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13. Esclarecimiento 👽

Besaste mi mejilla
Y luego te desvaneciste
Estoy enterrado en la nieve
Pero algo me dice que no estoy solo
Pero los amantes soportan todo
Los amantes soportan cualquier cosa
Atrapé tu amor alrededor de un símbolo infinito
Te necesito más de lo que puedo tomar
Prometiste un por siempre y un día
Y de repente te lo llevaste todo.

Figure 8, Ellie Goulding



🌌




Esa mañana al despertar, KyungSoo por segunda vez desde su estadía, tampoco estaba acostado a su lado. Le resultó extraño, pero imaginó que tal vez estaría preparando el desayuno, en compensación, o como alguna clase de tregua y así enmendar la pequeña discusión de la noche anterior.

Sin embargo, cuando entró a la cocina, KyungSoo no estaba; no estaba en la sala, ni en su habitación, ni en el baño por donde había pasado de largo y que también estaba vacío. Miró en el lavadero, pero tampoco estaba allí, ya no llovía, y el día estaba increíblemente soleado.

Así que no había agua con la que se pudiese mojar y recordar su llegada a la Tierra.

Por lo que regresándose al pasillo y yendo hasta el final, se dirigió a la habitación de su padre; y sí, estaba allí. JongIn se preguntó porqué siempre lo encontraba en el lugar menos esperado, como si estuviesen jugando a las escondidas. Acostado, y aún para su espeluznante sorpresa, con los ojos abiertos. Notoriamente estaba durmiendo dada la rigidez de su cuerpo. Sus brazos extendidos ampliamente, le hacían recordar a Jesús en el crucifijo, era algo atormentador verlo así; por lo que se acercó a bajarle los párpados, y con curiosidad, acarició su antebrazo.

Cuando dormía, a diferencia de los humanos, el cuerpo se sentía más cálido, la temperatura seguía siendo algo baja, pero en consideración a cuando estaba despierto, era mucho más templada. Como si el sueño, fuese el estado de equilibrio, en el que el cuerpo de KyungSoo, regresaba a su correcto funcionamiento.

JongIn resopló observándole mientras seguía durmiendo. Almien verdaderamente transmitía paz, ¿aunque quién no lo haría en ese estado de inconsciencia total? Era como contemplar a un bebé, y la idea tan tierna en su cabeza, le carcomió en lo más profundo de su corazón, ¿cuándo había sido la última vez que había visto a alguien tan sereno? Le tomó con cuidado una mano, justo la que se había apuñalado con el palillo días atrás. Estaba impecable, y su piel seguía siendo envidiablemente suave, sin cicatrices ni marca alguna en evidencia de la locura cometida.

—Seguro que cada vez falta menos para que te vayas... —susurró y al instante, la mano contraria encerró la suya—. Oye, no me hagas quedar como un tonto si estás despierto escuchándome.

Pero KyungSoo no respondía, seguía respirando con calma, y el resto de su cuerpo se mantenía quieto. Parecía haber sido un reflejo, tal y como le había dicho que el cuerpo los seguía teniendo.

—Ya soy un tonto por hablarte mientras duermes... —bufó con una sonrisa y se levantó de la cama, dirigiéndose hasta la puerta e irse pronto a trabajar.

Había despertado más tarde de lo usual y ya no tenía tiempo para desayunar. Pero quizá sí, para escuchar la voz somnolienta de KyungSoo antes de atravesar la puerta.

—¿Por qué dice JongIn que queda poco tiempo a Almien?

—Sí estabas escuchándome...

—¿Por qué? —repitió mirándole recostado desde su lugar y con dificultad, se sentó en la cama. Bajo sus ojos se notaban unas violáceas ojeras, y las mejillas habían tomado un curioso color rojizo.

—Algo no anda bien contigo —aseveró preocupado—. Te ves enfermo.

—¿Enfermo? —parpadeó atónito.

—Sí. Más... humano.

—Almien está en cuerpo humano. Cuerpo de KyungSoo, se siente muy cansado hoy.

—Descansa entonces, traeré ingredientes para hacer sopa. No sé qué tanto te sirva. Pero espero que KyungSoo, pueda estar sano.

—¿JongIn cree que queda poco tiempo a Almien?

—No lo sé. Sólo... Creo que cuanto más me aferro a algo, más rápido se desvanece de mi.

—Almien ya sabe qué está pasando. Sólo JongIn tiene que darse cuenta.

