Capítulo 9
“Entré por las brasas y me quedé afuera por la brisa. Necesito sentir los elementos para recordarme a mí mismo que hay belleza cuando todo parece sombrío. Estaba atrapado mucho antes de que se apaguasen las luces. ¿Por qué respiro? Oh, lo sé. Cuanto más amo, menos siento. Los momentos que salté nunca fueron reales. Dicen que todas las cicatrices sanarán, aún así sé que quizás yo no lo haga. Pero las olas no romperán mi barco.”
—BOAT
(ED SHEERAN)
☽
Durante el descenso a través del territorio norte de la montaña, Yoongi y Hoseok no se encontraron con ningún enemigo a la vista pero sus miradas pudieron ser testigo de algo mucho más aterrador de lo que lo sería un lobo furioso o un cazador humano sosteniendo algún arma de plata entre las manos. El oxígeno pareció estrangular el cuello de ambos cuando sus ojos y pies se toparon con las amplias zonas que habían quedado reducidas a cenizas por el fuego.
—”Quédate a mi lado, hijo del viento”.
La cola del guardián acercó más a Yoongi y a los cachorros a su cuerpo. El lobo de viento mantenía fuertemente apretados a Winter y a Drako contra el pecho mientras avanzaban con pasos cautos, la respiración parecía haberse frenado sin remedio en el interior de su garganta y las lágrimas amenazaban con escalar hasta sus globos oculares. Por mucho que se hubiese prometido a sí mismo no derramar lágrima alguna por aquellos que no podía considerar parte de su familia, aquello era… Le recordaba al olor de la muerte y el sufrimiento que había olisqueado en el aire el mismo día que escondió a los lobeznos de las tribus en sus cuevas sabiendo que otros luchaban fuera para mantener a salvo a quienes no podrían sobrevivir solos.
Estaban pasando a través de un pequeño poblado que horas atrás había sido el hogar de varias familias que se encontraban bajo el amparo y protección del líder Yook y la líder Jeon, familias que un día hace no mucho tiempo fueron importantes para la historia de sus antepasados y también para la de sus descendientes. Allí solían habitar lobos que marcaron con sangre pactos que nadie pensó que podrían llevarse a cabo en épocas de conflicto interno y lobos que crearon semillas de paz en los años más oscuros de aquella montaña. Lobos que tenían tantos enemigos como amigos pero lobos que todos estaban de acuerdo en que destacaban por su gigante valentía y honestidad. Caminar despacio parecía necesario incluso cuando el miedo comenzaba a soplar contra sus nucas, daba la impresión de que en ese momento sus pies se movían sobre un cementerio de emociones y recuerdos que debía ser respetado costase lo que costase.
—”Huele a pólvora y ceniza”.
Yoongi notó la forma en la que ese aroma consiguió que todo en el interior de su parte animal se revolviera. Su lobo no quería seguir avanzando y aunque caminaban con cuidado, si no supiera lo que aquella emoción implicaba, hubiera echado a correr sin mirar hacia atrás como lo hizo una vez hace no mucho tiempo.
—”Quién quiera que haya causado esta masacre, lo hizo sabiendo que la pólvora borraría rastros de humor y olor por un tiempo.”
Hoseok frenó sus pasos por un instante y Yoongi pudo percibir el abrasador y dolorosísimo olor que impregnó el cabello del enorme lobo pardo que caminaba pegado a su cuerpo.
—”Han atacado a algunas de las personas más importantes para todos aquellos que ansiamos la paz.”
El hocico del guardián buscó entre los escombros carbonizados de una de las casas y sus patas trataron de escarbar sin lograr nada más que una pequeña nube cenicienta en consecuencia. Allí, en ese resquicio de hogar con la madera abrasada y los recuerdos sepultados, solía vivir uno de los matrimonios de deltas más antiguos de su manada. Su corazón supo en un instante que no habían encontrado salvación alguna, así que inclinó su cuerpo contra las brasas todavía ardientes y escondió la cabeza entre los restos que él debería haber logrado proteger mejor. El dolor y la mala conciencia de no haber estado ahí para sacar a esos lobos de la zona que había sido atacada, resultaba sencillamente insoportable.
—”¿Qué estás haciendo? Vas a conseguir otra quemadura ahora que las cicatrices de tu brazo empiezan a tener buen aspecto” —Yoongi trató de apartar al enorme lobo que seguía envuelto alrededor de su cuerpo pero todo lo que logró fue caer contra el lomo de este antes de que Hoseok se levantase segundos más tarde—. “No lograrás calmar tu pena causandote dolor a tí mismo."
