Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 11

“Me encanta ver los castillos arder, estas cenizas doradas se convierten en tierra. Siempre me gustó jugar con fuego. Viendo como las llamas se hacen más altas…Siempre me gustó jugar con fuego.”

—Play With Fire
(Sam Tinnesz)

Cuando Hoseok aceptó ayudarle a Yoongi con el entrenamiento, este último no pudo llegar a imaginarse que solo un día después de su petición tendría una especie de campo de batalla construído en la parte trasera de la casa del guardián. Pero el caso es que ahí estaba, junto a Jimin, los dos observaban las explicaciones que el alfa daba en voz alta acerca de todos los ejercicios que harían ese día. Al aire libre, fuera de lo que era una prisión menos claustrofóbica pero una al fin y al cabo.

—Definitivamente preferiría seguir con las lecciones de lectura y escritura. Estas son el tipo de cosas que siempre me han hecho pensar que a los alfas os falta un tornillo. La habilidad mental es tan importante o más que la física. ¿Sabíais eso? —el omega se giró hacia el lobo de viento que esperaba visiblemente ansioso con los cachorros entre sus brazos, parecía necesitar entrar en el circuito creado por Hoseok en ese preciso instante—. No es nada personal. Me gusta el ejercicio de vez en cuando pero ni siquiera ha amanecido del todo y el cielo amenaza con lluvia, además del gélido viento que sopla con fuerza entre los árboles. Un libro, el fuego de la chimenea y un sofá suenan mejor para mí que toda esta cosa, incluso un chocolate caliente y algunas napolitanas de crema caseras. ¿Todavía no os he convencido?

Yoongi deslizó las manos sobre la espalda de los cachorros. Uno de sus pies golpeando incesantemente contra el suelo de tierra mientras esperaba hasta que Hoseok terminase de preparar las cosas para poder iniciar el entrenamiento. Winter y Drako se removieron en su agarre con las miradas repletas de una curiosidad que tal vez no debería estar tan presente.

—Apuesto a que lo hacen, seguro que suenan de maravilla en un día tan tormentoso como este, incluso para una persona con rutinas aprendidas entre las que el entrenamiento es una de las más importantes —el guardián altiorem rodó los ojos—. Pero te necesito aquí para que sepas cómo ayudar a Yoongi cuando yo no esté presente. Serás su mano derecha en lo que al entrenamiento se refiere. No suelo tener días libres, así que aprovecharé este receso obligado para ocuparme del inicio de sus ejercicios.

Jimin suspiró y Hoseok dejó escapar una carcajada sincera que hizo que Yoongi pusiera su atención sobre este. Realmente le parecía extraño escuchar reír escandalosamente a ese guardián. Podía contar con los dedos de las manos las ocasiones en las que había sucedido desde el instante en el que cruzó las puertas de su casa. Era algo que se repetía y analizaba constantemente, al igual que el cambiante olor del alfa. Estaba en su mente todo el maldito tiempo, tanto que el aroma natural de este empezaba a sentirse evidente y familiar para el lobo que aullaba a diario en su interior y le desgarraba el pecho con las ganas de volver a salir para correr y explorar a través de los bosques norteños.

—Te compraré una chaqueta y quizás también un impermeable, Jimin. Es una buena oferta, de todos modos tendrías que estar en los cultivos si no estuvieses aquí. Estoy seguro de que allí hace el mismo frío o más.

—Añade un paraguas a esa lista y quizás una sombrilla para el sol del verano. Siento que esto se extenderá bastante en el tiempo.

—Si esos son todos tus problemas, añadiré lo que sea. Siempre que colabores. ¿Quieres también un martini en una copa llamativa?
—Con un poco de azúcar en el borde de esa copa, claro que sí.

Hoseok sacudió sus manos después de recolocar algunos de los troncos que había estado enterrando en la tierra del jardín. La forma en la que los había puesto creaba una escalera ascendente que Yoongi estaba casi seguro de que estaría destinada a prácticas de equilibrio.

