Aquella clase había sido bastante reveladora, de seguro sus compañeros ahora pensaban que estaba loco, que debía de estar encerrado en una institución de salud mental por sus idioteces y decir que se mantenía con vida solo por seis razones cuando había muchas cosas por las cuales seguir, la vida daba infinidades de oportunidades, pero Deamon parecía no aprovechar absolutamente ninguna de ellas.

── Halloween se acerca, solo quedan dos días ¡Es emocionante! Pronto sabremos quienes serán los campeones de cada colegio ¿Crees que sea Cedric uno de ellos? Sería todo un orgullo para Hogwarts y para nuestra casa ── Acacia estaba muy emocionada con el torneo, se podía decir que daba brincos de solo imaginar todas las pruebas y quienes irían a participar.

── Christopher te tiene una sorpresa para el treinta, no se lo digas y finge para no romperle el corazón.

── ¡Deamon! Arruinar las sorpresas no es lindo, además ¿Tú también finges para no romperle el corazón a las personas? ¡Oh por Merlín santo! ¿Nuestra amistad es una vil mentira?

Deamon se golpeó la frente con la palma de su mano, haciendo un ruido bastante doloroso y no solo el sonido había sido así, el golpe también.

── No empieces Black.

── Bueno, es que lo que dijiste...

── Puedo pretender muchas cosas, menos que te quiero, creo que eso ya era obvio ¿No? Solo no pienses que te estoy mintiendo, eres mi mejor amiga, nuestra amistad jamás ha sido una farsa.

Acacia lo miró y sonrió, aunque no estaba convencida, si su amistad era genuina ¿Por qué le había estado ocultando que se drogaba? Si tanto la quería ¿Por qué le había mentido? No podía sacarse esos pensamientos de su cabeza, porque Acacia quería ayudarlo, pero no podía hacerlo si Deamon ya no le contaba nada.

── ¿También vas a pretender que no te drogas? ── soltó la muchacha, siendo algo imprudente. Deamon palideció, mirándola asustado, casi con angustia. El chico estaba comenzando a hiperventilarse ──. No puedes ocultarlo todo, Hogwarts nunca ha sido seguro.

── ¿Quién te lo dijo? ¿Fue Christopher?

── Eso no importa, y no, él ni siquiera habla mucho de ti cuando está conmigo. Lo que de verdad tiene importancia es que me lo has estado ocultando todo este tiempo cuando soy tu amiga ¿Ya no confías en mí?

Vamos, era Acacia Black, por supuesto que Deamon confiaba en ella, pondría su vida en sus manos de ser necesario, pero no quería que se metiera a resolver problemas ajenos cuando ella también tenía los propios. Sería un egoísta si solo pensara en él mismo y no en ella, por eso no le había dicho nada.

── Sí lo hago, pero esto es asunto mío. Mis padres no lo sabrían de no ser por Abbott, ella se lo dijo a mi papá y ya sabes que él no sabe guardar secretos, se le escapó un día estando en la oficina de mi mamá. Otra razón más para ir a terapia con otro drogadicto todos los miércoles después de clases. Y sé que estás dolida, pero tienes que entenderme.

── ¿Entenderte? ¡Solo di que no confías en mí!

── ¡Perdóname por no querer arruinar tu vida con mis malditos problemas, Acacia! No te dije una mierda de esto porque no quiero preocuparte, tienes toda una vida por delante, no puedes detenerte solo por mí.

Los ojos de ambos comenzaban a arder a causa de las lágrimas que amenazaban con derramarse de sus ojos. Qué patéticos se veían estando bastante lejos de los demás, a nada de romperse en llanto.

── Pero tú te has detenido muchas veces por mí, es justo que yo también lo haga.

── Acacia, sé que tienes buenas intenciones y sé cuánto me quieres, pero esto es completamente diferente. No es un simple bajón, no es algo del momento, debes de saber que una adicción no desaparece de la noche a la mañana, toma años o toda una vida ── la rubia mantenía su boca cerrada, no quería sollozar ahí mismo.

Dios, era la primera vez que su sonrisa se borraba de forma genuina, no era una tristeza falsa, Acacia se había quebrado y puede que Deamon también.

── Eres mi hermano, no voy a dejarte solo en esto ── aseguró con firmeza, pero no era verdad.

Él no era su hermano, y ella no podría cargar con éltoda la vida.

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── This is Halloween, this is Halloween ── canturreó Acacia. El día previo, su novio le había regalado una calabaza de plástico abarrotada de dulces solo para ella, aunque Deamon también había probado algunos cuantos ── ¡Qué emoción! Falta muy poco para que el cáliz expulse los nombres de los campeones, de seguro ese Viktor Krum termina siendo elegido.

Deamon no sabía nada de Quidditch, por lo que no lo conocía más allá de la vez que se presentaron los colegios extranjeros para el torneo. A diferencia de su primo Ron, que amaba al jugador, cosa que rozaba más allá de la admiración o el fanatismo.

── Es de mi agrado... ── pero la mente de Deamon realmente no estaba allí.

Tenía sueño, no había tomado café en dos días, su calcetín no estaba acomodado como debería y tenía migraña. Quizás se fumaría un cigarro cuando todo el asunto de las elecciones terminara y se iría a dormir a temprano.

El cáliz comenzó a lanzar llamas de colores azules, listo para expulsar los nombres de los concursantes. El primero salió de las llamas, aterrizando en la palma de Albus Dumbledore. Era un papel con forma circular, se notaba quemado, pero el color celeste se apreciaba en algunas partes.

── ¡Fleur Delacour! ── anunció el anciano. Una muchacha rubia se levantó con aplausos y vítores, era bellísima ante los ojos de Deamon.

Fleur era demasiado hermosa, tanto que Hills no pudo despegar sus ojos de ella, su elegante postura y la cara triunfadora cuando fue nombrada. Era fascinante, deslumbraba a cualquiera al pasar, Fleur tenía un encanto particular, de eso no había duda.

── ¿Ella te llama la atención? Bueno, es demasiado linda.

── Sí, es muy bonita, no hay cómo negarlo ── declaró el rubio, sonriendo pese al dolor de cabeza.

── Si Kang Hajoon escucha eso...

── ¿A quién le importa si lo escucha o no? Es cosa mía si encuentro a alguien atractivo, no es como si él y yo estuviésemos saliendo.

Acacia lo meditó un instante.

── Tienes razón, lo siento.

Luego de que Viktor Krum y Cedric Diggory fuesen seleccionados, todo estaba listo para finalizar, pero el cáliz volvió a iluminarse con llameantes flamas azules, expulsando un cuarto papel.

── Harry Potter ── leyó Dumbledore. Y con calma, le preguntó al desconcertado muchacho ── ¿Qué significa esto Harry?

Potter estaba bastante confundido, él no había puesto su nombre en el cáliz porque era imposible teniendo en cuenta el límite de edad que el mismo Dumbledore había puesto, le habría sucedido lo mismo que a sus primos, los gemelos Weasley, de ser así.

── Yo... ── pero no hablar era muy humillante.

── ¿Qué acaba de pasar? ── dijo Acacia, igual de confundida que todos.

── ¡La profesora Hills se ha desmayado! ── alertó Trelawney.

Deamon mandó todo a la mierda en cuanto escuchó eso. Se levantó como pudo y dando zancadas se fue acercando para socorrer a su madre que yacía en los delgados brazos de Devon. No supo qué ocurrió después con el torneo y Harry Potter, su mente se nubló, Alina era lo único que le importaba.