8. Diferente 👽
Él debió perder mi cabeza
Preferiría irme a la cama
Pero no me siento cansado
No necesito descansar
Estaremos flotando en el espacio
Seremos los nuevos andantes de la luna
Nos desvaneceremos en el espacio juntos
Y en la noche
Desearía poder quedarme aquí
Antes que nunca
Aún siento la sangre
Desearía poder ser
Un mensajero de la noche.
New Moon Walker, Blow
🌌
—¿Qué no piensas dormir nunca?
Eso fue lo primero que se le vino a la mente apenas abrir los ojos en la mañana y contemplar a KyungSoo, quien también recostado y observándole fijamente, tenía una mano debajo de la mejilla y ni siquiera parpadeaba.
—Así sí pareces un alien de los que dan miedo...
Pero KyungSoo seguía sin responder, no se movía ni un sólo músculo de su rostro; y los labios entreabiertos, desprendían otra vez una pequeña bruma que parecía como si estuviesen derritiendo hielo en su interior.
—¿Qué es eso que sale cuando respiras? —preguntó curioso y llevó su mano delante de la boca para sentir el aliento frío—. Ey, responde qué te pasa, deja de mirarme así —se sentó y le sacudió de un hombro, pero el cuerpo estaba tieso y JongIn por unos segundos se quedó en igual estado, alarmado ante la escena—. ¡KyungSoo! —murmuró dando pequeñas palmaditas en su rostro.
Los ojos permanecían completamente abiertos, pero éste no daba señales de vida, recordándole a la noche en que lo encontró. El vapor emergía de su boca, el cuerpo seguía duro y frío, pero aunque el frío ya lo suponía normal, los ojos continuaban tan rígidos, que en realidad ya no sabía qué sería normal y qué no. KyungSoo parecía un muñeco de porcelana, y lejos estaba de ser tierno, o adorable como antes se veía.
¿Qué se suponía que tenía que hacer si no reaccionaba? ¿Llamar a un médico? Pero cómo un médico iba saber qué le pasaba si para empezar, el cuerpo de KyungSoo estaba bajo el efecto del poder del Almien. No podía ser tratado con la misma naturalidad, si sus signos vitales se comportaban de diferente modo.
JongIn se acercó a su rostro para comprobar nuevamente que seguía respirando. El aire se escapaba por sus fosas nasales golpeándole con tibieza en la mejilla, y le resultaba incomprensible, porque por la boca, el vaho helado seguía flotando.
Su propia piel de repente se sintió húmeda también, al sentir el roce viscoso de los labios ajenos en su barbilla; un escalofrío recorrió su cuerpo y se apartó bruscamente de KyungSoo, éste le observaba con brillo en la mirada, y finalmente parpadeaba.
—JongIn despertó a Almien.
—¿Qué? ¿Estabas durmiendo? —lo observó con incredulidad.
—Sí.
—¿Con los ojos abiertos?
—¿Sí?
—Parecías muerto. Tu cuerpo estaba entumecido —se alejó lentamente, hasta quedar en el otro extremo de la cama.
Porque de repente la cercanía, ya no era cómoda, no cuando lo creyó casi muerto otra vez. No cuando KyungSoo le había rozado sus labios de ese modo inconsciente, que estremeció toda su piel, helándole hasta el alma.
—Cuerpo de KyungSoo ganó, y se durmió —respondió sentándose—. Almien no quería dormir, quería escuchar música y ver videos...
—¿Cuánto tiempo dormiste?
—Una hora. Cuando JongIn empezó a murmurar sueños, voz hizo dormir a KyungSoo —afirmó con su cabeza.
—¿En serio? —continuó atónito ante la declaración—. Y... ¿qué murmuraba?
—JongIn decía: «no te vayas» «te quiero» y ojos lloraban. Pero Almien bebió lágrimas, y luego ya no lloró. JongIn durmió en paz y luego Almien también durmió.
Esas pocas y cortas oraciones, para JongIn decían mucho que quería descifrar ya mismo; pero sabía que no podía tener a KyungSoo hablando toda la mañana. Quizá como habían hecho hasta el momento, debería ir haciéndole preguntas lentamente, a lo largo del día; después de todo, los días para KyungSoo eran largos, y él mientras tanto tenía tiempo de sobra para seguir escuchándole, y pensar en qué otras cosas más le preguntaría.
