Mina

Suspiré por cada pequeño e inocente beso sobre mi parte sensible del cuello.

Eran solo un pequeño toque en mi cuello con sus labios pero tan fascinante que me hacía suspirar en su oído y relajarme de inmediato, era satisfactorio que esté haciendo eso mientras yo puedo oler su hermoso aroma.

Tan relajante que se me olvido que debíamos hablar, abrí los ojos en grande y me separé un poco de ella.

— Tenemos que hablar — tal vez lo hice muy repentinamente porque me miró desconcertada y luego con su expresión seria de siempre, no sé qué está pensando pero asintió.

— De todo esto, ¿no? — asentí sonriendole. Se sentó bien y yo hice lo mismo pero en sus piernas — Mina... No creo poder hablar con coherencia si estás ahí — reí por su sinceridad y mejor me levanté para sentarme a su lado, pero aún así recargando mi cabeza en su hombro.

— Bien, creo que debo decirte que yo en realidad te quiero de esa forma, amm... Aún con lo que ha pasado, todavía me pregunto... ¿tú sientes algo? — no temía tanto de la respuesta, ella me dijo con caricias que siente algo, puede ser algo mínimo pero siente algo.

Asintió efusiva y luego se quedó pensando un rato, yo solo quería saber que era lo que venía de esa cabeza donde todo es misterioso para mí.

— Yo te amo, Nayeon — ahora no importaba si me decía que ella a mí todavía no, me importaba decírselo.

Me miró inmediatamente y parecía anlizarme con el ceño fruncido. ¿Fue muy rápido? El miedo me invadió pero mejor me quedé allí viéndola, como solo me observaba con esa expresión extraña.

— ¿E-En serio? — tartamudeó y vi por una fracción de segundo que sus labios temblaron.

— Te amo, muy en serio — y cuando ya pensaba lo peor, se puso en medio de mis piernas para abrazarme. No escuché ningún ruido hasta que un pequeño gruñido salió de ella.

— ¿S-Sabes cuánto tiempo imaginé que dijeras y sintieras eso? — me sorprendió el hecho de verla llorar ahora, abrazada en mí, cuando nunca la vi con mucho sentimiento — Pensando que no me amarías al igual que yo te amo — a eso, dejé mi sorpresa para después sonreírle y besarle.

No me cansaré de besarla, no cuando me lo devuelve con tanto sentimiento y me hace sentir tan bien.

— Te amo mucho, Nayeon — le repetí, quería repetirselo hasta que le quede grabado y muy claro que yo la amo.