3. Fantasma 👽
Tu sueño se expande
El latido de tu corazón se vuelve más fuerte
El ruido te sacude por completo
Es una ilusión que se desvanecerá cuando abras tus ojos
Oh, el momento en que abras tus ojos a un nuevo sentido
Tu corazón se conectará a un mundo
Siéntete a ti mismo en las profundidades de la música
Vamos, vamos déjame mostrarte
Así que sólo despertemos a este mundo
Despertémonos ya mismo.
Wake Up, NCT 127
🌌
Los rayos del sol se filtraban por la ventana del costado, la cual siempre dejaba con la persiana alta y las cortinas blancas por delante, para que así la luz entrase desde temprano y no le hiciese una cómoda oscuridad, provocándole volver a dormirse en plena mañana. Sin embargo se removió contra la almohada que abrazaba, perezoso al oír como el tono de la alarma iba en ascenso.
Estaba cansado, ya era mitad de año, pero aunque tenía que seguir yendo al trabajo, afortunadamente quedaba sólo esa semana de clases y luego comenzaría un bello mes de vacaciones, en el que ya estaba pensando en cuánto más podría dormir al llegar del supermercado por las tardes. O eso creyó que serían sus vacaciones, hasta que la sensación de que el sonido de la alarma flotaba más en el aire que desde su mesita de luz, lo alertó.
Se quedó congelado por unos segundos, agudizando sus oídos un poco más. Otra respiración, ruidos de salivación y masticación, aroma a sus caramelos favoritos de fresa.
No podía ser cierto.
Girándose lento y con los ojos aún cerrados como si aquello fuese a protegerlo de ver a un fantasma, percibió el frío. No se atrevía a despertar por completo y llevarse con la sorpresa de que la noche había sido real. Quizá esos eran los últimos segundos de su pesadilla y pronto se acabarían.
—JongIn, teléfono hace ruido fuerte. No escucho música.
La reconocible voz tan suave pero al mismo tiempo emitiendo eco en el silencio de su habitación, le hizo abrir los ojos sin dudarlo por más tiempo.
Sí, era verdaderamente como el fantasma que suponía. KyungSoo estaba a su lado recostado, sacudiendo su celular que no dejaba de sonar y sin embargo; la escena era tan impactante que el sonido parecía precisamente perdido en otra dimensión, porque él sólo estaba concentrado observando los movimientos de ese joven aún extraño. Pero ya no desconocido.
—Quiero música, JongIn —pidió sacudiendo el aparato y apretando todos los botones, hasta que finalmente la alarma se detuvo.
Nada había sido una pesadilla. Se puso de pie en un salto sobre la cama, tomando su almohada de escudo.
—¿¡Qué rayos haces todavía en mi casa!?
—¡JongIn deja quedar Almien! —pidió más en capricho que como favor, saltando también de rodillas frente a él.
JongIn bajó hacia atrás para dirigirse hacia la puerta, ahora sí tenía que llamar a la policía. El joven aún no se había marchado, y lejos estaba de parecer un ladrón o querer lastimarle.
—¿¡Qué hacías acostado en mi cama!? —se detuvo antes de correr a la sala. Tampoco estaba seguro de que su teléfono fuese a funcionar tras ser reparado mágica y rápidamente por la noche.
—Do gugutuén.
—¡Habla bien!
—No sé palabra.
—¡Sabes muchas!
—Música ayuda —KyungSoo avanzó de rodillas por la cama hasta la punta, y señaló el celular—. Lianmuán niní. Quiero aprender sentimientos.
—¡Vete de mi casa! ¡Ya estás sano, y hablas mejor que ayer!
—Almien sin casa. JongIn enseña idioma... —descendió de su lugar y caminó hasta él, contemplándole desde la entrada—. Pooor favooor.
No entendía el porqué extendía tanto algunas frases, quizá sólo pretendía sonar más importante y llamar su atención. Lo cual dificultaba más el proceso de exilio de su casa, porque JongIn estaba siendo atraído por aquel joven, de quien cada vez más, se convencía que no era un humano común y corriente.
