Capítulo 18
"Ponte tu pintura de guerra. Caminatas cruzadas y corazones cruzados y esperanza de morir. Nubes plateadas con forro gris."
—The Phoenix
(Fall Out Boy)
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Yoongi no reconoció la entrada al túnel que se encontraba situado a solo unos metros de distancia de la casa de líderes bordeado por esqueletos de árboles que en algún momento habían sido calcinados por el fuego, sin embargo no dudó en seguir a Hoseok hacia el interior de este. El motivo por el cuál se sentía tranquilo acompañando al guardián hacia una zona desconocida y repleta de posibles peligros se le escapaba de las manos, pero simplemente era así. Confiaba en que Jung siempre cumpliría con su deber y en ese instante ambos compartían la necesidad de descubrir quién había usado los túneles y si acaso al hacerlo pudo moverse hacia las escasas zonas en las que los Pétalos de Zafiro nacían y florecían.
Porque de ser así, quizás sus problemas estaban a punto de volverse más graves de lo esperado. Creyesen o no en las leyendas, estarían teniendo que hacer frente a una posible colaboración entre lobos y otra cosa. Alguna cosa peligrosa y llena de ambición. Con las suficientes ganas de hacer daño como para destruir una manada entera. Y con los suficientes contactos como para moverse por la montaña sin ser notado.
—Nunca me he m..movido tan lejos desde mi c..ueva —mencionó Yoongi, apoyando una de sus manos sobre las paredes de piedra fría que lo rodeaban—. Nuestras b..bajadas a la montaña durante el invierno no se acercaban tanto al sur ni de c..casualidad. No hasta dónde yo r..recuerdo al menos. Si mis padres estuvieran v..vivos, podrían ser una gran ayuda. Siento que no podré h..hacer demasiado pero todavía quiero revisar el t..tunel y b..buscar el rastro que haya podido dejar la persona implicada.
Hoseok asintió, sintiendo sus pies levemente torpes cuando el terreno de tierra fresca bajo sus pasos se tornó inclinado. Las raíces de los árboles que permanecían vivos en el exterior, formaban los techos que cubrían sus cabezas.
—Puedo imaginarlo. Hasta dónde sé, la manada Jeon no ha sido amigable con los lobos de la cima, no al menos desde que la montaña se dividió. El hecho de que aquellos que ellos llamaban deltas encontrasen protección en vuestro territorio causó que la presencia de lobos pertenecientes a las tribus fuese un asunto casi tabú en territorio de lobos Jeon. Por supuesto que puede haber cuevas que discurren directamente desde la zona más al norte de la montaña hacia el sur, este es el mejor ejemplo de ello, pero yo mismo dudo que alguno de tus conocidos las haya usado. No al menos a menudo. Puede que ni siquiera tus padres viesen la época en la que nuestras manadas estaban en paz, Yoongi. Así que no espero que puedas llevarme a través de este túnel hasta tu territorio el primer día que lo revisamos, pero sí espero que en el caso de que percibas algún dato importante nos lo menciones.
—Lo haré. Me interesa t..tanto como a tí o incluso más. Necesito s..saber quién está detrás de los Pétalos de Zafiro. Tu deber es p..proteger a tu manada y el mío c..cuidar lo que queda del lugar que fue mi h..hogar.
—No tenemos mapas de momento, nada que pueda indicarnos un camino exacto. Así que esta es una buena ocasión para trazar un borrador. Cada pasillo estrecho y gruta por la que nos movamos, la apuntaré —Hoseok le enseñó a Yoongi el papel y lápiz que mantenía encartado en el interior de uno de los bolsillos de su chaqueta negra—. No te preocupes si sientes que el lugar es demasiado grande. Tendremos tiempo. De momento, quiero que analices los aromas y rastraees aquel que te resulte familiar si es posible.
—Familiar…
Hoseok asintió.
—O al menos levemente conocido. Aquel que te llame la atención. Siguelo.
—Los lo..lobos del sur huelen d..diferente a los del norte…
—Lo hacemos —confirmó el guardián—. Siglos de separación han causado que cada manada tenga unas características concretas. Las familias del sur solo se mezclaban con las del sur y las del norte únicamente con las del norte. Incluso con la Unión empezando a establecerse, son muy pocos los lobos que han decidido mezclarse y dar oportunidad a otros. Taehyung y Jungkook junto con nuestros líderes, hasta el momento son las parejas que han surgido desde que las manadas están juntas de nuevo y una de esas parejas es parte de algo político por mucho que ahora se demuestren aprecio o amor.
—Sin embargo es algo. Sus h..hijos tal vez tengan una mentalidad d.. diferente sobre vuestros c..conflictos.
