5
24 de diciembre, Noche Buena.
Noche Buena, día en el que las familias se reúnen para celebrar el nacimiento del Niño Jesús. Es en estas fechas cuando la unión es lo que más se aprovecha porque durante el año es muy poco probable que se unan mucho. Todos se reunirían en la casa de los padres de Blaze, la cual era enorme, tenía un espacio donde podían correr y jugar con la nieve. Allí se reunirían el grupo de amigos junto con los padres de cada uno.
Shadow se encontraba sentado en medio de sus padres, estos le preguntaban por su vida en la ciudad donde vivía y cómo le iba en su trabajo. El erizo azabache contestaba a cada una de sus preguntas hasta que llegaron al tema de su vida amorosa.
—¿Conociste a alguien allá?—preguntó su madre mirándolo con curiosidad—.
—No.—contestó incómodo—.
De verdad no le gustaba este tema por el simple hecho de que no quería contestar: "Solo me gusta una chica". Y es la misma que captó su atención al entrar a la sala con un vestido azul que llegaba a sus rodillas, su cabello rojizo estaba recogido en una coleta baja. Estaba más que hermosa. Se sintió cautivado por ella, entonces, cuando sus miradas se encontraron sintió como su corazón latía rápidamente, ella también lo miraba y le brindó una sonrisa en señal de saludo para luego desaparecer del área.
—¿Shadow?—llamó su padre. El chico volvió al mundo y miró a ambos adultos. Carraspeó incómodo y con un leve sonrojo en sus mejillas—.
—Disculpen. ¿Qué me decían?
Su madre rió y acarició su mejilla con cariño.
—Nada cariño, no era nada importante.
Sally se encontraba abrazando a su madre con fuerza, la había extrañado mucho a pesar de que fue a verla hace una semana. Estaba tan acostumbrada a verla seguido que ahora con su trabajo no podía sacarse mucho tiempo libre. Es por eso que adoraba las épocas navideñas.
Se separó de ella y la miró con amor y cariño, amaba demasiado a su madre y siempre velaba por ella tal y como lo hizo cuando era niña e incluso de adulta.
—Te extrañé mucho mamá, vente a vivir conmigo.—dijo haciendo un puchero, causando que su madre riera—No da risa mamá...
—Mi vida, puedes visitarme y quedarte en mi casa cuando quieras, después de todo también era y siempre será tu casa.
—Si cierto...aún así te extrañé.
Cuando Sally se encontraba con su madre podía actuar como una niña pequeña en busca de la atención de su progenitora. Solo tenía ese comportamiento con ella y se sentía agradable.
Se disculpó con su madre debido a que quería ir al baño. Empezó a caminar hacia las escaleras de la gran casa y las subió para luego dirigirse hacia el baño, mientras caminaba pensaba en el chico de ojos rojos con el cual había conectado miradas hace unos minutos. Se veía tan guapo vestido de manera formal, admitía que le gustaba verlo de esa manera, tan varonil y más si se quitaba el saco, dejando a la vista su camisa blanca. Se sonrojó debido a sus pensamientos tan pecaminosos, a veces se sentía una adolescente explorando cosas nuevas.
Llegó a la puerta del baño y cuando iba a abrirla, ésta terminó abriéndose dejando ver a Shadow. Él se detuvo al encontrarse frente a frente con ella, aunque trataba de disimularlo, su cara estaba llena de sorpresa. Ambos, al verse, sintieron todo lo que trataban de esconder, todo lo que les tenía pensando al otro.
La chica lo miraba fijamente, estaba frente a ella, podía oler su perfume y era el mismo que usaba hace tres años. Ese perfume que tanto le gustaba, con el que se deleitaba cuando estaba junto a él, cuando lo abrazaba y él la rodeaba con sus brazos. Dios, lo extrañaba tanto. Estuvo dispuesta a abrazarlo si no fuera porque su lado racional aún estaba con ella.
Shadow en cambio, sentía la necesidad de besarla, algo que nunca había hecho en sus tiempos de romance juvenil. Estaba tan hermosa, sus ojos azules lo hipnotizaba, estaba frente a él y la quería junto a él.
Sally se quitó del medio para que el chico pudiera pasar. No sabía qué decirle o de qué hablarle. ¿Debía hablarle? Actuaban como desconocidos. Y Justo cuando vio que el chico pasó por su lado sin decirle nada, cuando vio su espalda, ella suspiró.
—¿Porque nos distanciamos?—preguntó en voz alta.—.
Shadow se detuvo abriendo sus ojos ante la pregunta de la chica. Se volteó para mirarla, ella se encontraba parada en el mismo lugar apretando con fuerza su vestido tratando de calmar sus sentimientos negativos. Su mirada bajó al suelo y luego, sin decir nada, se metió al baño cerrando con seguro. Shadow quiso ir hacia ella pero suponía que quería un momento a solas. Entonces se acordó que ella odiaba la soledad, nunca le confirmo algo pero pudo notarlo por sus acciones en el pasado y aunque no sabe la razón nunca se metió en ello, pero no sabía qué hacer, no sabía qué podía decirle. ¿Que aún la quería? ¿Y si solo lo dijo porque quería volver a ser su amiga en vez de interes amoroso? Estaba confundido.
Sally en cambio se encontraba adentro del baño mirándose en el espejo. Se sentía avergonzada por su arrebato, pensó en voz alta y ahora quedó como una completa estúpida en frente del chico que le gustaba. Odiaba ser así, ser tan impulsiva y distraída. Lloriqueo dando patadas en el suelo, tal cual como niña pequeña haciendo berrinche. No sabía cómo lo miraría a la cara después de esa escena típica de historias o películas clichés. Sin embargo, se aseguraría de mantenerse lo más alejada posible hasta que llegara la hora de entregar los regalos.
La hora de entrega de regalos llegó a la media noche. Todos empezaron a entregar los regalos y mientras hacían eso, Sally y Shadow se daban miradas inocentes. Aunque la chica no quería mirarlo, no podía evitar que su cuerpo y su corazón la traicionaran para volver a colocar sus ojos en el chico. Éste tampoco se quedaba atrás y en algunas ocasiones conectaban sus miradas.
Cuando llegó el turno de Sally le entregó a cada uno sus regalos que con tanto cariño había comprado. Al llegar el turno de entregarle a Shadow, este se levantó se levantó de su lugar tratando de disimular la emoción de que no se había olvidado de él. Ella le extendió la caja con el regalo adentro y cuando él la agarró, ella le sonrió.
—Feliz Navidad.—felicitó ella. Shadow la miró y quiso abrazarla pero seria muy raro para todo que el tomara el primero paso y no quería que nadie le preguntase—.
—Feliz Navidad y...Gracias.
Sally asintió y se fue a entregar los demás regalos, sentía vergüenza e incomodidad. Dios, había demasiada tensión entre ellos.
Al momento que llegó el turno de Shadow, este se tomó la oportunidad de darle el regalo a la chica como último. Cuando se acercó a ella, le entregó la caja que contenía el obsequio que sabía lo mucho que le gustaría. Ella lo agarró y observó la caja con curiosidad, la abrió y al ver lo que tejas en su interior abrió sus ojos a la par, su cara llena de sorpresa fue lo que Shadow esperaba. Lo que si no esperaba es que la chica lo abrazó con alegría y fue lo que realmente hizo. Él estaba atónito ante la acción de la chica pero se dijo a sí mismo que debía aprovechar cada segundo así que le correspondió el abrazo.
Todos los presentes miraban sonrientes la escena. Los más jóvenes se miraron entre ellos, hablándose con la mirada pues les recordaba a los tiempos donde su amor se podía notar y ellos lo dejaban salir a flote. Sabían que aún se querían y ese abrazo era un avance para que dejaran la tensión de por medio.
Los padres de Shadow se miraron con una sonrisa, pues ya sabían que a quien su hijo quería era a esa joven hermosa. La madre de Sally miraba con una sonrisa la escena, sabía que su hija quería a ese chico y aunque aún sentía un leve rencor por haberla hecho llorar al irse, sabía que era el indicado para ella pues eran sentimientos mutuos.
Ambos se separaron, se miraron fijamente a los ojos. Ella le brindó una sonrisa llena de alegría, no había ninguna pizca de incomodidad, no había tensión entre ellos. Solo estaba dejando salir lo que en realidad sentían sin darse cuenta.
—Muchas gracias Shadow yo...yo quería esto desde hace mucho. Me alegra que...me lo hayas regalado tú.—eran palabras sinceras, se aferraba a esa caja que contenía en su interior la caja musical que tanto anhelaba—.
Shadow se sonrojó ante sus palabras, esa chica pronto lo mataría con solo hablar, su corazón latía rápidamente.
—N-No es nada...yo...me alegro que te haya gustado.
—Bueno, es momento de besarse ¿No?—comentó Sonic sacándolos de su burbuja. Todos lo miraron con ganas de matarlo, mientras que los otros dos estaban avergonzados—¿Que?
—¡Eres un imprudente!—regaño la madre de Sonic—.
Sonic y Sally iban de camino a su casa en silencio. Mientras que Sonic conducía, Sally miraba por la ventanilla del auto las calles solitarias en medio de la madrugada junto a los faroles prendidos. A decir verdad, la noticia que recibió Sally la dejó con muchas cosas que pensar y le afectó mucho.
—Sally...¿Podrías al menos decir algo?—pidió el cobalto con desespero—.
—¿Qué quieres que diga..? Necesito procesar que me quedaré sola en esa casa...ah, y que no me habías dicho nada.—a este punto Sally se encontraba fuera de sus casillas, cuando estaba cansada y tenía mucho sueño se ponía así dependiendo de la noticia—.
—Porque era una sorpresa...nunca pensé que te pondrías así...pensé que estarías feliz por Amy y por mi.
Sally no dijo nada, solo se acomodó mejor en su asiento mientras deseaba con todas sus fuerzas llegar a su hogar. Ya cuando pudiera descansar podría hablar tranquilamente con Sonic, sin hablarle de mala forma o hacerlo sentir mal. Ella no era perfecta y tenía sus errores de personalidad. Por lo que era mejor quedarse callada y no dar su opinión. Sabía que el silencio también era un método que haría sentir mal a Sonic pero era mucho mejor así que hacerle entender con palabras que no estaba tan alegre por la noticia.
No quería quedarse sola, no quería alejarse de su mejor amigo. Era muy egoísta de su parte, lo sabía. No debía pensar eso, después de todo, Amy y Sonic habían tenido una relación a distancia. Era una buena noticia para todos que Sonic haya conseguido un buen trabajo en Athens para poder estar con Amy. Pero...¿Y entonces? No estaba acostumbrada a estar sola, la compañía de alguien siempre le venía perfecto. Odiaba la soledad. Y ahora que su mejor amigo se iría de la casa...¿Que haría?
Tomar la opción de irse a vivir con su madre nuevamente. Si, suponía que eso era lo mejor. Después de todo podia hacerlo cuando quisiera. No iba a soportar ver la casa sola, no quería volver a sentir que nadie estaba con ella. Se sentía muy inmadura, quizás era el sueño porque lo último que recuerda era la oscuridad.
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