—”Pero lograré calmarme causándole dolor a quién quiera que haya hecho esto."
Aunque el cuerpo de Yoongi se estremeció tras escuchar esas palabras, decidió callar. Él mejor que nadie conocía el sentimiento de perdida que hacía que la cabeza de un lobo se asomase al borde de la total y absoluta locura. No era nadie para acusar, señalar o juzgar a Jung Hoseok. Sobre todo cuando su dolor era tan reciente.
—”Volvamos. Winter y Drako están reaccionando a tus sentimientos como si ellos mismos lo sintieran en el interior de sus entrañas.”
El guardián emprendió el camino. Esa tarde de invierno estaba llena de nubes oscuras mientras sus patas pisaban el suelo repleto de negra ceniza con el lobo de viento y los cachorros acomodados sobre su lomo. Y quizás solo por ellos, fue capaz de alejar la ira y el ansia de causar daño irreparable a los culpables de lo que le habían hecho una vez más a su tierra.
Los lobos del norte generalmente creían en el dialogo pero Hoseok no lo hacía, ya no. Hacía un tiempo que el dialogo no le parecía una buena respuesta ante la crueldad. No desde que vió a su padre morir entre sus brazos con la boca ahogada en sangre y un arma atravesandole la garganta.
Porque fue él quién le cerró los ojos después de haber tratado de taponar la herida sin éxito alguno durante varios minutos.
Fue él quién sintió la caliente sangre de su padre llenarle la piel de las manos y escurrirsele entre los dedos.
Fue él quién lo colocó sobre la pira y prendió la hoguera con los ojos llenos de lágrimas saladas.
Fue él quién abrazó a su madre y hermanos para consolarlos cuando él también necesitaba ser abrazado.
Y era él quién continuaba teniendo pesadillas con la imagen de su progenitor a diario.
Los guardias que bordeaban la casa de líderes del sur, se acercaron a los dos lobos tan pronto como Hoseok cambió a su forma humana y dió aviso de la zona en la que se encontraban. Habían llegado finalmente a territorio amigo y después de haber comprobado que los restos de destrucción y dolor eran tan grandes como inevitables, ambos parecieron sentirse un poco mejor bajo el amparo y abrigo de personas conocidas.
Kim Namjoon estaba ahí en el instante en el que Hoseok cruzó la entrada de la enorme casa con nada más encima que unos pantalones desgastados y rotos por varias zonas. El padre de Taehyung parecía bastante más reluciente de lo que lo había estado en meses y esa era una imagen que se alejaba de la normalidad cuando acababan de ser atacados.
—¿Qué pasa con esa cara de alegría? Acaban de quemar algunos poblados de la montaña y estoy seguro de que han muerto personas en el proceso.
Namjoon trató de cambiar su expresión, sin embargo la alegría de sus ojos no se extinguió del todo.
—Te lo enseñaré en un momento. Tengo motivos para estar feliz hoy a pesar de todo —el guardián altiorem suspiró —. ¿Querías una audiencia de urgencia con los líderes?
Hoseok observó a Yoongi, este continuaba a su lado mientras acunaba a los pequeños entre sus brazos. Winter y Drako habían comenzado a protestar, tal vez hambrientos o tal vez incómodos por el frío que los había acompañado durante el descenso a través de la montaña. Fuera como fuese, de algún modo saber que los lobeznos se encontraban incómodos hizo crecer la prisa dentro de las prioridades del guardián.
—La queremos. En plural, ahora mismo.
Namjoon dejó que sus ojos se posasen sobre el lobo de viento antes de asentir, entonces comenzó a caminar tras animarlos a seguirlo hasta la sala donde generalmente el consejo territorial se reunía. Había habido un instante del pasado en el que mirar esa cara le generaba disgusto, porque Yoongi trató de matar a su hijo una vez en el pasado. Porque fue el responsable de muchas pérdidas en la guardia también. Sin embargo, ahora la forma de pensar de Namjoon al respecto era distinta, sobre todo tras haber visto la forma en la que su pareja todavía tenía que tratar con ungüentos de vez en cuando las secuelas de las heridas de las piernas y pies de ese muchacho. Aún en la actualidad existían ocasiones en las que el lobo de viento sentía dolor y más todavía tras haber tenido a sus cachorros.
