18. Reflejo 👽
El ayer es historia
El mañana es un misterio
Puedo verte mirándome
Mantén tus ojos en mi.
No quiero perderte ahora
Estoy mirando exactamente a mi otra mitad
Este espacio vacío en mi corazón
Es el que tú ahora llenas.
Muéstrame como pelear por ahora
Y te diré cariño que fue fácil
Volver hacia ti cuando lo descubrí.
Estuviste aquí a mi lado
Es como si fueses mi espejo
Mi espejo mirándome de vuelta
No podría alcanzar nada mejor con otra persona
Y ahora es tan claro como una promesa
Estamos convirtiendo dos reflejos en uno.
Porque eres mi espejo
Mi espejo mirándome de vuelta.
Mirrors, Justin Timberlake.
🌌
«El tiempo es rápido, los humanos son lentos», habían sido las palabras de Almien antes de dormirse.
Y vaya que estaba detestando horriblemente tener que verle descansar con tanta paz. Porque ahora quien no podía dormir era él. JongIn no podía cerrar sus ojos con calma y entregarse al mundo de los sueños, sin pensar en que tal vez al despertar, podría no volver a tenerlo a su lado; podría no estar el cuerpo de KyungSoo tan cálido y acurrucado a él, como en esos momentos.
«Humanos avanzan hacia futuro, pero Almien está tan avanzado que necesita volver al pasado para experimentar sentimientos y emociones».
Las últimas frases resonaban en su cabeza. Almien verdaderamente le había dejado una inquietante marea de pensamientos en su mente, y claro que no podía conciliar el sueño. Cada palabra ponía su cabeza a naufragar en las posibilidades de que algún día, quizá y si el alma de KyungSoo regresaba a su cuerpo, entonces lo recordaría.
Quizá KyungSoo recordaría todo sobre Almien y los días vividos junto a él hasta la fecha. JongIn ponía su esperanzas a un nivel tan elevado, que tenía la ilusión de poder volver a reencontrarse con Almien en esa misma vida. Aún si ya tenía un “no” como respuesta, desde el principio.
«No quiero ser viejo cuando regrese a mi planeta, a Almien... », había musitado acomodándose en su pecho. «Si fuese joven al menos tendría tiempo para regresar algún día a Tierra y reencontrarme con JongIn».
Esa era la única desventaja que parecía tener Almien al enamorase; perdía toda su vida en la Tierra, y cuando regresaba ya era un alma demasiado sabia y mayor; lo suficiente como para comprender que no haría tiempo a volver y reencontrarse con la misma persona. Por lo que sólo le quedaba disfrutar de su estadía, esperar un poco más al final, y entonces expandirse para crear un alma nueva, hasta fundirse con el universo.
Algún día, quién sabía verdaderamente cuándo, definitivamente regresaría arrastrado por alguna lluvia de meteoritos degradándose hacia la Tierra; caería en alguien recién nacido y le tocaría finalmente, vivir su propia vida como humano.
«Memoria de sentimientos queda intacta en profundidad del alma, y cuando toma a humano, experimenta en su propia piel... »
«¿Podría ser que alguna vez... Yo también fui un Almien?»
«Tal vez así fue... Eso es lo que Almien cree, y espero que sí. No encuentro otra forma de comprender misión en Tierra y amar tanto a JongIn si luego voy a perder» había susurrado, acariciándole la mejilla. «Almien no se suponía que aprendiese cosas tristes...»
«No llores», pedía con prisa al notar como se nublaban sus ojos, sujetándole la mano con posesión. «No quiero que me hagas llorar también... Sólo me has hecho feliz en estos días. Ya lloré mucho en el pasado, sólo guarda las cosas bonitas».
«Sólo hay cosas bonitas, ¿por qué tengo que llorar por cosas bonitas?»
«Porque no quieres que se acaben. Quieres que sean eternas, pero nada en los humanos es eterno...»
«¿Y amor?»
«Quizá ahora que te conocí... Comience a creer y a crear otras teorías» sonrió, no quería que la amargura consumiese el momento.
«Almien dice que sí. JongIn di que sí. Amor será eterno».
«No me apresures a decir cosas. ¿Lo ves? Los sentimientos fugaces, me hacen dudar».
«Sentimientos fugaces son los únicos que Almien puede experimentar... Y ahora JongIn también puede, aunque quiera ir despacio porque es humano, no significa que no pueda hacerlo. Si teoría de Almien es correcta, JongIn ya se enamoró fugazmente en el pasado»
«No...» recordó durante unos segundos, experiencias y sensaciones vividas años atrás. «Esto es diferente, es la primera vez que me siento así».
«No. Digo que JongIn puede enamorarse al tiempo de Almien, porque... JongIn ya fue Almien primero».
«Tal vez tengas razón. Tal vez tengas mucha razón... Como siempre».
🌌
Era un sueño corto y pesado. Era como una tormenta pasajera pero que caía cual fin del mundo en pleno verano cuando la humedad hacía estragos en el clima. Abrumadoras y refrescantes eran las palabras de Almien, y por igual los sentimientos que habían caído del cielo en forma de lluvia hacía dos semanas.
JongIn no había dormido tantas horas, pero estaba despertando más tarde que lo usual gracias al intercambio de su día libre con YiXing. Ya eran las nueve de la mañana y si hacía un recuento, habían sido alrededor de cinco horas de descanso. Claro que no había podido dormirse tan pronto tras la conversación en susurros.
Almien le había contado cosas hasta entrada la madrugada, no quería caer rendido ante el sueño que ahora le era inevitable, hacía lo imposible por mantenerse despierto, para estar más tiempo con él, aún si tenían todo el resto del martes por aprovechar. Almien entre su ligera recuperación de energías, también recordaba cosas del pasado, que verdaderamente eran eventos que aunque a él no le hacían mucha ilusión hablar, no dejaban de sorprenderle y resultarle curiosos.
Como la tarde lluviosa de la muerte de su madre. Donde Almien le dijo que había presentido todo desde el cerezo: la ambulancia estacionando en la puerta de su casa, el temblor del suelo ante la camilla bajando y volviendo a subir al vehículo; los pasos desesperados tanto de los paramédicos, como el chapoteo de sus desconsoladas lágrimas alimentando el suelo del que el árbol se nutría. Allí donde ya estaba Almien en reposo, esperando a que llegase su día de conocer el amor, a costas de curar amargas tristezas.
Los ojos de KyungSoo, aunque eran preciosos abiertos, ahora sí se mantenían cerrados ante el profundo sueño; y claro que también extrañaba verlos al menos un poquito entreabiertos, y pensar qué tal vez faltaría mucho para que aprendiese a cerrarlos. Extrañaba los días pasados que ya se habían esfumado de su vida sin percatarse realmente de la noción del tiempo. Porque, ¿qué era eso precisamente?
Qué era el tiempo cuando se estaba tan compenetrado y alineado a una estrella tan lejana y que ni siquiera iba a su mismo ritmo. Simplemente no existía. Sólo era una sensación, una noción instaurada ante cada salida y puesta del sol. Sólo era la despedida de la noche en cada amanecer.
Esa era su idea de tiempo. Donde Almien se había aparecido en un oscuro y silencioso jueves nocturno, deteniéndolo a él en una nebulosa y enseñándole a volar fuera de su órbita. Fuera de su real espacio y tiempo, hacia las profundidades de lo que habitaba dormido en su alma.
No quería levantarse de la cama ni deshacerse de los brazos de KyungSoo sujetándole cálidamente. Pero una hora más se le iba entre los pensamientos que volaban también lejanos de esa habitación.
Quería que su cuerpo se esfumase como por arte de magia, que sólo quedase su alma a la intemperie, y entonces tal vez así, en ese estado tan puro, podría unirse junto a Almien, y ambos perecer; o en todo caso y mejor aún, alzarse hasta el cielo y atravesar el universo, para irse como un solo ser único e inalcanzable hacia su propio planeta.
Pero... Aquellas cosas ya debían ser demasiado fantasiosas incluso para Almien, quien hacía unos cuantos segundos acababa de abrir sus ojos y le miraba fijamente.
—Eso no es posible, JongIn... —murmuró sonriendo con desdén.
—¿Qué cosa? —con asombro, una vez más se atrevió a perderse en la oscura y luminosa mirada.
—Todo lo que estás pensando...
—¿Cómo sabes lo que estoy pensando?
—Almien es lo que has enseñado... —llevó la mano hacia su mejilla—. Puedo ver alma de JongIn.
—No es cierto, sino no te irías... —sujetó la palma para aferrarla más a su rostro.
