Capítulo seis - (El ataque)
La alarma sonó logrando que mis sensibles oídos dolieran.
—¿Qué susede?—pregunté preocupada.
—Nos atacan—dijo Dante poniéndome detrás de él.
—Alpha—llamó Evans el príncipe y beta de la manada.
—Evasn lleva a tu mate y a la luna al refugio.
—¿Qué es el refugio?— pregunté desorientada.
—Elrefugio es el lugar en dónde se ocultan los niños y las mujeres que no pueden luchar.
—No quiero estar encerrada.
—Ve al refugio y mantente oculta, allí nadie podrá entrar, solo has caso y sigue a mi hermano mi reina—ordenó con una posición tensa y suplicante.
Asentí y me acerqué al chico.
—Mantente detrás de mí.
—Bailey—llamó a la chica rubia que recuerdo haber visto el día de la presentación.
Caminamos hasta las escaleras y justo debajo de esta había una rendija.
—Cuídate amor—susurró Evans robando un castro beso a su mate.
Entramos y pude observar un lugar con poca iluminación, tenía unas sillas y habían muchas mujeres y niños como había dicho el rey.
Me mantuve en mi lugar hasta que sentí alguien jalar de mi vestido.
—Hola. ¿Sabes dónde está mi mamá?—preguntó una pequeña que debe tener unos seis años de cabello gris.
—No bonita.
—Me ayudarías a buscarla, ella está afuera solo me dejó y se marchó—dijo haciendo un puchero.
—Te propongo un trato esperemos aquí unos minutos y luego buscamos juntas a tú mamá. ¿Te parece?
—Está bien.
Me senté con la niña sobre mis muslos en uno de los sofás. Todas las personas tenían caras de sufrimiento y yo solo podía pensar en Dante.
Después de unos minutos que se me parecían largas horas abrió la rendija el beta indicándoles a todos la salida.
—¿Dónde está el Alpha?— pregunté preocupada.
—Está en la sala ayudando con y analizando los desastres.
Salí a pasos apresurados agarrando la mano de la niña.
—Dante—le llamé y en cuanto me vio corrió a abrazarme.
—¿Estás bien?
—Si.
—¿Y está pequeña?—se agachó a su altura.
—Estamos buscando a su mamá—respondí dedicándole una mirada calida.
—¡Amalia!—exclamó una chica de servicio.
—Mami—murmuró la pequeña corriendo.
—Mi luna ve a la habitación porque yo voy a demorar un poco aquí con las reparaciones y tenemos un problemita virgente—dijo en mi oído recordándome que aún estoy en celo.
Asentí y subí las escaleras hasta mi habitación.
Me duché y luego me acosté a descansar un rato.
(...)
Unos toques me despertaron.
—¿Quién es?—pregunté desde la cama.
—Soy Mía.
Que raro, nunca he hablado con ella.
—Adelante.
Entró arreglando su cabello rubio de una manera nerviosa.
—¿Sabes quién soy?
—La princesa y hermana del Alpha—respondí obvia.
—Y tu cuñada— me sonrió.
Vale, esto va demasiado rápido.
—Cariño en nuestra especie la cosas van rápido, de hecho es raro que mi hermano no te haya marcado todavía.
"La marca" a pesar de que mi padre me ha hablado muy poco sobre el tema de los mates esa parte si la sabía por comentarios entre mis hermanas y yo.
—Tú también escuchas los pensamientos—afirmé segura.
—Todos los de la familia real podemos leer algunos, pero solo los que tú dejas que leamos.
—¿Cómo así?—interrogué curiosa.
—Si piensas para ti como si fuera una conversación nadie puede leerte, excepto mi hermano que cuando fortalezcan el vínculo ya es imposible.
Asentí comprendiendo.
—¿Tú ya encontraste a tu mate princesa?
—Aún no, espero hacerlo pronto.
—¿Ya bajaste a cenar?
—No.
—Pues vamos, mi madre preparó unas albóndigas.
Bajé las escaleras y mi mirada conectó con los hermosos ojos azules de mi lobo.
—¿Podemos hablar un momento?—le seguí hasta el jardín.
—Esto lo hizo una bruja para ti, no es que me moleste tus hormonas ni tu celo pero no quiero dejarme llevar y lastimarte, ea seguro yo me encargué de que no te hiciera nada, simplemente calma el calor y las hormonas—me tendió un frasco con un líquido azul que me bebí de inmediato.
—Muchas gracias—murmuré apenada.
—Vamos a cenar mi reina.
Me tomó de la mano y fuimos a la mesa del comedor.
Estaba la luna sentada junto al antiguo rey, la princesa del otro lado de su madre y al frente Evans con su mate. En la cabecera se sentó Dante y a su lado yo.
—Bueno y entonces tu presentación es mañana—comentó mi suegra.
Me atraganté con la comida y mi mate se asustó dedicándole una mirada fría a su madre.
—¿Estás bien?
Me levanté de la mesa murmurando un buenas noches y subí a la habitación, detrás de mi venía el Alpha.
—No voy a ser tu Luna—comuniqué segura.
Su mirada de dolor era notable.
—¿Por qué?—interrogó.
—Porque yo no sé nada de esto Dante, soy una cambia forma si es verdad, pero a mi no me enseñaron nada sobre luna ni como gobernar manadas, no puedo aceptarte de la noche a la mañana, esta no es mi vida, mereces alguien mejor—una lágrima rodó por mi mejilla.
—No Aria, eres lo mejor que me puede pasar, es verdad tal vez esto va muy apresurado para ti pero podemos solucionarlo, pospongamos la presentación si es necesario.
—No es postergarla, simplemente no va a suceder, estuve leyendo libros y investigué un poco, puedes marcar a otra loba y así podrías rechazarme sin tener que morir.
—No lo haré.
—No quiero estar aquí.
—Pues tendrás que estarlo.
Salió cerrando la puerta con seguro y no lo vi más en toda la noche.
🐰Sabes que estás haciendo mal.
Berny no puede obligarme.
En realidad si puede, esto no es un juego, puede enfermar si lo sigues rechazando.
Miré por el ventanal el cielo estrellado y la luna resplandeciente.
—¿Por qué Diosa Luna?
"A fin de cuentas nosotros no escogemos el destino, él nos escoge a nosotros"
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Nota:
Hasta aquí el capítulo.
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