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tercer aniversario

No habían hablado durante un año.

Taehyung había decidido que, lo mejor para apaciguar su dolor, sería no volver a buscarla.

Sin embargo, él no saber de ella, lo había estado consumiendo por dentro los primeros cuatro meses. Los siguientes dos, había tomado todos los trabajos que se le presentarán. Su cama estuvo intacta por una semana entera, ya que el teclado de su computadora había sido su almohada. En esas noches, quería burlarse en la cara de las personas que alguna vez le habían dicho que mantener su mente ocupada haría que dejara de pensar en ella, porque, recordaba los mensajes que solía mandarle para pedirle que regresara a casa ya que le costaba dormir sin él o cuando se quedaba dormida en el sillón de su oficina esperando que terminara.

También, había hecho lo que se limitó hacer por mucho tiempo: llorar.

No había querido llorar, sentía que era la señal de que se había dado por vencido sin siquiera volverlo a intentar. Pero, un día, mientras iba a buscar que comer en su descanso de la tarde, llegó a la segunda cafetería en la lista; se imaginó todo lo que pudieron haber platicado y los besos que pudieron haber compartido. Y lloró, tan patético como es llorar en una avenida a las tres de la tarde; lloró tanto que, al final, sintió como si su dolor pesara un poco menos.

Después de ese día, esperaba que la noche cayera para sacar el dolor de su cuerpo mediante espesas lágrimas.

Los últimos cuatro meses, pocas veces su fantasma volvió a perseguirlo. El recuerdo de su calor aún seguía dejando leves quemaduras en él, pero eran más fáciles de sobrellevar. Lloraba menos, y de vez en cuando utilizaba corbatas, las cuales había aprendido anudar, gracias a un tutorial de youtube. Fue sencillo seguirlo, porque había visto vagamente de manera presencial durante mil doscientas cinco mañanas como hacerlo. Su mirada siempre estuvo ocupada estudiando aquella sonrisa somnolienta y la manera en que su nariz se arrugaba por estar concentrada.

Por más de dos años se había aferrado a todo lo que le recordaba a ella, por el miedo a olvidarla, sin embargo, ¿por qué debía aferrarse a algo que ya no existe? Su duelo había llegado a la faceta de aceptación.

Pero entonces llegó noviembre, y las calles habían perdido su calidez. Con ello llegó el frío, calándose en sus huesos y entumeciendo sus pasos. Las calles de a poco se pintan de blanco. Noviembre le recuerda aquella tarde en la que perdió todo lo que alguna vez deseó.

Es veintiocho, en su memoria aún sigue fresco lo que sucedió hace tres años, en un día como hoy. Había aprendido a vivir sin ella, había dejado de arderle su recuerdo, pero aún es muy difícil el dejar de amarla. Hana se había llevado consigo su alma, porque no hay manera en el infierno de encontrar otra explicación al porque aún la sigue amando así, después de todo.

Esta noche, decidió que es buena idea salir a tomar unas cuantas copas con dos de sus compañeros de trabajo, que también son sus amigos. Esta misma fecha, en los dos años anteriores, la había visto: la primera vez fue totalmente planeado, como una trampa para recordarle lo bien que se la podían pasar juntos. Sus agendas les permitieron agendar una cena el día veintiocho, lo cual, entre risas agridulces y bromas, acordaron que sería como una cena del primer aniversario de su ruptura. Taehyung reía mientras Hana bromeaba con eso, sin embargo, no se imaginaba lo mucho que el hombre sufría por dentro. La segunda vez, no pensó que fuera a suceder, no había terminado bien la cena anterior, pero toda su fuerza de voluntad se fue por la borda cuando, al felicitarla por su cumpleaños, le propuso ir a tomar un café, como viejos amigos. No mencionó el aniversario.
Había pasado un año desde la última vez que supo de ella, había silenciado a Minjae de la única red social que tiene para no ver ni por error el nombre de su ex novia, aunque eso no evitará que pudiera dejar de pensar en ella.