No quería volver a llorar. No quería pasar ese día entre penurias, pero desde que Almien había entrado en su mundo, todo en él se había sensibilizado. Almien todo lo estaba ablandando, alejándolo de ese estado de impenetrabilidad mental; de un modo irónico, había derretido su corazón con el frío de su piel.
—No llores JongIn... Almien no llora.
—Soy humano. No Almien —respondió recordando los primeros días en que éste le respondía así, y acarició con su otra mano libre, el flequillo cayendo en la frente.
—Y Almien no es sólo extraterrestre buscando amor. Es un reflejo de todo lo que JongIn enseñó. De las memorias sin forma que KyungSoo dió.
—No...
—Estás atraído hacia un cuerpo, le diste tus conocimientos, y KyungSoo devuelve tu propia imagen, ligeramente distorsionada y con aspectos ajenos que prefieres ignorar, porque claro que nadie quiere enamorarse sólo de cara bonita. Tienes que conocer al verdadero KyungSoo, cuando Almien se vaya...
—Pero ya no serás tú. No me reconocerás. No será lo mismo...
—Nada es lo mismo. Nunca JongIn. Universo se mueve, cambia, se transforma. Y alma y corazón también. Ese es universo de JongIn. Y Almien puede verlo. JongIn puede verse a sí mismo y todo lo que aprendió, cada vez que mira mis ojos...
Almien acercó su frente, juntándola con la propia, reposando sus labios con delicadeza sobre su mejilla y desviándose lentamente hacia su boca, hasta acabar en un roce tímido que comenzó a moverse con suavidad. Almien besándole, le hacía imaginar que cada desliz era como descansar en una nube.
—Eres tú, el cuerpo de alguien llamado KyungSoo con un alma extraterrestre... —murmuró tras un suspiro—. Es todo lo que eres ahora, y en lo que te has convertido. No puedo verte físicamente, ni tampoco conozco el verdadero ser de KyungSoo. Pero te siento a ti, sólo a ti, Almien. Y lo que yo haya aportado, es equivalente a lo que tú me hayas entregado también; así que yo también soy tú, seas KyungSoo un humano, o Almien, el ser más lejano a un extraterrestre que haya podido imaginar jamás. También soy tu reflejo.
—Si JongIn sigue diciendo cosas tan lindas, probablemente KyungSoo regrese a su cuerpo. Si no lo hace, universo se enfadará con él por no tomar su destino con amor.
—El destino ya le hizo pasar cosas horribles.
—¿Almien es horrible?
—No, no quise decir eso...
—Todos los Almien siempre encuentran humanos con recuerdos feos. Debe ser otra misión que Almien ignora, porque cosas amargas atraen... Y amor parece ser consecuencia para humano, cuando para Almien es causa de visita a Tierra.
—Quizá la respuesta es que... ¿El amor es la respuesta?
—Pero Almien no tiene pregunta.
—¿Entonces?
—JongIn es quien tiene pregunta.
—¿Yo?
—Sí.
—¿Qué pregunta?
—No sé. Pero sólo sigue respondiendo con preguntas, así que deben ser muchas.
—No es cierto... Tú sólo juegas con las palabras. Con mi cabeza. Y con mi corazón también...
—Almien no juega. Almien ama a JongIn.
—¿En serio?
—JongIn ya sabe la respuesta —espetó.
—Sí.
—Pero JongIn no ama a Almien... —entonó con decepción.
—¿Por qué dices eso?
—Almien dice la verdad, ¿o Almien se equivoca?
—No es eso...
—Tengo razón.
—Sí... La tienes. Pero... No significa que no sienta cosas indescriptibles, ni que no te quiera. Lo hago. Te quiero mucho.
—Almien ya sabe.
—¿Y por qué te ves tan bien? Como si... Como si no te afectase en lo absoluto. ¿No estás molesto? —preguntó intrigado.
El desconcierto ante la naturalidad con la que Almien aceptaba sus sentimientos aún si no eran claros ni exactamente recíprocos, le parecía sospechoso.
—No.
—¿Por qué?
—JongIn sólo sigue haciendo preguntas, que siguen dando la razón a Almien —respondió complacido.
—¿Cuál razón?
—¡La que JongIn descubrirá cuando Almien se vaya! —sonrió, levantándose repentinamente de la cama.
—¿¡A dónde vas!?
