XXX ━━ CHILDBED AND THE TRAGEDY I
Si Dios realmente existía, cosa que Deamon jamás había puesto en duda porque de pequeño se le había inculcado la fe cristiana, independientemente de si había desviado el camino en innumerables ocasiones, de seguro le gustaba ver al mayor de los Hills en un colapso nervioso o al borde de la desgracia, quizás le divertía la situación actual en la que Deamon estaba, por lo que ahora debía de estarse riendo con sus arcángeles del como el rubio estaba a nada de llorar porque adentro del quirófano de San Mungo, su madre estaba en labor de parto. Devon estaba dentro, medio drogado, pero presente.
Devon Hills jamás había sido un padre ausente, aunque estuviera al borde de una sobredosis y en plena crisis psicótica, nunca dejaba a sus hijos de lado y menos ahora que estaba por ser padre de dos gemelos o gemelas. Quizás eran más cargas, más responsabilidades, pero eso no importaba, hacer el doble de esfuerzo valía la pena por sus hijos y Deamon creía que él también podía esforzarse, pero había roto su sobriedad ese mismo día y todavía presentía que algo malo estaba por ocurrir.
Los jadeos de Alina se escuchaban desde la sala de espera, los chillidos de Devon eran incluso más sonoros que los de su madre, cosa que no le sorprendía ni a él ni a Christopher.
── ¿Cómo crees que se llamen los bebés? ── preguntó Chris para liberar un poco el ambiente de la tensión ──. Si son niños, quizás Charles y Friedrich.
── ¿Qué sigue? ¿Voltaire? ¿Montesquieu? No seas ridículo, no van a ponerles nombres de historiadores o filósofos, mejor busca información de gente que ha muerto por sobredosis y luego busca el nombre de algún familiar que intentó ayudarle. Es muy Hills eso ¿Sabes?
── ¿Consumiste algo antes de venir aquí? ── inquirió el menor, alzando una ceja.
── ¡Oh, vamos! Tú mismo me encontraste bajo las gradas fumándome unos Pall Mall, no fue solo uno.
Los minutos seguían avanzando y nadie salía a dar las buenas nuevas o las pésimas noticias, quizás los bebés no lograron sobrevivir por las complicaciones del embarazo o las drogas que se metía Devon, solo pensar en eso le daba escalofríos a Deamon.
── Creo que, si son niñas, debemos ponerles algún nombre que haya marcado realmente, pero no se me ocurre ninguno.
── Yo digo que robemos nombres de algún libro, no sé, hay bastantes ── murmuró Deamon ──. Catelyn y Tywin Hills no suenan mal.
No, no sonaban mal, pero ninguno de los dos sabía qué les esperaba cuando entraran a ver a su madre y a los bebés, estaban completamente ansiosos por saber qué estaba sucediendo dentro del quirófano, pero el sueño venció a Deamon.
Abrió los ojos, pero no estaba en San Mungo, era más bien una especie de funeral donde todos lloraban, menos él, no comprendía qué estaba sucediendo, ni siquiera sabía a quién estaban velando, hasta que se asomó al ataúd encontrándose consigo mismo dentro ¿Era el efecto de no haberse drogado por seis meses y luego de golpe fumarse más de tres Pall Mall? Tal vez solo era una pesadilla causada por el estrés y la impaciencia de ver a Alina.
── ¡Deamon! ── escuchó que llamaban, y volvió a cerrar fuertemente los ojos para despertar en la sala de espera del hospital ──. Te he estado tratando de despertar durante varios minutos, a mamá ya la han llevado a una habitación normal, podemos ir a verla a ella y a las niñas.
¿Eran niñas? Genial, a la familia Hills le hacían falta, Deamon no podía ir con Christopher o Devon y contarles que creía estar enamorado sin que se rieran o le dijeran algo estúpido, incluso si ellos dos también lo estaban, pero tampoco podría confesárselo a Alina porque le diría todos los pros y los contras de esa situación.
── Tuve una pesadilla ── soltó mientras lo abrazaba ──. No me quiero morir todavía.
── Creo que nadie realmente quiere eso, Deamy.
Ni siquiera se molestó por el tonto apodo, solamente se limitó a abrazar a su hermano menor buscando consuelo mientras este le sobaba la espalda, cualquiera que no los conociera diría que Christopher era el mayor de los dos hermanos y que era demasiado afectivo, mientras que las personas que sí los conocían, sabían que ninguno tenía la suficiente responsabilidad afectiva a menos que la persona fuese Acacia Black.
── Ven, vamos a ver a mamá.
── Debe odiarme porque mientras ella pujaba, yo me andaba fumando un Pall Mall ── murmuró.
── Oye, mamá nos ama sin importar qué, te ama demasiado que fue la primera en aceptar que también te gustan los chicos.
── ¿Quién dijo que me gustan? ¡Menciona uno!
── Te puedo mencionar a tres ── aquello hizo palidecer al rubio que era guiado por su hermano por un pasillo hasta una habitación ──. River Phoenix, ese chico de Slytherin que jugaba al Quidditch...
── ¡No me recuerdes eso! Tenía doce y Adrian Pucey se me hacía lindo, no sabía que era pansexual en ese entonces ¿De acuerdo? Ya, continúa.
──... y por supuesto, no puede faltar nuestro chico estrella...
── ¡Nunca me ha gustado Potter! ── saltó a la defensiva.
── Cierra la boca, idiota ── regañó el más bajo ──. Hablaba de Kang Hajoon.
── Ah... ese. Todavía tengo traumas con su existencia, nunca debí salvarlo del dementor, casi me quitan mi varita en el ministerio.
Unos llantos se escuchaban dentro de la habitación, ambos hermanos se miraron y tomaron la decisión de golpear antes de girar el picaporte. La voz de su padre les dio la seguridad de abrir la puerta, encontrándose con Devon y su madre en una bonita situación que antes nunca habían visto, de verdad se veían como una pareja que se amaban pese a las dificultades de la vida, el hombre abrazaba cuidadosamente a la pelirroja mientras que ella intentaba demostrarle el mismo afecto mientras sostenía a una de las bebés, la otra estaba reposando descuidadamente en uno de los brazos libres de Devon.
── Pero... ¿Qué demonios te pasa? ¿Cómo vas a tener a un bebé así, papá? ── Deamon entró en pánico, quizás por los efectos de la abstinencia o por su intento de faceta de hermano mayor ejemplar con poca responsabilidad afectiva.
Le arrebató a su hermana y la cargó con demasiado cuidado y suavidad. Era demasiado bonita y en cierto punto, se parecía a él, era rubia y muy frágil ante sus ojos. Christopher también cargó a la otra bebé, la cual se parecía a él ya que era más o menos castaña. Sus deditos eran muy pequeños, ambos creían que si las tocaban mucho tiempo irían a romperse.
── Vaya, creí que sentirían rechazo, al menos por parte de Deamon ── masculló Alina. El chico la miró ofendido, jamás podría hacer tal cosa con su familia, quizás con Christopher de vez en cuando, pero ver a sus hermanas era una cosa distinta.
── Presiento que Deamon será el más apegado a ellas.
── Yo presiento que alguien se va a morir ── susurró él.
La paz nunca se había sentido tan irreal, quizás porque casi nunca podía llegar a ser eterna, porque en cuanto un sanador apareció por la puerta con una carta para Christopher, todo cobró sentido.
── ¿Qué pasa? ── dijo Alina al ver su cara. El menor le devolvió la bebé a su madre, porque estaba seguro de que se le caería en cualquier momento.
── Cedric Diggory está muerto.
Eso era lo que tanto temía.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro