XLV ━━ THE TRAGEDY III
Tras leer una y otra vez la respuesta que escribió para Kang Hajoon, Deamon sacó a la lechuza de su padre y envió la carta a dónde quiera que viviera el asiático y se sentó en su cama, mirando hacia la ventana con la esperanza de que todo eso sirviera para construir un futuro mejor. Arreglar su situación con Hajoon era una de las últimas cosas que quería hacer antes de comenzar con la rehabilitación. Había reflexionado bastante durante ese tiempo en sobriedad y gracias a las conversaciones con su padre, Deamon había comenzado a ceder ante la idea de buscar ayuda y de hablar las cosas con mayor claridad con Hajoon, enfrentando de alguna manera sus propios problemas personales para poder eliminar todo pensamiento negativo y el rastro del autodesprecio que se había infundado así mismo.
Pero ¿quién tenía tiempo para eso cuando septiembre estaba a la vuelta de la esquina? Hogwarts le esperaba con las puertas abiertas, pero Deamon no quería dar ni un paso hasta el castillo cuando estaba ante la toma de decisiones más crucial de su vida. ¿Debía continuar con sus malos hábitos o era hora de embarcarse en nuevo viaje para tomar la rehabilitación que su padre no era capaz de aceptar y así cambiar la trayectoria de su vida? Había pensado tanto en las posibilidades, y aunque en conversaciones con su madre lo había rechazado hasta el cansancio, cada vez que hablaba con su padre consideraba más la idea de la rehabilitación y de mejorar su salud. Tampoco podía negar que la carta que había recibido por parte de Kang Hajoon le había despertado una nueva esperanza llenándolo de determinación para tomar un camino decisivo que cambiaría la vida que llevaba desde los trece años y así poder hacerle cara a sus propios sentimientos y a ese pasado que lo envolvía como una sombra desoladora y persistente. Ya no podía permitirse los lujos de cometer más errores para luego hundirse de nuevo por culpa de ellos, por su propia culpa.
── ¿Papá? ── Deamon bajó las escaleras hasta la salita de estar. Llevaban cuatro días sin Alina, pero comenzaban a acostumbrarse a su ausencia ──. Chris, ¿has visto a mi papá?
Christopher había regresado esa misma mañana a casa luego de haber pasado casi dos días en el hogar de Acacia, su novia, aunque en realidad era la casa de la tía de ella. Andrómeda Tonks amaba a los niños Hills, siempre había sido una mujer cariñosa y comprensiva con ambos.
── Fue a comprar al pueblo ── informó el menor quien, sentado, tenía a Catelyn en brazos mientras le daba el biberón. La otra bebé estaba durmiendo en la cuna a su lado ── ¿Por qué? ¿Ocurre algo?
── No, no, es que quería hablar con mi papá sobre algo, pero ¿no te molesta que te hable a ti entonces? Es que sé que debería decirles a nuestros padres primero porque ellos son los adultos, ellos saben lo que debería hacer, pero no quiero esperar a que lleguen ── Christopher lo detuvo con una sola mirada.
── Ve al grano, Deamon, en serio que a mí no me molesta que me cuentes tus cosas, es bueno conversar como hermanos de vez en cuando, siempre que hablamos es como si fuéramos dos desconocidos en lugar de lo que en verdad somos. Tenemos la misma sangre, no podemos seguir comportándonos como si fuésemos extraños.
Deamon asintió, mordiéndose los labios un poco, sacándose un poco de sangre, pero lamió con rapidez la zona afectada antes de que su hermano lo notara.
── Bueno, entonces iré al grano ── dijo, sentándose en el suelo. Nunca abandonaría por completo los viejos hábitos ──. Quiero internarme en un centro de rehabilitación para poder dejar atrás mis adicciones, no quiero recaer ahora que llevo casi dos meses sobrio sin consumir ni una sola sustancia.
── ¿Lo dices en serio? ── preguntó Christopher, casi soltando el biberón de Catelyn, sintiéndose un poco desconcertado ante los deseos que había expresado su hermano ── ¿Y crees que funcionará? Nuestro padre ya falló en eso y no sabemos si tú podrás aguantar más de tres meses sin drogarte, no sé qué tan positivo sea que te internes, quizás mamá tenga otra alternativa... hermano no necesitas encerrarte para superar tus adicciones.
── Sabes que sí, no puedo seguir así, en cualquier momento voy a recaer y ninguno de nosotros queremos eso. Además, que papá haya fallado no quiere decir que yo igual, no quiero seguir sus mismos pasos y sé que tampoco es culpa suya, pero no me convertiré en un Devon número dos. Estoy muy decidido a hacer esto y lo haré bien, créeme.