—El caso es que ahora Yoongi formará parte de mi equipo y eso significa que debe recuperar su forma física más pronto que tarde, lo suficiente para seguirnos a través de la montaña al menos cuando se le dé permiso para entrar a nuestro lado en los bosques. No esperaba que fuese él quién pidiese entrenar pero puesto que está completamente dispuesto a ello, lo menos que podemos hacer es echarle una mano. ¿Lo has entendido, Jiminie?

—Alto y claro, Hoseoki. Mi culo de omega tendrá que quedarse aquí fuera a pesar del frío.

—Eres un norteño. El frío es el menor de tus problemas ahora mismo.

Hoseok caminó hacia una de las largas varas de madera que había apoyado contra el ancho tronco de un manzano.

—Sí, bueno, técnicamente.

—Puedes venir a entrenar con nosotros si quieres.

—O puedo sentarme aquí y jugar con Winter y Drako. De hecho esa opción me parece ideal.

Yoongi no pudo evitar sonreír mientras llevaba su mirada desde la zona de entrenamiento hacia el omega situado a su lado. Por primera vez en mucho tiempo sentía la emoción recorrer su cuerpo y el suave viento de invierno que soplaba durante la mañana temprana era una canción llena de esperanza para él. Le gustaba el frío porque le recordaba a su hogar, a los inviernos repletos de nieve fresca cuando las tribus se reunían alrededor del fuego y bajaban un poco más a través de la montaña para obtener comida. Echaba de menos incluso las deliciosas vallas que crecían entre la nieve recién caída.

—Pu..puedes sostener a Winter y a Drako si quieres. S..solo en caso de que no te apetezca entrenar conmigo. P.. Por favor.

El omega asintió, estirando sus brazos cuando percibió el modo en el que Yoongi le cedía a los pequeños lobeznos. Había cambiado por completo en cuestión de días. En el hostal esos bebés sólo podían ser sostenidos por la señora Jung pero ahora Jimin estaba teniendo la suerte de resultarle lo suficientemente fiable al lobo de viento como para que los pusiese entre sus brazos. Y quizás no debería sentirse especial por ello, especialmente teniendo en cuenta que había aceptado conseguir algunos datos extra sobre el ataque a las tribus a través de ganarse su confianza y cuando sólo había presentes tres personas ahí, dos de las cuales estarían entrenando en unos instantes. Pero la cuestión era que lo hacía, se sentía bien saber que alguien podía confiar en él después de todo lo ocurrido el pasado año. Le gustaba que Yoongi y Hoseok apréciasen sus esfuerzos por mostrarse cercano y amigable.

Lo que había ocurrido con sus padres seguía afectando a su vida a diario. No importaba nada cuán humildes y sinceras fueran sus decisiones o sus disculpas, nadie parecía dispuesto a darle una nueva oportunidad o a aceptarlo. Ni a él, ni a su madre. Solo tenía el apoyo de Taemin y en el fondo sabía que aquello era un poco más como amor incondicional, cada vez que miraba a los ojos a su “amigo” sabía que los dos estaban cada día más cerca de convertirse en una pareja estable. Incluso si Jimin no deseaba meter al mestizo de sombras en sus problemas. La gente comenzaría a hablar de Taemin si ellos dos confirmasen estar realmente juntos. Y odiaba la idea de que las personas lo atacasen de alguna manera a él, su lobo aullaba ante la mera idea de aquello.

—G..Gracias.

Jimin solo asintió con una sonrisa cuando Yoongi dió un paso al frente. Desde su posición decidió tomar asiento en uno de los bancos de piedra que rodeaban el jardín trasero y colocó a los lobeznos sobre su regazo de forma que estos pudieran mirar a su padre sin nada que los molestase de por medio. El viento removía los árboles del jardín y alzaba en el aire las hojas que el otoño había arrastrado por los bosques creando coloridas alfombras.