—¡Al baño, o sino haré pipí! Además, JongIn dijo que Almien debía descubrir solo como terminar con partes íntimas calientes de KyungSoo, y ayer toqué mucho cuando JongIn se fue a trabajar, ¡hice pipí blanco!
—¡Dijiste que no te habías levantado en todo el día! —acusó dirigiendo su mirada inevitablemente hacia la entrepierna.
—Es que esa parte, cabeza de KyungSoo dijo que mienta y no cuente... —murmuró avergonzado, y luego alzó enérgicamente los brazos—. ¡Almien casi estalla de felicidad!
—¡No me cuentes tus intimidades!
—¿¡Por qué!? ¿JongIn envidia sentir esa felicidad? —soltó presuntuoso, alejándose hacia la puerta.
—¿Ahora quién es el de las preguntas? ¡Mejor no me hagas hablar de más, o tu alma será tragada por el agujero negro al enterarse de las cosas que has hecho!
—Si Almien es feliz, agujero negro no hará daño. Y Almien es muy feliz. No importa qué haga junto a JongIn... —declaró dándole la espalda.
—¡Sí importa. No es tu cuerpo, Almien!
—¡Pero ya besaste!
—¡Tú primero! —gritó en defensa al ser él ahora el acusado.
Pero sus palabras se perdieron pronto en el espacio, al mismo tiempo en que Almien daba un portazo en el baño.
🌌
En efecto Almien parecía sentirse mucho mejor; no obstante, a lo largo del día, JongIn también había notado los cambios constantes cada casi dos horas. Lo había averiguado con tan sólo oyéndole hablar; a través de las respuestas y comentarios locuaces e ingeniosos que hacía de a ratos, y los susurros bajitos y desanimados que hacía de a otros.
No sólo se trataba de ese martes en específico, sino de todos los días pasados también; sin embargo, esa tarde se había hecho mucho más evidente. JongIn descifraba fácilmente el estado de ánimo del alien con apenas escuchar su voz por unos instantes; descubría qué tan débil estaba físicamente, dependiendo de cuánta efusividad ponía en sus frases siempre acompañadas de bruscos y rápidos movimientos.
Si Almien estaba cansado, murmuraba y apenas se movía; se quedaba sentado en el sillón mirando la tele mientras él lavaba los platos del almuerzo. Si Almien se recuperaba por media hora, aunque él le insistiese que no lo hiciese, peleaban unos minutos tironeando del canasto de ropa sucia, y Almien increíblemente acababa saliéndose con la suya y poniendo a lavar todo, mientras él ordenaba la habitación y limpiaba un poco la casa. Pero ya para entrada la tarde, Almien se notaba otra vez cansado. Éste se había acostado en el sillón, mientras él terminaba de pasar la ropa al secador.
Al acabar con las tareas, preparó té y se acercó a su lado, dejando las tazas en la mesita de madera. Almien no tardó en hacerle un lugar para que se sentase en la esquina, aunque claro que lo hacía para reposar la cabeza en sus piernas; y absolutamente él también, disfrutaba de pasar ese rato acariciándole el rostro, mientras buscaban qué película ver.
Luego tras una hora, inesperadamente Almien volvía a estallar en energía, y no paraba de hablar, interrumpiendo a cada rato y quejándose de algunos personajes que le desagradaban o que eran muy malvados pero torpes. Los disgustos en el rostro disconforme, le hacían reír más que la misma película donde los villanos siempre eran más tontos que malos, pero no iba a explicarle en esos momentos, que las películas animadas para niños solían tener ese tipo de personajes.
Era más adorable ver el personaje en el que se convertía Almien cada vez que se entusiasmaba tanto con una trama, como si éste mismo fuese parte de ella. Notar como aún tenía sus momentos poco humanos, donde lo obvio, todavía era nuevo para Almien.
Donde el canal de las noticias internacionales sorprendían quizá un poco demasiado, al alma pura que parecía ser aún el extraterrestre.
—¿Por qué JongIn? —espetó, sentándose abruptamente y contemplando la pantalla al borde de las lágrimas—. ¿Por qué queman bosques?
—Por intereses económicos...
—Los árboles no darán dinero. Sus hojas dan sombra, protegen de calor. ¿Por qué? —giró a mirarle fijamente, casi implorando una respuesta—. Si árboles sólo cuidan gente.
