Capítulo 17: Tregua Navideña Parte 2
Alejandro sale de la biblioteca de la misma forma en la que entró. Llega al patio y observa con curiosidad los alrededores, esperaba ver algún muñeco de nieve, pero en lugar de eso se encontró con una bola de nieve que era lanzada a su dirección e impactaba en su rostro.
-¿Qué demonios?
-¡Denle duro!- Ordenó Eliza a los Höllenjunge que la acompañaban.
Acatando la orden, Alejandro fue bombardeado por varias bolas de nieve, quedando cubierto por completo de ésta.
-¡No puedo creer que solo te hayas quedado de pie!- Eliza se reía eufórica.
-A ver, ¿Quién fue el de la idea?- Eliza escuchó la voz de Alejandro a sus espaldas. Se dio la vuelta, solo para encontrarse a los Höllenjunge señalándola con el dedo índice, mientras que Alejandro estaba de pie con los brazos cruzados.
-Emmm...- Eliza formó una falsa sonrisa y en el fondo quería acabar con los Höllenjunge.
-Corre.
Dicho esto, Eliza se echó a correr, mientras que Alejandro iba detrás. Ambos cortaban el viento, cual bala. Su velocidad les permitía avanzar largos tramos de ciudad y romper algunos edificios por no querer rodearlos. Alejandro acortaba caminos y a veces aumentaba de velocidad para alcanzar a Eliza, quien no paraba de reírse de lo divertido que lo estaba pasando con aquel Vampiro. En un cruce, Eliza iba a parar en seco y así perder a su perseguidor, pero no fue como ella esperaba, pues, de un momento a otro, Alejandro ya estaba frente a ella. La atrapó entre sus brazos y se aferró a ella.
-¡Tramposo, no tenías que adelantarte!
-Mira quien lo dice: Utilizar a esos niños no te daba la ventaja.
-Al menos pude atinarte el primer disparo.
-Suerte de principiante.
-¿Ya puedes soltarme?
-No.
-Por lo menos déjame abrazarte.
-No eres digna.
Eliza se desvanece entre mariposas azules y se transporta detrás de Alejandro.
-Ya decía yo que alguien le había tenido que enseñar eso a Karla.
-Fue una de las primeras en aprenderlo de mí, aunque ahora ha de haberlo perfeccionado- Decía Eliza cruzada de brazos y con una sonrisa soberbia.
-Bueno señorita, ¿Hay algo que quieras enseñarme?- Alejandro se acercó a ella enarcando una ceja y sonriendo con más soberbia.
-No eres digno.
-Igual me debes la venganza- Alejandro la toma por la espalda y la jala hacia él.
Ambos cuerpos pegados, compartiendo calor en ese día frio día de Invierno.
-La tendrás.
-Ésta noche, sin pretextos, ni entradas de Karasu.
-Recuerda es cena de Noche Buena.
-Tú serás mi cena- Alejandro la toma del mentón con delicadeza.
Un estruendo se escuchó a lo lejos, interrumpiendo el momento entre ambos. Un edificio se derrumbaba y de éste emergía Karasu con hilos saliéndole de sus dedos, los cuales sostenían con fuerza a Tadeo.
-¡Que delicado, yo solo quería tu puta máscara!- Se quejaba un herido Tadeo.
-No es no- Reafirmaba Karasu.
Alejandro y Eliza los veían divirtiéndose, pero al mismo tiempo ambos odiaban esa interrupción.
-Bueno, iré a hacerle una visita a un viejo amigo- Alejandro chasqueo los dedos y un traje de Santa Claus apareció vistiéndolo.
-¿Irás con Alone?
-Sí, quiero hacerle de fantasma navideño.
-Vale. Suerte... Yo iré a separar a esos 2.
-Déjalos divertirse otro rato, puede que Tadeo le pueda quitar la máscara a Karasu. Bien, hasta pronto- Alejandro se da la media vuelta-. Por cierto, no se me olvidará lo de ésta noche- Alejandro es envuelto en plumas negras que son llevadas por el viento, dejando atrás a Eliza.
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