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11. Celos 👽

Sé que no debería haber peleado
Al menos estoy siendo honesto
Ahora quédate conmigo por un minuto
Juro que haré que valga la pena
Porque no quiero estar sin ti
Así que una última vez
Necesito ser quien te lleve a casa
Una vez más
Prometo que después de esto, te dejaré ir
Cariño no me importa si tienes a otro en tu corazón
Todo lo que quiero es despertarme contigo en brazos
Una última vez
Necesito ser
El único que te lleve a casa.

One Last Time, Ariana Grande





🌌






El turno ya estaba acabando, y JongIn junto a YiXing, salían apresurados como el par de esclavos que eran de Exomarket. Aún si su compañero le había dicho que se podía llevar a KyungSoo durante esa noche, él no estaba seguro de qué tan bien fuese a resultar aquello.

Porque para empezar, YiXing parecía completamente dispuesto a tener sexo, y Almien no era consciente ni de qué se trataba el tema del cual no había querido explicarle absolutamente nada; porque en lo absoluto tampoco, se había imaginado hasta el momento, que de eso se podría tratar su misión en la Tierra.

¿Qué iba a ser de KyungSoo si lo dejaba irse con YiXing? ¿Éste le abandonaría o lo echaría de su casa sin compasión? No, probablemente acabaría llamándole y pidiéndole que se lo llevase. O ¿siquiera quedaría vivo YiXing después de lo que fuese que sucediese entre ellos?

Le dolía la cabeza de tanto pensar en las posibilidades a medida que se acercaban hacia donde el alien, con cuerpo humano, esperaba al costado de un espacio libre de aparcamiento, a que un auto se acomodase.

—KyungSoo, ¿qué estás haciendo? —espetó incrédulo a pocos metros, viendo como éste corría tras la mujer que bajaba del asiento conductor.

—¡Busco amor que JongIn no quiere dar! —exclamó interponiéndose en el paso de la desconocida, y todos le oyeron un instante—. ¿Señora da amor a Almien, por favor? —la sujetó bruscamente por los hombros.

¡Acosador!

El grito espantado de la mujer junto con la cachetada en la mejilla de KyungSoo, resonaron fuertes antes de que ésta huyese con prisa.

YiXing y JongIn fruncieron un gesto de dolor en sus rostros observando la escena como si fuese la torpe declaración de una película escolar, donde el nerd confesaba su amor a la chica popular, y era vilmente rechazado.

—Tu primo sí que está loco.

—No es mi primo.

—Bueno, lo que sea.

—¡KyungSoo! —caminó hasta él, siendo seguido por YiXing—. ¿En serio crees que así conseguirás amor?

—No sé. Pero así parece más fácil que conseguir amor de JongIn.

—¡Yo te daré amor, KyungSoo! —exclamó la voz alegre y resaltando un par de hoyuelos en sus pálidos cachetes—. Mucho gusto, soy Zhang YiXing, ahora que ya me he presentado, déjame decirte que voy a darte movimientos mágicos, definitivamente fuera de este planeta.

—¿YiXing moverá corazón de KyungSoo? ¿Hará amor a Almien? —parpadeó con notoria ilusión.

—¿En serio? ¿Hacer el amor? —murmuró girándose levemente—. JongIn, tu primo es muy romántico, no habla en serio... ¿O sí?

—Eh... No lo sé. ¿KyungSoo quieres ir con él?

—¡Si da amor sí! —sonrió mirando hacia YiXing quien asintió contento.

—Le diremos como tú quieras, amor, sacudir las aguas, vaciar el tanque, tocar el cielito, beber la leche.

—¡Ya cállate, YiXing! —exclamó JongIn alterado.

—¡Ya vamos, YiXing! —resolvió KyungSoo en el acto y agarrándose del brazo de su nuevo compañero, jalando de éste y comenzando a caminar con rapidez por el playón.

—¡Oye! —gritó JongIn incrédulo ante la escena desarrollándose con tal naturalidad—. ¡YiXing, espera!

—¡Nos vemos mañana! —saludó éste con una sonrisita y un ademán divertido de su mano en despedida.

—¡KyungSoo!

—Adiós, JongIn.