Aunque bueno, ¿quién realmente lo era?
Hasta donde sabía, a ninguno le cambiaban de color los ojos de la noche al día. ¿O era porque no los habría visto bien por la oscuridad? Los matices azulados concentrándose en sus pupilas. Dos pequeñas galaxias dentro de ellos, con cientos de microscópicas estrellas, ¿eso era posible? Eran partículas brillantes, eran diamantes en medio de dos orbes.
Era la piel emitiendo frío en lugar de calor cada vez que se le acercaba; era el blanco cadavérico de sus tejidos y sus labios pulposos, cual gelatina de fresa, como los caramelos que aún olfateaba y que también probablemente, habían sido el único hurto de toda la madrugada.
¿Se desarmarían si alguien intentaba besarlos? No lo sabía, y prefería no saberlo.
No fuese a ser que todo su cuerpo se derretía ante un sólo toque inofensivo, y volviese a estar en las condiciones en las que lo había encontrado la noche anterior.
—Si eres un extraterrestre, dame una prueba, tiene que haber algo sobrenatural que puedas hacer y yo no.
—Arreglo teléfono.
—¡Yo también puedo hacer eso!
—Pero JongIn no arregló.
—¿Fuego, agua, electricidad, volar, telequinesis, invisibilidad? —extendió sus manos, nervioso, porque claramente él era quien más loco se veía entre los dos—. ¡Algo así!
—Sólo Almien, no súper héroe.
—¿¡Y qué se supone que es un Almien!? ¡Porque hasta ahora eres un humano, uno muy lento pero humano en fin!
—Humanos muy lentos. Almien muy rápidos. Almien no puede ir rápido —cabeceó en negación—. Cuerpo humano leeeento. Cabeza rápida, proceso lento. Hablo muy mal. ¡Quiero hablar bien! —exclamó nuevamente en reproche.
Eso aunque no quisiese admitirlo, tenía sentido. Eso explicaría el porqué comprendía absolutamente todo; el porqué aprendía tan veloz y también el porqué no se expresaba ni lo demostraba de modo eficiente, al igual que sucedía con sus razonamientos.
—Escucha, tengo que irme a trabajar, no sé qué otra cosa pretendas de mí, ¿quieres que te enseñe hablar? —le observó curioso y KyungSoo sólo asintió una y otra vez sin responder, mirándole absorto ante lo que decía—. Pues creo que en tanto sigas escuchando mi música y mirando tele, te convertirás en todo un orador; seguro hasta hablarás mejor que yo para cuando regrese. Así que si así resulta ser, luego tendrás que irte.
—Enseña sentimientos. Por favor.
—¿Qué? ¿Sentimientos? ¿Siquiera escuchaste todo lo que te dije?
—Sí, pero, ¡niní, niní! —comenzó a exclamar entre aplausos y una sonrisa carente de engaños.
—¿Niní?
La palabra para KyungSoo no parecía tener el mismo significado que para él. De todos modos, ya no sabía quién comprendía más o menos de entre los dos, porque éste pese a que había prestado atención, le estaba cambiando bruscamente de tema.
—Sonríes y pides desesperadamente cosas. No pareces carente de sentimientos.
—Almien también sonríe. También siente. JongIn sólo enseña dodó mi niní.
—¿Dodó mi niní?
Y sin poder prevenir algún accionar peligroso, JongIn simplemente sintió la mano helada reposándose en su pecho, enfriando su piel a través de la remera y tan sólo en pocos segundos, haciéndole sentir en todo su cuerpo, la disminución gradual de la temperatura a la velocidad de la luz; sus hombros y brazos erizándose, y bajando hielo en lugar de sangre por su abdomen hasta las piernas, sólo dejando su rostro caliente.
Avergonzándose de que aquel joven le tocase con tan absurda calidez, de que lo cautivase con sus ojos, sin querer dejarlo huir. Nadie estaba en su casa para ayudarle a sacar a ese humano o posible extraterrestre, llamado Almien o KyungSoo. Lo que fuese.
JongIn con la mano en su pecho y enfriando sus extremidades, sólo podía sentir tibieza.
