Nayeon

Quería tenerla por más tiempo aquí, tenerla en mis brazos y sentirme segura con ella acariciando mi espalda y besando mi rostro por más tiempo.

Es que tenerla en mis brazos dormida o solo descansando era pura felicidad para mí, aunque mi rostro no lo demostraba pero lo sentía. Aunque no me expresó bien, estoy en eso.

Pero no quiero que se vaya, aunque debe irse con su amiga, la entiendo, quiere ver a su amiga pero yo quiero verla a ella.

— ¿Podemos vernos en la noche? — me preguntó y de inmediato la miré con una esperanza que hasta a mí me sorprendió.

¿Desde cuándo podía tener tanto poder sobre mí? Creo que desde que la conocí.

— Quiero que nos veamos en la noche — le dije besando su mandíbula y luego su mejilla, queriendo tenerla aquí para besarla mucho más pero en igual de eso, la solté para que pueda ir al baño y cambiarse cómoda.

Me dió un último beso para ir a cambiarse, aunque se ve realmente bonita con todo, dijo que no iría a una salida con su amiga en la ropa de ayer la cual tenía manchas de café y chocolate que probablemente derramó por descuido.

Hasta se avergonzó por estar tan sucia pero yo ni siquiera había notado eso, yo solo noté que era realmente lindo tenerla aquí y sentir esa sensación cálida en mi pecho.

Noté que mi imaginación volaba, ya que podía imaginar despertar cada día viendo ese hermoso rostro, despertarla o ella despertándome. Todo eso me hacía soñar despierta y no quiero hacerlo porque todavía hay cosas que arreglar entre nosotras, como el conocernos mejor pero simplemente mi mente iba en mi contra y ponía escenas imaginarias las cuales me hacían quedarme viendo a la nada.

Apenas y me di cuenta que Mina había salido del baño con un poco de ropa de Tzuyu, le quedaba mejor, un poco larga porque de altura Tzuyu ganaba pero de delgadez y complexión eran casi iguales

Me di cuenta de que había llegado solo porque en medio de mi ensueño se acercó para sentarse en mis muslos y besarme como todos los días imaginaba que lo haría.

Se veía tan bien con todo, tan bonita. Yo no podía esperar para simplemente decirle todo lo que me callé pero al parecer tendría que forzar no decir cosas de más.

Sus labios solo se movían un poco sobre los míos pero eso era suficiente para poder sentir que eran tan suaves y delicados, que temía hacer un movimiento brusco y alterar la forma en que ella me acercaba más a ella tomándome de la nuca, despacio y acariciando mi cabello con otra mano.

No quería hacer ningún movimiento pero ella tomó mi mano para ponerla sobre su cadera, sentía mi mano hormigear solo por estar sobre su perfecto cuerpo.

Me tomé la libertad de solo mover mis dedos, dejando suaves caricias en, al parecer, parte sensible de su cintura.

Suspiraba en mis labios y se separó para enterrar su cabeza en mi cuello, seguía suspirando y paré mis caricias para ver si había pasado algo con lo que se sintiera mal, estaba suspirando mucho.

— Sigue acariciando — su voz sonó en la habitación, demandante y tranquila a la vez.

Ahora sabía que suspiraba por mis caricias, por mí, y me encantaba eso.

Pasé así un rato hasta que ahora sí tomó sus cosas y insistió en que podía irse sola y que mejor me fuera a desayunar.

— Espero mucho que llegue la noche — fue lo último que dijo.

— Yo también — le susurré para luego verla desaparecer en segundos por la calle.

No podía negarle nada a ella que mejor con genuina sonrisa me fui a la cocina y comí silenciosamente lo que había preparado Tzuyu.

Estaba demasiado feliz que no presté atención a nada en el día y solo me acosté en mi cama a descansar, con la almohada que tenía el olor de esa hermosa omega.