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6. Aroma 👽

Oh, serás mi Einstein, mi Newton, mi Galileo y mi Hawking
Chico, pon energía a mis pasos
Pon tu brazo en mi cuello mientras camino
Por favor entiende, que me he enamorado de ti
¿Qué, qué dijiste?
Oh por Dios, cariño ¿no lo ves?
Tengo todo lo que necesitas
Sólo un genio podría amar a alguien como yo.

Genius, LSD




🌌





Abrir los ojos antes de que la alarma sonase, no era algo usual. Pero el frío en sus piernas y un murmullo suavecito, quizá eran los principales motivos; no por nada también estaba enroscándose con desesperación a las sábanas y tratando de alcanzar la frazada dejada en la punta de la cama.

Al girarse, nuevamente para su sorpresa, otra vez estaba el cuerpo de KyungSoo recostado y con los ojos cerrados; éste sostenía el celular entre sus manos sobre su pecho, y mecía con cierta ternura su cabeza al ritmo de la melodía que salía a través de los audífonos puestos, a la par que susurraba una letra imposible de descifrar aún si detectaba algunas palabras.

JongIn se quedó quieto, observándole por unos cuantos segundos. Contemplarle tararear sin ser descubierto, moviendo sus labios al compás de la canción, se transformaba en un discreto espectáculo que le daba gracia, pero sobre todo y después de un tiempo, excesiva ternura.

Las mejillas pálidas, sabía de sobra que debían estar congeladas, pero estando tan cerca y resaltando tan redondas, eran una tentación difícil de resistir, por lo que se atrevió a llevar su índice y hundir su dedo en una, logrando hacerle abrir los ojos con sorpresa.

—¡JongIn despertó! —entonó demasiado alto, por lo que le tiró de los cables para quitarle los audífonos, provocándole un gesto decepcionante—. Oh... canción era linda...

—Pero escuchas muy fuerte la música, así dañarás tus oídos, además no te das cuenta y gritas al no escucharte a ti mismo.

—Entonces escucharé sin audífonos —declaró con naturalidad, desconectándolos y poniendo play nuevamente.

—Ah, no, ¡baja el volumen! —exclamó dándose la vuelta y tapándose todo el rostro con la almohada. Pero luego reflexionó rápido y se sentó bruscamente—. Espera, ¿¡por qué estás otra vez en mi cama!?

—Habitación de padre se sentía rara. Muy vacía. Inolora.

—¿Inolora?

—Faltaba aroma de JongIn.

—¿Mi aroma? —se sentó, girándose a mirarle atónito.

—Aroma hace sentir bien. Como flor de cerezo —respondía KyungSoo pensativo y aún acostado con la vista hacia el techo.

—¿Huelo a cerezos?

—No —desvió los ojos hacia él—. Aroma de JongIn, suave como pétalo de cerezo. Almien recuerda tranquilidad de árbol.

—¿Y a qué huelo?

—A JongIn.

La curiosidad, el asombro y la decepción, todas iban de la mano apenas despertar; no estaba convencido si era algo bueno o no, pero que le hubiese dicho que podía ver el color de su alma la noche anterior, y ahora que también olía suave, como un rosa cerezo, le ponía a reflexionar en cosas que nunca se hubiese cuestionado.

Como por ejemplo, lo que podría haber sido en su vida anterior, ¿tal vez un árbol?

No logró formular más preguntas para KyungSoo, porque el saber que olía simplemente a sí mismo, era lo más lógico que podría escuchar. Al menos, cada humano tenía su propia esencia. Al menos en algo era especial. Y KyungSoo se lo hacía saber.

—Me voy a bañar, luego haré algo para desayunar... —se levantó a rebuscar ropa en su armario, pero antes de salir de la habitación se giró a verle—. Y ya sal de mi cama.

—Cama cómoda...

—Entonces hazla cuando te levantes.

Era algo increíble, pero al acabar con su baño y regresar al cuarto, su cama estaba bastante bien estirada, mejor de lo que él perezosamente ya lo hacía una o dos veces a la semana. Encontró también, pero no para su asombro, a KyungSoo mirando televisión; en el canal de noticias pasaban el clima y éste prestaba atención con rostro incrédulo ante todo lo que el periodista relataba.

—¿Pronóstico de semana? En Almien pronóstico anual y hora exacta de estrella fugaz diaria.

—¿Diaria? ¿Y por qué tanta precisión? —cuestionó al pasar de largo hasta la cocina.