—¿Qué? ¡No, espera! ¿¡Qué harás con el cuerpo de KyungSoo!? —gritó hacia Almien, pero evidentemente YiXing no entendía la situación y creía que iba dirigido hacia él.

—No quieres saberlo —le respondió travieso, y por un segundo, JongIn sintió que su compañero sonaba como un asesino serial a punto de deleitarse con una nueva víctima.

—¡KyungSoo no te pertenece! —continuó vociferando hacia Almien.

No podía ser que ese extraterrestre fuese a utilizar un cuerpo con tales fines, ¿dónde estaba toda la paz y el respeto que debía tenerle al humano? Esa promesa al árbol de cerezo donde había oído que éste juraba cuidar de KyungSoo. No estaba bien por ningún lado en que lo analizase. No era eso a lo que venía Almien a la Tierra.

Almien era verdaderamente tan inocente, que no estaba comprendiendo en lo absoluto nada de lo que habían dicho hasta el momento, y aquello, era increíblemente desesperante.

¿Cómo se suponía que lo dejaría solo en el mundo con todas las locuras que sucedían a diario? Cuando Almien no era consciente más allá de todo lo que veía en las estúpidas películas y lo que él torpemente le enseñaba.

—¡KyungSoo! —corrió para alcanzarlo en la entrada cuando ya estaban a punto de desaparecerse de su panorama. Los vio para su fortuna detenerse, y entonces apresuró sus pasos hasta quedar nuevamente frente a ambos—. YiXing no te dará la clase de amor que estás buscando, KyungSoo, no entiendes...

—¿JongIn sí dará amor?

—No tampoco pero...

—¿Pero?

—¿Qué estás haciendo JongIn? ¿Ahora te gusta tu primo? —interrumpió YiXing levemente irritado y asombrado.

—¡Que no es mi primo!

—¿JongIn dará amor a Almien? —repitió esperanzado.

—No.

—Entonces voy con nuevo humano... —se giró tomando nuevamente a su compañero.

—Bien dicho Kyung, no debes dejar que nadie te controle. Mucho menos un primo celoso... —comentó YiXing amistosamente, y en consentimiento a la decisión tomada.

JongIn, viéndolos alejarse y oyéndole decir aquello último a su supuesto amigo, le hizo saltar también, la última y pequeña pero furiosa chispa de paciencia que sobraba en su interior.

¿Celoso?

Tanto él como KyungSoo, lo habían pronunciado al unísono.

No, claro que no. No podía dejar que Almien supiese lo que era estar celoso. Porque él claramente que no lo...

—Sí, cuando alguien te quiere mucho se pone celos...

Tarde, ya estaba avanzando a trompicones, acelerando casi tanto como KyungSoo lo hacía a veces sin percatarse, tomándolo de la mano y llevándoselo a rastras bruscamente, y lejos, muy lejos de YiXing.

Lo último que iba a permitirle era que alguien le hiciese creer a un extraterrestre que él estaba celoso. O que alguien le metiese la idea, de que podría estar queriéndole.

Tal vez era demasiado dramático haber corrido dos calles hasta salirse por completo del predio del supermercado y aún más allá. Pero era como si de repente, no pudiese pensar en más nada que alejarse de toda errónea suposición que pudiese tener Almien, aún cuando lo seguía arrastrando egoístamente consigo mismo.

—¿¡JongIn quiere a Almien!? —exclamó entusiasmado y tironeó de su brazo, haciéndole detenerse.

—¡Claro que no!

—¿Y por qué no dejó ir con humano nuevo?

—Porque no te iba a hacer cosas buenas.

—Chico de volcancitos de nieve en mejillas, iba a dar amor.

—¿Volcancitos de nieve? Vaya, sí debí dejarte ir con él, al parecer ya te enamoraste de otro muy rápido.

—¡No es cierto!

—Él no iba a darte el amor que tú quieres.

—¿Y JongIn sí?

—No, KyungSoo... Ya deja de insistir con eso, por favor.

—Oh... Entonces... —murmuró agachando la mirada unos instantes y luego la alzó sin perder la determinación en ella—. ¿JongIn quiere decir que hay más amores?

