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Capítulo 37

“Los recuerdos vienen pero no se van, escucho los ecos resonando en mi cabeza.”

—Something To Remember
(Matt Hansen)

Hoseok no estaba realmente seguro del tiempo que había transcurrido entre el instante en el que se dejó ir por el sueño y el momento en el que finalmente abrió los ojos. Sin embargo, cuando pudo comenzar a ser un poco consciente, aún en medio de la neblina causada por el grave dolor de cabeza, todo aquello que lograron percibir sus ojos fue la oscura pared de ladrillo de la parte baja de alguna casa o edificio. Podía ver la tonalidad anaranjada sin revestir, el mortero seco entre las líneas verticales y horizontales, podía… A lo lejos también pudo ver a sus compañeros de guardia, atados a lo que parecían ser sillas de madera no demasiado fuertes ni robustas.

Una carcajada agria se escapó de su boca. O la droga con la que los habían dormido era muy buena o un principiante se estaba encargando de ese trabajo. Era imposible que un cazador experimentado realmente estuviera tratando de detener a cuatro lobos con sillas de madera antiguas en un estado fácilmente quebradizo.

Y eso que ahora le estaba lastimando las manos…

—Hoseok.

El guardián altiorem apartó los pensamientos de su cabeza cuando la voz de su hermano resonó en el interior de la sala. Solo estaban ellos cuatro allí presentes. Nadie más, ni siquiera quién sea que fuese el responsable de haberlos maniatado con simples cuerdas. Si su fuerza bruta no pudiese hacer el trabajo sus poderes se encargarían de romper el material que envolvía sus extremidades, no habían impregnado con plata nada de lo que le tocaba la piel.

—Yunho, ¿estás bien? ¿Cuándo has despertado?

Su hermano tardó unos segundos en responder y cuándo lo hizo decidió modificar el tipo de comunicación.

”Quince. Tal vez veinte minutos. No estoy seguro de si a esto se le puede llamar estar bien pero supongo que he estado en situaciones mucho peores.”

”¿Yoongi y Jungkook? ¿Cómo es la situación con ellos?”

”Jungkook ha estado despertando y durmiendo de forma intercalada durante casi todo el tiempo que yo he estado despierto. Yoongi no ha abierto los ojos ni una sola vez.”

La mirada del guardián se posó sobre el lobo de viento. Era el que más lejos se situaba de todos, mientras que ellos fueron atados a dos metros de distancia los unos de los otros, parecía que a Yoongi lo hubiesen colocado al doble de distancia de forma objetivamente intencional. Lo que por cierto revelaba una vez más lo poco hábiles que eran los encargados de su cuidado, Hoseok casi podía hacerse una idea de la magnitud de ese sitio basándose en las distancias existentes entre cada uno de ellos. Años de rastreo en su unidad le dejaban esa experiencia a mano. No había nada que le impidiese generar teorías o hipótesis porque nadie en absoluto había decidido taparle los ojos.

”¿Por qué sigues en esa maldita silla? Algo como esto no debería poder detenernos en nuestro estado de conversión, solo tendríamos que iniciar el cambio y entonces quién sea que esté cerca y no sea de los nuestros pasará a parecer una ración razonable de comida.”

Yunho negó con seguridad.

”No sabemos lo que podemos encontrarnos al otro lado de la puerta de salida, creo sinceramente que lo mejor sería esperar un poco y analizar la situación con más información al respecto.”

”¿No te parece que es posible que esto haya sido el acto de un principiante?”

Yunho dudó finalmente, pero antes de que él pudiese responder Jungkook agitó la cabeza desde su posición. Estaba comenzando a despertar de nuevo, sus ojos se encendían y apagaban, lo que implicaba una clara señal de que su lobo continuaba intoxicado.

”Tal vez simplemente tienen demasiada confianza en sí mismos como para pararse a buscar una silla de hierro fuerte o armas de plata. Saben que lo que sea que hayan utilizado en el edificio que estábamos rastreando nos noqueó con la suficiente habilidad como para que no lo percibieramos hasta que ya era tarde y no sabemos a cuántos más de nosotros les habrá sucedido lo mismo”—Jungkook carraspeó inclinándose un poco sobre sí mismo. El aire todavía parecía entrar en sus pulmones con dificultad—. “O puede que sean los suficientes tras esa puerta como para deshacerse de nosotros sin ningún esfuerzo. Sea como sea, creo que esta vez Yunho tiene razón. Ahora mismo actuar de manera precipitada sería equivalente a suicidarse y todavía tenemos como respaldo a la unidad que espera recibir órdenes en el campamento de la frontera. Vendrán a por nosotros.”