Le quedaba todo un mes por delante hasta que volviese a concentrarse en los estudios, y por ahora, estudiarse a sí mismo, y todo lo que el alien podría hacer, era todo lo que tenía. Era lo más interesante de su vida y quería aprovecharlo.
—Una sola hora durmiendo, no es suficiente para el cuerpo humano.
—Es suficiente para Almien en cuerpo humano.
—Iré a hacer el desayuno, deberías bañarte... —recomendó levantándose y yendo hacia la puerta—. Ya sabes donde guardo la ropa, busca algo para cambiarte.
—Sí, JongIn —le sonrió con simpleza.
Nunca le había sucedido, pero la sonrisa de KyungSoo, agitó brevemente sus emociones, una baja marea rompiendo en olas contra sus ojos, ¿llorar por ver una sonrisa tan pura? No podía ser posible, y evitando cualquier atisbo de ser advertido, giró rápido el rostro y caminó hasta la cocina.
De repente KyungSoo era como un fantasma bueno, trayéndole buenos recuerdos, y creándole al mismo tiempo, otros más luminosos y radiantes como su piel. Almien, era algo que él había sido, y que ya no era. Un inocente niño. Era alguien que podía ser y que ya no estaba. Su madre.
Era una compañía inesperada. Era una presencia a la que no quería acostumbrarse.
🌌
Desayunar en ese cuarto día, era lejano para KyungSoo, quien decía que el tiempo se pasaba muy lento y que se sentía estar en su casa, desde hacía ya años. Pero para JongIn, era sencillamente un ayer; un ayer hacía cuatro noches; donde esa noche se convertiría en la quinta. Para él se estaba pasando increíblemente rápido, más que cualquier otra etapa de su vida.
Sólo eran un par días, pero ¿cuántos más se quedaría KyungSoo?
—JongIn, quiero salir de casa. Quiero ver cielo —entonó demandante sosteniendo la taza de té, que probablemente bebería fría.
—Pues regrésate a tu planeta —se encogió de hombros, restándole importancia.
—Quiero ver cielo de planeta tierra, y caras de otras personas. Cara de tostada de JongIn aburre —alzó una rebanada del pan dorado a la altura de él, comparándolo—. Aburre comer tostadas siempre.
—Que bonita metáfora, al menos mi cara no es tan redonda como la tuya —pronunció con sarcasmo y sonrió al levantar el plato de las tostadas también a la altura del rostro contrario.
—Cara de KyungSoo es bonita.
—¿Y qué hay de mi cara? —indagó curioso, bajando el plato bruscamente y haciendo sobresaltar a KyungSoo. Él también estaba expectante de cómo se vería ante un extraterrestre.
—Cara de JongIn también es bonita. Como Sol. Pero quiero ver Sol en cielo de afuera. Almien extraña casa propia. Y ver cielo celeste, se siente más cerca.
—Ah... —exhaló, meditando unos segundos. Bonito como Sol, sonaba interesante, pero al parecer no lo suficiente como el del cielo. ¿O acaso quería decir que su casa se había convertido también en una especie de otro cielo?—. Podríamos ir al parque... —propuso, ya que sería injusto no dejarle salir.
KyungSoo tampoco era un preso de su hogar, y de hecho, si éste así lo deseaba, en cualquier momento podría irse; y él no podría impedírselo. Ahora al menos ya tenía mejor conocimiento del idioma. Sin embargo, su forma aletargada de moverse y actuar en varias situaciones, seguía dejando mucho que desear. Pero, ¿qué podría hacer él para evitarle querer irse o en ese caso salir?
Lo mejor que podía hacer para ahorrarle problemas, era acompañarlo a conocer el mundo exterior, y así estar seguro de que si finalmente decidía dejar inesperadamente su casa, al menos sabría manejarse también con otros humanos.
—¡Sí, JongIn enseña parque! —exclamó animado.
—Bien, pero sólo un ratito. Hoy es domingo, y seguro estará lleno de demonios encarnados en cuerpos de niños.
—¿Demonios? —parpadeó asombrado.
—Sí, los niños molestos, son peores que los extraterrestres.
—JongIn dijo demonios.
—Demonio, extraterrestre, ¿cuál es la diferencia si estás poseyendo un cuerpo y mi casa?
—Almien es bueno.
Bueno. Bueno, tal vez debería creerle. Porque de momento prefería creer en ese alien, antes que tener un demonio de los que las películas mostraban. Al menos ahora ya sabía que no todos los extraterrestres, venían a abducirlo. Sólo a molestarlo, como un travieso demonio.
🌌
A la media hora ya estaban saliendo
preparados para ir a pasear. KyungSoo no calzaba el mismo talle que él en zapatillas, por lo que los pies le bailotearon un poco sueltos al andar. JongIn cerrando la puerta, le vio reírse contento cuando dió sus primeros pasos por la vereda y trastabilló; también le causó unas risas, porque verdaderamente KyungSoo parecía un bebé aprendiendo a caminar.
—¡Almien siente como moverse en espacio!
—Vaya, lo tendré en cuenta la próxima vez que me quede grande un par de zapatos —comentó asombrado y pronto comenzaron a avanzar.
KyungSoo caminaba cada vez con más naturalidad y rapidez, y JongIn estaba esperando precisamente a eso, a ver su reacción al llegar al árbol de cerezo donde lo había encontrado. Desde metros atrás, le observó murmurar y acariciar el tronco, cual madre sacudiendo cariñosamente los cabellos de un hijo. Entonces luego se apresuró para ir tras éste y oír más de cerca lo que murmuraba.
—Ya volverás, ¿lo harás? —sonó esperanzado, y luego su voz se tornó angustiada—. Perdón por tomar cuerpo. Cuidaré de KyungSoo —se llevó la otra mano a la altura del corazón.
—¿A quién le hablas?
—A KyungSoo. Alma de KyungSoo en árbol.
—¿En serio?
—Sí. Almien estaba en árbol. Ahora KyungSoo está en árbol. Y Almien en cuerpo de KyungSoo.
—¿No puede volver?
—Cuando Almien se vaya.
—¿Y por qué no te vas y le devuelves su cuerpo?
—Almien tiene misión que cumplir. Y... KyungSoo no quiere volver. Está cómodo.
—¿Y tú cómo lo sabes?
—Porque árbol tiene muchas flores.
JongIn alzó la vista hacia los pétalos vibrando en rosa; eso explicaba un poco el porqué se había pelado el cerezo, y vuelto a florecer de una noche para la otra. Pero eso no explicaba porqué KyungSoo podría estar más cómodo en un árbol, que en su propio cuerpo.
—Naenae —susurró Almien al árbol, JongIn le miró curioso, y devolvió su vista maravillada hacia el cerezo, pero no por ello menos consternado por el descubrimiento que con inquietud había sospechado y ahora confirmaba.
KyungSoo se estaba alejando, y otra vez se apresuró a seguirlo, aunque no entendía porqué éste parecía estar dirigiendo el camino cuando ni siquiera lo conocía. Él simplemente se estaba dejando llevar y cuando finalmente lo alcanzó, preguntó también lo que le había quedado resonando en la mente.
—¿Qué le dijiste?
—«Adiós» o no, mejor «nos vemos en noche». Almien no dicen «adiós».
—¿Y qué dicen?
—Ten dodó mi niní.
—¿Y eso es...?
—Suerte con sentimientos de corazón —le observó sonriendo, a medida que avanzaban.
—Es muy largo para una despedida.
—Nunca sabe Almien si verá otra vez a ese Almien. Y «adiós» de humanos, también muy corto, ¿por qué despedida tan corta?
—Nadie quiere una despedida larga.
—Pero es última vez, despedida debe ser larga.
—Pero así es más dolorosa.
—Para Almien no es dolor. Es deseo de amor.
—Para los humanos es al revés, si te despides de alguien que amas, es porque sabes que no podrás verlo por mucho tiempo... Y a veces nunca más.
—Si despedida es corta, dolor de persona sola después es largo; pero si despedida es larga, dolor comparten juntos y es más corto, entonces corazón está libre y feliz, desean más amor.
—Pero si los Almien no tienen corazón —se detuvo en la esquina, era momento de desviarse y cruzar de calle o KyungSoo le llevaría hasta la avenida principal.
—Almien es alma, cuerpo y corazón juntos. Almien es todo en sustancia, y aunque humano está todo separado en cuerpo, sigue doliéndole todo junto.
—Me haces desear ser un Almien...
—¡No! Humano único, Almien todos iguales, sólo diferente color. Humano es especial, no se repite. Cuerpo, aroma, mirada, temperatura, aura, voz, deseos, sueños, todo diferente. Humanos quieren cosas distintas. Todos Almien quieren misma cosa. Mismo sentimiento. Amor.
—Quizá entonces, no se diferencien tanto de los humanos. Quizá los humanos somos increíblemente iguales también entre todos.