—Para viajar a planetas y evitar desvío o choques con meteoritos.

—Ojalá alguien dijese el pronóstico de choques de autos aquí... bueno, en realidad eso sería más bien una predicción —cabeceó sacando tazas de la alacena y poniéndolas en la mesa—. Ven a desayunar.

Terminaron tomando té y comiendo pan tostado con mermelada, esa misma que KyungSoo había atacado la primera noche; le dió cierta gracia el notar la expresión iluminada en el rostro ajeno cuando la sacó de la heladera.

Ese pequeño momento de la mañana, había transcurrido con tranquilidad. JongIn le dejó dicho que podía comer frutas si volvía a tener hambre, y luego se retiró nuevamente para ir a trabajar.

El árbol seguía florecido, y las ramas continuaban meciéndose sin viento alguno, pero al pasar por ese tramo de la vereda, sentía otra vez la corriente erizando su piel.

¿Qué había allí?

¿El cerezo extrañaría al alien?

JongIn pensó que sus ideas últimamente era demasiado fantasiosas. Pero eso era en lo único que podía pensar en las últimos dos días. En el qué estaba haciendo alguien como KyungSoo en su casa, y porqué él mismo no se atrevía a echarlo...

🌌

Finalmente ese viernes, se acababa la cursada, así que aún si estaba cansado tras trabajar, estaba aún más feliz de haber obtenido una buena nota en su examen final de álgebra; por lo que podía darse el pequeño gusto de cocinar algo más producido que simple comida comprada o congelada. Ya no tendría que preocuparse tanto por el horario al día siguiente, porque tenía el fin de semana libre tras haber dejado sus francos acumularse.

Así que había comprado previamente antes de ingresar a su última clase, los ingredientes para hacer ramen casero. Tal vez deleitaba mejor a KyungSoo, quien la noche anterior le había objetado que su comida no lucía como la de los programas; y claro que no lo haría nunca, porque él no era chef profesional, sino estudiante de ciencias económicas donde ni siquiera existían recetas para una estabilidad precisamente económica; sino que simplemente quedaba experimentar, como lo iba a hacer al llegar a casa.

Nunca había hecho ramen casero, y esa era una buena oportunidad, ya que si la realidad era que KyungSoo era un extraterrestre, entonces no podría juzgarle si estaba bien hecho o no.

—Vaya, soy todo un genio —se dijo irónicamente por lo bajo al cruzar la puerta—. KyungSoo ya llegué, ¡hoy vamos a comer ramen casero! —exclamó al sacarse sus zapatillas y callándose abruptamente al percatarse de lo vergonzoso que había sonado aquello.

Como si su cabeza no hubiese dejado de pensar y su boca hubiese delatado en un escupitajo lo que tramaba. Como si todo su cuerpo supiese que KyungSoo podría estar esperándole ansiosamente. Pero claro que éste estaba nuevamente sentado en el sillón mirando atentamente la televisión, por lo que él sólo se acercó hasta interponerse delante de su vista.

—¿Otra vez estuviste mirando tele todo el día?

—Comí una naranja y corté dedo, pero ya está bien —alzó el índice y JongIn agachando la mirada, notó que en efecto no tenía ninguna marca o cicatriz.

—¿Sólo comiste una naranja?

—Y una banana, y una manzana, y una pera y una sandía —recitaba mirándole fijamente, recordando—. Ah, ¡y ya no hay más frutas!

—¿¡Te comiste todo!?

—Sí.

—¿¡Toda la sandía!?

—Sí. Es fresca. Tiene mucha agua —respondió sin inmutarse y moviendo la cabeza, intentando ver la pantalla.

—¿Tienes estómago o un agujero negro allí dentro?

—Agujero negro está en espacio. Se alimenta de almas feas, almas feas sólo hay en planeta tierra. Tierra se acabará pronto.

—¿¡Pronto!?

—Pronto para Almien, para humanos faltan años luz.

—Eso suena a poco.

—Porque humano no es consciente de años luz. ¿JongIn cocinará ramen casero?

—Sí...

—¡Turumuán! —exclamó poniéndose de pie y quedando su rostro a pocos centímetros del propio, haciéndole sobresaltar ante la cercanía.

—¿¡Qué!?

—¡Quiero ver! —sonrió, y JongIn apartándolo por los hombros, resopló en resignación.

—Bien... pero no molestes con preguntas raras.

