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Capítulo dos - (Mi mate)

Regresé a la fiesta tratando de evitar chocar mirada con mi mate.

Faltaban pocos minutos para que comenzaran las presentaciones.

Pasó una chica con una bandeja de copas y agarré una para relajarme.

—No tomes demasiado—advirtió mi papá.

—Melissa recuerda sonreírle siempre al rey en tu presentación—le recordó mi mamá a mi hermana.

De manera repentina apagaron nuevamente las luces e iluminaron las escaleras, por ella bajó Clara, la chica que asegura que es la luna de la manada.

Todas las miradas estaban sobre ella que vestía un elegante vestido rojo.

—Buenas noches a todos—saludó la luna—según se menciones los nombres de la lista irán pasando las chicas por el jardín para presentarse a su nuevo rey.

Llegó el momento de ponerme nerviosa.

Comenzaron a mencionar nombres y mi papá me miraba con el mismo miedo y nervio que yo.

¿Y ahora que me hago?

Cuando llegó el turno de mi familia las manos me comenzaron a sudar.

—Melissa Collins— mi hermana caminó como si fuera una ligera pluma con una hermosa sonrisa en el rostro.

El rey solo la miró un segundo y negó con la cabeza.

Mi hermana salió con lágrimas en los ojos.

Luego fue el turno de Melody, pero esta tampoco fue proclamada por nadie.

La presentación consistía en esparcir tu olor para que fuera más reconocible.

Mencionaron a una chica de cabello rubio que resultó ser la mate del beta y ahora era mi turno.

—Aria Elizabeth Collins.

Empecé a avanzar y mis pies amenazaban con flaquear en cualquier segundo, pero algo me salvó. La alarma de ataques sonó haciendo que todos los presentes se asustaran.

Detuve mis pasos, todos corrían de un lado a otro, mi padre fue a luchar y mi madre y hermanas corrieron al refugio.

Cuando por fin reaccioné fui corriendo hacia el bosque, me escondí asustada detrás de unos árboles viendo desde mi lugar la pelea.

El nuevo rey se transformó en un enorme lobo blanco de hermoso pelaje.

Tras más o menos media hora ya habían terminado con los atacadores.

De manera repentina el rey se detuvo en seco mirando en mi dirección.

O no, creo que no puedo ocultar más mi olor

Salí corriendo lastimándome con las ramas de los árboles, no sé en qué dirección voy, pero necesito ser ágil.

Detrás de mi venía el lobo blanco y falta poco para que me alcance.

Entonces vi mi vía de escape, una abertura en uno de los enormes arboles de este bosque, me transformé escondiéndome en la abertura y volví a ocultar mi olor.

El lobo dio varias vueltas luego de perder mi olor. Y se viró de vuelta.

Salí de mi escondite y mis pies flaquearon, transformarme me deja exhausta.

(…)

Abrí despacio mis ojos acostumbrándome a la claridad, revisé el lugar donde estoy, el bosque.

Caminé tratando de reconocer el camino a mi casa y después de unas horas la encontré.

—Aria—gritó mi papá estrujándome en un abrazo.

—¿Qué te ha pasado?—preguntó preocupado— ¿Estás bien?

—Si papá solo tras el ataque me escondí en el bosque y me quedé dormida
.
Odio mentirles a las personas que quiero, pero no puedo decirle que soy la próxima luna.

—Me asustaste.

—Lo siento.

—El rey encontró a su luna—comentó emocionado.

Todos esperan con ansias la próxima luna, se supone que las manadas para ser fuertes necesitan a un Alpha fuerte y a una Luna que los guíe.

—¿Cómo es?—pregunté tratando de fingir emoción.

—Nadie sabe, la verdad huyó, pero el Alpha va a encontrarla—dijo con brillo en los ojos—cerraron todas las fronteras e irán casa por casa hasta encontrarla.

Malas noticias.

—Al no verte regresar por un momento pensé que eras tú, pero mírate aquí estas.

Le dediqué una mirada triste.

—Papá voy a subir a mi habitación a descansar.

—Tómate el día libre, Madie hoy trabaja hasta tarde y tus hermanas están en el instituto.

Asentí y fui a darme una ducha.

¿Qué hago si vienen a mi casa?

¿Qué se sentirá ser la Luna?

¿Cómo sera el Alpha?