Los dos alfas se situaron el uno frente al otro, con las miradas cruzadas y los ojos repletos de anticipación. Entonces Hoseok le lanzó una de las varas de madera a Yoongi y este la situó entre sus manos con el ceño levemente fruncido. Los dedos del lobo de viento envolvieron la madera de abedul, la sintieron y la estrecharon. Estaba siendo completamente consciente de todo aquello que lo rodeaba por primera vez en mucho tiempo, lo que causaba que se sintiese mareado. Los olores, la piel de Hoseok que se había quitado la camiseta incluso a pesar del viento frío y la sensación de que ese día podría moverse libremente sin importar que su rango de movimiento fuese el de un simple jardín trasero… Lo hacía sentirse borracho de anticipación y necesidad pero también le recordaba que en ese instante él era un perro con una correa larga y Hoseok el amo que la sostenía. Él y solo él podía decidir cuándo soltar la argolla del collar de ansiedad que se cernía alrededor de su cuello.

—Hoy vamos a ver qué tal están tus reflejos y forma física general. Después de eso podré crear un entrenamiento adecuado para tí. Empezaremos poco a poco e iremos subiendo el nivel a medida que el tiempo pase. Empezarás entrenando cuatro días a la semana que después de quince días serán ampliados a cinco —Hoseok apoyó el extremo de la vara contra el suelo mientras giraba alrededor de Yoongi en un círculo, su mirada recorriendo el cuerpo del chico mientras buscaba un lugar al que atacar primero—. Las leyendas dicen que en las tribus hay buenos guerreros. Supongo que ahora podré averiguar si tal cosa es cierta.

Yoongi bufó. Sabía que ese alfa estaba empujándolo hacía el borde de nuevo, era una tendencia con la que Hoseok jugaba demasiado a menudo. Una tendencia que creaba su personalidad como guardián altiorem, porque para destacar en la guardia se necesitaba ser competitivo. Hoseok no estaba dispuesto a perder o a mostrar pena por un lobo que llevaba un año completo sin entrenar, correr o mover su culo más allá de una habitación que sentía como una prisión completa. Él era víctima y verdugo, alguien capturado por la persona que ahora pretendía entrenarlo. Perro con correa larga era poco. Su nombre quizás fuese el de mascota que debía ser domada.

Y eso era algo a lo que Yoongi no estaba dispuesto. Entrenaría sí, pero con sus propios motivos y normas. Nunca en base a lo que ese hombre ante sus ojos desease.

—En las tribus había buenos g..guerreros pero nosotros solo luchábamos con r..razones para ello —respondió finalmente—. Odiabamos la idea de la v..violencia pero eso no evitó que nos m..masacrasen.

Hoseok asintió, todavía contemplando la postura del lobo ante sus ojos. Entonces su vara de madera se estrelló contra la parte baja de la espalda de Yoongi y este dejó escapar un sonido de sorprendido dolor. La madera había cortado el aire con la suficiente fuerza como para causar un sonido agudo en el camino.

—Tu postura es incorrecta. Después de un año en tu forma humana deberías saber cómo mantenerte firmemente en pie, encorvas demasiado la espalda y tus piernas no están completamente rectas, juntas demasiado los pies. Colocate de manera que puedas enfrentarme, sin perder el equilibrio después del primer golpe. Solo entonces podremos empezar a entrenar.

Yoongi giró su cuerpo para observar a Hoseok pero antes de que sus ojos pudieran posarse sobre el guardián altiorem, un nuevo golpe de la vara de madera lo hizo caer con una de sus rodillas contra el suelo. Su sangre hirvió ante la humillación y a lo lejos pudo escuchar una especie de sonrisa escabullirse de los labios de sus hijos. Como si esa situación estuviese divirtiendo de sobremanera a los lobeznos.

—Pon tus sentidos en orden. Un lobo debería ser capaz de escuchar esta vara y de moverse mucho antes de que el extremo opuesto llegue a tocar su piel. Como mínimo deberías intentar girarte para evitar recibir el golpe en una zona vital. Estoy usando una vara en el entrenamiento pero no sabes lo que un enemigo podría llegar a usar en un enfrentamiento real. Eres un lobo de viento, úsalo a tu favor.