—No... No sé. Esa es la verdad no sé qué sea amor, KyungSoo. Pero... Puedo saber qué no lo es, supongo que esa es la eterna rivalidad entre nuestros corazones y cabezas.

—¿Y por qué no deja ir? —interrogó otra vez e insistente, esperando una respuesta que no llegaba—. JongIn, ¿¡por qué no deja ir a Almien!? —molesto y dando un giro inesperado a su humor; pisoteó repetidas veces contra el suelo, recordándole a un niño caprichoso.

Y claro que JongIn sabía que Almien tenía motivos para estarlo.

—¡Porque te pueden lastimar! ¡Es así de sencillo! —soltó igual de exhausto, al encontrarse con la frustración de no poder explicarle detalladamente todo lo que quería decirle—. Porque no comprendes realmente de lo que YiXing estaba hablando...

—Almien no comprende por culpa de JongIn. ¡No quieres enseñar amor! —acusó señalándole con el dedo índice.

Por unos escasos segundos, fueron inundados en el silencio de una vereda vacía, donde sólo se oía al costado la velocidad de los autos pasando por la gran avenida. JongIn no se atrevía a mirarle, porque era cierto, estaba avergonzado de su reciente comportamiento.

Notó a KyungSoo bajar con lentitud la mano, sin reprochar tampoco más nada; creyó que quizá sería un buen momento para atreverse a decirle algo e intentar solucionar la pelea; pero antes de siquiera poder disculparse con un sincero «perdón», oyó la voz calma y nuevamente relajada.

—Pero, no te preocupes. Almien ya está entendiendo de amor.

—¿Tú... crees? —titubeó mirándole con asombro e incredulidad.

—Sí. JongIn enseña leeeento. JongIn estaba celoso.

—¿Qué? No, no estaba celoso.

—Plan de Almien funcionó.

—¿De qué estás hablando? —volvió a asombrarse, y ya presentía que no era para bien.

—Almien vio películas. Cuando humano A se va con humano C, humano B, se pone celoso. Se pone celoso porque quiere a humano A.

—No, no. Estás confundiendo todo, no es así como sucedió —continuó negando precipitadamente junto con su cabeza y comenzó a caminar para olvidar aquello.

—¡JongIn por fin quiere a Almien, sólo falta que llegue etapa de amor! —chilló alegre, aplaudiendo y siguiéndole por detrás.

—¿Acaso estás enloqueciendo? ¿Quieres decir que me seguiste hasta el trabajo sólo para buscar una forma de ponerme ridículamente celoso?

—¡Sí! —exclamó sonriente ya a su lado.

—Pero no funciona así, KyungSoo. No es como lo imaginas, ¡yo te estaba entregando a YiXing!

—Pero JongIn no pudo, porque tiene celos —resolvió con rapidez.

—¿¡Qué ibas a hacer si alguien del estacionamiento te llevaba en serio!? —espetó sacudiendo las manos.

—Saltar de auto como películas de acción, como KyungSoo.

—¿Como KyungSoo?

—¡Oh! —se detuvo en la esquina—. Recuerdo. Recuerdo de KyungSoo... Hay cosas tristes. Verdadero KyungSoo era triste en el fondo, un poco loco y también... malo como JongIn, pero divertido —aseveró y luego le miró con desdén—. JongIn no es divertido.

—Pues no te lo pregunté... —susurró fingiendo que no le afectaba realmente, y avanzó para cruzar la calle—. ¿Qué más recuerdas?

—Miedo. Frío. Dolor.

—Con eso solo no hacemos mucho, toda la gente siente miedo, frío y dolor en algún momento. ¿Nada más de cómo llegó al árbol?

—Almien sólo sintió vibrar piso. No pudo ver claramente desde árbol porque no tenía ojos. Imagen es borrosa. Auto pasaba... —se detuvieron nuevamente al llegar a la otra esquina—. Y luego, ¡bum! —señaló al mismo tiempo que el ruido aturdidor de un auto frenaba bruscamente delante de un perrito—. Cuerpo de KyungSoo saltó a piso y se arrastró hasta árbol. Alma estaba muy roja. Casi moría, pero Almien tomó cuerpo antes de que KyungSoo muera.

