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Capitulo 7: Manada


Edward Cullen



Llegamos en poco tiempo, la casa estaba más cerca de lo que creía.



La casa era pequeña con algunos rastros de pintura gris, tenía una ventana junto a la puerta pintada de un azul eléctrico; a cada lado de la puerta había unos pequeños jardines llenos de tulipanes morados y amarillos dándole un aspecto muy alegre.



El ambiente estaba lleno de aromas lobunos, ni pude evitar arrugar la nariz. Deje de respirar para que no se dieran cuenta de mí desagrado.



Dentro de la casa se escuchaban diversas voces gritar y reír. Sin duda el ambiente de los lobos era muy... ¿Divertido?



Sarah me dio una discreta mirada antes de adelantarse, subió el único escalón antes de ingresar. Yo entre despues de ella algo cohibido ante tantas personas que no conocía.



El salón era angosto ya que la cocina llenaba la mayor parte, había muchas personas alrededor de los dos ambientes haciendo que la casa se vea aún más pequeña de lo que parecía por fuera.



Sarah cogió mi mano y me condujo a la cocina, todo el interior de ella era muy hogareño y cómodo, una mesa de madera rectangular ocupaba la mayor parte de la cocina, encima de ella había un florero lleno de diferentes tipos de flores.



-Emily – llamo Sarah a una chica de unos veinticinco años que sacaba un pastel del horno. Apenas la joven dejo el pastel cerca al lavadero, corrió abrazar a Sarah.



-Hola- saludo efusivamente y ahí lo note, tres cicatrices adornaban su rostro desde el inicio de su cabello negro hasta debajo de su pómulo.



-Bueno, te presento a Edward Cullen – la tal Emily sonrió encantada antes de tirarse a mi dándome un cálido abrazo, me sorprendí un poco ante su afectuosidad.



-Encantada de conocer al chico que tiene el mundo de cabeza de nuestra alpha – Rio, sonreí divertido.



-Y yo de conocer a la chica lobo



-¿Tienen hambre? La comida ya está lista – Miro a Sarah esperando una respuesta



-En realidad si – Rio – pero creo que sería mejor esperar al resto, he visto que aún falta que lleguen Quil y Sam



-Fueron a traer a Billy, Sarah ¿Puedes pedirles que lleven la mesa al jardín? Somos demasiados aquí dentro – Sarah asintió desapareciendo, seguí sus pasos mirando cada una de las cosas que habían dentro de la casa.



-Ya escucharon. Lleven la mesa –Ordeno, los cinco chicos asintieron dando un saludo militar. Corrieron entre empujones a la cocina y en solo unos segundos ya tenían la mesa encima de sus hombros. Ayude a Sarah a llevar las sillas, no podía quedarme con los brazos cruzados.



Cuando todos estábamos a fuera, los chicos se pusieron en línea recta derechos y con una mano en la frente. Sonreí



-Esos estúpidos son Paul, Embrie, Jared, y bueno ya conoces a Jacob y a Seth – Los chicos vinieron hacia mí saludándome con palmadas fuertes en el hombro y apretones de mano, excepto Jacob quien prefirió saludarme con un movimiento de cabeza. Aun ninguno de nosotros se sentía cómodo cerca del otro.



Todo pasó rápido que ni yo pude prevenirlo, un lobo gris se lanzó encima de Sarah empujándola unos cuantos metros lejos de nosotros. Cuando quise ir a socorrerla Jacob me detuvo tomando mi brazo.



-Déjalas, solo están jugando – rio



Sarah había tomado su forma lobuna tomando el lobo del lobo empujándolo lejos de ella. Se notaba la diferencia de tamaño pero eso al parecer no era muy importante, el lobo gris era más pequeño que Sarah pero aun así eso le daba una ligera ventaja.



Paso poco tiempo para que Sarah la inmovilizara echándose encima de ella terminando la pelea. Había quedado maravillado, la forma de luchar de ellos era increíble, nunca había visto algo igual.



Las dos se separaron adentrándose al bosque dándose algunos empujones.



-Fue increíble – murmure sin despegar mi mirada del lugar donde habían desaparecido. Ellos asintieron con una sonrisa en sus rostros.



-ninguno de nosotros ha podido derrotarla – comento Paul entre risas – Aun...



Sarah y la chica que supuse que sería Leah vinieron hacia nosotros riendo como niñas pequeñas. Solo basto que Sarah diera una mirada a los chicos para que asintieran adentrándose a la casa para ayudar.



Acomodaron la comida en la mesa igual que los platos, Emily salió con el postre en la mano y pude notar que más de uno se le hacía agua la boca. Me senté en la silla que Sarah había colocado cerca suyo, saco un vaso lleno de... ¿sangre? Y me lo dio.



Eso logro descolocarme un poco.



-No se me hizo justo que comiéramos delante de ti – se encogió de hombros, sonreí y agradecí por su iniciativa.



Todos hablaban entre risas y bromas sirviéndose de los grandes ollones que había preparado Emily. Era divertido ver el comportamiento de cada uno, en verdad eran una familia unida. Seth el más pequeño de la manada, no paraba de meter conversaciones a Sarah acaparando su atención, parecía fascinado al hablar con ella.



La había tomado como ejemplo a seguir. Sonreí



Sam y un chico que identifique como Quil venían acompañado de Billy, el cual traía una fuente entre sus brazos.



-Qué bueno que llegaron – Emily salió de la casa secando sus manos en el delantal que estaba amarrado a su cintura.



-Emily- Llamo Sam con voz cargada de amor y adoración, dejo a Billy con Quil y fue hacia el encuentro de ella, apenas estuve frente a frente la beso.



-Estoy comiendo – se quejó Jacob con la boca llena.



-Entonces cierra la boca y traga – ordeno Sam antes de volver a besar a Emily.



-Espero que ustedes no hagan lo mismo – señalo Embrie con su tenedor en dirección mía y de Sarah, era una suerte ser vampiro ante este tipo de situaciones, un panecillo fue directamente a su ojo por parte de Sarah haciendo que soltara un alarido - ¡Soldado Caído!



-y ¿Supieron algo de Victoria? – pregunto Seth tratando de hacer un tema de conversación.



-No, en realidad Alice no ha visto nada de ella desde ayer – sonreí levemente, el chico era un pequeño niño curioso.



-Nosotros tampoco, hemos verificado todas las zonas posibles pero no hay ningún rastro de ella, esa bruja se sabe ocultar bien – Gruño Paul



-No es hora de hablar de eso, todo tiene un lugar y hora – Hablo Sarah recibiendo un asentimiento de Leah y Emily como apoyo – Ahora solo disfrutemos de la deliciosa comida que preparo Emily.



La comida se acabó rápidamente, los lobos tenían un apetito increíble.



Había visto a todos repetir tres o cuatro, Sarah fue la que menos comió sirviéndose dos raciones de la lasaña que había traído Billy y un trozo de pastel. Cuando todo termino, nos despedimos y nos fuimos hacia mi casa.



Estaba seguro que Alice nos estaría esperando en la puerta.



...y no me equivoque. 

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