Eso sí la niebla no se lo impedía. Estaba claro que ese sitio jugaba a favor de los brujos y no de los lobos. Y ni siquiera sabían si seguían en el poblado de los cazadores.

Hoseok sabía que eso era algo de lo que tanto Jungkook como Yunho debían ser conscientes pero ninguno dijo nada al respecto. Quizás porque querían mantener la esperanza de que todavía podrían salir de ahí sin que ninguna vida se perdiese en el proceso.

”Pero esperar también podría ser el equivalente a un suicidio, muchachos” —Hoseok finalmente habló despues de lo que le pareció una eternidad—. “Las posibilidades están en un lugar dónde todo parece encontrarse al cincuenta y cincuenta. Podemos perder o ganar en la misma y exacta medida si nos arriesgamos a hacer algo. En cambio, me da la mala sensación de que definitivamente moriremos si no hacemos nada ”

”¿Entonces qué es lo que sugieres que hagamos, hermano? ¿Lanzarnos a sus fauces?” —Yunho suspiró, golpeando su pie contra el suelo por instinto.

”Lo cierto es que no lo sé pero si quieres mi opinión creo que en cuanto los cuatro estemos completamente recuperados deberíamos intentar largarnos de aquí sin necesidad de luchar. Somos lobos y guardianes altiorem, hemos pasado una vida entera entrenandonos y luchando en una guerra dentro de la montaña. Escapar no debería ser más duro que enfrentar una batalla. Todo sitio tiene su punto flaco y quizás podremos encontrarlo. Es una alternativa mucho mejor que simplemente dejar que un aquelarre de brujos locos nos mate.”

”¿Sugieres que nos escabullamos como una maldita serpiente?” —Jungkook observó a Hoseok.

”Bueno, es una forma de decirlo. Pero sí, si tenemos que ser serpientes, seámoslo maldita sea.”

Así que esperaron y la espera logró que finalmente Min Yoongi abriese los ojos. El lobo de viento era quizás el más afectado de todos ellos por la situación. Hoseok estaba seguro de que se debía a la conversación que los dos compartieron antes de intentar escapar del aroma que los hizo caer en ese extraño sueño. Se trataba de la segunda vez que Min tenía que pasar por una cosa como esa.

Maldita sea. No debería estar preocupado pero lo estaba. Yoongi no había hablado, ni una sola palabra después de despertarse. Ni siquiera para preguntar cómo de jodida era la situación actual. Nada de nada. Parecía haber retrocedido de lleno a esa época en la que acababa de ser atrapado por la guardia norteña y se negaba a colaborar. Cuando ni siquiera la señora Jung lograba que este comiese sus deliciosas e irresistibles galletas de canela.

”Yoongi” —Hoseok lo intentó, como lo había intentado ya al menos unas diez veces—. “Tienes que volver. Si no lo haces por tí al menos hazlo por tus cachorros, regresa. Maldita sea.”

Pero la respuesta fue la misma que las veces anteriores. Nada. Silencio.

Los cuatro estaban agotados. Habían intercambiado muchos pensamientos a lo largo de ese día y la estancia en la que se encontraban les impedía saber la hora exacta del exterior. Sin embargo, no parecía del todo descabellado guiarse a través de la penumbra para saber que la noche había llegado. Al igual que lo hizo el sonido de la puerta y la cegadora luz anaranjada que se extendió hacia el interior de la estancia cuando alguien la abrió.

Todos se pusieron alerta pero especialmente Yoongi, quién por primera vez estaba reaccionando desde que había despertado. Sus caninos aparecieron y el sonido que brotó desde su garganta trasladó a Hoseok a una cabaña perdida en el monte un año atrás. La imagen ante sus ojos era la misma que le había mostrado el lobo al que él había apresado hace mucho tiempo. Una falsa imagen de debilidad y aprisionamiento. Hoseok sabía por experiencia propia que a pesar de lo que podría aparentar, si alguien se le acercaba lo suficiente en ese preciso instante entonces las cuerdas que lo ataban se romperían en una décima de segundo y  los dientes del lobo de viento irían directos a la yugular de su enemigo.