Jungkook se encargó de proteger a Taehyung aquella vez. Su hijo tenía una pareja que podía ayudarle a sobrevivir y estaba seguro de que eso fue exactamente lo que los dos hicieron en la montaña durante el año que decidieron permanecer en su forma lobuna tras la ceremonia de mayoría de edad.
—Entrad —Namjoon apoyó la mano sobre el picaporte de la sala de reuniones y lo hizo girar, sin embargo se mantuvo en el pasillo en lugar de entrar con los otros dos lobos—. Estoy seguro de que esto pretende ser una conversación privada. No hay nada que yo tenga que hacer ahí dentro ahora mismo pero sé que los líderes se mostrarán comprensivos con lo que sea que necesitéis decirle. Además, tengo un par de cosas más importantes a las que atender en este momento. Buscadme más tarde, cuando tengáis vuestra respuesta ayudaré en todo aquello que resulte necesario. Suerte, chicos.
Aunque a Hoseok le resultó extraño el detalle de que Namjoon decidiera no entrar tras ellos en la sala no se paró a cuestionarlo, a veces sucedía que los guardianes necesitaban hablar en privado con sus líderes y en ocasiones resultaba útil hacerlo porque en la privacidad generalmente la verdad fluía con más facilidad. En ese instante todo lo que quería era empezar a cumplir algunas promesas y para llevarlas a cabo tendría que pedir permiso. Seguía sin gustarle la idea de que Yoongi conociese ciertos detalles sobre los ataques a las tribus pero hasta cierto punto entendía que este necesítase respuestas de forma urgente.
—Vamos, será tu momento para hablar y exigir aquello que sientas necesario.
—Un pr.. prisionero generalmente no p..puede exigir mucho.
—No, generalmente es verdad que no lo pueden hacer pero me presentaré como tu respaldo y de todos modos sigues teniendo unos derechos que ninguno de nosotros ignoraremos. Habla cuanto quieras, quizás las posibilidades de que te hagan caso sean pocas pero siguen siendo más que las que obtendrás con el silencio —Hoseok sabía que la cuestión era complicada, aún así no quiso poner presión sobre los hombros del lobo de viento diciéndole a este que era poco probable que le concedieran el permiso de unirse al grupo de investigación—. Si lo estropeas de alguna forma, en caso de que acepten nuestra propuesta, la responsabilidad será completamente mía. Así que no te sientas nervioso, eso podría afectar a los lobeznos. ¿Okay?
Yoongi no dijo nada pero sus pasos alcanzaron a los de Hoseok con rapidez como respuesta, su mirada siguió cada gesto del guardián que continuaba sosteniendo su mano. Casi de la misma manera en la que su forma animal había sostenido a los cachorros y a él mismo durante su camino a través de la montaña.
Bastaron un par de movimientos acompasados de ambos para llegar hasta la zona de la sala en la que los líderes se encontraban charlando con algunos papeles extendidos sobre la mesa de roble. Y aunque sus expresiones denotaban preocupación, el guardián Jung pensó que no parecían lo suficientemente alterados después de un ataque como el que la montaña había sufrido el día anterior. Se los había imaginado rodeados de miembros del consejo, al igual que había imaginado la casa de líderes repleta de unidades de guardias preparados para buscar rastros por toda la montaña.
Pero solo estaban ellos dos y el pequeño lobo de las tribus que habían acogido, el niño jugaba sobre la alfombra de la sala de reuniones y se revolvía cerca de la chimenea mientras alzaba entre sus manos algunas ceras de colores vivos. Las mejillas arreboladas y llenas de pintura. Yoongi reaccionó en un instante, sus ojos y brazos se abrieron y el lobezno corrió hasta él para envolverlo con cariño antes de exigir poder ver a los cachorros con una rabieta más típica de un humano que de un lobo.
Joy y Sungjae trabajaban en silencio y se intercambiaban papeles mientras subrayaban, leían y marcaban fragmentos de las páginas. Solo la reacción llena de felicidad del niño hizo que sus miradas se apartasen de aquello que los mantenía ocupados.
—Él ha estado como loco preguntando por Yoongi y sus cachorros desde que los sacaste del hostal. Hace unos días visitamos a tu madre y a las personas acogidas bajo su amparo, Lavender se negó a dejar de llorar cuando no los pudo encontrar en el sitio habitual.
Hoseok se removió incómodo. Sabía, por lo que le había dicho su madre, que todos esos niños estaban sumamente unidos a Yoongi. Era la última conexión que tenían con el sitio donde habían pasado sus primeros años de vida. Todos necesitaban verlo de vez en cuando, pero Lavender en especial. Desde el instante en el que lo rescataron junto a los otros pequeños, él se había mostrado especialmente sensible ante aquello que lo rodeaba.