—No podría en tan poco tiempo —murmuró por última vez y cerró despacio la puerta.

Ocho días junto a un desconocido. No. Ya eran ocho días junto a un extraterrestre con el que convivía. ¿Qué tanto más quedaba? ¿Cuántos días faltaban para que Almien se fuese? ¿A dónde irían sus sentimientos una vez pudiese revelárselos a sí mismo? Almien era un nuevo compañero, uno que se adueñaba más de su corazón que de su amistad a cada veloz segundo de esos escasos días.

Almien estaba robándole el tiempo, haciendo que corriese demasiado rápido como para alcanzarlo; y por igual, el proceso en el interior de JongIn, también se aceleraba. Quería saltar junto a su corazón, y atreverse a expresarle algo más que un gracias en forma de cuidados y protección.

Porque la compañía, también sanaba sus heridas emociones que no se permitía dejar crecer, y a medida que se desarrollaban más, sentía que él estaba aprendiendo exactamente de lo mismo que Almien había venido en busca.

Un abrigo al frío de sus almas.

🌌

Pétalos rosas, desgastados como una hoja seca a punto de quebrarse; eran escasos, pero debía ser normal también que hubiesen tantos en el suelo, sobre todo tras la fuerte lluvia del día anterior. JongIn notó unos cuantos más a sus pies a medida que avanzaba por la vereda, llegando ya en pleno atardecer a su casa con verduras en una bolsa para hacer sopa tal y como había prometido.

Quizá hacía algo de calor para comer algo caliente, pero en realidad no se lo había prometido a KyungSoo, sino más bien así mismo, porque así lo quería. Quería hacerle sentir mejor, y esa era la única forma que recordaba de su madre cuando él también se sentía enfermo, una comida saludable, y unos cuantos mimos.

Pero eso último no podía aplicar a KyungSoo, así que tendría que curarse con la mágica sopa, una que también sería al igual que el ramen, la primera vez que la hacía. Qué afortunado se sentía al poder experimentar sus habilidades culinarias con alguien que no sabía absolutamente nada de los sabores humanos. Podría servirle la popó de los perros que cagaban en los jardines y quizá KyungSoo hasta le diría que también le gustaba al igual que las tostadas quemadas.

Al entrar a su casa se dirigió rápidamente a la cocina a dejar las verduras en la bacha cargada de agua para que se remojasen, y luego se marchó hacia la habitación de su padre; pero antes de seguir de largo hasta el final del pasillo, se detuvo en la puerta de la propia, sintiendo la presencia y comprobándolo al girar su cabeza. KyungSoo estaba acostado en su cama, con los ojos cerrados y tapado hasta la nariz. Eso ya se le estaba haciendo muy extraño y se adentró, sentándose a un costado en el borde, lo miró acongojado, y le destapó un poco la cara.

—¿KyungSoo?

—JongIn volvió... —susurró bajito y abriendo los ojos débilmente.

—Tienes frío... ¿Cómo es posible?

—Almien no está cómodo. Cuerpo de KyungSoo quiere a KyungSoo.

—¿Quiere al alma de KyungSoo?

—Sí. Quiere sacar a Almien.

—Y... —titubeó inseguro, porque no era ni siquiera lo que él mismo deseaba, pero se sentía lo correcto—. ¿Y por qué no le devuelves su cuerpo?

—Falta poco... Pero mientras tanto, Almien es fuerte. Sólo está muy cansado... —sonrió levemente.

Las mejillas de KyungSoo se veían rojas como nunca antes las había visto en esos días. Probablemente estaban hirviendo en fiebre.

—Te traeré unos paños fríos para que mojes tu frente... —se levantó sin dejar de contemplarle—. No, mejor date un baño frío, eso bajará tu temperatura. Quizá sea mejor para tu... alma, ¿cierto?

—Quizá. ¿JongIn ayudará?

—¿No puedes bañarte solo? Tengo que hacer la sopa.

—Ayuda a ir hasta baño. Almien bañará solo.

—Está bien —respondió con rapidez y mientras KyungSoo se sentaba, él colaboraba sosteniéndole por los hombros y acompañándole hasta la puerta del baño.

