EPÍLOGO
Años después.
Suspiré tranquila pero a la vez un tanto pendiente y alerta mientras veía a mis hijos corriendo por la casa mientras se perseguían entre ellos. Jugaban felices y reía juntos.
Aunque también jugaban con los hijos de Amber y Zane. Pero entonces sentí un ligero jalón en mi ropa a un lado, al voltear la vista hacia abajo vi a la menor de mis hijos, Teresa.
- Mami... toma - Me extiende felizmente un dibujo donde estábamos todos nosotros juntos y sonriendo felices. Lo agarré para admirarlo más de cerca y a detalle completo.
Sonreí con ternura y admiración, ya que el dibujo era realmente hermoso, ella siempre tuvo mano para lo que sea que tenga que ver con las artes y sus dibujos lo demuestran siempre.
- Wau, esto realmente es precioso, una obra de arte - Sonríe apenada y junta sus manos tras su espalda mientras se sonroja un poco, me agaché y la abracé - Gracias, mi pequeña - Le di un beso en la mejilla bastante exagerado, cosa que la hizo reír.
Su risa era tan hermosa... su sonrisa y expresiones eran iguales a las de Alek.
Rexha aullaba de adoración y emoción en mi interior, ella estaba tan enternecida con su cachorra y ambas la mirábamos demostrando a flor de piel aquel sentimiento.
- Te quiero mami - Me abraza con fuerza y yo igual.
Aquellas palabras siempre me hacían sentir un revoltijo en mi corazón acelerado, me hacía creer que hice un buen trabajo con ellos... y me alegraba por eso.
- Yo también mi niña. Ahora ve a jugar con tus hermanos y primos - Dije levantándome y ella asiente frenética y se va.
Pero entonces siento un par de brazos muy conocidos abrazándome por la cintura desde atrás.
- Hola, mi Luna - Dice en mi oído, yo di la vuelta mi rostro y lo miré.
- Hola, Alphita - Dije justo antes de besarnos.
- ¡Iugh! - Todos los niños y una niña hacen muecas de asco mientras las demás niñas nos miran con ternura.
- Que lindo - Dicen ellas. Nosotros nos reímos bastante.
- Si, claro - Se quejan los otros.
- Llegamos - Amber y Zane aparecen y todos los niños corren hacia ellos para abrazarlos y ser felices.
- ¡Tios! - Dicen mis hijos.
- Mami, papi - Dicen los suyos.
Con Alek tuvimos cuatro hijos en total, tres niños y una niña. El mayor, Darren; el del medio, Trent y el menor de los chicos, Zach; y la única niña Teresa.
Amber y Zane tuvieron tres hijos, La mayor, Gemma; el del medio, Hero; y la menor, Pilar.
Son todos tan tiernos que cuando los miras no creerás que serían capaces de romper algo o si quiera portarse mal. Pero en realidad son todos unos demonios disfrazados de ángeles. Realmente.
Aman a la manada y la manada los aman a ellos, pero no se creen que ellos se portarían mal y eso nos da gracia a Alek, Zane, Amber y a mi.
- Mami ¿Podemos quedarnos a dormir en casa de los primos hoy? - Preguntan mis hijos - ¡Por fis! - Dicen mostrando todos sus dientesitos.
Miré a Alek un momento pero ambos sonreímos y volvimos a mirarlos.
- Claro, vayan a preparar sus cosas - Dije al fin y ellos saltaron de la alegría y emoción.
- Bien, parece que tendré que comprar pizza - Dice Amber.
- ¡Si! ¡Pizza! - Gritan todos y se van corriendo a preparar sus mochilas con todas sus cosas.
- Lo siento chicos, en serio, lamento que tengan que aguantar todo ese huracán que se les avecina - Dije y Alek asiente.
- Ay tranquilos, no importa. Sé como manejarlos - Dice Amber.
- Bien, sé que están en buenas manos -
- Como siempre -
Los chicos vuelven con todas sus cosas y se van junto a Amber y Zane, nos despedimos todos y nos mirámos con Alek.
- Bien, Alphita... Hay casa sola... - Dije con un tono de voz más provocativo mientras me giraba entre sus brazos y rodeaba su cuellos con mis brazos a la vez que me acercaba a sus labios rozándolos con los míos.
- Que se queden dos días con ellos... quiero aprovechar... - Gruñe Alek y seguido me besa con intensidad.
Así si da gusto que los niños estén con sus tíos.
Fin
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