JongIn sintió su sangre helarse ante la idea, ante el escenario frente a sus ojos, donde el perro salía corriendo despavorido, pero sano y salvo. Tan extrañamente acorde pero al mismo tiempo diferente a todo lo que Almien relataba. Almien quien no parecía inmutarse ante el casi fatídico accidente.

—¿Alguien atropelló a KyungSoo?

—No sé... Almien no siente como atropellar.

—Esto es muy malo. ¿Cómo es posible que no haya noticias de alguien buscándolo? Está mal, debería haber llamado a la policía cuando te encontré, debo hacerlo.

—Pero no soy KyungSoo. Alma de KyungSoo está en cerezo. JongIn tiene que esperar.

—¿Y si sólo te golpeaste muy fuerte la cabeza y perdiste la memoria? Después de todo, acabas de recordar...

—JongIn aún no cree en Almien... Ni en extraterrestres... —murmuró con notoria decepción y se giró para caminar, dándole la espalda.

—Es que... —comenzó a seguirle ahora él—. Es todo tan extraño. Hablas de a ratos en otro idioma, y te mueves y sanas tan rápido que sí, es increíble, pero ¿y si sólo estoy loco también? Si estoy mal de la cabeza al igual que tú... Si sólo estoy alucinando...

—JongIn, puede intentar matar a Almien y no podrá. Deja que amigo de volcancitos de nieve lastime a Almien, y verán ambos como curo rápido.

—No digas eso. Nadie debe lastimarte si... —vaciló un segundo—. Si ni siquiera es tu cuerpo, no puedes tratarte así de irresponsable.

—JongIn, tengo hambre. Lleva a Almien a restaurante.

—¿Es broma? Estamos hablando de algo serio.

—Hambre es asunto serio. JongIn no trates estómago de KyungSoo así de irresponsable.

—Ah... —suspiró avanzando, ahora ya tenían al menos un destino—. Vamos.

—Quiero carne.

—Te hubieses ido con YiXing, él te iba a dar mucha...

—JongIn celoso no dejó. Ahora compra carne.

—Mejor iremos por pollo frito.

—Bueno. Sigue siendo carne.

—Como Almien... —intentó cambiar el rumbo de la conversación, queriendo descubrir más de la sabiduría extraterrestre y autoconvencerse al máximo—. ¿Crees que es extraño que los humanos coman animales habiendo otras formas de alimentación?

—Como humano, ¿crees que es extraño que Almien sólo venga por humanos cuando hay más vida en otros planetas?

—Ah, olvídalo. Haz de cuenta que jamás pregunté nada.

—Bueno.

🌌

Caminaron unas cuantas calles más y pronto llegaron a una tienda donde solía concurrir con algunos compañeros durante su época de la secundaria. Ahora hacía meses que no pasaba por allí, y KyungSoo parecía estar haciéndole rememorar varios momentos de su vida desde que había llegado, varios momentos que creía superados y olvidados en el pasado.

Pero al revivir la esencia de cada recuerdo, sabía que nada se olvidaba nunca por completo, y la nostalgia regresaba a él como los sueños de su madre acariciándole su cabello, o como cuando su padre después de los largos viajes, se sentaba a cenar finalmente con él.

Sí, los extrañaba demasiado. Pero KyungSoo, por esos días le estaba haciendo una compañía que nunca creyó necesaria. Sin importarle si se trataba de un extraterrestre o de un humano mal de la cabeza. No le importaba en lo absoluto lo que fuese, lo único relevante de todo ese asunto, era que había alguien esperándole cada día, alguien que le hacía ser consciente de cuánto él tenía también para dar a otro. De cuán desesperado estaba, por preocuparse de alguien más que de sí mismo.

—¿Sólo hay pollo frito? —KyungSoo sentado frente a él, consultó algo defraudado y mirando el menú.

—No, puedes pedir otra cosa, pero el pollo es la especialidad de la casa.

—Quiero sushi.

—No hay sushi...

—Entonces ramen.

—¿Te traigo a comer para que pidas otra vez un simple ramen?

—Almien quiere ramen, JongIn pollo frito. Almien prueba de plato de JongIn.

—Bien. Mejor para mi. Más barato entonces.

