Capítulo once - (Paseo)
Unas carisias en mi rostro me hicieron despertar.
—Buenos días bonita—susurró Dante sobre mis labios.
—Buenos días—murmuré aferrándome más a él.
El viento de la mañana es más frío y solo nos cubre una sábana.
—Es mejor levatarnos y vestirnos, no quiero que te enfermes.
Besó mi frente y se levantó para vestirse ante mis ojos.
Cuando tocó mi turno hice una pregunta algo estúpida.
—¿Podrías volterte?
—No hay nada que no haya visto, besado y explorado anoche pero está bien si es lo que deseas mi luna.
Se viró y me vestí rápidamente, recogimos las cosas y cuando fui a dar un paso me detuve a causa de un poco de dolor.
—¿Te duele mucho mi Luna?—preguntó mi mate entre preocupado y divertido.
—No sé¿Qué tu crees?
—Pero no te enojes, yo no tengo culpa.
—Entonces de quién es la culpa de que tu amiguito tenga ese tamaño, porque déjame decirte que no es precisamente pequeño.
Se carcajeó por mi comentario haciendo que yo me sonrojara más.
🐰Que rápido perdiste la cordura.
Mira quién se digna a aparecer.
🐰Esta vez no es mi culpa, ya no estás en celo—se excusó.
—Creo que la culpa de ese detalle la tienen mis padres.
—Claro échale las culpas a tu madre cariño, sabrá dios que estuviste haciendo para satisfacer tus necesidades y con cuantas zorras te acostaste.
🐰Creo que alguien está celosa.
—Lo siento, no sé que me pasa está mañana—me disculpe tomándome del puente de la nariz tratando de tranquilizarme.
—Es a casusa de eso que llevas en el cuello muñeca.
¿He?
🐰La marca estúpida.
—Mejor vamos.
Seguimos hasta el auto y en una hora ya estábamos en la mansión.
Al entrar habían cantidad de chicas de servicio corriendo de un lugar a otro.
—¿Qué es lo que ocurre aquí?—preguntó mi mate extrañado.
—Estamos realizando los preparativos para la presentación.
—Pero si es mañana.
—Hay muchas cosas que hacer para que todo quede perfecto—mi suegra junto a mi madre a la cocina quién solo se dedicó a mirarme con asco, supongo que por mi vestimenta y lo entredado y lleno de arena que está mi cabello.
—¿Qué color prefiere luna, azul o blanco?—preguntó Wendy con dos listones en las manos.
Wendy, es la chica de servicio.
—El que más te guste a ti
—traté de trstarle importancia peri de manera espontánea tenía a mi alrededor a muchas personas haciéndome preguntas.
—Ya basta—el gruñido del Alpha paralizó a todos
—Cualquier cosa que deseen pregúntenle a mi madre que es la que se está enencargando de la decoración.
Tomó mi brazo alejándome de allí.
Fuimos a la cocina por algo de desayunar.
—¿Qué quieres comer bonita?
—¿Helado?—fruncí el seño por la estúpidez que acabo de decir.
Helado a estas horas.
—¿De qué sabor?
—Chocolate con menta.
Sonrió tomando un pote y vaciando su contenido en dos vasos.
Comimos el helado en silencio hasta que entró la rubia con cara de cansancio.
—Alguien despertó con ganas de comer helado.
Luego de decir eso olfateó el lugar y me miró sorprendida.
—Ustedes si son rápidos.
—Claro señorita del servicio—me reí por su expresión graciosa.
—En lo que pueda servirle Luna.
—¿Qué es todo ese lío?—se refirió a su madre gritándole alterada a Wendy.
—Los preparativos de la presentación—respondió mi mate bufando.
—Wow.
—¿Qué tienen planeado hacer hoy?—se llevó una cucharada de helaro a su boca saboreando.
¡Joder!
¿Por qué tiene que ser tan atractivo?
Desvío su mirada hasta mí y me sonrió.
🐰Ahora escucha lo que piensas con más intensidad.
—Bueno hermanito no sé que tienes que hacer tú pero mi cuñada y yo nos vamos de compras.
—Dime que es una broma—pedí abriendo al más no poder mis ojos.
Se escuchó la leve risa de Dante.
—Lo siento Mía pero Aria y yo tenemos cosas importantes que hacer.
Susurré un gracias con los labios.
Ir de compras con Mía es mi pesadilla.
—¿Tenemos algo que hablar o solo fue una excusa?—pregunté cuando Mía se fue.
—Solo te iba a preguntar si hay alguien más que quieras invitar a la presentación.
—Solo mi familia.
Asintió.
—¿Quieres ir a dar un paseo?
—Vale pero antes déjame ducharme.
Hice una mueca mirando mi ropa llena de arena.
—Doy asco.
—Dudo que puedas dar asco mi luna.
—Igual necesito un baño.
—Te espero.
Subí a mi habitación y luego de terminar me decidí por un vestido de verano.
—Estás preciosa.
—Gracias¿Dónde vamos?
—Vamos a dar un recorrido por la manada.
Y si no me aceptan como su Luna.
La inseguridad llenó mi sistema.
—Te van a amar bonita, con esas pecas eres lo más tierno y adorable que he conocido.
—A veces suenas cursi.
—Eso dicen.
Me tomó de la mano y salimos juntos del castillo, todos me conservaban con curiosidad, supongo por el hecho de que hace años no se veía una omega, desde que comenzaron a capturarlas.
A mi alrededor habían pequeñas casas rústicas, tiendas y niños jugando.
Esto es muy diferente a la ciudad.
Fijé mi vista en una señora que aparenta unos treinta años, va saliendo de una tienda con muchos dulces es sus manos.
—¿Quieres entrar?—preguntó mi mate al ver que estaba deseando probar esos dulces.
Asentí como una niña pequeña y entramos al local. Un chico era el que atendía, hizo una reverencia ante nuestra presencia.
—Buenos días, Alpha, Luna.
—Buenos días—saludé mirando los cupcakes y los Brownies, mi padre solía comprar y llevarme unos a casa todas las tardes.
—Escoge lo que quieras amor.
Salté a sus brazos de la emoción y dejé un castro beso en sus labios.
—Creo que tengo que comprarte dulces más a menudo.
En una bolsa tomé todos los dulces que quería y compramos también una porción de pastel de coco y unos cafés para ingerir ahora.
—¿Cuánto es?—preguntó Dante.
—Es un regalo, tiene usted una luna muy hermosa.
Dante le dedicó una mirada fría mientras se les subía los colores.
—Exacto, es mí luna—alargó la palabra mí con enojo.
—Vamos amor.
Lo jalé del brazo sonriendo por su ataque de celos.
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