Por un momento había creído que KyungSoo iba a insistir más con aquello, tal vez realmente estaba muy débil, y entonces no podría negarse en ayudarle aún si le resultaba incómodo volver a verlo en la bañera. Se sentía verdaderamente estúpido al darse cuenta de su pudor por otro chico, pero ¿cómo no iba a tenerlo si apenas estaban entrando en confianza? No era como si todos los días un extraño le mostrase su cuerpo desnudo con naturalidad. Aunque bueno, sí, así había sido su realidad y aún no se acostumbraba.

—¿Seguro que estarás bien?

—Sí. Además humanos no desnudan juntos —susurró mirándole fijamente.

—Cierto... Pero hay excepciones para algunas ocasiones.

—¿¡Entonces JongIn desnudará con Almien!? —se asombró.

—No, porque definitivamente esta no es la situación. Aún puedes moverte bien por tu cuenta —le soltó del brazo para retirarse y KyungSoo se inclinó torpemente hacia un costado.

—¡Ahhh... Almien se caeeee en inodorooo! —entonó con gravedad y denotando una gran falsedad en su voz y rostro.

—Eres pésimo para actuar —le observó atónito.

—¡JongIn tonto!

—Vaya, ¡parece que ya te estás sintiendo mejor! —exclamó entre risas y luego cerró la puerta.

Esa pequeña escena de KyungSoo fingiendo estar más débil de lo que ya estaba sólo para ser ayudado en su desvestir, le hizo dudar de si lo habría sacado también de alguna rara película.

Cada día se percataba más y más de las picardías de Almien; de que éste sólo aprendía lo que tenía ganas de aprender. Almien ponía de manifiesto que al menos esa clase o raza de alienígenas, si es que existían más en el universo, eran una definitivamente muy lista y terca.

Sólo apuntaban a un objetivo, y al parecer hasta no obtenerlo, el cuerpo de KyungSoo no descansaría.

🌌

Después de que todos los ingredientes se hubiesen hervido junto a dos piezas de pollo, JongIn sirvió la sopa en un platos hondo y lo llevó en una bandeja hasta su habitación; KyungSoo estaba nuevamente acostado y con el cabello húmedo, pero a diferencia de cuando llegó, estaba muy entretenido con su celular el cual al parecer se había caído de su pantalón al sentarse minutos atrás.

—Parece que ya te sientes bien, otra vez con el teléfono escuchando música.

—Almien estaba aburrido. Todo el día estuvo en cama.

—¿Estás queriendo decir que no fuiste a mirar la tele en todo el día? —preguntó con una mezcla de sarcasmo y maravilla, acercándose hasta la punta de la cama donde reposó la bandeja al costado de sus pies.

—Ojos también estaban cansados.

—Y sí, después de pasar tantos días seguidos delante de la pantalla y sin descanso, no me sorprende... —se sentó en el extremo por unos segundos.

—JongIn ayuda a comer a Almien.

—¿No puedes hacerlo solo?

—¿JongIn no puede ayudar a Almien enfermo?

—¿Y qué crees que hice al prepararte esta sopa? —le señaló el plato.

—Da de comer a Almien... Por favor. Si JongIn da cariño, Almien sanará más rápido.

—Deja de mentir.

—Almien no miente. Cuanto más rápido JongIn se acerque a Almien... Más rápido sanará... Y cuerpo de KyungSoo no intentará echar a Almien.

—¿Y cómo se supone que yo colaboro en eso?

—Porque Almien sólo quiere aprender dodó mi niní... Y si no aprendo, me debilito. Por eso cuerpo de KyungSoo quiere sacarme. Está cansado, no tiene a dueño, y Almien tiene que cumplir misión. Si Almien se va por voluntad propia y no es amado, alma de KyungSoo no querrá regresar a cuerpo. KyungSoo necesita cariño. Y Almien también, sino, será tragado por agujero negro en viaje de regreso. Almien igual que estrellas, se apagará. No ayudará a universo a crecer.

—Tú harás que me enferme de la cabeza intentando comprender todo lo que dices —se señaló las sienes con clara frustración.

—JongIn da de comer a Almien y ya está. No piense en todo lo que Almien dijo. Sólo ayuda.

—Bien... Tú ganas por esta vez. Porque estás enfermo... —murmuró desviando su mirada hacia la sopa y comenzando a dar vueltas con la cuchara—. Y porque me estoy sintiendo mal también.

—¿Por qué? ¿¡JongIn enfermo!? —exclamó alarmado.

—Sí...

—¿Dónde?

—En... el corazón...

—¿Por qué?

—Porque me haces sentir culpable. Y siento remordimiento... Mi consciencia quiere herir a mi corazón —continuó susurrando y siguiendo con las ondas de la sopa en el plato.