Con las manos dentro de los bolsillos de su gabardina beige de algodón, camina sobre la acera del bar donde Wooshik y Jimin lo citaron. Es un bar moderno pero discreto, en una calle no tan transitada de Hongdae, las luces son intrascendentes por ahí. Al entrar, aflojó su bufanda roja dejando que colgara sobre sus hombros, sintiendo como su cuerpo entra en calor. El lugar no está abarrotado, lo cual lo hizo suspirar de alivio.
De camino al lugar al final de la barra donde ya lo esperan, siente algunas miradas femeninas sobre él. Taehyung sabe que es guapo, antes de Hana, le encantaba aprovecharse de ello. Cuando Hana era su novia, le encantaba tener que besarla tanto para recordarle que no importaba cuántas mujeres lo miraran, él solo tenía sus ojos sobre ella. Después de Hana, intentó estar sexualmente con un par de mujeres, pero solo lograba llegar al clímax mientras recordaba la manera en que su ex se retorcía debajo de él o la manera en que su rostro se contraía de placer. Honestamente, no cree que sea justo para ni una mujer estar con un hombre que no la deseaba y solo buscaba distraer su mente por un rato; por eso decidió que no podría continuar haciéndolo. No cuando aún puede sentir la sensación de Hana sobre su piel.

— ¡Taehyung! Llegué a pensar que nos dejarías plantados, bastardo,—reclama Jimin en cuanto lo ve acercarse a ellos. Taehyung sonríe levemente, tenían razones para pensarlo.

Se había cansado de estar en la miseria, debe empezar a vivir su vida, después de todo.

Niega con la cabeza, para luego sentarse en el banquillo en medio de los dos hombres. Le indicó al bar tender que le trajera una cerveza oscura mientras Wooshik y Jimin discuten sobre un cliente que está siendo un completo dolor de cabeza. Dos veces habían pospuesto la fecha de entrega para su próximo libro y ahora, se ha estado quejando de las ediciones. Jimin había propuesto cancelar su contrato en un arranque de molestia, pero era el segundo libro de su trilogía, una de las más famosas de la editorial, no podían darse ese lujo.

A pesar de que los esta escuchando, su mirada está perdida en la manera en que resbala su dedo sobre la orilla del vaso. Al parecer, su cuerpo recordará por siempre lo que el veintiocho de noviembre causó en él.
No lo comprende, había estado bien, sentía que estaba avanzando pero, de repente, todo se vuelve a sentir abrasador. Todo su mundo otra vez esta tambaleándose.
Quiere llorar, gritar, salir corriendo pero su cuerpo está inmóvil, inerte. Siente todo y nada a la vez, como si su capacidad de sentir hubiera abandonado su ser y solo fuera un cuerpo robótico.

Él la amaba, de verdad la amaba demasiado. Habían hablado, los dos querían una vida juntos. Entonces, ¿por qué tuvo que irse?

Toma lo que quedaba de su cerveza de un gran sorbo y no duda en pedirle al bartender algo más fuerte, como un whisky a las rocas. No solía beber tanto, sin embargo, con el tiempo había aprendido a sanar las heridas de su alma con alcohol, era lo único que lo hacía dormir en esas noches de desvelo.

Entonces llegó su bebida y comenzó a beber, tanto que sus amigos dejaron de hacerlo porque se preocuparon de no poder estar consientes si algo llegaba a sucederle; habían bebido anteriormente sin embargo nunca lo habían visto así. El whisky a las rocas se había convertido en shots de tequila, luego volvió a las cervezas. Hasta cree en que ha empezado a alucinar. Porque no hay manera de que Choi Hana se encuentre aquí, ¿cierto?
No hay manera de que un jueves por la noche ella se encuentre en este lugar, debería estar en el laboratorio, haciendo esos experimentos que la llevarán a lo que tanto anhela. Sí, ha empezado a alucinar.

— ¿Taehyung? — escucha su nombre saliendo de su voz favorita en el mundo.

Sí, definitivamente ha empezado a alucinar.

Jimin y Wooshik intercambian miradas, alertados. Están consientes sobre el poder que aquella mujer tiene sobre su amigo. Lo han visto ir al infierno y regresar desde que terminaron. Lo han visto hundirse en el alcohol después de las pocas veces que se han visto desde entonces. Y, secretamente, han escuchado el doloroso llanto de Taehyung cuando no puede sostenerlo más en el trabajo. Es su amigo, y se preocupan por él.