Hoseok asintió, acercando su cuerpo al de Yoongi para avanzar con este hacia el inicio de una de las muchas grutas que formaban ese túnel.
—Eso espero, Yoongi. No sé si esta montaña y la gente que la habita toleraría una nueva guerra entre bandos. Cada vez son más lobos los que nos abandonan y deciden ocultar su naturaleza entre los humanos buscando la paz.
Yoongi hizo un sonido que a Hoseok le recordó mucho a un gruñido animal. Podía entender porque a él, más incluso que a cualquier otro lobo, la idea de perder la montaña lo aterrorizaba y enfadaba.
—Comenzemos a trazar el borrador de mapa. Quizás unos garabatos sean de ayuda para cuando entremos por segunda vez. Al menos evitaremos perdernos. No tenemos nada más a lo que atenernos.
No al menos hasta ese instante. Los líderes no habían usado los túneles subterráneos con frecuencia en el último par de siglos y desconocían la mayor parte de sus caminos e intersecciones. Los usos de estos se limitaron casi por completo a las ocasiones de emergencia en las que durante la guerra se habían sucedido intentos de ataque o incendios cercanos a la residencia principal de los Jeon. Así mismo se lo explicó Joy esa mañana, cuando Hoseok pidió algunas indicaciones acerca de cómo moverse por el túnel tras ir más allá de la entrada.
Pero no había nada, o casi nada. Aunque los líderes prometieron que revisarían con ahínco cada ejemplar en el que pudiera albergarse el más mínimo dato.
Trazar un borrador que más tarde pudiese convertirse en mapa, parecía una medida necesaria si tenían en cuenta las circunstancias.
El ambiente comenzaba a sentirse cargado cuando Yoongi y Hoseok tuvieron que agachar sus cuerpos en un intento por continuar avanzando a través del camino. Ahora el techo parecía más adecuado para la altura de un niño de diez años que para el tamaño de un adulto. O en su defecto, perfecto para un lobo que pudiese caminar a través de las bifurcaciones sin necesidad de doblarse.
El guardián llegó a su límite de paciencia la séptima vez en la que su frente tropezó con una de las afiladas esquinas que formaban los bordes de las paredes que los encerraban a Yoongi y a él. Mientras que el lobo de viento parecía encontrarse en su elemento más seguro, Hoseok empezaba a percibir el encierro de una manera agobiante y ansiosa.
La respiración parecía nunca llegarle a los pulmones del todo y el aire se volvía más caliente a medida que el tiempo discurría.
—Frena —Hoseok suspiró, dando una orden clara y estirando su mano para sostener la tela de la chaqueta que portaba Yoongi—. Vamos a convertirnos. Es la mejor forma de hacer esto.
Él se mantuvo inmóvil, no solo porque Hoseok se lo había pedido sino también porque este era consciente de que llevaba al menos un año sin dejar salir a su lobo. Su parte animal continuaba lastimada, no lo suficiente como para evitar una transformación pero de sobra como para que algo saliera mal si se convertía y el instinto lo por casualidad lo empujaba a huir, a atacar… A hacer cosas que su parte humana jamás contemplaría. Las posibilidades eran infinitas y muchas de ellas en realidad resultaban nefastas. Y tampoco es que hubiera tenido demasiadas oportunidades de salir a los bosques para lidiar con ese sentimiento que le llenaba el pecho a diario, aunque no estaba esposado ni encarcelado todavía tenía una correa invisible atada al cuello.
Si algo tenía claro Yoongi era que su lobo todavía echaba de menos a un alfa y a una manada completa. A su familia. Y por supuesto todavía ansiaba venganza, una que ya lo había llevado a cometer errores en el pasado. Una que quemaba su interior inevitablemente. Una de la que no iba a deshacerse con facilidad.
La venganza que él ansiaba clamaba justicia de la manera en que su tribu la entendía.
—¿T..transformarnos?
Yoongi se relamió los labios, ignorando la presencia de Hoseok cuando el guardián caminó hacia él y lo giró con la intención de calmar la marabunta de sensaciones que le llenaban el cuerpo y hacían latir con intensidad su corazón hasta provocar que su pecho doliera.
—No se me ocurre un lugar mejor para intentarlo. Solo estamos nosotros dos aquí, si decides atacar seré yo quién te frene y quien reciba las heridas. Nadie más que yo. Y los únicos que podrán juzgarte son los murciélagos que sobrevuelan las cuevas. Pase lo que pase, puedes estar seguro de que no dejaré que se te vaya de las manos. Será la primera vez de muchas y puedo prometer que en las siguientes ocasiones no estarás encerrado en una cueva. Te llevaré a donde sea que quieras para comenzar a entrenar a tu lobo, a sanarlo. Eres un miembro de mi equipo y como tal tendrás que correr a nuestro lado en algún momento, necesito que puedas hacerlo y nos tomaremos el tiempo para que te sientas completamente seguro de nuevo. Pero hoy, ahora, escúchame. Por favor, Yoongi. Haz tu primer intento.