—Entonces que corazón hiera a consciencia también.

—¿Debería? —alzó la vista incrédulo y soltando la cuchara.

—Sí. Almien no quiere que JongIn sienta culpa. ¿Por qué siente culpa? Almien debería sentir culpa por molestar a JongIn, pero a Almien eso no le importa. Así que a JongIn tampoco debería.

—Vaya, qué considerado... —murmuró con una leve sonrisa—. De todas formas sí te traté mal. No podría darte nunca eso que deseas tan rápido... —sopesó, pero aún así preguntó curioso—. ¿Cuánto tiempo más podrás quedarte en la Tierra?

—Suficiente para que JongIn se sienta feliz también. JongIn no trata mal a Almien. Sólo no quiere relajarse y disfrutar momento. Por eso JongIn enojado y preocupado todo el tiempo.

—¡Tú me preocupas!

—¿Por qué? Almien ya no es tan tonto como primeros días —declaró con satisfacción—. Nueve noches pasaron, Almien aprendió mucho. Ya se acaba semana. Así que, ¿por qué JongIn se preocupa por Almien?

—Porque... Porque me importas. Y saber que te irás en algún momento, es una idea que me ha estado torturando últimamente. Eres como... No sé, como un hermano esperándome cada día que regreso. Y nunca tuve algo así... Aún no te vas, pero ya sé que te extrañaré. Odio extrañar a la gente que...

—¿Qué?

—Que voy a calentar la sopa, ya se enfrió con tanta charla —se levantó con rapidez y tomando la bandeja, se retiró ante el silencio y la mirada atenta de KyungSoo.

En esos cinco y rápidos minutos, JongIn se quedó pensando delante de la cacerola en la hornalla. No estaba ni siquiera natural la sopa como para recalentarla, seguro que hasta estaba a punto para tomarla sin quemarse la lengua; pero quería distraerse.

No quería decirle que realmente, ya lo quería. Todavía se sentía confundido y absurdo de pensar que podría querer a alguien en tan poco tiempo, en nueve noches, como Almien había dicho.

Tenía que existir otra palabra para lo que sentía, para su necesidad, quizá posesividad, u obsesión, aunque no, eso ya era muy extremo y él no se sentía así. Sería su infatuación, ¿atracción? O simplemente una desesperada necesidad de compañía, demasiada como para poder sobrellevarla, para aceptar que podría quererlo y comportarse tan egoísta.

Si lo quisiese al menos debía demostrárselo de un modo más sincero y menos frío. Él no se merecía a Almien, porque sólo lo hería con su indiferencia ante los supuestos sentimientos ajenos que el extraterrestre estaba experimentando.

Diciéndole que era ridículo, comportándose de igual modo al desmerecer sus confesiones; creyendo que él podría ser superior por razonar con mayor fluidez un tema como el amor... Algo que desconocía, y que ni siquiera debería ser razonado.

¿Desde cuándo el amor había sido catalogado de razonable? Sólo desde que un alienígena llamado Almien se le había aparecido diciéndole que venía a la Tierra para enamorarse. Desde que un Almien decía estar ya enamorado de él en tan pocos días, noches.

Desde que Almien también aceleraba su corazón.

🌌

A su regreso dejó la bandeja otra vez a los pies. Notó a KyungSoo tieso y con los ojos abiertos, se había dormido tan rápido y sin probar bocado. Aunque también con la conversación, supuso que se habría quedado exhausto.

JongIn como siempre que se encontraba con tal escena chocante de KyungSoo durmiendo cual pedazo de carne congelado, le bajó otra vez los párpados; recordando que casi le decía que lo quería, así como quería a sus padres, pero de un modo ligeramente diferente y maravilloso, probablemente deslumbrante como la misma galaxia.

Tal vez no era bueno con las palabras, pero la piel ahora tibia de KyungSoo, lo volvía a tentar como cuando lo encontraba las mañanas pasadas a su lado; intentando contenerse a tocar de más sus heladas mejillas. Quizá, si lo que Almien tanto necesitaba para recuperarse era una muestra de eso, de alguna clase de afecto, entonces por ahí, una simple caricia bastaba para hacerle saber también al cuerpo y alma de KyungSoo, que había alguien allí ocupándose de éste; que él estaba velando por su seguridad aún si no era su responsabilidad.