Christopher sabía que era cierto, que ya era hora de que Deamon sentara cabeza y comenzara a hacer cambios más significativos y positivos en su propia vida por el bien común de los que amaba y el bien suyo. Así que, si su hermano mayor estaba determinado a tomar un camino más sano y honesto, lo apoyaría.
── Bueno, siempre me tendrás a mí, así que tienes todo mi apoyo. Nuestros padres y yo nos encargaremos de las gemelas y de los gatitos de Canopus y de ella, obvio, así que tú solo céntrate en solucionar tus cosas con Kang Hajoon y luego tienes esta misma conversación con Dumbledore para que te dé el pase libre a que hagas exámenes fuera de Hogwarts para cuando sea tu graduación, puedas graduarte con Acacia y con Hajoon, incluso con nuestro primo Ron.
Deamon sonrió al oír las palabras de su hermano y lo habría abrazado de no ser por la pequeña Catelyn que colgaba de los brazos de Christopher.
── Gracias, sabía que no me dejarías solo ahora que voy a cambiar mis malos hábitos y que comenzaré a hacer algo mejor con mi vida en lugar de drogarme. Por eso quiero iniciar con la rehabilitación, para ser una mejor persona y un mejor hermano, un mejor hijo y amigo.
Toda su vida se había sentido así, abandonado aun cuando tenía a mucha gente a su alrededor que velaba por él, pero ahora, por primera vez en años se daba cuenta de que había estado equivocado todo ese tiempo. Jamás estuvo solo, nunca lo habían abandonado a su suerte. Estaba más acompañado que antes, pero se había cegado y recién estaba dándose cuenta de eso.
── Ni yo ni nuestros padres van a dejarte solo Deamon, hasta Hajoon estaría dispuesto a acompañarte en tu proceso de recuperación. Cree lo que te digo, él y nosotros junto con Acacia te amamos, hermano y nunca te dejaríamos solo. Tendríamos que morir antes de desampararte ── la sola idea de que murieran le causaba un pavor enorme, pero él estaba tan convencido de que sería el primero en morir, que ya ni siquiera se asustaba.
No quería morir joven, pero tampoco quería que las personas que amaba lo hicieran.
── ¿Recuerdas cuando éramos más pequeños y dijiste que matarías a cualquiera que me hiciera daño? Eso no fue muy niño tímido nerd de tu parte.
── Deamon, tenía cinco años y eras una especie de modelo a seguir para mí ── aquel recordatorio fue como una daga en su corazón, porque ahora definitivamente Deamon no era alguien a quien admirar ──. Todavía lo eres.
── ¿En qué sentido? ¿Te quieres drogar también?
── ¡No, tonto! Admiro tu forma de no rendirte incluso cuando has cometido errores, estás tratando de enmendar las cosas y eso es genial, hermano.
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── ¿Recuerdan esa vez que quise enseñarles Christiane F cuando tenían como ocho años? ── Devon había regresado del pueblo con más suministros y cosas para las bebés ──. Esa película cambió mi vida.
Había sido una tarde larguísima, pero ahora se hallaban cenando frente a la televisión muggle que tenían en la salita de estar mientras en ella se reproducía la película que Devon había mencionado.
── Yo tenía siete ── le recordó Christopher a su padre.
── Bueno, esa película también me hizo ver la vida de una manera más distorsionada, quizás por eso terminé como lo hice ── murmuró Deamon, bromeando ──. Solo estoy jugando, no iba a influenciarme una película sobre drogas.
── Yo no estaría tan seguro... ── murmuró Devon ──... pero olvidémonos de eso por ahora.
Ambos adolescentes asintieron descoordinadamente y continuaron mirando la pantalla con las imágenes grotescas de la película. A veces solo necesitaban eso y nada más. Compartir una tarde agradable con su padre mentalmente inestable mientras esperaban algo que sentían que jamás llegaría.
── ¿La chimenea está encendida? ── susurró Deamon, sintiendo un calor distinto al que estaba acostumbrado.
── Se supone que sí, ¿por qué? ── dijo su hermano, sin mirarlo pues estaba concentrado en la televisión.
── Algo no anda bien, lo siento aquí ── dijo, tocando su corazón ──. No sé qué es, pero no creo que sea nada bueno.
