose a ella y retirando el cabello de su rostro.

      — ¿Estás bien?

      Una vez que Rayna volvió a respirar con tranquilidad, ella asintió ligeramente —. Sí, estoy bien. No te preocupes.

      — ¿Que no me preocupe? Ray, estabas hiperventilando. ¿Tuviste una pesadilla?

      Rayna negó nuevamente. Ella pudo apreciar lo buena persona que era Scott, algo que ya había adivinado a partir de los rumores y todo lo que le había contado la noche anterior. Ella lo miró, realmente lo observó por primera vez hasta entonces.

      Unas ojeras decoraban el rostro de Scott, muy suaves, pero allí se encontraban. Su cabello estaba despeinado mientras sus ojos la miraban directo a los de ella. Notó cómo sus labios se movían para ser humedecidos por su lengua, entonces, volvió a mirarlo a los ojos para notar que él miraba los labios de ella.

      —Estoy bien—, asintió Rayna, alejándose de inmediato de él y balanceando su cuerpo en el borde de la cama —. Suelo tener pesadillas, nada importante.

      —Parecía importante para mí.

      — ¿Vamos a trabajar con el teléfono que encontraste ayer o no?—, apresuró la morena y Scott asintió antes de levantarse y dirigirse al baño.

      —Uhm, voy a ducharme. ¿Necesitas algo?

      —No—, negó ella antes de desviar su mirada hacia la ventana, donde se podía apreciar cómo los árboles se movían debido al viento —. Aunque creo que sería mejor que consiga un sweater o algo, para mantener la fachada, ya sabes.

      Scott asintió inconscientemente antes de acercarse al armario y tomar una chaqueta azul. Él estiró la prenda hacia la chica con cuidado —. Puedes tomar esta, si quieres.

      Rayna le sonrió antes de tomarla —. Gracias.

      Cuando la chica se colocó la chaqueta, la esencia del chico la abrumó por completo. A pesar que ambos se habían quedado dormidos en la misma cama y ella había pasado las últimas doce horas con él, no se había percatado de su esencia.

      Y era malditamente adictiva.

      Irresistible, dulce, cálida, segura. Rayna no sabía cómo definirla con una palabra, pero cada vez que intentaba encontrar la palabra correcta, sólo palabras positivas saltaban en su cabeza. Asegurándose que el chico siguiera en la ducha, ella se abrazó a sí misma, inspirando el aroma de Scott.

      Rayna se arreglaba el cabello mientras el mensaje del buzón de voz resonaba. Ella se había quitado la chaqueta en cuanto entró al lugar ya que le dio demasiado calor. Scott la miraba con atención mientras ella sacudía su cabello de un lado al otro, haciendo muecas frente al espejo.

      —Hola, soy yo otra vez. No sé porque no me llamas. Quizás porque crees que me estás castigando. Pero ha pasado mucho tiempo, es demasiado y no es sobre nosotros. Algo le está pasando a Beacon Hills, a las personas de aquí. Necesito saber que todos están bien así que, por favor, ¿podrías llamarme, por favor? Una llamada, es todo lo que pido. Y si no puedes llamarme, entonces voy a conseguir mis respuestas de todas maneras. Iré ahí. Si no recibo una llamada tuya, iré ahí. Intenta recordar que es mi manada también.

      Rayna se giró cuando Scott cerró el celular, cortando el mensaje en su culminación. Cuando ella se giró, notó la mirada del grupo masculino sobre ella. En respuesta, ella alzó las cejas y el grupo fingió no haberla observado.

      La diosa notó de reojo cómo la chica de ojos café, Blair Weber, era abrazada por el beta de Scott, Liam Dunbar. Ella no comentó nada sobre la situación, sin embargo le pareció adorable.

      — ¿Le quitaste esto a uno de los cadáveres del bosque?

      —Fue Malia—, aclaró Liam.

      —Sí, habían seis cadáveres y uno de ellos no tenía rostro.

      Theo se acercó a ellos —. Vale. Entonces, el que no tenía rostro, ¿crees que es la mujer al teléfono?

      —Quizá.

      —Es lo mismo que le pasó a Aaron. Se quedó con su cuerpo, básicamente le quitó su rostro y su ADN. Entonces eso significa que, quien sea esta mujer, podría ser la otra mitad del Anuk-ite.

      —Lo cual significa que es solo la mitad del problema. La otra mitad ya la conocemos, Aaron—, señaló Theo.

      —Pero no sabemos dónde está—, negó Liam.

      —Esperen un minuto—, pidió Theo —. ¿No se supone que debemos separar a las dos mitades? Si conocemos una mitad, vayamos a por ella, es decir, a por Aaron.

      —No estoy de acuerdo con Theo, pero creo que sería más fácil rastrear a Aaron que a la voz de un teléfono—, dijo Mason y Liam alzó las cejas al igual que Rayna.

      —Eso es estar de acuerdo con Theo.

      —Lo sé, sólo quería suavizar el golpe.

      —Creo que no funcionó—, le guiñó un ojo Blair.  

      — ¿Todo el mundo está completamente impresionado porque pueda tener razón?—, soltó Theo.

      —No, simplemente no nos gusta—, contestó Liam, mirando a Scott.

      —Quizá todos tenemos razón. Quizá deberíamos buscar a los dos, a Aaron y a la mujer del teléfono—, anunció Scott —. Es decir, ya que ustedes están de acuerdo.

      —Espera, te refieres a mí y--, comenzó Mason.

      — ¿Y él?—, completó Theo.

      —Aw, ya están en la fase de completar las frases del otro—, sonrió Rayna, hablando por primera vez frente al grupo y Theo alzó las cejas en su dirección.

      —Ustedes dos, busquen a Aaron. Liam y yo intentaremos descubrir qué voz es la del teléfono—, exclicó Scott el plan antes de mirar a Blair.

      La chica intercambió una mirada con Liam antes de responder —. Voy con ustedes.

      —De acuerdo, y eso nos deja a: ¿Ray?—, Scott la miró. 

      Theo sonrió hacia la morena —. ¿De qué lado estás, diosa?

      Rayna hizo una mueca, fingiendo pensarlo por un momento antes de responder sin dudar —. Scott, Liam, ¿por dónde empezamos?

      Scott sonrió a la chica mientras Liam asentía antes de hablar —. Si encontramos alguna mitad, no habrá ninguna guerra. Si detenemos al Anuk-ite...

      —Detendremos la guerra—, completó Scott.