—Empiezo a pensar que solo yo he visto lo que ha pasado ahí fuera… —Hoseok detuvo su protesta cuando la mano de Yoongi alrededor de su muñeca se apretó levemente.
—"No con Lavender aquí, no digas nada acerca de lo que hemos visto. Sé que tendrá pesadillas si llega a imaginárselo. Me gusta que lo mantengan lejos del dolor. Así debe seguir. Así lo hubieran hecho sus padres."
Hoseok asintió. Llevaban casi un día entero usando la comunicación mental entre ambos para entenderse con mayor fluidez debido a lo mucho que le costaba pronunciar en voz alta algunas palabras a Yoongi. Y aún así, el sonido del lobo de viento en su cabeza era tan alto que lograba erizarle la piel al guardián.
—Y supongo que podremos hablar de ello en varias ocasiones a lo largo del día, porque será necesario establecer una investigación y un grupo de trabajo adecuados. De momento, me gustaría pediros que escuchéis a nuestro prisionero por un instante.
Los dos líderes se estremecieron cuando las palabras de Hoseok llegaron hasta sus oídos. Llamar prisionero a Min Yoongi era algo que todavía no sabían si resultaba adecuado, sin embargo eso era lo que él era en consecuencia de sus propios actos. Incluso si también era una víctima a la que ansiaban proteger. Incluso si era el legado de una parte de su montaña que no querrían perder jamás.
—Me temo que estamos todo lo preocupados que podemos estar sin que el miedo o las ganas de obtener respuesta acerca de quién o quiénes han sido los culpables, nos hagan perder la cabeza, Hoseok.
Yook Sungjae fue el primero en levantarse, la mano temblequeante mientras se apoyaba en el hombro de Joy. Parecían tranquilos, sin embargo el cansancio se podía olisquear en el aire de la sala. Incluso con las ventanas abiertas dejando fluir la brisa invernal.
—Las personas que han perdido sus hogares esta noche, o lo que es más importante, las personas que han llegado a perder sus vidas en medio del incendio provocado, son tan importantes para nosotros como para tí.
—Pero el modo en el que un líder debe reaccionar, lo que se le exige a uno… —continuó Joy—. Implica calma incluso ante el caos más absoluto.
—Me disculpo. Si he sonado impertinente, esa no fue mi intención en lo absoluto —Hoseok no mentía, sabía que el trabajo que implicaba papeleo era tan importante o más que el que se realizaba a través de sus bosques—. Estoy aquí para pedir algo. Y ese algo requiere prisa, sobretodo si tenemos en cuenta que últimamente los asuntos importantes han estado siendo retrasados por amenazas de parte de los cazadores que nunca hemos llegado a saber si son ciertas.
Sungjae sonrió, volviendo a tomar asiento mientras deslizaba la mano sobre el brazo de Joy hasta finalmente entrelazar sus dedos con los de esta. La caricia fue íntima y pareció estar repleta de un cariño desconocido para el guardián altiorem. Un cariño que por otro lado Yoongi sí había conocido en el pasado, aquello era algo que echaba de menos y anhelaba volver a tener.
—Jung Hoseok no suele pedir muchas cosas. De hecho creo que es la primera vez que pide audiencia de carácter urgente y me da la sensación de que ni siquiera lo ha hecho para sí mismo —Sungjae informó a Joy antes de devolver la mirada al guardián norteño—. Qué hoy estés presente con el lobo de viento ante nosotros, me hace tener una pequeña idea acerca de lo que deseas. Y también me causa felicidad porque Lavender ansiaba reunirse con su familia por al menos unos minutos, los deseos de ese pequeño han comenzado a significarlo todo para nosotros. Nos tiene en la palma de sus manos.
Yoongi no pudo ocultar la sonrisa sincera que se le escapó de los labios mientras permitía que Lavender tómase entre sus manos los pequeños dedos de Winter y Drako. En un día sus cachorros y él habían podido respirar y ver más de lo que lo hicieron durante meses. El simple hecho de estar en la casa de líderes y poder observar el modo en el que Lavender vivía despreocupadamente, llenaba su pecho de algo cálido y bonito que desde mucho tiempo atrás no había sentido.
—"Lavender suele hacer eso, de hecho. Él sabe cómo ganarse a las personas que lo rodean."