¿Paranoia a causa de su abstinencia? No lo sabía con exactitud, había tenido efectos secundarios durante ese mes y medio, incluso había vomitado y experimentado pequeños temblores por culpa de su resistencia a consumir una vez más las drogas, y aunque siempre había padecido de problemas de sueño excesivo, ahora se despertaba más seguido por las noches. Su ansiedad estaba un poco más controlada, aunque sus pensamientos intrusivos lo llevaban a hacer cosas impulsivas, había algo que no lo dejaba en paz y estaba tan convencido que era todo causa de la abstinencia a las drogas que ya no se preocupaba en lo más mínimo por lo que podría llegar a pasar en el futuro porque solo eran efectos colaterales, no una sensación genuina de peligro inminente. Y aunque las alucinaciones seguían presentes como un efecto de su gran resistencia a consumir una vez más las metanfetaminas, Deamon sabía que lo que veía no era real porque algo se lo gritaba en la cabeza. Solo debía seguir su curso y no recaer, aunque le costara demasiado hacer eso ya que al alucinar constantemente se dejaba llevar por lo que su cerebro creía que estaba viendo y actuaba en consecuencia a lo que veía y al temor que le provocaban las supuestas imágenes que su mente reproducía una y otra vez.
── Chris, dime que las llamas de la chimenea no son de color verde y que solo estoy alucinando ── murmuró Deamon, diciéndoselo a su hermano porque era el único limpio en la casa que era consciente, sus hermanas eran bebés y su padre no estaba para nada sobrio.
── No estás alucinando ── susurró Chris, con cierto temor en su voz ──, porque yo también veo las llamas de color verde.
Al oír eso, incluso Devon miró a la chimenea percatándose de que ya no solo había llamas de un color verde esmeralda, sino que también una figura que ellos conocían bien se hacía presente en el fuego.
Arthur Weasley, el hermano mayor de Alina se había transportado por medio de polvos flu hasta su hogar en Dunkeld. Su rostro estaba contrariado, sombrío, como si hubiese algo que lo afligía. Su aspecto era muchísimo peor que el de Devon y Deamon juntos cuando se encontraban drogados. Algo no andaba bien y los tres lo sabían, lo podían notar con solo mirarlo. Arthur jamás visitaba su hogar, y aunque era muy unido a su hermana, nunca había ido a ver a sus sobrinos ni a su cuñado debido al rechazo discreto que sentía por los dos drogadictos que estaban bajo el cuidado de Alina.
── Hola ── dijo apenas los vio ──. No pensé que estarían juntos.
Aunque en realidad eran cinco con las gemelas que dormían en sus cunas, apegadas al sillón en el que estaban los tres.
── ¿Qué pasa, Arthur? ¿Qué haces aquí? ── inquirió Devon, levantándose del sillón mientras entrecerraba los ojos, desconfiado de la repentina aparición de su cuñado.
¿Por qué no había utilizado la aparición? ¿Por qué había recurrido a los polvos flu? Quizás no estaba lo suficiente centrado como para aparecerse de la manera tradicional y su único recurso viable había sido el uso de los polvos.
── Creo que es apropiado que sea yo, como el hermano de Alina quien les informe de lo que sucedió, y dios mío, lo siento tanto por lo que les diré porque créanme que estoy tan desconsolado que estoy aquí solo por la adrenalina que me invadió cuando me avisaron de que tenía que ser yo quien les contara.
── No te estamos entendiendo tío, ¿qué se supone que nos debes de contar? ── Deamon también se había levantado, seguido por Christopher ── ¡Responde tío!
── En serio lo siento tanto, juro que intenté detenerla y que no fuera porque sabía lo peligroso que era tratar de infiltrarse en los lugares donde se supone que los mortífagos se reúnen con Quién-Ya-Saben para poder obtener más información sobre los futuros planes que tienen para iniciar una guerra en el mundo mágico, pero Alina no quiso escucharme y fue sola con una varita y un disfraz que ella creyó que sería convincente, pero no funcionó. La habían descubierto en el primer segundo en que la vieron, pero no hicieron nada hasta ahora. No había forma de que escapara, la habían desarmado para cuando se dio cuenta de que la habían atrapado y no tuvo escapatoria.
── Arthur... ── comenzó Devon, tembloroso. Sentía cómo toda la habitación se volvía borrosa y daba vueltas ante sus ojos, aunque en realidad nada de eso estaba sucediendo ── ¿Qué mierda estás queriéndome decir?
── Alina está muerta, Devon ── confirmó Arthur, con la voz entrecortada ──. Fue asesinada por Thorfinn Rowle siguiendo las órdenes del Innombrable.
── ¿Voldemort dio la orden? ── soltó Deamon sintiendo un dolor fuerte en el pecho al oír la noticia e incrédulo ante la idea de que el mismísimo Innombrable le haya dado importancia a la infiltración de su madre.