El lobo de viento se negó, sin tan siquiera pensarlo dos veces. No pretendía lastimar a Hoseok, no cuando él era la única persona que se estaba esforzando por entenderlo un poco en esa manada. Si el guardián resultaba de alguna forma herido o si decidían sustituirlo en su tarea de vigilarlo… Quizás su prisión se sintiese finalmente mucho más como una. Y sus cachorros... No podía arriesgar la salud y el bienestar de Drako y de Winter.
Prefería a un enemigo bien conocido que a uno por conocer.
—No es a..adecuado. Mi parte animal está herida y s..sabes tan bien como yo que eso creará una sensación inestable s..si decido convertirme.
Hoseok tragó saliva antes de mencionar las siguientes palabras, era consciente de que no todas las heridas estaban marcadas por sangre. Su propio lobo continuaba sintiendo la falta de su padre y el dolor siempre presente de su madre en el vínculo familiar. Sabía que Yoongi no era todavía uno de sus compañeros de guardia y tampoco podía considerarlo un subordinado pero creía fielmente que resultaba necesario hacer algo al respecto. Con la forma en la que estaban rastreando y con la manera en la que este se negaba a dejar salir su parte animal, nunca lograrían llegar hasta el origen del extraño aroma que se movía por esas cuevas. Así que si el encierro había retrasado las cosas para el lobo de viento, él empezaría cuanto antes a tratar de solucionarlo.
—Escuchame antes de tomar una decisión, Yoongi.
—Hoseok. No.
Yoongi había retenido demasiado tiempo su parte animal por la imposibilidad de salir a correr libremente y ahora lo seguía haciendo. Prisión amplía o no, sin libertad y naturaleza de por medio era complicado lograr que un lobo como el de ese chico se sintiera preparado para salir tras situaciones tan complicadas como las que atravesó. Hoseoi casi se había olvidado por un instante de que en las tribus el contacto con el entorno y la libertad lo era todo. Absolutamente todo.
—Entonces no me queda otra opción. Es una orden para tí, Yoongi. Si quieres ser parte de mi equipo, debes confiar en mí. Te he dicho que pase lo que pase estaré dispuesto a solucionarlo. Así que deja que tu maldito lobo salga, esta es la mejor oportunidad para descubrir el estado en el que se encuentra. Lo sabes tan bien como yo. Quizás sea una buena terapia dejar que tu instinto siga los rastros de olor movido por la necesidad de encontrar a un culpable. Si te sobrepasas, yo estaré a tu lado para frenarte.
—Yo… No es tan s..sencillo.
—Nadie ha dicho que lo sea. Probablemente es una de las cosas más complicadas que tendrás que atravesar porque sentirás la piel que antes era tu hogar como una trampa. Pero apuesto a que fue más duro conseguir que tus cachorros sobrevivieran en tu vientre tras la masacre que dinamitó tu hogar y después de haber sido atacado hasta casi desangrarte. También apuesto lo que sea a que será el doble de complicado criarlos en un ambiente diferente del que planeaste inicialmente y… tú solo. Solo a pesar de la ayuda que te prestemos. Así que, si puedes hacer eso, también puedes hacer esto.
—Podría m..matarte si pierdo el c..control de mi lobo. No p..pareces entenderlo del todo.
Hoseok posó sus manos sobre los hombros de Yoongi y allí, en el interior de ese camino oscuro y estrecho, apoyó su frente contra la del chico como dos compañeros de batalla lo harían para demostrarse confianza y jurarse lealtad antes de salir a luchar contra todos sus demonios.
La runa de su cuello se iluminó tan pronto como sus ojos se encontraron. Miedo y decisión enfrentándose en un parpadeo.
—Es una orden. Te ordeno que confíes en mis palabras. No vas a matarme, no lo harás porque aunque hayas estado entrenando todavía soy más fuerte que tú en este instante y si quieres demostrar lo contrario entonces te invito a echarmelo en cara. Quiero ver a tu maldito lobo, ya.
—¿P..por qué?
—Porque ya es hora de que te dejemos ser libre y si quieres trabajar conmigo la libertad es una condición indispensable. Hasta dónde sea que podamos, necesito verte alejado de tu prisión. Quiero correr a tu lado y que tu lobo acepte al mío. Mano a mano. Paso a paso. Es la mejor manera de trabajar y es necesario que trabajemos en ello. Cuanto antes, mejor.