Algunos minutos de charla trivial sobre el estado del pequeño y cómo poco a poco sus horas de sueño habían ido aumentando, dejando paulatinamente las pesadillas sobre sus padres biológicos atrás, sirvieron para allanar el terreno y eliminar la posible tensión existente entre el lobo de viento y los líderes de la Unión.
—Me g.. gustaría im..implicarme en la investigación s..sobre lo que le sucedió a.. —Yoongi miró a Lavender antes de decidir terminar su frase—. Sobre lo que o..ocurrió en mi te.. territorio. Es p..por eso que Hoseok ha s..solicitado audiencia con urgencia. Yo… empiezo a sen..sentirme desesperado.
Los ojos de Hoseok se posaron sobre los del chico. No había planeado que este fuese el que pidiera por sí mismo aquello pero de alguna forma creía que eso podría ser positivo para este. Los líderes tenían un especial cariño por uno de los niños de las tribus y a su vez ese niño estaba sumamente unido al lobo de viento, era una verdadera suerte que Lavender ayudase con su simple presencia. Con un poco de suerte aquello los invitaría a confiarle ciertos detalles sobre la investigación a Yoongi, detalles que Hoseok sabía que este merecía pero que se le habían negado hasta ese instante por su condición de prisionero.
Joy y Sungjae compartieron una larga mirada, sus mentes conectadas en medio del proceso de reflexión que una decisión como aquella suponía.
—Hagamos una cosa —Joy finalmente habló, todavía con los ojos fijos sobre los de su pareja—. De momento dejaremos que conozcas los detalles superficiales y que acompañes o guíes a nuestros guardias cuando lo necesiten a través del entramado de cuevas que la cima de la montaña supone. Sin embargo, no podrás conocer los detalles más profundos e importantes hasta que seas sometido a juicio. Si más adelante se te considera culpable por las acciones que cometiste un año atrás en tu búsqueda de venganza, expondremos ante el consejo la posibilidad de que tu castigo sea llevado a cabo en forma de servicios comunitarios de la misma manera que sucedió con los Park.
—Y esos servicios comunitarios podrían implicar que trabajes como ayudante de una de las unidades de rastreo, mano a mano con Hoseok y su grupo de guardias. ¿Qué opinas de eso?
Yoongi buscó la mirada de Hoseok antes de contestar y cuando este asintió con la cabeza, decidió que tal vez era una buena oferta para empezar. Parecía más de lo que el guardián altiorem pensaba que le concederían desde un inicio.
—A..Acepto.
—Ha ido sorprendentemente mejor de lo que esperaba. De hecho, ni siquiera creí que fueses a hablar por tí mismo ante los líderes. Lo has hecho bien, Yoongi.
Yoongi se mantuvo un paso por detrás de Hoseok mientras los dos caminaban a través de la casa de líderes. Los colores azulados que rodeaban los bordes de las ventanas y los marcos de las puertas, habían llamado la atención del lobo de viento la primera vez que estuvo allí y ahora que podía observar las estancias con mayor detenimiento volvían a hacerlo. Al igual que esas cristaleras repletas de colores por las que incluso la luz del oscuro día invernal era capaz de pasar dejando rastros de arcoiris sobre las paredes.
—D..dijiste que mis derechos no serían ignorados. S..supuse que hablar era uno de ellos.
Hoseok asintió y aunque ahora su mano no estaba sobre la de Yoongi, por un instante sintió que su agarre iba automáticamente hasta el cuerpo de este cuando los guardias se acercaban demasiado o las miradas curiosas lo envolvían a él y a sus cachorros.
—Hablar y expresarse es un derecho que toda persona tiene. En el norte nos enseñaron que el diálogo puede evitar guerras.
Yoongi estaba a punto de contestar que en las tribus solían tener un pensamiento bastante similar a ese cuando el guardián frenó en seco, por un instante sus pasos levemente rezagados casi lo hicieron estrellarse contra la espalda de este. Había estado demasiado entretenido con la decoración de aquella casa. Acostumbrado a las sencillas cuevas del norte, el ordenado hostal de la señora Jung y la vacía casa de Hoseok… Aquellos detalles que inundaban las habitaciones y pasillos casi eran un espectáculo para su vista.
—¿Kim Taehyung? —la voz del guardián sonó especialmente sorprendida—. Maldita sea, dime que no estoy teniendo visiones por el cansancio. ¿Estás de vuelta, amigo?