—No... Los árboles no les dan dinero, lo que construyan en su lugar se los dará. Pero de nada sirve que llores por ellos, están muy lejos, ni siquiera son de este país.
—Pero duele igual.
—Lo sé, pero... —titubeó en un gesto compasivo, atrayéndolo en un abrazo.
—¿A JongIn no duele?
—Sí... Pero, ¿a ti no te duele lo que le sucedió a KyungSoo?
—Claro que duele —asintió contra su pecho.
—Pero no lloraste por él.
—Es cierto... —murmuró alzando la vista con incredulidad—. ¿Por qué?
—Supongo que es difícil llorar por lo que no te tocó vivir. Puedes sentir empatía, pero tener que llorar por ellos... Es muy personal. Tú estuviste mucho tiempo en un árbol.
—¿JongIn vivió cosas que pasaron a KyungSoo?
—No... Pero, somos humanos. Y me he encariñado mucho contigo. Saber que los ojos que estuve mirando todos estos días, fueron víctimas de cosas feas... eso claro que me pone triste. Sobre todo cuando tú estás en él. Tal vez, en el futuro cuando ya no estés, también llore por los árboles. Por lo que tú me has enseñado hoy, y todos los días... Y terminaré siendo un bebé llorón por tu culpa —rió frunciendo una mueca en desagrado.
—JongIn no tiene que ser llorón. Almien no quiere que llores. Quizá Almien es demasiado extraterrestre. Llora por naturaleza que sufre, pero no por humanos que sufren... Eso hace sentir mal a Almien. No quiero disfrutar de dolor humano, sólo quiero hacer feliz.
—Y lo sé, claro que no vienes a disfrutar, no es eso lo que pienso. Vienes a sanar, Almien... Y eso ya es lo suficientemente increíble. Tú mismo lo dijiste, si no fuese por cosas oscuras que hay en la Tierra y que tanto te atraen, entonces ¿qué sentido tendría tu misión? No es tu culpa. Somos lo que somos, nuestra propia naturaleza.
—JongIn también es muy sabio.
—No es cierto... Tú lo eres. Tú me pones a pensar en todas estas cosas que nunca se hubiesen cruzado por mi cabeza de no ser por ti.
—Si todos los Almien que llegan a Tierra se encontrasen con gente como JongIn, entonces podríamos poblar un nuevo mundo, uno muy hermoso... Cualquier ser de la galaxia
podría enamorarse de JongIn.
—Estás loco. No hay nada de mí que pueda darle a nadie... Tú mismo lo has visto. Soy un estudiante mediocre con un trabajo mediocre, ninguna de ambas cosas me gusta. Y en el planeta Tierra, este estilo de vida miserable, es equivalente al fracaso. Lo único por lo que me he dejado llevar eres tú, y aún así... ¿Qué me quedará luego cuando te vayas? Un poco más de nada... —exhaló mientras sus ojos se perdían en las imágenes del televisor y reposaba la mejilla en el hombro de KyungSoo, buscando aferrarse a él en un interminable abrazo—. Un recuerdo borroso, donde creeré que quizá todo fue un largo sueño, del que me convenceré que tal vez nunca sucedió. Y cuando mire al cielo, sólo sentiré una tristeza que no comprenderé, como si ya no perteneciese a este mundo.
—JongIn es fantástico, no hay fracaso cuando enseñaste tanto a un extraterrestre —le observó de costado—. Tú y yo, somos afortunados, y quien te tenga en el futuro también lo será. Almien recibió mucho amor en estos trece días. Y JongIn sólo seguirá amando como hizo hasta ahora —se aferró al brazo que atravesaba su pecho—. Pensará en Almien cuando vea estrellas, y sabrá que todo sigue siendo real. No acabará cuando Almien se vaya. Mientras JongIn siga mirando y amando cielo, pidiendo deseos a estrellas, sonriendo al Sol, y contando secretos a la Luna... —se removió para enfrentarle y llevar las manos a sus hombros—. Mientras confíe en universo, sentirá a Almien en su corazón.
—Sólo soy un reflejo de lo que tú me enseñaste... ¿Por qué tienes que irte?
—¿Y por qué JongIn no puede venir?
—¿Cómo lo haría? ¿En qué forma?
—¿Cómo se quedaría Almien más tiempo? ¿En qué forma? Cuerpo de KyungSoo ya no resiste.
—¿Por qué yo no puedo viajar igual que tú a través del universo?