El lobo de viento se estremeció ante las palabras de Hoseok y sus pupilas buscaron las del contrario. Era una locura, estaba mal y podría ocasionarle muchos problemas… Sin embargo, no podía negar lo muchísimo que deseaba intentarlo. Cuánto necesitaba realmente sentir su parte animal vibrando a través de la sangre que le recorría el cuerpo de nuevo.
Así que no luchó. En lugar de eso enseñó sus caninos y se envolvió en la sensación de escuchar la carcajada de Hoseok sonando con eco entre los pasillos que marcaban su camino. Quizás aquella fuese la vez con la que más facilidad había cedido ante el guardián altiorem.
—E.. Estás loco.
—Quizás. Pero este loco va a ayudarte a recuperar el lobo que eres, así que deja que te vea bien. Alfa.
La sola mención de aquella palabra recorrió las extremidades del cuerpo de Yoongi y a pesar del tiempo que había pasado, cuando llamó a su lobo este respondió con sorprendente rapidez. Ansioso por volver y por poder moverse de nuevo. Aullante ante la oportunidad de estirarse y correr, incluso a través de una cueva y con una misión concreta limitándolo.
Fue doloroso, la manera en la que sus huesos parecieron quebrarse por la falta de práctica y su corazón se disparó con latidos acelerados, el cómo sus músculos se tensaron casi por completo durante el proceso. También fue extraño y diferente, porque ese lobo blanco y grande que solía ser, ahora parecía más pequeño y sus patas se sentían mucho más débiles. La transformación que solía realizarse en un instante le llevó casi un minuto completo y lo cierto es que ni siquiera se molestó en quitarse la ropa. Yoongi había pasado de la negación a la innegable ansiedad por poder reencontrarse con su parte animal.
—Estás aquí —Hoseok carraspeó, inspeccionando con sus manos la pata que se correspondía con la herida del pie de Yoongi—. Y pareces bien. Necesitas entrenar pero tu aspecto es mejor del que pensaba. Estás un poco desgarbado, delgado y…
Yoongi lanzó una dentellada al aire antes de poder pensarlo siquiera cuando Hoseok trató de revolver el pelo blanco que discurría por el lomo de su lobo tras haber terminado de comprobar su pata.
—Okay. Manos quietas —el guardián sonrió. Era buena señal que Yoongi mantuviese su instinto activo—. Voy a convertirme también. ¿Está bien, chico?
Un gruñido molesto fue la única respuesta que el chico le dedicó y Hoseok casi pudo imaginarse a Yoongi rodando los ojos en su forma humana.
—Supongo que eso es un sí de tu parte.
El lobo blanco permaneció de pie y atento mientras el guardián se deshacía de su ropa y amontonaba sus posesiones en un ordenado montón en medio de aquel pasadizo.
Seguía siendo Yoongi, con sus recuerdos y pensamientos, sin embargo había algo en esa conversión que lo hundía por completo en el instinto animal. En lo que se supone que un día había podido ser.
—Más vale que esperes a verme en mi forma lobuna antes de morderme el culo o de lo contrario no podré morder de vuelta en igualdad de condiciones.
Aunque Hoseok trataba de bromear, había algo en todo aquello que lo mantenía nervioso. Todo aquello fue demasiado fácil. Aunque dolorosa, la transformación de Yoongi ocurrió de forma pacífica. Y eso se apartaba de la normalidad porque lo habitual sería que un lobo salido después de tanto tiempo siendo retenido fuese mucho más animal que persona.
Claro que los lobos de las tribus siempre habían sido en realidad más animales que humanos.
—¿Preparado para tener una pequeña pelea? —Yoongi le enseñó los dientes—. Te dejaré desahogarte y después continuaremos trabajando. Este lugar está agobiandome, sin aire fresco ni luz del día…
Yoongi se inclinó sobre sus patas delanteras, realmente pareciendo dispuesto a morder en cuanto la oportunidad se presentase ante su mirada. Y sin embargo, cuando el gran lobo que Jung Hoseok era apareció, entrenado y bien alimentado, dudó.
—"¿Te ha comido la lengua el gato?".
—"Siempre he pensado que hablas demasiado".
—"Y yo siempre he pensado que tú hablas muy poco".
—"Cierra la boca".
Hoseok dejó escapar un ladrido. De todo lo que se había esperado, y quizás incluso a pesar de lo que el propio Yoongi hubiese creído, realmente ellos dos estaban usando un tono juguetón que por un instante casi los hizo olvidar el motivo de su visita a los túneles.
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Hiii!!
Baeeees perdonad la tardanza, he estado hasta arriba nuevamente y no he podido subir el capítulo hasta que he llegado a casa cerca de las diez de la noche.
Espero que os guste a pesar de que es corto.
Un beso,
os amo
Mel
💜
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