—Dodó mi niní... Sentimientos de corazón —susurró—. Dodó de JongIn, está solo.
Claro que estaba solo, pero eso no le competía a nadie más que a sí mismo. Tenía que lidiar con ello. Su madre se había ido hacía dos años, y aunque aún la extrañaba mucho, no podía estar demostrándoselo a todo el mundo.
Su padre vivía trabajando de conductor en camiones de carga, recorriendo el país de punta a punta, viéndolo con suerte cada uno o dos meses. Lo amaba también, y aunque ninguno de los dos podía dejar de sentirse culpable por el suicidio de su madre. Sólo les quedaba seguir adelante.
Aún si eso les suponía sentirse igual de aislados, y creer que merecían aquella sensación. Todos en algún momento se sentían así. No necesitaba que un posible alien se lo dijese.
—Me voy a bañar, y luego a trabajar... —le apartó la mano—. Si quieres quedarte, será mejor que te conviertas en lingüista y hables a la perfección para cuando regrese. Porque si no me das una explicación lo suficientemente buena de lo que te pasó, te vas.
Acabó con su advertencia y se apresuró a sacar ropa limpia de su armario antes de irse al baño.
—¡Y dame eso! —le arrebató el teléfono celular de la mano libre—. Seguro escuchando música lo dejaste sin bate... —se asombró al ver que el porcentaje seguía en cien por ciento—. ¿Cuánto tiempo estuviste usándolo?
—Toda, toda laaarga noche.
—Mentiroso —alzó una ceja escéptico, largándose finalmente y oyendo el murmullo perdido en el ambiente.
—Almien no mienten...
Un murmullo que resonaría una hora después de desayunar en silencio junto a ese joven callado y que sólo observaba atento todos sus movimientos.
—Me voy. Espero que tú también lo hagas —espetó retirándole la taza de té que ni siquiera había probado.
Lo único que KyungSoo había devorado era un pedazo de pan.
—No. JongIn enseña. JongIn debe creer Almien.
—Loco...
Volvería a oírlo en el eco de su cabeza; volvería a oír la voz dolida pero decidida de KyungSoo y se diría «loco» a sí mismo cuando al salir de su casa y pasar por el árbol donde lo había encontrado, notase todos los pétalos de cerezo caídos en el suelo cuales gotas de sangre.
De una noche a otra, ya estaba pelado y con sus ramas desnudas.
JongIn se había detenido a pocos metros, contemplándolo y reflexionando todo lo sucedido. Tenía que apurarse para no perder el presentismo en el trabajo, pero la curiosidad podía más, por lo que se animó a acercarse y reposar una mano sobre el tronco.
—Almien no miente... No puede ser cierto —susurró alzando la vista hacia el despejado cielo.
Mentiría si dijese que no sintió su interior vibrar en una nueva sensación. Si dijese que al pasar por ahí, no sentía una peculiar presencia.
Como si estuviese siendo observado. Como si la energía del árbol fuese demasiado fuerte, creyéndose incluso tonto de no haberla percibido antes, pero es que simplemente nunca antes le había ocurrido algo así.
Su piel estaba erizada y no era porque hiciese frío esa mañana; era como en una película, como si un espíritu lo hubiese atravesado.
—KyungSoo... ¿sólo es su cuerpo humano?
Tal vez estaba desvariando y era sólo su imaginación por todo lo que había oído hasta el momento. Pero no podía negar que allí mismo, sentía como si dentro del árbol hubiese algo habitándolo. Era inaudito, pero era como el despertar de un sentido dormido.
No había viento, ni tampoco una brisa matinal de un verano adelantado y cálido.
Pero las ramas se sacudieron sigilosamente, y aunque jamás había tenido una experiencia de ese tipo, ni siquiera cuando su madre ya se había ido de ese mundo. Por primera vez en su vida, presintió a alguien.
El árbol no era como su casa. El cerezo no estaba vacío.
🌌
Que empiecen linda semana, ojalá se encuentren un extraterrestre 😹💘 besitos 😗
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