La cena transcurrió en silencio para ambos, pero no porque él no estuviese dispuesto a hablar, sino porque KyungSoo estaba completamente distraído con la enorme pantalla de la tienda donde pasaban videos de música. El único ruido que oían era el de las canciones mezcladas con las voces de fondo del resto de los clientes.

—Televisión de JongIn es muy pequeña. Necesita una más grande.

—Claro que no, si ni siquiera la uso.

—Necesita una más grande para que Almien vea películas más grande.

—No voy a comprar una televisión sólo por ti.

—Entonces lleva a Almien a cine.

—Otro día.

—¿JongIn lo hace sólo por Almien?

—¡Claro que no! Hace... años que no voy al cine.

—Irá entonces con Almien y veremos película de amor.

—Ah, no claro que no. ¿Ya terminaste de comer? Pediré la cuenta, así que apúrate o me iré sin ti.

—¡No! —de repente comenzó a mover sus manos y dedos con brusca velocidad.

—Ve más despacio, la gente te verá y llamarás la atención.

—Mejor, así JongIn cree en Almien y extraterrestre.

—¡Bien, bien creo en ti! ¿De acuerdo?

—No. Almien no está de acuerdo. Si JongIn no cree. Almien tampoco cree hasta que rostro de JongIn crea.

—Ah, eres desesperante. Peor que un niño —se levantó de su asiento y le señaló el plato—. Me iré al baño, y luego pagaré la cuenta, para cuando regrese será mejor que hayas terminado de comer... —le observó con severidad—. Y sin llamar la atención.

Pero para cuando regresó, KyungSoo lejos estaba de haber acatado su recomendación.

Con una mano extendida sobre la mesa y los dedos bien separados unos de los otros, tentaba con su otra mano a clavarse un palillo a medida que aumentaba la velocidad y repiqueteaba sobre los espacios vacíos entre sus extremidades; había mucha gente contemplándole curiosa y otros riéndose sin pudor.

—¿Qué rayos estás haciendo?

Eso fue suficiente para sorprenderle apenas preguntarle, para que KyungSoo voltease a verlo pasmado y se clavase con fuerza, la punta del palillo en el centro de la mano.

—¡Aaagh!

—¡Aaagh! —JongIn gritó por igual horrorizado al notar como KyungSoo comenzaba a sangrar con gran fluidez—. ¿¡Qué has hecho!?

Sí, definitivamente habían llamado la atención de todos los comensales alrededor. KyungSoo tembloroso pero sin titubeos, se quitó de un tirón el palillo enterrado en su piel que no paraba de borbotear en carmesí. JongIn vio como a los pocos segundos la sangre cada vez disminuía más, y la herida se cerraba, regenerándose rápidamente otra vez. Dejando sólo una enorme mancha sobre el mantel de la mesa y algunas gotas en los dedos que ya se movían ágilmente.

—¡Hizo magia! —exclamó un niño  observándoles desde la mesa de enfrente.

—Almien es real —espetó mirándole con seriedad al menor y luego volviéndose hacia JongIn—. Almien es muy real.

Ahora sí, todo se había salido de control, y no importaba si la gente estaba aplaudiendo aún sorprendida, si realmente creían que todo había sido una ridícula puesta en escena. JongIn sólo lo tomó de la otra mano que no estaba manchada, y lo arrastró por segunda vez en el día, para alejarlo de la atención.

Entonces finalmente cuando se salieron de las calles céntricas y bulliciosas, lanzó su colérico descargo, intentando contenerse lo máximo posible.

—KyungSoo... ¿Qué creías que estabas haciendo? ¿¡Acaso querías morirte de en serio!? —le sujetó con brusquedad por los hombros.

Lo cierto era que en su imaginación, hasta lo estaba cacheteando por irresponsable, pero eso en la vida real, ya hubiese transgredido hasta sus propios principios. Porque claro que también los tenía, pero KyungSoo a cada minuto del día, estaba tentándole a abandonar toda su cordura y dejar a sus instintos más violentos, trabajar libremente.

—Almien no va a morir. ¿¡Ahora JongIn cree!? —cuestionó con súplica.

—¡No era necesario que hicieras eso! Además te olvidas, tú no morirás, pero ¿qué hay de KyungSoo? ¿Me vas a decir que su cuerpo quedará intacto para cuando lo abandones?