Pero es que eso no podía ser cierto, su madre jamás tomaría una decisión impulsiva de ir sola a una misión suicida sabiendo los riesgos que conllevaría hacerlo, sabiendo que debía volver a casa con ellos y las gemelas, quienes la esperaban con ansias a causa de su larga ausencia. Ella para ellos era la mujer más sensata que conocían. No era posible. Alina no podía estar muerta y mucho menos por una acción que no pensó con claridad ¿Cómo la vida iba a ser tan frágil? ¿Cómo es que la habían asesinado, así como así sin que ella hubiese puesto algún tipo de resistencia cuando su madre era una de las mejores duelistas que conocía?
── No, mi mamá no puede estar muerta ── dijo Christopher, abrumado por la noticia mientras su cabeza daba vueltas y le dolía ¿Ahora quién cuidaría de sus hermanitas y de Deamon? ¿Quién velaría por el bienestar de su padre cuando recaía? ──. Ella está bien, nosotros habríamos sentido que algo le pasó, tenemos una conexión inquebrantable...
── Pero yo sí sentí algo ── murmuró Deamon, casi sin poder respirar ante la idea de que su madre estaba muerta.
── Christopher, sé que es difícil asimilarlo, pero es verdad ── Arthur trataba de no llorar, pero era su hermana menor de quien se trataba. Hacerse el fuerte no servía de nada.
── ¿Por qué no la detuviste? ¿Fue el maldito de Dumbledore quién la envió a su muerte? ── Devon sintió sus piernas flaquear como si su mundo se hubiera desmoronado de la noche a la mañana, y tuvo que volver a sentarse en el viejo sillón para no caerse de golpe contra el piso. No podía ser cierto lo que Arthur estaba diciéndoles, Alina no podía simplemente morir así. Se suponía que sería él quien moriría primero a causa de una sobredosis, no ella ──. Dime que estás bromeando Arthur.
Devon le dio una rápida mirada a sus hijitas pequeñas, que dormían sin saber lo que estaba sucediendo a su alrededor, inconscientes de que ahora no tenían una mamá que las cuidara, porque ahora solo los tenían a ellos tres. Su corazón latía con fuerza, como si quisiera salírsele del pecho al darse cuenta de que lo que estaba ocurriendo era real y su esposa de verdad no volvería porque estaba muerta. Tantos años a su lado habían sido borrados tan inesperadamente que no podía simplemente asimilarlo. Todo lo que habían construido, su peculiar familia. Todo hecho añicos ahora que ella no estaba más y él había desperdiciado todo ese tiempo drogándose y siendo más una maldita carga que un esposo.
¿Pero de verdad había muerto?
Un sollozo escapó de los labios de Christopher, desplomándose al suelo al darse cuenta de que su tío no estaba mintiendo, no era una broma de mal gusto. Alina estaba muerta, su madre no regresaría nunca más a casa. Estaban por su cuenta ahora. Deamon estaba otra vez solo y esa soledad no iba a desaparecer jamás.
── Estás mintiendo, mi mamá va a llegar pronto ── dijo Deamon. Estaba en negación, su shock era evidente y se negaba a aceptar lo que Arthur estaba contándoles.
¿Era esa una señal para mandar todo a la mierda y olvidarse de la rehabilitación, luego de haberlo pensado por más de un mes? Alina no habría querido eso, pero ella ya no estaba más ¿Qué sentido tenía luchar por su vida si una de las personas que más amaba ya no podría verlo bien, como cuando era un niño pequeño sin adicciones ni preocupaciones?
── Ojalá fuese una mentira, Deamon, pero no lo es ── sus ojos escocían, lágrimas se acumularon en sus ojos y las sintió rodar por sus mejillas. Aunque se encontraba en negación, una parte de él sabía que era verdad.
¿Qué se suponía que haría ahora? ¿Continuar como si nada o retroceder con el recuerdo de su madre asechándolo? ¿Valía la pena la rehabilitación ahora o simplemente ya no tenía ningún sentido?
── Es culpa de Dumbledore ── sentenció Christopher, aceptando el hecho de que su madre ya no estaba con ellos. Y aunque intentaba recuperarse, su rostro mostraba que eso jamás iría a suceder ──. Siempre es su culpa, hasta con los Potter fue él el responsable.
Si era cierto que Alina estaba muerta, ellos nunca irían a sanar. Deamon sentía que iba a retroceder mil pasos sin ella a su lado, era su madre, la persona que lo animaba a continuar con su vida. ¿Cómo iba a lograr alcanzar la sanación si su guía ya no estaba con él? ¿Cómo iba a ponerse en los hombros la carga familiar sabiendo que estaba igual o peor que su papá? Las bebés no tenían ni idea de lo que iba a suceder una vez que fuesen más grandes, preguntarían por su madre y ellos no tendrían el valor para decirles lo que pasó, al menos Deamon no sabría cómo decírselos.
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