—Almien ya dijo que JongIn sí puede. A través de sueños.
—Es injusto...
—Cada ser tiene diferentes medios. Otros extraterrestres de otras galaxias, vienen en platillos voladores como películas. Almien no tiene esa capacidad. No tiene cuerpo físico, por eso... Nuestra especie viene en forma de eventos naturales, rayos, lluvia... como Almien.
—Vaya... Qué inútiles somos los humanos.
—Sí.
—Ey.
—Para hacer algunas cosas, pero no para sentir. Para sentir son únicos en su especie... —subió con la mano hasta su mejilla—. Por eso causan tanto misterios en aliens.
—Almien...
—¿Sí?
—Aún no te vas y ya te extraño.
—Al menos JongIn tiene posibilidad de querer a KyungSoo. Almien se queda sin ambos. Pero está feliz igual, porque alma habrá evolucionado.
—Soy un egoísta, aún así pienso más en cómo me sentiré yo.
—Porque alma de JongIn acabará de evolucionar cuando Almien ya no esté, entonces entenderá sus sentimientos, no querrá poseer, sólo seguir sintiendo... JongIn —lo tomó por detrás de su cuello, haciéndole acercarse, suspirando contra sus labios y cerrando los ojos—. Ya no pienses tanto, sólo siente, como Almien aprendió.
Un momento más, unos minutos más. Tal vez podían ser horas, o unos días. JongIn no lo sabía, pero Almien parecía estar demasiado seguro de qué tan poco les quedaba, y tenía razón, de nada servía pensar ya en el porvenir cuando lo único que les quedaba era el presente, ese que se escurría otra vez entre sus pieles, que golpeaba con crudeza en sus mentes, pero que los embriagaba en dulzura, cuando volvían a fundirse en un tibio y reconfortante beso.
—Te quiero Almien. Y estoy seguro que aunque no conozca el alma de KyungSoo, algo de él vive en ti, y algo de ti vivirá en él. Estoy seguro que si se atreve a regresar, es porque está sintiendo lo mismo que tú y yo, porque los tres ya estamos conectados de un modo que ni siquiera yo mismo puedo comprender, pero que estoy dispuesto a hacerle saber y sentir a KyungSoo, una vez despierte.
—Almien siente que KyungSoo siempre está presente. Así como mamá de JongIn siempre está presente en sueños.
La calidez de las palabras, sólo le animaban a continuar con el beso; sentía que la ternura que Almien le inspiraba, nunca podría ser del todo aplacada si no era a través de aquellas caricias en su rostro, con el lento choque de labios que no tardaba en hacerse cada vez más vehemente.
Todo lo que Almien tocaba, lo transformaba. Siempre hacía algo mejor de cada instante, de esos días. Y en ese tiempo, sencillamente había transformado por completo todo su ser. Abriendo heridas amargas y sin cicatrizar, curándolas y endulzándolas. Mostrándole el mundo desde una nueva perspectiva, la de un alma alienígena proveniente de un lugar perdido en el universo, y de donde probablemente también provenía hasta su más remoto antepasado.
No se trataba de encontrar la felicidad, ni de envidiar la ajena; no se trataba de conformarse con lo que tenía ni lamentarse, sino aceptarse, aceptar su naturaleza humana y llena de imperfecciones. Era aprender a ser consciente de lo que era él en su actualidad, y de lo que podría generar a futuro. Era soltar el veneno amargo de su alma, para darle lugar al brillo.
Y tal vez no podía lograrlo solo, tal vez nadie podía lograrlo solo, y es por ello que Almien se había aparecido a presionarlo. A presionar aquella oscuridad, expulsarla por completo y hacerle abrir los ojos de todo lo que se estaba perdiendo.
De todo lo que podía ganar en tan poco tiempo.
Los labios de KyungSoo apresaban poderosamente su boca, y con aquello quizá podría imaginar que también viajaba a través del universo al igual que en sus sueños. Tal vez si nunca se separaban, podrían teletransportarse a una desconocida galaxia y crear su propio mundo. El beso de Almien era cada vez más intenso y caluroso, y JongIn se animó a avanzar con su lengua, probando los sabores de las melifluas y ardientes estrellas. Sus piernas cosquilleaban cuando el cuerpo de KyungSoo se removía encima suyo, pegándose y alzándose sobre él un poco más.