—Sí, menos memoria de cabeza y corazón... —se suavizó agachando la mirada.

—Si quieres sentir amor humano, empieza amando el cuerpo que has tomado, porque dañándolo no lograrás que alguien más lo haga —espetó sin dejar de contemplarle preocupado ante sus futuras acciones.

—¿Amar cuerpo de KyungSoo?

—Sí. Cuídalo.

—JongIn ya está cuidando. Y eso hace feliz a Almien. Porque si cuida, entonces luego también amará.

—No es así como funciona.

—JongIn enseña mal... Pero Almien se da cuenta que no es su intención —susurró quitándole con delicadeza las manos de sus hombros.

—No te quiero enseñar mal nada... Sólo quiero que comprendas, no es fácil como lo imaginas. No es como las películas que miras.

—JongIn no puede enseñar porque nunca se enamoró —sonrió con simpleza y una calidez le revolvió las entrañas.

Y sí, quiso creer torpemente; quiso mentirse con que había sido el pollo frito. Porque era imposible que KyungSoo le transmitiese algo cálido, cuando hasta el alma era tan fría al tacto.

—Sí. Es verdad. Nunca me enamoré de nadie. Pero no es fácil, Almien. No como tú quieres que lo sea...

—Y tampoco es difícil como JongIn imagina. No puedes imaginar amor. Sólo vivir.

—¿Vivir una ilusión, hasta que despiertas en tu propio mundo, y descubres que se acabó? —interrogó escéptico, ocultando con aquello las emociones abrumadoras del pasado, dando un paso hacia adelante y retomar la caminata—. Prefiero no sentirlo nunca.

—Entonces JongIn vivirá toda su vida como zombie. Cuerpo vivo, corazón muerto... —oyó la voz desde atrás.

—Como tú.

—No... Porque Almien sí tiene corazón. Y está enamorado.

—¿Qué? —se detuvo al ver como KyungSoo se había interpuesto con velocidad delante de él, frenando su andar, por incontable vez en lo que iba de esos días.

—Quiero aprender y despertar en mi planeta... —le miró con el brillo de unas lágrimas no derramadas—. Feliz de que amé a JongIn... —susurró cada vez más bajo, cerrando los ojos al alzar el rostro hacia el cielo nocturno, dejando que la brisa sacudiera algunos cabellos en su frente—. Feliz de que JongIn extrañará a Almien...

—¡KyungSoo!

El cuerpo se desvaneció encima de él y lo sostuvo. Otra vez. No podía ser cierto. Desmayado bajo las estrellas, como una verdadera estrella fugaz recién caída del cielo. El nerviosismo y el miedo le cautivaron por escasos segundos. Pero afortunadamente reaccionó rápido, intentando reposarlo contra su pecho, y abrazándolo al arrastrar el peso, para acercarlo hasta el borde de la acera y estirar un brazo para detener al primer taxi que se apareciese por la avenida.

Cargándolo con un poco más de dificultad, notando que en esos días sí que se había alimentado mejor, lo adentró al coche que se estacionó, y dejó que la pesada cabeza se reposara en sus piernas. Le indicó al chófer hasta dónde ir, y suspiró pesadamente; otra vez también, KyungSoo tenía los ojos abiertos y el cuerpo rígido.

—Te dormiste así como si nada —murmuró y le cerró los párpados para que sus ojos no se resecasen, aunque no sabía si eso en su caso sucedería. Era tan diferente a un humano, sintiendo el aliento frío golpear en su mano y contrastando con el aire tibio que salía por su nariz. Su piel helada, congelando su pierna, pronto le provocaría el cosquilleo del entumecimiento, pero ya nada importaba—. Si no te cuido yo... Te encerrarían para experimentar contigo...

Y no sería sobre algo tan mágico como el amor.

🌌










Muchas gracias por leer <33 espero se lleven tantas cosas bonitas como yo de acá, la verdad que cada día me cuesta más continuar con la historia, no porque no esté avanzada ni sepa cómo termina, sino porque no quiero acabarla ;-; es la primera vez que le tomo tanto cariño a un escrito 😭💖 besitos enormes, gracias por estar por acá 🖤💕⚡

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