Que alguien le estaría esperando cuando volviese el alma a su cuerpo, por lo que mientras tanto, podría dejar a Almien permanecer un poco más de tiempo.

Se acercó veloz hasta la frente, porque si estaba dormido, no se enteraría, o eso esperaba. No iba a titubear más ante sus acciones, era mejor obrando que hablando, y cuánto más rápido mejor. Además así luego no tendría que dar tantas explicaciones ni enredarse en sus propias palabras. Simplemente sería un “lo hecho está hecho”; y no tendría marcha atrás; no habría forma de justificar su accionar que hablaría sincero y por si solo.

Así que eso fue todo, reposó sus labios en la frente tibia, con cuidado y por un par de segundos, dejando que el calor recuperado en KyungSoo, se extendiese también hasta sus propias mejillas, un suave beso que inexplicablemente y para su fortuna y deseo de experimentarlo, se sintió en su pequeño mundo, eterno.

Eterno hasta que KyungSoo así lo deseó, porque éste le sorprendió al abrir los ojos, con una contenta sonrisa.

—Hacer dormido como bella durmiente de cuento funcionó. JongIn finalmente besó a Almien.

Alejándose de un salto hacia atrás, JongIn le contempló incrédulo.

—¿Estabas despierto?

—Súper despierto —continuaba sonriendo.

—Siéntate —ordenó, JongIn se aproximó a tomar una cuchara y la cargó de sopa—. Abre la boca —KyungSoo le obedeció y al instante, sin importarle si derramaba caldo en la cama, le hundió de prepo la misma.

—¡Agh, quema! —se babeó sin tragar.

—Ahora que ya estás tan sano para hacer bromas, come solo —se levantó dispuesto a retirarse.

—No comeré. ¡Sopa sabe a agua de retrete!

—Ah, sí, ¿acaso probaste agua de ahí? —le preguntó inquisidor, porque de hecho no se imaginaba que ni el extraterrestre más ingenuo del universo fuese a cometer semejante asquerosidad.

—Sí.

—¿¡Qué!?

—¡No, mentira, era broma! ¡Sopa sabe bien! —exclamó estirando su brazo, como si fuese a alcanzarlo con sólo aquello—. Como beso de JongIn.

—Por favor —desvió la mirada hacia un lado y con hastío—. Sólo te besé en la frente, no fue nada especial.

—Pero Almien y KyungSoo sintieron calor. Como con sopa. Sopa y beso calientes, sienten y saben bien para cuerpo. ¡Otro beso, por favor!

JongIn se acercó unos pasos, y hasta sonrió ante la ingenuidad de Almien cerrando los ojos, creyendo que verdaderamente le besaría otra vez, pero a cambio le dió otra cucharada de sopa.

—Eso no volverá a suceder... No de mi parte —palmeó su cabezaa—. En lugar de besos, saborea la sopa.

—¡No! —se quitó la cuchara bruscamente—. JongIn quédate haciendo compañía a Almien... Por favor —susurró mirándole de un modo tan sincero, que parecía estar aprendiendo demasiado bien sobre cómo causar lástima.

—No, iré a poner ropa a lavar y luego me bañaré.

—Entonces JongIn... ¿Duerme en cama con Almien?

—Claro que dormiré en cama —recalcó.

—¿Puedo quedar?

—Sólo si te dedicas a dejarme dormir en silencio. Nada de preguntas raras. Quiero dormir en mi cama, y en paz.

—Almien hará silencio. Sólo presta celular y audífonos.

—Bien —espetó con altivez, retirándose con un regocijo fascinante por dentro.

Era la primera vez que decía que sí a dormir junto a alguien más y para colmo en su propia cama, como si ya ésta le perteneciese al otro. Era la primera vez, que se sentía cómodo de poder decirle que sí, sin pudor, sólo con el orgullo a punto de quebrarse; ese lado debilitado también y que antecedía a la amabilidad que creía desvanecida de su entera personalidad.

Aceptando él también su anhelo por la compañía, y lo bastante que le había gustado despertar con el adorable rostro a su lado cada mañana.

Cuanto más consciente era de que tenía poco tiempo, más rápido tomaba confianza. Comprendía que ese sería el único tiempo disponible de sus vidas. Era aprovechar el momento ahora o nunca. Todo o nada. Y antes que nada.

JongIn lo estaba aprovechando. Se estaba encariñando velozmente.

🌌









Muchitas gracias por leer <33 ❤️

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