Ese bien que en realidad indicaba, que nada estaba realmente bien; porque nada de lo que KyungSoo decía debería tener muchos significados para él, pero sin embargo cada vez que hacía comentarios, que contaba cosas, lo dejaba tan perplejo que no le quedaba más que aceptarlo.

Mientras terminaba de rebanar vegetales y el agua hervía, KyungSoo le mostró con el cuchillo que se había cortado, y bueno, si éste era un extraterrestre y no tenía noción de la especificidad de cada objeto, era probable que acabara en desastres.

—Cómo no ibas a cortarte, cortando naranja con un cuchillo de carne.

—Cuchillo de carne, oh... ¿Y cuál es cuchillo de naranja?

—Cuchillo de naranjas, eso sí que suena descabella... —JongIn rió ante la idea, pero se calló al notar el rostro curioso e incomprensible de KyungSoo, no sabía ya quiénes estaban más locos, pero bueno, tenía lógica lo que le preguntaba—. No hay cuchillos de naranjas.

—¿No hay? —expandió los ojos incrédulo.

—Y si los hay no me los presentaron.

—¿Y con qué cortan naranja?

—Pues... con un cuchillo más chico, o le clavas la uña en el centro, haces un agujero y chupas el jugo.

—Oh... ¿Y por qué sí hay cuchillo de carne?

—Ay no lo sé, ¡te dije que no hicieras preguntas tontas! —exclamó hastiado, porque sabía que en efecto sus preguntas no tenían nada de tonto, sólo que para él, se hacía tan difícil de responder todas aquellas cosas obvias para los humanos, pero que al parecer no lo eran para los alienígenas.

—JongIn dijo preguntas raras no tontas. Humanos creen usar cabeza y razonar, pero son estúpidos.

—¿Y tú de dónde aprendiste esa palabra? Algo me dice que no eres tan extraterrestre... —desdeñó con ironía.

—En televisión y música siempre dicen «estúpido» y busqué en diccionario.

—¿Hay un diccionario en esta casa? —cuestionó con sorpresa mientras mezclaba el ramen en la cacerola.

—En cajón de habitación de JongIn.

—¿¡Revisaste mis cosas!? —se giró alzando el cucharón en mano.

—Sí. Casa muy aburrida, pero habitación de JongIn interesante, fotos felices con otros humanos, niño JongIn con padres, ¿dónde están padres de JongIn?

—Ah, ¡deja de repetir tanto JongIn!

—¿Dónde están padres?

—¿Dónde están los tuyos? —arremetió.

—No existen. Almien viene a Tierra para reproducirse.

—Siento que si pregunto “qué” una vez más, pareceré un sordo, pero... ¿Qué?

—Cuando Almien regresa, parte de alma se divide, y nace nuevo Almien. Un Almien nacerá con emociones gracias a KyungSoo y JongIn. Muchos años después volverá a Tierra, maduro para aprender más amor con otro humano.

—Haré... de cuenta que no dijiste eso —titubeó incómodo, no estaba seguro de querer saber exactamente qué significaba “reproducirse” para un alienígena—. Ahora pon los platos hondos, vasos y palillos, ya está casi listo el ramen.

—¡Sí! —asintió, y al instante y por primera vez, JongIn observó pasmado, lo rápido que KyungSoo se estaba moviendo.

Más rápido de lo que nunca antes sus ojos hubiesen captado en ningún otro ser. Se sintió dentro de una película de fantasía, donde uno tenía súper poderes, porque apenas había terminado de girar la perilla de la hornalla para apagar el fuego, cuando KyungSoo ya estaba sentado en la silla, esperando por la comida y con la vajilla ya puesta sobre la mesa.

Tragó saliva con dificultad, creyendo que estaba mareado por lo que acababa de presenciar, ¿acaso el tiempo se había detenido mientras KyungSoo se movía? Porque de repente su propio accionar se sentía extremadamente lento y pesado.

Como si KyungSoo hubiese entorpecido su espacio y tiempo, dejándole absolutamente confundido.

—¿En serio te mueves así de rápido?

—No sé. A veces puedo. A veces no puedo. Y cuando puedo, cuerpo también se siente cansado rápido.

—Ten cuidado, recuerda que no es tu cuerpo verdadero.

—Almien no tiene cuerpo. Sólo alma... Alma tiene forma cuando regresa a planeta Almien.

JongIn llevando la cacerola a la mesa, y escuchando atentamente, se predispuso a continuar investigando mientras servía la comida, notando como KyungSoo se maravillaba por el nuevo platillo.

