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♡ Parte Veintiséis

Nayeon

Ya estaba mejor, era como si algún gran peso se hubiera quitado de encima mío y pudiera respirar con tranquilidad.

Podía sentirme más bien e incluso le sonreí a Jeong y me miró raro, pero Tzuyu la empujó y se la llevó. Me cae mejor Tzuyu, tengo que aclarar.

Podía estar mejor.

Me faltaba algo pero lo iba a ignorar por ahora.

Ya había pasado un mes, me preguntaba si alguna vez en mi vida la vería de nuevo, si alguna vez podría ver esos cuatro lunares en su rostro, sus labios, sus ojos, si alguna vez podría tener ese aroma a chocolate cerca mío de nuevo.

Me preguntaba mucho pero no había ninguna respuesta. Tampoco profundizaba el tema e intentaba salir por la noche a respirar aire fresco para relajarme.

Me tranquilizaba tener mejor situación económica sin tener que mantener a dos personas, pagando la renta, comprándoles ropa, comida, y otras cosas para sus necesidades. Ahora solo era yo, Jeong y Tzuyu.

Solo que Jeong seguía buscando trabajo sin encontrar y Tzuyu era la que ahora se ofrecía a lavar mis cosas cuando yo iba al trabajo, incluso Jeong se le unía al no tener nada qué hacer y pasaban tiempo juntas.

Solo espero que no hagan el amor encima de la lavadora.

No había visto a nadie, ni a Mina, ni a alguna de sus amigas. Siempre me paraba por, por lo menos, diez minutos afuera de la tienda, frente a donde paga una semana de estancia en el departamento, solo con la esperanza de verla ahí sonriendo.

No solo miraba como acosadora a aquel edificio, me comía uno que otro chocolate para matar el tiempo, y cuando consideraba que era mucho tiempo, me iba caminando.

Casi ni usaba mi auto más que para ir al trabajo y se lo prestaba a Jeong cuando va a alguna parte a pedir trabajo o a llevar a su novia Tzuyu a cenar. Siguen siendo una pareja joven, tienen mi edad, pero siguen siendo cariñosas y el amor intacto de cuando eran adolecentes.

Así que les dejaba algo de combustible en el auto y con el dinero que Tzuyu tomaba de sus padres, podían salir.

Esta vez estaba sentada en la cocina, tomando un chocolate caliente, ya estábamos en finales de diciembre. Fiestas navideñas y año nuevo se acercaba y la pasaría sola, me daba tranquilidad y me inquietaba a la vez.

Tzuyu y Jeong la pasaron con los Zhou's, la familia de Tzuyu, y me invitaron pero prefería no incomodarme a mí misma.

— Gracias — escuché a mi lado repentinamente sacándome de mis pensamientos. Era Jeong.

— Ehh. ¿Por qué? — según yo, hoy fue mi día libre y no había hecho nada más que estar acostada y comiendo.

— Por todo, en realidad. Me avergüenza, siendo alfa, no poder mantener a Tzuyu... y hiere mi orgullo que mi amiga tenga que pagar casi todo, pero en realidad gracias por todo, supongo que nunca te lo he dicho y ni lo he expresado pero te agradezco muchísimo y haré mi esfuerzo para pagarlo — no soy de abrazos más que con Mina, pero no pude no corresponder al abrazo que me dió Jeong.

Nunca encontré el por qué me agradecieran, yo solo hacía lo que creía correcto en esta situación.

Bien recuerdo que cuando les conté llorando a los trece años que Bang me engañó y ellas me consolaron y animaron en todo, siendo mi soporte para mantenerme bien y estar en trabajos que requerían de mucha fuerza física para mi poca edad.

Me enseñaban, lo más que podían, a leer fluido, matemáticas, algo de geografía, historia e alguna materias más que de sus tareas escolares me mostraban y explicaban clases para que yo pudiera aprender.

No tuve educación y trabajaba pero pude enseñarme muchas cosas con ellas.

Tzuyu me enseñó japonés hace solo un tiempo, tal vez yendo para el año y medio o dos. Me falta aprender, claro, pero puedo mantener una platica común aunque no se escribir en letra japonesa, pero Tzuyu me había dicho que ella tampoco así que lo dejamos en solo enseñarme a hablarlo.

También me decían las mejores palabras en mis peores momentos, me ayudaban e intentaron que tuviera una infancia alegre como la de ellas. Eran especiales para mí.

— Ustedes sí son mi familia, Jeong — lo eran.

Ellas siempre lo fueron.

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