(Antes del "Día 0")

Muchas veces no sabemos cómo comenzar las cosas, siempre queremos dar una buena impresión, un buen primer paso, pero la mayoría del tiempo tropezamos con algo que nos hace dudar de si seguir avanzando. No busco el reconocimiento ni aceptación de nadie, solo quiero terminar con este tormento y seguir adelante, ignorando el camino de sangre que dejo al pasar. Sé lo que tengo que hacer, cómo, cuándo y por qué lo debo hacer, mas no sé cómo comenzar a hacerlo. En verdad es frustrante cuando tienes un plan y algo termine por destruirlo, pero lo que más me molesta es que sea yo mismo el que retrase los resultados por no dar inicio a algo que definiría mi futuro.

"Lo haré." Me doy ánimos mientras camino hacia aquel niño sentado en la banca del parque.

El viento sopla en mi contra, mas ya no siento frio, ni calor, es como si ya hubiese perdido toda sensibilidad en mi cuerpo. Sin darle tanta importancia, llego hacia donde está él y tomo asiento a su lado. Parece que no se ha percatado de mi presencia, solo sigue llorando y cubriéndose el rostro con ambas manos.

─Ellos vendrán... Sé que estarán aquí en cualquier momento... Los extraño─ Decía entre sollozos aquel infante.

─ ¿De quién hablas? ─Le cuestiono con voz indiferente.

─Mis padres... Sé que ellos vendrán, me despertarán de esta pesadilla y volverá todo a la normalidad─ Se quitó las manos de la cara, dejándome ver su rostro. No pasaba de los 10 u 8 años.

─Ellos no vendrán, tú irás con ellos.

─ ¿De qué hablas?

─Ellos te esperan en otro lugar, un lugar donde todo el dolor será sanado, donde el miedo, la tristeza y el odio no están presentes. Ahí es donde perteneces.

─Tú... has venido a matarme, ¿verdad? ─Agachó la cabeza con resignación.

─Ojalá hubiera otra manera, de verdad me hubiese gustado que esto haya sido de otra forma. Una vez desee con todas mis fuerzas que todo esto haya sido solo un sueño, que mis padres me despertarían, que la fastidiosa de Karla estuviese esperándome para jugar. Pero, hace tiempo abrí los ojos, encontrándome con la realidad. Ninguno vive, nadie está conmigo, solo me quedan dos personas por las cuales hago esto. Algún día tenía que pasar, pero si hay una razón por la cual deba eliminar mi pasado, mis tormentos y mi humanidad, prefiero que sea por amor a ellas y no al odio que este mundo me obligó a tener.

─Si me matas, no recordarás nada de lo que fuiste... Nuestros padres, nuestra hermana Karla, los Kibales... Todos ellos se perderán en el olvido, ya no serás más aquel que vela por los desamparados bajo su vuelo, ahora serás aquel perro que busca saciar su sed de sangre bajo la Luna roja. ¿De verdad vale la pena el precio?

─Sí, estoy seguro que las cosas saldrán bien, puesto que ahora no seré un humano, sino uno de ellos un...

─...monstruo. Como los que asesinaron a nuestros amigos, a nuestra familia, por los que vivimos todo este infierno, uno de ellos, te convertirás en aquello que juraste destruir.

─La decisión ya está tomada y hace tiempo que pasé el punto sin retorno. No le temo al olvido, la soledad o el dolor, mi único temor radica en lo que me pasará si este amor que me quema el alma llegase a desaparecer. Sufro cada noche al ver como mi esposa muere entre mis brazos, y ya no me es suficiente el solo despertar y verla, pues sé que cada vez más me acerco a lo inevitable. Falta poco para que intentemos salir de aquí y necesitaremos de todo el poder que sea necesario para que el plan salga bien. No me importa transformarme en uno de ellos si con eso consigo que ella salga con vida.

─Eso que sientes no es amor, es una prisión. Si vives con esa incertidumbre, terminarás cayendo en la desesperación y harás cosas descabelladas. Como ahora, vienes a matarme, pero muy en el fondo de tu corazón aún está esa voz dulce que ruega porque su hermano vuelva. ¿Lo recuerdas? Antes de desaparecer, Karla te pidió que el verdadero tú regresara, y mírate: Estás en la recta final para eliminar todo rastro de tu pasado. Tal parece que no te importa tu presente, ni tu futuro.

─Si no me importara, no estuviese aquí. Sé las consecuencias que traerá esto, sé lo que pasará si te mato, si respiro, si miro a otro lado y si doy marcha atrás. Estoy consciente que cada acción tiene su reacción y que el futuro se define en las decisiones que uno toma en el presente. Si no me preocupara por lo que pasará, me habría rendido a mitad del camino, pero mírame: Estoy a punto de escoger algo que definirá mi futuro y el de mi entorno. Una de las cosas que aprendí es a controlar algunos aspectos de mi futuro con una acción. Por ejemplo: Si ahora comienzo a elevar mi brazo, en unos segundos este estará por encima de mí. Puede que para ti no sea gran cosa, pero un pequeño cambio en el entorno puede hacer una gran diferencia y, por ende, alterar el futuro. Se me ocurren tantas cosas que puede ocasionar que mi brazo esté levantado, mas me demoraría mucho en contártelo─ Me levanto y camino hasta estar frente a él─. Ya es hora.

─Ya veo... Si ese es el futuro que elijes, entonces te deseo mucha suerte─ Se levanta y levanta la mirada hasta cruzarla con mis ojos escarlata─. Solo recuerda: Aunque me mates, seré yo el causante de tu muerte.

─Lo sé. Hoy eres mi debilidad en persona, pero todo ser, por más poderoso que sea, tiene un punto débil. Cuando encuentren el mío, moriré, pero hasta entonces seré yo quien decida lo que pasará─ Saqué mi daga y con un corte preciso hice que su cabeza rodara─. Hasta siempre, viejo amigo.

Me retiré del lugar, caminando a paso firme en dirección a aquel lugar. Las calles de la ciudad estaban desoladas, solo podía ver seres oscuros que asomaban por las ventanas de los edificios. Me topé con algunos de frente, pero estos solo me gruñían y se retiraban, era como si me tuviesen miedo.

"¿Miedo?" Me interrogaba.

Caso contrario, yo no sentía eso al verlos, y creo que eso era lo que más les aterraba de mí. Sin felicidad, ni tristeza o miedo, tan solo sentía odio en mi ser, odio por todo lo que había pasado, odio por todos los que había perdido, por todas las promesas que no pude cumplir, por las traiciones, por los amores, por las mentiras, por la guerra, por mi familia y por toda esa mierda.

Ya podía ver la casa, de color negro y rodeada de un terreno amplio. Era de una planta y tenía grabado unos símbolos en el marco de la puerta. Entré y me encontré con el cuervo dentro de esta.

─Maestro, he cumplido con cada tarea que me has puesto. Toda rastro de humanidad, de luz y de esperanza ha sido borrado en mí. Sus nombres son borrados y el amanecer tan solo es un vil recuerdo de un cruel engaño. Escucho el reloj, marca las 24 horas justo cuando el dolor se presente. Quiero verlo, de verdad quiero ver aquello que oculto en mi mirada, lo que en verdad soy.

─Hellhound, tú que entre todos has aceptado la oscuridad y esta a su vez te ha aceptado, llegarás hasta el rincón más profundo de tu alma y atestiguaras aquello a lo que las "Criaturas de la Noche" tanto temen.

Los dolores comenzaron a manifestarse, aumentaban a cada segundo, hasta que caí inconsciente por estos. Todo era oscuridad, no veía formas de ningún tipo, hasta que un par de ojos enormes brillaron en la oscuridad. Su color se asemejaba a la sangre, parecían estar frente a mí, pero en cuanto quise tocar a la bestia, me topé con un cristal que nos dividía. Caminé por los alrededores, y mi visión de adaptó a la oscuridad... Pude verlo, era un perro negro enorme, este, a pesar de su tamaño, imitaba mis movimientos al unísono.

─No hay duda alguna─ Toqué el cristal con mi mano, y el perro hizo lo mismo con su pata─. Soy yo.

Un aura negra comenzó a envolverme y a adentrarse en mi ser, quemando mi piel, carne y huesos, pero no gritaba, no me quejaba, no moría, tan solo veía mi reflejo en aquel espejo.

─Soy un Hellhound.

Jennifer_Gual puedes comentar aquí uwu.

Y una pequeña pregunta para los que van hasta este punto: De los 3 Hellhound que he presentado a lo largo de la historia, ¿Quién es el que narra en este capítulo?