—JongIn es diferente —aseguró KyungSoo, deteniéndose al terminar de cruzar y le observó con profundidad—. Humano cambia. Ojos de JongIn están menos tristes que ayer.
—Apuremos el paso o no llegaremos más con tanta charla.
Prefería dejarle con la última palabra, antes que hacerle otra pregunta, y acabar en otra conversación sin fin. Jamás se hubiese imaginado que podría hablar tanto con alguien que hasta hace unos días, apenas podía comunicarse de un modo comprensible. Pero KyungSoo lo lograba, o ese destello que era el Almien habitando su cuerpo, lo lograba.
Y para él mismo también, resultaba otro descubrimiento cuando ya en el parque, notaba el rostro tan alegre de KyungSoo al ver a los niños jugar, correr, reír y gritar. Éstos le contagiaban a JongIn las sonrisas, pero en él se perdían en estelas de pensamientos fugaces que apenas alcanzaba a procesar, por lo que no lograba sonreír igual que todos.
Para cuando KyungSoo decía algo y le sonreía, él sólo llegaba a tiempo a reaccionar con un gesto en asentimiento, antes que con una palabra.
Ya no sabía cómo fingir, que comprendía al menos un poco de todo lo que Almien le contaba. Porque sólo comprendía un átomo de toda la galaxia que éste habitaba.
—Los niños son como Almien —aseveró KyungSoo sin dejar de verlos atentamente.
Ambos se habían sentado en una banca bajo un pequeño árbol, disfrutando tanto de algunos rayos del sol como de la sombra.
—¿Eras un niño antes de venir aquí?
—Sí.
—¿Y sigues siéndolo?
—No, Almien ya es adulto.
—¿No hay... adolescencia?
—Hum... Viaje a Tierra es deber de Almien. Pero cuando subí a estrella fugaz y viajé por galaxia, fue oscuro por muchos años luz; a veces sí brilló mucho- mucho por estrellas lejanas y Almien quería saltar pero no podía; si saltaba de estrella, perdería en camino y aterrizaría en planeta equivocado, ¿eso fue adolescencia?
—Algo así... —sonrió ligeramente ante la idea.
—Almien está solo en viaje, y cuando llega a Tierra, debe ser adulto y conocer amor.
—¿Y qué pasa cuando regresas?
—Almien viejo, y nace Almien niño.
—Estás envejeciendo aquí —afirmó, pero KyungSoo le contestó, como si se lo estuviese reconfirmando así mismo también.
—Sí.
—¿Pasan la mayor parte de su vida alienígena en la Tierra?
—Parte más importante de vida, siempre pasa fuera de casa —entonó de un modo que le sonó a un consejo—. JongIn tiene que salir de su casa más seguido.
—Estoy más tiempo afuera que adentro. Me la paso en el trabajo y en la universidad, apenas regreso para comer, bañarme y dormir. No puedo teletransportarme. ¿Dónde más quieres que esté? —cuestionó en defensa y mirándole ligeramente irritado ante el entrometimiento—. ¿En Almien?
—Ojalá JongIn pudiese. Pero es imposible. Almien no habla de casa real donde come y duerme —negó y le observó para señalarle directo en la frente—. Almien dice, casa de comodidad, casa en cabeza. JongIn está cómodo con vida. Pero no es feliz.
—¡Ah, deja de decir que no soy feliz! —exclamó levantándose hastiado—. Ni siquiera me conoces.
—¡Almien quiere conocer a JongIn, pero no deja! Si JongIn es feliz, ¿por qué no comparte? ¿Dónde está familia de JongIn? ¿Dónde está felicidad de JongIn? Parece perdida como memoria de KyungSoo.
—Exactamente, ahí lo tienes. Mi familia está perdida.
Mejor esa vez era que él acabase con la conversación, por lo que nuevamente, retomó la caminata alejándose cada vez más de KyungSoo; claro que no tardó en oír los gritos de «¡no dejes Almien solo, Almien también se perderá!».
Pero eso estaba seguro de que era lo único realmente imposible de perder.
Porque Almien lo seguía a cualquier lado con tal de no separarse de su lado.
Con tal de regresar el cuerpo de KyungSoo otra vez a su casa, junto a él.
🌌
Ayy, el otro día unas personas habían comentado en un capítulo y les respondí pero no sé si llegó o no la respuesta porque Wattpad no me la mostraba, así que bueno, no es que no les respondo 😂 siempre respondo, así que gracias a quien leen y dejan su amorcito, teorías y reflexiones <3💘
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