Capítulo 7: Adaptación
No amanecía, aún seguía en mi posición de vigilante, sin dejar de ver por la puerta. Ya me había acostumbrado al olor, no me molestaba en lo más mínimo. Respiraba profundamente, tratando de meditar un poco sobre mi situación actual. Por muchas vueltas que le diera al asunto, siempre llegaba a la conclusión de que estoy jodido. Un gran temor, combinado con odio y tristeza, se hacía presente en mí. Choques de emociones negativas que ocasionaban que mi mano hiciera presión sobre el mango del hacha.
"Quiero hablar contigo." Dije en mi mente, esperando tener una respuesta.
"Si quieres aclarar tus dudas, es mejor que no sepas la respuesta a tus preguntas." Aseguraba el cuervo.
"Aun así, quiero que me las respondas." Le exigí.
"Aquel que obtiene lo que no merece, siempre puede esperar su autodestrucción cuando la verdad le sea imposible de manejar."
"¡Ya deja tu parloteo!"
"Y tú deja de fingir que tienes el rumbo de nuestros diálogos. El que guía nuestra danza sobre el fuego he sido yo. Cada vez que tu cuerpo está por desistir ante las adversidades de este mundo, yo he estado ahí para sacarte del inminente final. Tú debiste haber muerto en varias ocasiones, mas yo he cambiado el juego, salvándote en más de una.
De una estrofa adornaré el cielo y con el ultimo verso te abandonaré, negándote aquel deseo, aquello que se encuentra en lo más profundo de tu ser y no pudo ser borrado en ese día."
"Espera... Yo... Discúlpame. Es solo que, después de todo lo que he pasado, ya no pienso con claridad y mis modales no ayudan en nada. No conozco de mi pasado, pero mis acciones confirman mi inmadurez. Me disculpo por ser irrespetuoso con usted." Este no era mi lenguaje habitual, ciertamente el quedarme sin apoyo alguno contra esas cosas, era algo que temía experimentar. Es verdad que la "sanación" no fue agradable, sin embargo, creo que no había de otra manera.
"Sabio en tus palabras. El aceptar tu error es algo impropio de los hijos de la Luz, solo aquellos con dotes de nuestro saber pueden reflejar tales actos. Autoproclamado Alone, pues la soledad te ha brindado de su compañía en tu peregrinaje. Familiarizado con el dolor, mas intolerable a este, podrás llevar la marca maldita, pero tus pasos llevan a un sendero ajeno al nuestro. Alone, responderé solo a 3 preguntas."
"Entiendo." No entendí ni una puta palabra de lo que me dijo. Obviamente, las preguntas más razonables eran preguntar sobre el porqué estoy aquí, quien era y cómo salgo. Aunque, las primeras dos no obtuvieron las respuestas que quería en su momento. Necesito pensar bien la pregunta, para obtener una respuesta clara.
"Adelante."
"¿Cómo puedo salir de ésta dimensión?"
"Melancolía, odio, ausencia de sentimientos, sangre, dolor, soledad, palabras cuyo significado lleva al estado final e irreversible. La locura seria adoptar estás facetas terrenales, más el conocimiento de la raza maldita ronda aquello a lo que llamas Locura, ésta será tu abrigo en el invierno y la llave para cruzar las puertas de Aradia y regresar a la nula aceptación de nuestro existir."
"¿Qué fue lo que pasó cuando estaba a punto de morir en la habitación?"
"Suplicabas vivir. Toda creación viene de la destrucción. Ustedes nacieron luego de la Creación que destruyó aquella paz en el Universo, violando nuestra Oscuridad con sus asquerosas Luces, a las que llamó estrellas. Aradia fue envenenada, el amor surgió de la Luz, junto con la tristeza, la muerte, la vida y el dolor, cuando la Oscuridad no poseía sentimiento alguno, solo éramos seres incapaces de sentir empatía por el prójimo. Engaños los cegaron, negaron sus raíces y crearon un "principio" que significó el fin de una era en la que no podías ser lastimado por nadie, no llorabas, no reías, no te molestabas, simplemente existías en la vasta sabiduría de la Oscuridad."
"Sé más específico."
"Tu cuerpo fue destruido casi en su totalidad, para que del polvo naciera uno nuevo y mejorado, con capacidades que nosotros poseemos. Así, como está escrito, has vuelto a la oscuridad tú que tanto la negabas." No lo podía creer, todo lo que me contaba era algo difícil de digerir. Tomar en cuenta de que existen seres que pueden destruirme y reconstruirme a su antojo es algo que te hace olvidar que acabas de masacrar a una "niña". Una última pregunta, esta tiene que ser la decisiva, la que decida el camino que tomaré en este lugar.
"¿Cómo puedo sobrevivir aquí?" No sé qué es lo que preguntarían ustedes, ni me interesa. Mi meta es vivir hasta que logre darle sentido a las palabras del cuervo y no lo lograré si ando a ciegas en un terreno desconocido para mí.