Lo intentó. Yoongi lo hizo y terminó con tres nuevos golpes en su espalda, piernas y pecho. Hoseok era asquerosamente rápido y él estaba tan oxidado como un hierro bajo las aguas del río. Sin embargo, había ciertas cosas con las que estaba seguro que todavía podría ganarle a ese chico. Así que cerró los ojos y se concentró en las canciones que el viento de invierno susurraba mientras la vara de madera volvía a cortar el aire.

Sus manos se juntaron y sus labios susurraron una petición. Entonces la vara que había estado sosteniendo el guardián, salió volando hasta estrellarse contra el manzano más cercano y se partió en mil astillas que llenaron la tierra del jardín trasero de la casa. La distracción fue lo suficientemente buena como para que Yoongi pudiese alzarse y estrellar su propia vara de madera en contra de Hoseok antes de que este alzase el dorso de su brazo para frenar el golpe de inmediato. El alfa ni siquiera se inmuto ante el fuerte golpe o el dolor que este hubiera causado, la marca roja sobre su piel fue la única prueba de que Yoongi no se había imaginado un ataque completo.

—Si quieres que entrenemos de esa forma, entonces entrenaremos de esa forma.

El lobo de las tribus ni siquiera pudo parpadear antes de que las raíces del suelo comenzasen a trepar por sus piernas.

—Aire y tierra juntos son una buena combinación de batalla, es por eso que difícilmente se ven grupos de guerreros enfrentados con ese tipo de especialidades dentro de sus bandos. En la guardia viento y tierra siempre combinan sus fuerzas —una vez más, Hoseok caminó en círculos alrededor de Yoongi—. Dime, ¿qué puede hacer el viento en contra de la tierra cuando sin tierra de por medio la mayoría de las veces el viento ni siquiera sobrevive?

“¿Y dónde estaría su tierra sin oxígeno?” —pensó Yoongi.

El lobo de viento gruñó, sus caninos habían empezado a mostrarse sobre su labio inferior mientras las manos comenzaban a temblarle debido a los nervios. Hoseok lo estaba provocando de forma deliberada. Así que Yoongi conjuró una vez más las canciones de viento que tan bien conocía, sabía que él podía hacerlo mejor, había pasado una vida entera aprendiendo a controlar su poder y conocía la naturaleza con la misma precisión que conocía los dedos de sus manos.

—Hay mucho que el v..viento puede hacer. S..si prestases atención a su música, lo s..sabrías.

Hoseok sonrió, provocar a Yoongi era justo lo que quería y por eso verlo así de enfadado hizo que en un escalofrío agradable se posase sobre la parte baja de su abdomen. El lobo de las tribus refulgía mientras sus manos formaban un nuevo círculo y sus labios comenzaban a susurrar una vieja canción de cuna. Aquello era diferente de lo que había visto y aprendido Hoseok, a diferencia del chico ante sus ojos, ningún lobo de viento que conociese usaba palabras para controlar su poder en la manada Yook. Mucho menos conocían alguno de esos susurros que a él le sonaban como oraciones. Por supuesto que había actos y situaciones en las que oraban a la Luna pero generalmente no lo hacían en un entrenamiento o durante la batalla, sino antes y después.

Fue interesante ver el modo en el que las raíces parecieron comenzar a pudrirse. Con cada palabra la belleza de las ramas nutridas se convirtió en marrón mortecino. Entonces, y sin que supusiera esfuerzo alguno para el chico, cayeron todas y cada una de las fuertes plantas que a Hoseok nunca le habían fallado.

—Mi turno.

Una sonrisa se desplazó sobre los labios de Yoongi a la vez que sus manos se estiraban hacia el frente. En su mirada los ojos curiosos de Hoseok parecieron ser capaces de convertir su ataque en algo mucho más intenso de lo que pretendía, casi necesitado por mostrar e impresionar a ese guardián altiorem que había decidido entrenar a su lado.

Cuando el viento sopló con intensidad, como si surgiera del círculo que formaban sus dos manos, Hoseok no pudo aguantar el equilibrio e incluso con la vara de madera fuertemente enterrada en la tierra del jardín, su cuerpo terminó alzándose en el aire al antojo de Yoongi.