— Oh, hola Hana,— saluda Jimin, receloso y con una tensa sonrisa adornado sus labios regordetes.— Tanto tiempo sin verte.

Hana sonríe. La última vez que lo había visto fue hace un poco más de tres años, cuando acompañó a Taehyung a un cena de trabajo. En ese entonces Jimin tenía novia, Wooyoung, ¿todavía seguirá con ella? Sonríe con la amabilidad que la caracteriza, tomando la valentía de acercarse un poco más para darle un efusivo abrazo al hombre, que se tambalea en su lugar debido a la fuerza con la que se estrella Hana. El abrazo lo toma por sorpresa, haciéndolo abrir los ojos al mismo tiempo que coloca torpemente su brazo sobre la cintura de ella, devolviéndoselo.

— ¡Jimin! Tanto tiempo, ¡no pensé encontrarlos por aquí! — exclama, emocionada. Jimin mira a sus espaldas y puede reconocer entre el grupo de mujeres con el que está a su mejor amiga, con la que siempre estaba cuando no estaba con Taehyung. No recuerda su nombre pero sabe quien es.

— Sí, nosotros tampoco,– acusa.

Después de bastante tiempo, Taehyung había aceptado salir con ellos. Si hubiera alguna máquina del tiempo que le indicara lo que pasaría en el futuro, definitivamente no hubiera optado por este bar. De hecho, ni siquiera hubiera sugerido salir, hubiera comprado cervezas y ordenado pollo crujiente para invitarlos a su departamento. Ahí, no existiría el riesgo de encontrarse con la ex novia de su mejor amigo. La mujer que le destrozó el alma.
El dolor de Taehyung muchas veces fue contagioso; hubo días en los que no podía soportar estar junto a él porque su corazón dolía tanto que las lágrimas lograban escurrirse por sus mejillas regordetas. A veces, debía aprovecharse de su "privilegio" de ser mejor amigo del jefe para llegar tarde al trabajo, ya que debía ir a buscar a Taehyung a su departamento, cuando la luz del Sol no tenía oportunidad de colarse por su ventana ya que no existía voluntad en su cuerpo para levantarse a abrirla.

Jimin nunca había experimentado una ruptura de esa magnitud. Sí, la separación con su última ex novia fue dolorosa, pero fue un acuerdo mutuo. Wooyoung se mudó a Japón y se dieron cuenta que su amor tal vez no era tan fuerte como para soportar la distancia. Y está bien, fueron lo suficiente maduros para reconocerlo, sin rencores. Ahora se responden historias de Instagram de vez en cuando como buenos amigos.

Caso contrario a Hana y Taehyung, esta seguro que su mejor amigo preferiría la muerte antes de estar con Hana sin ser su pareja. Ellos no están hecho para ser amigos, no es así como su conexión fue creada. Ellos son amantes, almas gemelas. Cuyas almas, al parecer, no están destinadas a estar juntas.

Taehyung había dejado de estar presente desde el momento en que vio los brazos de Hana rodear a Jimin. No es producto de su imaginación, realmente está aquí. Su mente trató de borrar su imagen, sin embargo fue un intento fallido ya que sigue justo como la recuerda. Su cabello está un poco más largo que la vez pasada y se hizo flequillo. ¿Sabrá lo preciosa que se ve? Está seguro que sí, es una mujer segura de sí misma. Y es una de las tantas cosas que le gustan de ella.

–¡Taehyung! Oh, ¡Tae Tae!–chilla Minjae, emocionada y el antes mencionado se siente desfallecer.

Traga saliva, saliendo del estado de shock en el que había entrado y carraspea tratando de evitar verse como un completo estúpido.
Su sonrisa es indescifrable, trata de enderezarse y gira en su asiento para encontrarse con una vista que provoca el latido despavorido de su corazón.

–Minjae, que gusto.

La verdad es que no le da gusto, ¿o sí? No lo sabe. Esta ebrio, el alcohol le nubla los sentidos, desde que escucho la voz de Hana, cree que puede desmayarse. Su ritmo cardiaco se acelera tanto que siente está apunto de estallar.

Hana, por otro lado, lo mira con ternura. Desde una larga distancia puede asegurar que está ebrio. ¿Ya habrá tenido un ataque de hipo? Sus ojos se ven somnolientos y su sonrisa parece más con si tuviera un abrebocas dental puesto. ¿Cuál será la razón por la que está así? Sabe que Taehyung no es fan del alcohol, que prefiere tomar vino y si llegaba a tomar de más es porque el momento lo ameritaba. Pero a su al rededor hay shots, vasos que esta segura tenían whisky por el residuo ámbar que se ve al fondo de ellos y un vaso con lo que supone es cerveza debido a la espuma en la superficie de este. Taehyung nunca había sido entusiasta de la cerveza, lo cual le provoca un sabor agrio en el paladar, ¿qué tanto ha cambiado desde que no está? El hecho de no saber que esta sucediendo con él, como van las cosas en la editorial, si sigue desviándose camino a casa para pasar a esa tienda de antigüedades donde compra los vinilos que tanto le gustan o gustaban, si ha descubierto un nuevo libro que no lo deje dormir por las noches o si ya se animó a practicar para subir la montaña Hallasan, la cual soñaba con escalar debido a lo mucho que deseaba entender los recuerdos que su tío le contaba sobre su padre y su amor por esa montaña, donde conoció a su madre, ya que los dos eran fanáticos del senderismo. Se pregunta si ya cambió el aroma del jabón de manos de su baño o sigue siendo ese de manzana canela. Sabe que si hay alguien a quien culpar, es a ella, pero no puede volver, no puede. Piensa que, si Taehyung hubiera querido, la hubiera buscado después, no quiere quedar como un estúpida.

Lo que Hana no sabía, es que sí, sí hay un libro que no deja dormir a Taehyung por las noches, uno que lee en un archivo oculto de su computadora antes de acostarse, uno que ni siquiera está terminado. Uno que debería llevar por nombre: "todo lo que somos", sin embargo, por un giro inesperado en la trama, se llama: "casi". Una palabra corta, abierta a distintos contextos: casi pudimos lograrlo, casi sucedía, casi estuvimos juntos hasta el final. Casi es el libro sobre su historia que empezó a escribir pero no pudo terminar, se niega a escribir un final triste para toda la magia que hay al principio.

—¿Cómo estás?— pregunta Hana, entre todo el bullicio, Minjae ha empezado a platicar con Jimin y Wooshik.

Taehyung, a pesar de su estado, de su mirada nublada y la batalla mental que tiene por no saber si debería llorar ahora o después, sonríe sin mostrar su dentadura.

—Podría estar mejor.

Hana sonríe ligeramente, asintiendo. Lo mira por unos segundos más, para Taehyung es difícil sostenerle la mirada debido a su estado, así que no sabe en que momento la mujer de su vida tomó a Minjae del brazo y la arrastró hasta el fondo del bar. Tampoco sabe en que momento su cuerpo empezó a temblar, lo que alerta a sus amigos.

—Deberíamos irnos,—escucha a Jimin decir.

—Sí, iré por mi auto.

Ver a Hana lo hizo sentir más ebrio, no había vuelto a ingerir alcohol luego de la última cerveza que se tomó antes de que ella llegara. Se siente como si se hubiera tomado todo el barril del bar.
Jimin toma el brazo de Taehyung para colocarlo sobre su cuello, lo ayuda a caminar hacia la salida donde esperarán a que Wooshik llegue. Puede que Taehyung sea delgado pero en su estado, se siente como si pesara el doble y Jimin no es tan fuerte como para cargar con él hasta donde Wooshik dejó su auto.

Mientras el frío de la noche se escabulle en el auto y el alcohol va perdiendo su efecto, las lágrimas empiezan a escurrirse por las mejillas de Kim Taehyung.
Llorar significaba que se había rendido, y a pesar de su estado, ha aceptado la derrota.







Holiiiii, amo escribir tragedias una disculpita. ¿Qué les pareció este capítulo? Plssss díganme sus opiniones y dejen un corazón si les gustó <3

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