"Hay una forma de no perecer: Volverte uno con la Locura. Aunque, esto solo hará que tu naturaleza salga a flote, no te salvará ser renacido de la oscuridad, pues tu Luz aún no se extingue por completo. Descubrirás las llaves, mas no te garantizo que el último aullido sea escuchado. Aquel que busca donde no debe, siempre encuentra lo que no quiere. Palabras de crepusculares, las cuales tienen más sentido que nunca. Alone, ¿Aceptas la Locura?"
"Sí." Si este es el único medio de sobrevivir a este infierno, que así sea.
Un gran silencio apareció luego de mi afirmación, por un momento pensé que mi tono no había sido lo suficientemente convincente. Esto de hablar en la mente no se me hacía muy cómodo, tenía que controlar mis pensamientos y evitar palabras que pudieran ser ofensivas. Resignado, dejé de esperar la respuesta del cuervo y volví a poner mi atención en la puerta.
Esto se volvía molesto, era incomodo no escuchar nada, aparte de mi respiración. Decidí escribir todo esto en mi diario. Creo que es momento de ponerles nombre a estos niños. Los llamaré Höllenjunge. Lo leí en una parte de un videojuego, del cual no recuerdo el nombre.
Estaba aburrido, no escuchaba nada en los alrededores. No me quedaba más que contar los latidos de mi corazón y escuchar el concierto que mis intestinos tenían. Al menos ya estaba amaneciendo.
Salí de la casa con suma lentitud y siempre vigilando a los al rededores por si acaso. Para mi suerte, no había nada. Entonces, decidí volver por donde había venido.
El camino fue mejor de lo que yo esperaba: No había absolutamente nada merodeando por las calles. Llegué a mi refugio y cogí mi mochila, solo llevándome una botella de agua, unas galletas y mi diario. El cuchillo lo guardé en mi pantalón y el hacha la sostenía con firmeza en mi mano. Hoy emprendería un viaje por la ciudad, hoy doy el primer paso para sobrevivir a mi manera.
Día 1, 9:30 AM.
Primero, busqué en las casas y edificios alejados. Pude encontrar varios alimentos, bebidas y herramientas. Tan siquiera sé que no moriré de hambre, ni de sed. Metí lo más que pude a mi mochila y las llevé a mi refugio. Hice varios viajes así, hasta que noté que nunca terminaría si seguía de esa manera. Así que tomé una camioneta y llené la batea de varios alimentos, para después llevármelos.
Me pasee por la ciudad, haciendo un mapa sobre esta con unos papeles que saqué de una oficina. Admito que se me da bien hacer los croquis. Señalaba en el mapa las partes que ya había saqueado y algunos puntos que me servirían como refugios en caso de ser acorralado por los Höllenjunge o los Hunter. Me instalé en 4 refugios aparte del original. Los 4 contaban con bardas, a las que les añadí esquirlas de vidrio y metal, unidas con cemento. Me pasé 2 horas aprendiendo un poco de albañilería y consiguiendo los materiales, más 4 horas que me había demorado en hacer la primera defensa. La única vía de entrada y salida era el protón, para el cual tuve una buena idea: Haría una trampa.
Con la camioneta, comencé a visitar varias ferreterías, carpinterías y demás locales en los que pudiera conseguir los materiales. Por fortuna, había algunas bien surtidas en los alrededores. Por desgracia, había herramientas que solo podía encontrar en los centros comerciales, los cuales estaban plagados de Hunters. Siempre escondidos, al acecho de una presa que se les acercara.
Pensé en estudiar el comportamiento de estos, pero ya se estaba volviendo de noche y no quiero estar presente cuando los Höllenjunge salgan de donde quiera que se encuentren.
Antes de ir a mi refugio, fui a la casa en la que estaba anoche y envolví el cuerpo de la Höllenjunge en una lona, para subirla a la camioneta (Lo mismo hice con el otro). Coloqué a ambos en casas separadas. A una le encendí todas las luces y la otra la mantuve apagada. Coloqué ambos cuerpos empalados frente a cada casa. Iba a ver las reacciones de esos malditos al notar los cadáveres de sus compañeros.
Llevé las herramientas al Refugio B, que es en el que había estado trabajando, y las guardé en la sala principal. Apagué todas las luces y aseguré todo con seguro y algunos muebles sobre. Subí a la segunda planta y, desde una ventana con cortinas, posicioné un telescopio para poder observar aquellas casas separadas por 3 cuadras, en donde se encontraban los cuerpos empalados.
-Justo a tiempo- Una leve sonrisa se formaba en mi rostro al distinguir a lo lejos la silueta de unos Höllenjunge que se acercaban hacia aquellas casas.
-Tiempo- Un susurro espectral llamó mi atención.
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