—Eso que nuestras almas desean compartir, va más allá que este beso... Y se transformará en algo más intenso el día en que nos volvamos a reencontrar. Ahora, debes respetar el cuerpo de KyungSoo.
—Pero el cuerpo de KyungSoo reacciona... No es sólo alma. Almien lo siente. Su corazón late fuerte. Y la sangre cada vez es más caliente que Almien cree que desaparecerá...
—¿No crees que sería más justo entregarte a mí, el día en que ambos podamos ofrecer nuestros propios cuerpos al otro?
—¿Lo es?
—Ah, porqué tengo que explicarte también estas cosas... —murmuró frustrado y apartándolo ligeramente por los hombros—. No me hagas dudar de mis principios, ¿en qué momento me volví más extraterrestre que tú? Cualquier otro loco te hubiese tomado, ¡hasta YiXing planeaba hacerlo!
—¿Y por qué JongIn no?
—Porque no siento que sea correcto. Supongo que ambos descubriremos la respuesta cuando te vayas, así que no intentes comprenderlo ahora, sólo... Acéptalo de mi parte —tomó su mano, acariciándola con suavidad—. El día que tengas un cuerpo y en verdad te pertenezca, tú decidirás quien lo toca y quién no.
—KyungSoo no pudo elegir.
—Pero eso no significa que yo tenga derecho a hacerlo.
—JongIn está tocan...
Pero las palabras se silenciaron abruptamente cuando soltó sus manos.
—Ya lo besaste —recriminó.
—Tú me besaste.
—¡JongIn primero y en frente!
—Lo sé, pero no sé hasta qué punto ha estado bien y hasta dónde no —susurró mirándole, en verdad que anhelaba continuar besándole o simplemente acariciar su rostro, ahora lo confuso no eran sus sentimientos, sino la claridad de sus creencias—. No quiero arrepentirme de nada, no lo hago y no siento que deba hacerlo, sería como negar mis sentimientos y eso no estaría bien para ti, pero luego lo pienso y tal vez, ¿sería correcto para KyungSoo? ¿Me redimiría si le pidiese perdón por haberlo besado?
—Perdón.
—¿Qué? No eres tú quien tiene que pedir perdón, ¿por qué dices eso?
—Sí, porque... Almien entiende que por amor, JongIn está esperando al verdadero KyungSoo. JongIn es un alma experimentada que quiere hacer cosas bien, es respetuoso con otros humanos. Y Almien apenas está experimentando para poder ser humano por primera vez algún día... —declaró admirándole y luego bajando la vista para inclinarse sobre su pecho—. Almien quiere ser bueno como JongIn.
—No serás como yo...
Lo apañó en un abrazo y oyó el murmullo en respuesta, notando cómo éste se apartaba para mirarle otra vez.
—Entonces Almien no quiere ser como nadie más.
Cuando le contemplaba con ese gesto fruncido y pesadumbroso, era como un pequeño niño berrinchudo; pero sabía que nada tenía de uno, cuando buscaba más contacto de su piel sin inhibición alguna.
Sabía que Almien era un completo extraterrestre, cuando encontraba ese equilibrio inexacto entre la pureza de sus sentimientos y palabras, y la oscuridad traviesa de la noche en sus ojos, y el rojo en sus labios. Esos que lo tentaban a ir más allá, pero que gracias a la gravedad de su propia consciencia, lo detenían antes de alcanzarlo, haciéndolo caer abruptamente con los pies sobre la Tierra.
—Serás mejor.
Eso era todo lo que sabía en ese instante al besar su frente.
El día siguiente podría ser también el mejor, pero no debía siquiera pensar en ello.
Porque el momento presente, ese era el mejor momento; y allí sentados uno junto al otro delante de la televisión, dejando que los últimos rayos del atardecer pasasen entre sus brazos, era el estado máximo de felicidad que podían alcanzar sin necesidad de pensar en nada más, que en ellos mismos.
🌌
Ahhhhh, el capítulo que viene es el último y luego sólo el pequeño epílogo <33 este fue para mí el capítulo más nostálgico, y todavía no termino de escribir el último por mi propia ansiedad 😂😂❤️ tengo las dos últimas partes por la mitad, pero aiñññ, nunca me puse nostálgica con un fic, definitivamente es la primera vez que me encariño de este modo.
Espero que disfruten, besitosss 💘😚
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro