Capítulo 66
"Estoy tropezando como un muerto viviente últimamente, abrázame hasta el amargo final. Sálvame, no me dejes ir. Cuando nos escondemos en la oscuridad, se siente perfecto."
—Sleepyhead (Jutes)
☽
Bien.
La palabra "guerra" tenía un único significado. Al menos para el humano que decidió entrar en la montaña con el objetivo de caminar al lado de Jung Yunho.
Por amor. Había hecho muchas estupideces en nombre de tal sentimiento, y quizás escoger su destino en base a los latidos que sonaban con fuerza en las venas de todo su cuerpo cada vez que pensaba en un hombre en concreto, era la peor de todas ellas. No sabía nada de nada acerca de la persona real que Yunho era. No podía tan siquiera mirarlo a la cara porque eso supondría percibir el brillo de unos ojos que antes lo miraban de manera muy diferente a la actual. Y aún con todo estaba ahí, quieto en medio del desastre que se desarrollaba alrededor de un mundo que no deseaba empezar a considerar suyo.
Tonto idiota. Intento de chico valiente. Eso habría dicho su padre.
Como miembro del ejército condecorado... Por supuesto, él mismo nunca entendería su incapacidad para... ¿Qué exactamente? ¿Ayudar? Maldita sea, no es que un simple mortal pudiese hacer demasiado contra lo que surcaba los cielos grisáceos en ese instante, por mucho que su carrera se basase prioritariamente en tratar de salvarle el culo a la gente por medio de la captura de criminales.
—Centrate. —se ordenó a sí mismo.
Ni la Luna que tanto aclamaban los lobos se había asomado, y eso que la noche comenzaba a bañar todo el territorio de la montaña. Las copas de los árboles y el océano que se percibía a través del horizonte a lo lejos, cada vez parecían perder con más rapidez sus colores normales para camuflarse en el gris de la oscuridad.
Sus ojos no estaban preparados para moverse en la penumbra, sus pies solo sabían caminar sin hacer ruido cuando se encontraba entre humanos de su mismo tamaño y no en el medio de lobos tan inmensos como los que ahora enseñaban sus incisivos con ganas.
Y quizás por eso a pesar de ser un experimentado policía en la persecución de asesinos seriales, lo único que se sentía capaz de hacer en ese esperpéntico caos era... Observar. Miraba a un lado y al otro con ojos como platos mientras el temblor se le extendía desde las puntas de los dedos de los pies hasta las mismas hebras de su corto cabello.
—¡Jongho!
Ah. Al fin. Una voz que podía comprender entre la melodía de alaridos y aullidos.
Sus pies se giraron rápidamente. Había perdido la cuenta de los segundos y minutos pasados desde que se encontró en la obligación de separar sus pasos de los de Yunho, pero aún así... Deseaba tanto... Ansiaba...
—¡Mueve tu culo si no quieres acabar con el cuello cortado y los sesos fuera!
No se trataba de un guardián tratando de proteger a la oveja descarriada de nuevo, como ya había pasado incontables veces mientras él vagaba a lo lejos manteniendo sus pasos levemente alejados de la batalla que se desenvolvía crudamente entre lobos y humanos.
—Tú...
—¡Oh, maldita sea! ¡Reacciona! No tenemos tiempo para empezar una animada charla en este momento. ¿Qué haces aquí parado de todos modos? ¿No es tu pareja la que hace solo unas semanas casi pierde por completo la posibilidad de escuchar?
Se trataba de aquel chico que había visto tantas veces al lado del omega que acompañaba al grupo de rastreo que frecuentaba Yunho. Y aunque las palabras de este eran demasiado directas, de alguna manera su respuesta también parecía querer serlo ya que sus manos temblaron antes de que los pies comenzaran a moverse por instinto. Solo unos pasos. Tres o cuatro como poco.
No estaba preocupado más de lo necesario por su novio. Se repetía. No lo tenía que estar porque incluso con sus oídos afectados, los dientes de Jung Yunho eran tan afilados como los de cualquier lobo que luchaba a su alrededor.
—Sé bien lo que él es capaz de hacer, Yunho no morirá. No hoy al menos.
El medio humano negó y una especie de sonrisa le atravesó los labios. Así lo había definido su Yunho en una ocasión. Un medio humano demasiado loco para ser solo un humano y demasiado cuerdo para ser solo un lobo. Un chico que en realidad olía a la mismísima necesidad de encontrar un lugar en la sociedad y ser entendido. Alguien que llevaba en el interior de sus venas un tipo de sangre que se había llegado a prohibir. Una sangre diferente y nueva.
Mestizo de sombras, de esa forma lo llamaba el resto en esa montaña. Aquellos que susurraban sobre quién y cómo lo logró engendrar con los pactos activos.
—Lobo o no, tu hombre es tan mortal como el mío. Así que si quieres recuperarlo, sígueme.
Y joder, Jongho tendría que haber usado la racionalidad que tantos años de trabajo al borde del abismo y el estres de una decada como copiloto de un coche que continuamente seguía a la peor calaña, consiguieron proporcionarle... En cambio no usó ni una pizca de esta, la cordura simplemente desapareció de su vocabulario. En su lugar hizo crujir los dedos de su mano cerrada en un puño, tratando de hacer que el tembleque se fuese. Caminó justo por detrás de los pasos que el mestizo iniciaba pero con las mismas ganas.
Algo en el ambiente cambió y la electricidad llenó el terreno de batalla tan pronto como Lee Taemin se sacó los zapatos para enterrar los pies en la tierra mojada.
—Maldita Luna, brillas demasiado entre las nubes como para ocultarte. Dame un poco de eso que le diste a mi padre y prometo alejar de la muerte al menos a uno de tus hijos.
Jongho frunció el ceño ante las palabras del mestizo, en cambio, lejos de escabullirse simplemente rebuscó en el bolsillo trasero de su pantalón. La placa policial resbaló de su agarre y se perdió en la tierra oscura mientras la pequeña pistola de color plateado comenzaba a llenar sus dedos.
—Tu usa tus métodos, mestizo. Yo usaré los míos.
—Si sirven de algo, serán bienvenidos.
Él no era un lobo de todos modos. No tenía que evitar las armas de los humanos.
(***)
Caos.
Todo lo que lograba sentir en el interior de su cabeza Jung Hoseok era caos y dolor. Asfixia.
Sabía que el sentimiento no provenía de sí mismo, lo que todavía empeoraba más las cosas. Porque comprender que todo aquello llegaba hasta su mente finalmente a través de la conexión con su pareja lo desconcentraba a cada intento de lucha que realizaba.
No había logrado comunicarse con Yoongi en el interior de los túneles, como si las paredes y el estar bajo tierra de alguna forma hubieran dinamitado toda capacidad de conexión con el entorno que la Diosa Luna le regalaba a sus hijos.
—"Jung, mantén la cabeza fría. Pareces perdido."
Jeon Jungkook no dudó ni por un instante cuando se trató de saltar sobre uno de los cazadores que había tenido la intención de disparar plata en contra de Hoseok. Los dientes del sureño agujerearon la piel fina del humano y el alarido de este cubrió la noche oscura, sumándose a todos los demás.
Jungkook mordió más duro, profundo y largo de lo que cualquier guardian altiorem haría en una batalla con iguales. La conversión a esas alturas sería inevitable.
—"Veo que pareces bastante cómodo con el plan de los líderes."
—"Hubo una época en que seguir las órdenes de un líder era mi mejor característica. Pon lo único que le queda a un alfa en peligro y lo convertirás en una bestia. Ellos son quienes han venido a nuestra montaña buscando la muerte. El castigo que los líderes han elegido para los cazadores es mucho menor que aquel que estos humanos pretendían ejercer contra nosotros y nuestras familias. Así que si no quieres luchar, al menos no estorbes. Eres un guardián altiorem, deberías conocer el lugar que debes ocupar."
El gruñido que abandonó la garganta del alfa norteño en ese instante fue tan natural como el dolor que le atravesaba el cuerpo. No todo debería valer en la guerra, incluso si estaban desesperados...
—"Algo ocurre en el campamento" —dijo finalmente—."Ocupémonos rápido de este problema."
Sin embargo, la alerta de sentir a Yoongi alterado a través del vínculo hizo su trabajo mejor que cualquier orden dada.
—"Eso es exactamente lo que esperaba escuchar de un Jung."
(***)
Sangre.
Ríos y ríos de sangre.
Kim Namjoon se encontró a sí mismo quieto en medio del desastre y con los recuerdos tan vividos que los gritos de Seokjin parecían volver a resonar en su cabeza como aquel día de hace veinte años.
Como un fantasma, la imagen borrosa del lobo blanco se mostró en medio del campo de batalla donde los licántropos estaban comenzando a ganar con juego sucio. El precioso animal norteño que conoció entre el desastre y las cenizas, estaba de nuevo tirado sobre contra el suelo y con el costado lleno de heridas.
—"Padre."
La voz de Taehyung no podía alejarlo de aquel espíritu que se difuminaba entre las carreras de los lobos y la escabullida de los cazadores. Como un truco de magia demasiado macabro. Funcionó. Lo sacó de dónde sea que su mente de guardián había estado perdida en la última media hora.
—"¡Papá!"
Un hocico húmedo golpeó su mandíbula y lo obligó a dejar de mirar a la nada.
Namjoon agitó su cabeza y entonces el espectro pareció abandonar su cansada cabeza como si todo lo que hubiese visto fuese de nuevo un simple recuerdo del momento más complicado que había llegado a experimentar en el pasado.
—"Papá, te has quedado quieto. Necesitamos movernos de nuevo. Salgamos de aquí ahora que la balanza parece inclinarse..."
Líder de la guardia norteña, un padre, un marido o un simple lobo. Kim Namjoon no sabía exactamente qué parte de él estaba decidiendo pero cuando sus ojos miraron en el interior de los de su hijo, el poder de alfa y la orden llenaron por completo sus iluminados iris.
—"Quédate aquí. Sobrevive. No me sigas."
Y entonces corrió.
Porque algo dentro de su pecho gritaba que su pareja estaba en peligro y a media montaña de distancia.
(***)
"Estamos aquí".
Fue la frase que precedería el desastre o la victoria.
Podrían haber sido los refuerzos que Lae Vianea prometió conseguir pero no lo fueron, o no tan inmediatamente al menos. Porque incluso antes de que ella regresase a la posición en la que la principal bruja empezaba a retomar las fuerzas para lanzar un ataque en contra de quienes estuviesen situados suficientemente cerca, gran parte de la formación del grupo de rastreo que se había movilizado para explorar los túneles sorprendió con su presencia en el arenal.
Habían sido tan silenciosos como cabría esperarse de lobos entrenados para correr en una montaña de la que conocían hasta el menor recobeco.
—"Jung, ten cuidado." —Yoongi tragó aire con desesperación, aún sin dejar caer su fuerza y su vendaval.
Hoseok avanzó sin poner sus ojos en la mujer. El cabello negro como el carbón de esta, se estaba hinchando con el aire invocado por los lobos de viento. Sin embargo esta vez lejos de titubear, la bruja extendió en cruz los brazos a ambos lados del esquelético cuerpo que la formaba. Era todo sombras y oscuridad. Bajo su mirada, la sombra de las ojeras creaba el reflejo de alguien que recordaba mucho más a la ultratumba que a la vida prometida por los Pétalos de Zafiro que tanto ansiaban.
—"Estoy aquí y estás aquí, pero no veo a los cachorros. ¿Dónde están Winter y Drako?"
El animal de Hoseok era mucho más pequeño en tamaño que el de Yoongi. Quizás por eso cuando el guardián se acercó a acariciar con la barbilla el hocico del lobo de las tribus, terminó siendo casi abrazado por el cuello alto y ancho de este. El aroma conocido lo envolvió. Muy por encima de los olores del sudor y la sangre que impregnaban ahora su cabello.
—"Siguen vivos, podría sentir su dolor incluso a distancias que te parecerían imposibles. Pero están solos, escondidos y solos. Necesitamos recuperarlos pronto."
Y eso fue todo.
La única señal que Jung Hoseok necesitó para que su rugido hiciera despertar al resto de guardianes que lo seguían.
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Hiiiii!!!
Por fin un jueves que he logrado subir cap a tiempo, a pesar de que me estoy muriendo de cansancio ains. Solo espero que valga la pena y os guste lo que habeis llegado a leer.
Un beso,
os amo
Mel
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