—P.. podría alzarte hasta el cielo y h..hacerte caer si quisiera. P..podría quitarte hasta el aire de los pulmones si la Diosa Luna lo c..creyese necesario. Esa es la fuerza del v..viento. Con o sin tierra de por m..medio.

Entonces los ojos de Hoseok formaron una expresión tan inesperada que Yoongi no pudo evitar tambalearse confundido, perdiendo su poder cuando unas ramas más fuertes y anchas rodearon sus muñecas y causaron que los dedos de sus manos se abriesen ante la presión casi dolorosa que el poder del guardián ejercía sobre sus brazos. Había estado demasiado centrado en atacar al guardián, tanto que olvidó prestar atención al entorno que lo rodeaba y a las raíces que habían vuelto a moverse a su alrededor.

En el instante en el que el poder de Yoongi se debilitó, Hoseok cayó de pie como lo haría un gato montés.

—Tu poder es fuerte pero estás debilitado.

Yoongi sintió sus rodillas temblequear antes de deslizarse hacia el suelo, allí a donde las raíces lo llevaban.

—Y eres demasiado impulsivo, no sabes esperar. En una batalla estarías rodeado antes de ser consciente siquiera, lo que me recuerda al motivo por el que logré capturarte hace un año.

Hoseok caminó hacia el chico y estiró su mano de manera que mientras sus dedos se extendían las ramas que habían atacado directamente al cuerpo de este, comenzaban a retroceder.

—Prometo enseñarte a remediar eso si tú prometes ayudarme a conocer las cuevas más intrincadas de tu hogar.

Yoongi dudó. No una o dos veces, sino al menos diez antes de decidir tomar la mano de Hoseok. De todos modos, su hogar había sido destruido hace mucho tiempo.

—Creo que deberías añadir algunas bolsas de dulces a lo que quiero que me compres —Jimin bromeó desde su asiento—. Esto es definitivamente tan interesante como un buen libro. Miento, quizás no tanto. Aún así los dos me pareceis una muy buena comedía, no puedo esperar a veros tratando de mataros mutuamente.


La mañana de entrenamiento se había extendido hasta la tarde y cuando Yoongi finalmente pudo tomar una ducha en el baño de la casa del guardián, sintió que toda su piel se había vuelto de fuego. Incluso con la rápida curación que le proporcionaba su lobo y a pesar de que con el paso de las horas su agilidad había comenzado a crecer en cierta manera, todavía tuvo que recibir una enorme cantidad de golpes por parte de Hoseok y esas dichosas plantas que le recorrían el cuerpo entero antes de poder sumar una victoria que marcase un mínimo avance.

Mientras pasaba una esponja sobre su piel dolorida y ponía un ojo sobre los cachorros que mantenía sentados en esas sillas que Hoseok les había construído, no pudo evitar pensar en el detalle de que durante el entrenamiento el guardián no se había mostrado tan ansioso por regresar al trabajo como generalmente le sucedía. Yoongi escuchó muchas veces a la señora Jung decir que su hijo tan solo sabía vivir para el trabajo y ahora que él estaba en esa casa podía confirmarlo porque siendo sincero… ¿Quién en su sano juicio se llevaría a un prisionero a su mismísimo hogar? Jung Hoseok lo había hecho. Aquello lo convertía en un kamikaze con demasiada confianza o bien en un puro idiota, pero también abría la posibilidad de que llevarse el trabajo a su zona de comfort le sirviese de excusa al alfa para continuar con investigaciones cuando se suponía que su mente debería estar descansando.

Fuera como fuese, Yoongi no podía ni quería entrar en ese bucle. Todo lo que a él le importaba era lograr descubrir quién era el responsable de la masacre a las tribus y si Hoseok continuaba sumando casos y problemas en su mesa de despacho eso nunca llegaría a ocurrir. El alfa sin duda tenía una enorme adicción al trabajo y sin embargo no parecía ser capaz de poner freno a la enorme cantidad de cosas que le apetecía tomar entre sus manos. Cazadores humanos, prisioneros de guerra, rastreos de ataques y túneles… Lo que había pasado en la cima.