—Este ramen se ve lindo y colorido, no como ayer —comentó al tener el plato delante.

—¿A qué tienen forma los Almien? —curioseó al sentarse también ya con su comida servida.

—Hum... —apretó los labios, suspirando, y levantando la mirada hacia el techo—. Eh...

—¿No hay algo aquí en la casa que tenga forma de... de ti?

—Hum... —agachó la mirada—. ¿Ramen?

—¿Ramen?

—Ramen humano flotando.

—¿Cómo?

—Como ramas.

—¿¡Qué estás diciendo!?

—Almien se mueve y enreda como ramas de árboles, como cables de calles y se corta cuando nace nuevo Almien. No tengo sangre, no tengo venas. Sólo alma en hilos y larga cola.

—Eso no es como un humano, suena como un fantasma.

—Fantasma muerto, Almien vivo.

—Vaya diferencia, en mi imaginación sí se parecen... Al menos ¿podré ver tu verdadera forma?

—No.

—Que decepción, así no siento como si fueses un extraterrestre, sólo un humano aprovechándose de la caridad de otro humano ingenuo que ya no sabe en qué creer.

—No soy humano, soy Almien.

—Ah, ya cállate... —suspiró hastiado y continuando con la comida.

Como él se había encargado de cocinar, le pidió a KyungSoo que lavase los platos, y aunque no lo vió hacerlo, dedujo que otra vez lo había hecho muy rápido, porque para cuando se largó a su habitación, KyungSoo también ya lo había alcanzado en la puerta.

—Ya acabé.

—¿Y?

—¿Puedo dormir con JongIn?

—No.

—Oh... ¿por qué no?

—Porque te ofrecí la habitación de mi padre.

—No me gusta.

—Y a mí no me importa que no te... ¿qué es ese olor? —frunció la nariz.

—Cuerpo de KyungSoo expulsa gases.

—¡Ve al baño! ¿Siquiera has ido desde que despertaste?

—Sí, ayer bañé.

—No. Acaso, no has... ¿orinado o... bueno, lo segundo? —preguntó con cierto titubeo.

—¿Orinado, lo segundo?

—Sí, ¡pis, hacer pipí, mear, orinar, cagar, defecar! —gritaba, más para librarse de su propio pudor injustificado ante alguien que ni siquiera entendía de lo qué le hablaba.

—No, JongIn enseña a KyungSoo.

—¡Dew no! Tú debes hacerlo solo.

—¿Y cómo?

—Haciendo fuerza... 

—¿Fuerza con qué? —le miraba con un gesto interrogante.

—¡Pues con lo que tienes ahí abajo!

—¿Los pies? —comenzó a pisotear como si fuese una especie de pingüino y sin dejarle de observar directo a los ojos.

—¡Con lo mismo que dejaste que se te escape el gas, ve al inodoro y expulsa todo cuando te moleste, porque si llegas a ensuciar la ropa que te di te quedas en la calle! ¿Entendido?

—¡Sí!

—Hasta mañana —le cerró de un portazo en la cara, pero el murmullo desde el otro lado no tardó en oírse.

—JongIn... Calzoncillo está mojado.

No, definitivamente no iba a abrirle la puerta para darle nueva ropa.

Iba a dejarlo así, y esperaba que KyungSoo tuviese un poco de sentido común por el resto de la noche; tampoco tenía que mostrarle cómo se debía ir al baño, eso ya era algo que el cuerpo debía de estar pidiéndole hacía quién sabía cuánto tiempo y éste recién hasta ahora lo asimilaba; no iba a hacer más de lo que no creía necesario, ya se lo había explicado.

KyungSoo parecía una mezcla entre un adulto y un niño desamparado. Pero aprendía increíblemente rápido.

Y JongIn se preguntaba hasta qué punto iría eso de querer aprender sobre los sentimientos del corazón humano, ¿de qué le serviría a un Almien si sólo venían a la Tierra a supuestamente reproducirse?

Lo más estremecedor que había oído hasta el momento era eso, y apenas era la tercera noche. Pero de sólo imaginarse una situación, su piel se erizaba de la impresión.

Dormirse entre pesadillas de aliens abduciéndolo para reproducirse, definitivamente podría ser la pesadilla más aterradora que tuviese en su vida.

—Ah Dios, prefiero soñar con el Diablo antes que con extraterrestres... al menos por esta noche.

🌌











Gracias por leers <3 besillos, buena semana ❤️🌸😽

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