Yoongi asomó la mirada por un lado de la espalda de Hoseok. Los hombros de este casi le cubrían el cuerpo en una posición protectora que había notado que el guardián había adquirido desde el instante en el que los dos entraron en la casa de líderes. El hombre era malditamente profesional si se trataba de evitar que ojos curiosos llegasen hasta sus cachorros y tardó unos segundos en bajar sus escudos mientras reaccionaba a la presencia de la persona que había interrumpido su camino hacia la salida.
—Puff un año fuera y tengo que toparme contigo así de destartalado. Definitivamente debería haber sabido que amigos como tú no pueden sobrevivir mucho tiempo conmigo alejado. Apuesto a que has mantenido tu hocico tan metido en tus labores de guardián altiorem como siempre —una sonrisa llenó el recibidor de la casa—. Parece que un terremoto entero ha pasado sobre tí. Lo ha hecho sobre casi todos nosotros en realidad. Conozco las noticias sobre el último ataque y desearía haber elegido otra razón para regresar a casa.
—¿Pero cómo? —Hoseok carraspeó—. Todos pensábamos que Jungkook y tú permaneceríais en vuestra forma animal por el resto de vuestras vidas.
—Solo estábamos buscando un tiempo de paz después de todo lo que pasó, creo que nadie puede juzgarnos por tomar una decisión como esa. Jungkook… Él estaba hecho polvo. Alejarse de esto le ha ayudado como no te haces una idea pero cuando vimos el fuego desde lo alto de la montaña solo existió una opción.
—La peor opción posible, supongo.
—Directos a los incendios de cabeza. Debí haberlo pensado mejor antes de unirme a un lobo de fuego.
El tono bromista del chico no fue lo que puso nervioso a Yoongi, sino la voz y el olor familiar que envolvían a este. Lo sabía. Sabía que ese era el muchacho al que él casi había matado en medio de su sed de venganza. Había sido hace mucho y estaba pagando por ello con su poca libertad pero todavía lo recordaba bien.
Yoongi se escondió por completo detrás de la espalda de Hoseok. Aquel era un movimiento torpe y cobarde para un lobo que había aprendido durante una vida completa a enfrentarse a los problemas dando la cara. Y sin embargo ahí estaba, con la respiración agitada y los cachorros fuertemente apretados contra su pecho.
—Yoongi.
La voz de Hoseok lo estaba llamando pero él parecía no ser capaz de escuchar nada. Ese lobo que había regresado era hijo de un guardián y pareja de otro.
—Yoongi, si Tae fuese una amenaza yo mismo evitaría que se acerque a tí o a tus cachorros —la mano de Hoseok buscó la suya—. Sal de tu escondrijo y salúdalo, él siempre ha defendido la idea de que tú te sentías atrapado como un tigre en una jaula cuando lo atacaste. En parte, nosotros no supimos reaccionar a tu presencia en aquel momento y estabas tan enfadado y afectado que debimos preveer que algo malo sucedería.
—Los dos lo hemos hecho. He aprendido mucho acerca del perdón y el diálogo en estos últimos meses.
Aquella segunda voz. Si Yoongi cerraba los ojos podía sentir las imágenes de los recuerdos fluir a través de su mente. Recordaba a Hoseok visitándolo durante sus primeras semanas en el hostal y a aquel muchacho haciéndole preguntas sobre lo ocurrido en las tribus.
Recordaba a Jeon Jungkook tan bien porque ese era el lobo que casi lo había llevado a la muerte por perdida de sangre cuando él atacó a Taehyung. Esa pareja que ahora estaba ante sus ojos lo había defendido a pesar de no tener motivos para ello, esa pareja había perdonado sus actos motivados por el trauma y el dolor. Y en cambio, estaba seguro de que otros no lo habían hecho todavía. Por ellos se le había retrasado el juicio hasta después del parto y por ellos respiraban sus cachorros.
Salir del refugio que suponía mantenerse detrás de Hoseok fue complicado, pero la sola convicción de que esos lobos merecían un agradecimiento lo invitó a moverse.
Entonces habló con ellos por primera vez desde el inicio y sus ojos recibieron tanta sorpresa como amabilidad.
—Gracias —susurró—. Por haber elegido def..defenderme incluso s..sin motivos para ello.
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Hiii!!
Nuevo capítulo, esta vez un pelín más largo y con comeback de Taekook incluído. Espero de verás que os haya gustado y también espero que no esté resultando aburrido el ritmo con el que avanza la historia.
Un beso,
os amo
💜
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