Estaba jugando con fuego al prometerle que podría entrar en un grupo de trabajo así porque sí, solamente porque se lo había pedido… Las cosas no funcionaban de ese modo para los lobos de la Unión, menos todavía después de una guerra y de las constantes amenazas de cazadores humanos. Yoongi lo sabía porque Jimin siempre hacía preguntas sobre las tribus  antes de caminar hacia el despacho del guardián con la excusa de despedirse de Hoseok antes de dar por finalizado su horario de servicios comunitarios. El instinto de un lobo de la cima de la montaña estaba mucho más desarrollado que el de los lobos que se pasaban gran parte de sus vidas en forma humana. Hoseok no lo había añadido a un grupo de trabajo para resultar amigable, lo hacía por pura ambición y porque estaba seguro de que ganándose su confianza podría obtener más datos y detalles de los que Yoongi ya había confesado.

El caso era que el guardián altiorem estaba muy equivocado, Min Yoongi ya había dicho todo aquello que sabía y recordaba acerca del ataque. Estaban utilizandose mutuamente y aunque esa no era una decisión demasiado sana, a él le serviría mientras obtuviera resultados positivos para su causa.

Todavía quería arrancar con sus dientes la yugular de aquel que había destruído su hogar.

—Me alegra que me hayáis invitado a cenar, chicos —la señora Jung apoyó sobre la mesa del patio una bandeja repleta de esas deliciosas galletas de canela que Yoongi no podía evitar devorar casi al instante—. Es sorprendente que este hijo mío pueda sentarse en una mesa a mi lado. Al fin la guardia te está dejando un poco de tiempo para la familia.

Hoseok no dijo nada por unos instantes, sus hombros tensos mientras terminaba de servir en un plato la comida que se asaba sobre una parrilla cerca del lugar en el que los demás estaban sentados. Estaba claro que aquel era un tema que le causaba irritación y por la manera de hablar de la señora Jung quizás se trataba también de algo recurrente en su familia. Había un deje de acidez en el olor de este, que ya por costumbre recordaba a los cítricos más deliciosos. Era algo tan pequeño que con el soplo del viento Yoongi se comenzó a preguntar si quizás había imaginado tal exageración de la rutinatia acidez.

—Un guardián promete dar su vida por el pueblo que protege desde el momento en el que se gradua —contestó finalmente el alfa—. Sabes eso mejor que muchas de las personas que conozco, madre.

El ácido del olor de la señora Jung sí fue evidente en cambio. Su humor era diferente del habitual aquella noche, parecía haber llegado con ganas de ver a los cachorros pero también con el objetivo de reñir a su hijo. Yoongi sonrió levemente.

—Precisamente porque lo sé. Es por eso que no dejo de repetirte que me gustaría verte poniendo freno a tu forma de hacer las cosas. Sería bueno que tengas a alguien a tu lado, o al menos algo que te sirva para desconectar. Me preocupa tu forma de hacer las cosas, hijo.

Hoseok sonrió, alzando la mirada hacia su progenitora.

—Ya habrá tiempo para eso en el futuro. Hay cosas más importantes en mi lista de objetivos, mamá.

—¿Qué hay del a..amor? ¿Tu deber tampoco te deja tiempo para e..eso, guardián? Tu madre solía hablarme cuando mi prisión e..era el hostal de tu familia y c..cuando sostenía a mis cachorros entre sus brazos decía haber p..perdido la esperanza de tener nietos algún día —Yoongi sonrió levemente, notando el fresco aire tropezar contra la piel de su cara mientras Hoseok posaba los platos de comida caliente en la mesa de piedra del jardín. Estaba provocandolo, devolviéndole aquello que Hoseok le había hecho a él durante el entrenamiento—. Parece querer una f..familia incluso más grande que la que ya t..tiene.

El guardián sonrió, negando con su cabeza mientras repartía las porciones de patatas asadas en los platos que generalmente siempre permanecían en el interior de la alacena de la cocina. Para él era nuevo tener a un invitado en su casa que se quedaría más allá de un par de días, también era nuevo que dicha persona se aliase con su madre cuando generalmente hablaba poco o nada. Además, el simple hecho de tener que limpiar toda esa loza después de la cena prácticamente lo hacía querer volver a ser un niño consentido que podía evitar las tareas del hogar aprovechando que sus hermanos mayores obtenían más riñas por parte de su madre. En cierto modo extrañaba la libertad de su infancia.

