Capítulo quince - (Berny)
Abrí lentamente los ojos acostumbrandome a la luz. Busqué a mi lado a mi mate pero no estaba.
Supuse que se estaba duchando.
—Buenos días mi reina—saludó saliendo del baño con solo una toalla sobre su cintura—apreciando las vistas amor.
—Solo miro lo que es mío.
Se acercó hasta el guarda ropa y sacó unos jeans azules con un pullover blanco. Se quitó la toalla vistiéndose delante de mí.
—¿Vas a salir cariño?
—Voy a recorrer la manada, a partir de hoy habrán recorridos mañaneros y vigilancia las veinticuatro horas.
—¿Puedo acompañarte?
—Es peligroso.
—Pero me asfixio dentro de estas cuatro paredes.
Me miró pensándolo.
—Vamos amor sabes que si estoy contigo no me pasará nada—insistí.
—Está bien, pero no puedes alejarte de mi lado.
Asentí y me levanté camino a la ducha.
Después de unos minutos salí envuelta en una toalla y su intensa mirada me hizo sonreír divertida.
—Podríamos hacer algo antes de ir.
—¿Algo cómo qué?—me hice la desentendida.
—Algo como tenerte debajo de mí gimiendo mi nombre.
—Déjame pensarlo un segundo—me hice la que estaba pensando—Mejor no, no se puede llegar tarde.
Se acercó basándome fugazmente.
—Creo que eso puede esperar—me lanzó a la cama con desesperación y me quitó la toalla.
Comenzó a repartir besos desde mis pies hasta mis muslos.
Se quitó rápido la ropa y se posicionó sobre mí.
—No tenemos mucho tiempo mi reina—luego de esas palabras se adentró en mí completamente.
—¡Ah!—gemí por su poca delicadeza.
—Lo siento cariño ¿ Estás bien?
Asentí cambiando de posición, me coloqué yo encima de él.
—Está vez te voy a cabalgar yo—ordené.
Apoyó sus manos en mi cintura agilizando mis movimientos.
—¡Joder mi reina!—exclamó cuando me comencé a mover descontroladamente.
Unos minutos después me apoyé sobre su torso mientras él salía de mi interior.
—¿Estás bien?
—Estoy súper— levanté mi rostro para dejar un beso en sus labios.
—Vamos mi Luna que ya se nos hizo tarde.
Nos levantamos y nos vestimos para luego bajar a desayunar.
—Huelen a sexo mañanero, deberías peinarte por lo menos Dante—dijo Mía cuando nos vio entrar.
—Deja la envidia hermanita.
—Creo que me tendré que mudar de habitación—sugirió sarcástica.
—Tal vez—murmuré apenada.
—Toma algo de desayunar mi luna, lo comes por el camino.
Asentí tomando unas galletas y un jugo de manzana.
—Listo cariño— le dije saliendo.
—Vamos—me tendió la mano y comenzamos a caminar mientras yo comía mis galletas.
—Alpha, Luna—saludaban las personas a nuestros pasos asiendo reverencias.
Dimos un recorrido por todas las fronteras.
—¿Estás cansada?—preguntó Dante deteniendo sus pasos.
—Un poco—le dije apoyando mis manos sobre mis rodillas.
—Quieres continuar el recorrido sobre Dil.
Me lo pensé un poco, realmente estoy cansada.
—Vale.
Dante se alejó un poco de mí quitándose la ropa quedando en boxer.
Sentí sus huesos crujir y ante mí apareció mi lobo de ojos amarillos.
—Mi luna.
—Dil—me acerqué a acariciar su suave pelaje.
—Vamos mi Luna, sujetate bien.
Llegamos al palacio y los guardias abrieron el portón para que mi lobo entrara conmigo encima de su lomo.
Le di la ropa que traía en mis manos y se destranformó quedando desnudo.
—Nunca he visto a Berny, tal vez deberías dejarla salir.
—No creo, me siento indefensa cuando la dejo salir—admití observando como se vestía.
—Sabes que siempre voy a protegerte, no importa que tan pequeña seas.
—Algún día la verás.
—Vamos Aria no seas así.
Me hizo ojitos de cachorrito.
—Está bien—bufé.
Me sonrió tierno.
—Pero no aquí, vamos a un lugar donde no haya nadie observando.
—Al bosque.
Me tomó de la mano y los guardias volvieron a abrir el portón dejándonos salir nuevamente.
Luego de caminar un poco nos detuvimos.
—Espero a que estes lista, no es obligado.
—Lo sé no te preocupes.
Me comencé a quitar el vestido quedando en ropa interior.
Berny.
🐰Ya estoy lista, solo imagíname como siempre.
Cerré mis ojos y deje que Berny tomara el control absoluto de mi cuerpo.
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Dante
Apareció ante mi una pequeña conejita gris con ojos amarillos.
—Que linda—le dije agachándome para que se acercara.
—Hola amor mío.
Sonreí por lo dulce que era su voz.
—Hola mi reina—se lanzó a mis brazos.
Creo que puedo cargarla con una mano.
Acaricié su suave pelaje gris y la escuché ronronear.
—Alpha—llamó uno de mis guardias.
Agarré más fuerte a Aria entre mis brazos ocultandola del guardia.
—¿Qué ocurre?—pregunté preocupado porque todos mis guardias saben que no pueden interrumpirme a menos que sea importante.
—Llegó un llamado desde la manada Sur, su hermana me dijo que viniera a avisarte, es urgente.
—Ya voy, dame unos minutos.
—¿Y la Luna?—interrogó curioso.
—No es de tu incumbencia—gruñí haciendo que el guardia bajara de inmediato la cabeza.
—Lo siento no era mi intención, no volverá a ocurrir.
Se marchó casi corriendo.
—Puedes dejar volver a Aria—le sugerí a mi conejita.
La dejé en el suelo y apareció una Aria completamente desnuda ante mí.
—Podrías alcanzarme mi ropa—me dijo sonrojada.
Está avergonzada.
—No sé el porque te apenas si ya te he visto así antes—le tendí la ropa y me giré.
—Imbécil— murmuró.
—¿Ya me puedo voltear?—pregunté divertido.
—Sip—respondió mi Luna—Puedes ayudarme con el cierre por favor—pidió.
Me acerqué y cerré el ciper dejando un beso húmedo sobre mi marca.
—No tenías por qué hablarle así al guardia—me regañó cuando comenzamos a caminar.
—Odio que me interrumpa— comenté.
—Podrías ser un poco más amable con los guardias.
—Si soy amable no aprenden a poner orden, esa es tu función, lo de la amabilidad nunca ha sido parte de mí.
—Lo sé, aún así te quiero.
Me quedé en la última palabra que dijo.
—¿Qué dijiste mi luna?
—Te quiero—dijo apenada.
Me acerqué a abrazarla.
—Yo también mi luna, eres todo para mí.
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Nota:
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Muchas gracias por leer.❤😎🐰🐺
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