Min Yoongi estaba dispuesto a luchar. Y aunque su sentimiento fue contagiando poco a poco a todos, lo que la puerta les dejó ver probablemente fue algo que ninguno de ellos esperaba. Porque el brujo que entró temblequeante y caminó hacia ellos seguido por otro chico igual de nervioso, no debía tener más de catorce años.

—¿Qué clase de mala broma es esta? Decidle a vuestros padres que si quieren jugar deben enviar a gente de su mismo tamaño —Yunho gruñó desde su posición, revisando el modo en el que el primero de los chicos metía las manos en los bolsillos de su chaqueta de forma ansiosa—. ¿Me habéis oído? No me importa cuán importantes os consideren en vuestras facciones o que clase de macabra prueba de iniciación suponemos para vosotros. Volved sobre vuestros pasos ahora que estáis a tiempo y traed aquí a alguien de una edad más similar a la nuestra que a la de un niño.

Ni el brujo ni el cazador hablaron. En lugar de eso alzaron sus manos en el aire, casi como en señal de paz. Hoseok estaba seguro de que si hubieran llevado una bandera blanca encima fácilmente la hubieran sacado.

El caso era que… No podía confiar en ninguno de ellos. Sin importar que fuesen solo niños.

—¿Qué es esto? —ladró—. ¿Primero nos atrapaís y ahora pedís paz?

—No es eso —el chico que se había estado manteniendo más atrás habló, escondido entre las sombras de la penumbra—. Nosotros no somos responsables de nada de lo que os ha ocurrido. No os hemos atrapado.

—Da igual si habéis sido vosotros o alguien de vuestra familia —Jungkook se mantuvo sereno, intentando que algo de su voz contagiase al resto—. Todo lo que importa es que estamos aquí y queremos saber los motivos.

—¿Y v..vas a creer en sus p..palabras?

Hoseok giró su mirada rápidamente. Apartar la atención del enemigo no era algo que un guardián debiese hacer pero de todos modos estaban metidos en un buen lío y en ese instante quería saber si podía ver algo en Yoongi. Algo de todo eso que no pudo alcanzar a percibir en las últimas horas de silencio por parte del chico.

—Podemos decidir eso más tarde —Jungkook señaló con su barbilla a los dos muchachos—. ¿No os parecen tan apurados y nerviosos como a mí? Dejad que hablen, maldita sea.

—Bien.

—Bien.

Yoongi tardó un poco más pero finalmente asintió.

—B..bien.

—Vuestra gente estaba en lo cierto. Algunos de los cazadores se han unido con un aquelarre de brujos pero no han sido todos. Ni todos los brujos, ni todos los cazadores —el chico que había avanzado hacia la estancia en primer lugar habló mientras se acercaba a ellos. Sus pasos llenos de duda, tanto como su mirada—. Ahora vuestra montaña no es la única en guerra. Hay familias que quieren con todas sus ansias la gloria eterna que promete la planta que guardáis en vuestro territorio y hay otras que prefieren mantenerse lejos de todo eso. Ha sido un maldito desastre desde que a mis padres les prometieron obtener todo aquello que más deseasen y yo… Nosotros, en realidad… Lo único que deseo es que todo vuelva a ser como antes. Y queremos pedir la ayuda de los lobos para restablecer el equilibrio, por favor. No podemos dejar que alcancen los Pétalos de Zafiro o el mundo que conocemos tendrá fecha de extinción.

—Todo eso está muy bien —Hoseok gruñó, aún mirando hacía Yoongi en lugar de hacia los dos muchachos—. Pero, ¿por qué no me cuentas quién te ha dicho lo que sabes acerca de las teorías que nosotros tenemos sobre aquello que está ocurriendo con tu gente? ¿Cómo es que lo sabes?

—En cuanto a eso…

Y el chico, se lo dijo todo.

Todo.

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Hiii!!!

Un capítulo cortito porque de nuevo el tiempo se me ha echado encima baes pero espero que os haya gustado al menos.

Un beso,
os amo
Mel
💜

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