¿A qué huelo yo?

Esas preguntas y muchas más pasaban a toda máquina por mi cabeza.

Me recosté en mi cama dispuesta a intentar dormir.

De manera repetina me encuentro en el palacio.

Estoy viendo tras los ojos de alguien más que no son los míos.

Eso solo significa algo...
Mi mate está tratando de conectarce conmigo.

Una vez que encuentras a tú mate si la conexión es fuerte pueden tener el mismo sueño.

Abrí mis ojos asustada. Si yo vi el palacio significa que el vió mi habitación.

"Joder"

(...)

Salí de la habitación a pasos apresurados, aún no comprendo como mi mate pudo atravesar mis sueños, normalmente eso solo lo pueden hacer las parejas que ya están marcadas.

—¿Qué pasó?—preguntó mi papá mientras se movía de un lado a otro en la cocina.

—Nada, necesito aire.

—Recuerda que no puedes salir.

—Papá voy a ocultar mi olor, por favor no iré tan lejos—supliqué con mis ojos un poco inundados.

—Está bien, solo por esta vez y no puedes tardar tanto.

Asentí con la cabeza agradecida por su comprensión.

Tomé un libro del  pequeño estante de la casa y me senté bajo un árbol a leer.

Sentí pasos a mi alrededor y el susto comenzó a invadirme.

El mismo olor a lavanda y menta llegó a mi agudizado olfato y comencé a correr de vuelta a la cabaña.

Sentí que alguien me derrumbó en el fangoso suelo.

Cerré fuertemente los ojos con el miedo evidente en mi sistema.

—Abre los ojos—ordenó la voz más gruesa que he podido oir en mi poca existencia.

Los abrí de manera rápida ya que ese chico que estaba sobre mi era el Alpha y yo le debía mi eterno respeto.

—Deja esparcir tu olor—me volvió a ordenar.

No puedo obedecerle"pensé pero mi parte animal tomó el control esparciendo mi escencia.

Al Alpha se le abrieron los ojos sorpresivamente y me dedicó una sonrisa.

Sentimos un aullido de súplica a lo lejos y por un segundo se apartó a mirar que pasaba. Yo me levanté e intenté correr pero me empujó contra un árbol.

— Mía— susurró con su aliento en mi cuello.

—No le pertenezco a nadie imbécil—grité intentando apartarlo.

—Fuiste hecha para mí, eres mía, mi luna.

De tanto ocultar mi olor estaba débil, sentí cuando unos fuertes brazos apaciguaron mi caída.

Mis párpados pesaban, sentí cuando me desmayé en sus cálidos brazos.

************************

Narra Dante.

Cargué a mi preciosa Luna en mis brazos a estilo princesa y fui en dirección al castillo.

🐺¿Sabes por qué siempre que nos ve sale huyendo?—preguntó mi lobo mediante la conexión.

No sé Dil pero seguro que es porque tiene miedo que le hagamos algo al ser una omega.

🐺Buen punto, pero si eso es una bendición, podremos tener muchos cachorros.

Yo ne encargaré de que tengamos muchos.

Me acerqué al portón y los guradias abrieron grandes los ojos al vernos. Traté de acercarla más a mí para ocultar su aroma a Omega, eso realmente no me importa pero al parecer a ella le molesta que lo sepan.

—¿Esa quién es?—preguntó mi hermana al verme.

—¿Dónde está Wendy?—pregunté por la sirvienta.

—Está en la cocina.

—Dile que vaya a mi habitación—ordené.

—¿No me has dicho quién es?

—Mía, después hablamos.

Subí las escaleras y al llegar dejé a mi reina sobre mi cama.

—¿Me buscaba señor?—entró Wendy haciendo una reverencia.

—Sí, prepara una sopa de verduras, trae un analgésico para el dolor de cabeza y algo de ropa.

Asintió abandonando la habitación y yo traté de detallar cada pequeño rasgo de la preciosa chica que tengo delante de los ojos.

Su cabello rojo poco habitual con esos rulos y pecas en el rostro que la hacen ver tan tierna.

Sus ojos verdes esmeralda y perfecto cuerpo que me haría perder la cabeza y poner el mundo en sus pies.

Esa inocencia que transmite su mirada.

Sentí como comenzó a moverse y posó sus ojos asustados en mí.

—Por fin despiertas mi luna.

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