—Tuve algunas parejas, una en especial me hizo sentir realmente bien durante nuestra relación pero no funcionó debido a mi horario de entrenamiento y ahora él tiene a alguien que de verdad ha sabido comprenderlo y hacerlo feliz. Mi madre sabe perfectamente bien eso. ¿Cierto, mamá? —Hoseok sirvió amablemente comida para la señora Jung—. Mis hermanos mayores pueden darle nietos pero yo… —Hoseok pareció dudar antes de hablar—. No creo que yo sea ese tipo de lobo. La guardia es más importante para mí que la necesidad de obtener una pareja y el objetivo de formar una familia es sencillamente antiguo. Está oxidado.

Yoongi giró la cabeza hacia sus pequeños. Los dos parecían cómodos en esas sillas de madera que Hoseok había creado para ellos mientras la señora Jung les hacía carantoñas. Esas benditas sillas eran lo suficientemente seguras para que se mantuvieran sentados con las manos sobre una zona de madera que les rodeaba el torso sin riesgo de que se hicieran daño y también servían para apoyar bandejas de comida. A él no le parecía oxidado querer una familia, echaba de menos a la suya cada día. Tampoco creía que fuese descabellado pensar en el guardián altiorem como un buen futuro padre para la pareja que eligiese.

—¿Qué hay de tí? —Hoseok señaló a Winter y a Drako—. Tu embarazo… ¿Fue amor o conveniencia? He escuchado a algunos sanadores decir que a las principales familias de las tribus les importaba especialmente mantener el legado de sus elementos intacto.

—Esa ha sido una pregunta muy maleducada, hijo.

Sin embargo Yoongi asintió y mordisqueó una de las deliciosas patatas dulces que Hoseok había asado. Estaba tan caliente que la jugosa y deliciosa comida hizo que su boca sintiese quemazón mientras mordía con prisa y se obligaba a tragar. El vapor se escabulló de sus labios antes de que pudiera apurar un vaso de zumo de manzana.

—Me enamoré de mi p..pareja antes de ser consciente de q.. quiénes éramos nosotros dos siquiera. Lo amé en la infancia cuando jugábamos a r..revolcarnos entre los cereales molidos y las hierbas de lavanda seca, lo hice durante nuestra etapa de jóvenes lobos cuando c..corríamos a través de las b..bifurcaciones de las cuevas y nos escondíamos durante horas en lugares desconocidos incluso para nuestros padres y por supuesto también en la temprana adult.. adultez, cuando se esperaba de mí que tomase el relevo de mi padre y de él que se mantuviese a mi lado apoyándome en las decisiones más complicadas y d..duras. Se llamaba Adahan, no era un licántropo de la casa del viento y ni siquiera estaba entre los lobos más fuertes de las t..tribus, pero él era especial para mí y supongo que yo también lo era para él. Nos queríamos de verdad, era mi mejor amigo, mi confidente y mi persona pr..preferida, eso fue todo lo que nos importó cuando decidimos amarnos sin poner límites de por m..medio. Ahora… mis cachorros son la pr..prueba de nuestro amor leal y dulce, la única que permanecerá y sabrá que no hace mucho, cuatro tr..tribus gobernaban la cima de esta montaña y aullaban juntas a la Luna cada noche para agradecerle por la m..magia que corre a través de nuestras venas y tierras.

—¿Lo echas de menos?

—Cada noche, cada mañana y cada tarde. D..desde que sale el sol h..hasta que la Luna brilla en el cielo. El amor y la familia, s..son importantes.



------------------
Hiiii!!

Nuevo miércoles y nuevo capítulo que de veras espero que os guste preciosidades. Ha sido más largo de lo que últimamente os tengo acostumbrad@s.

Un beso,
os amo
Mel
💜

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro