Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Susurros del pasado

AMELIE

Papá, mamá, el señor y señora Kim parecían trabajar en perfecta sincronía. Nos encontrábamos ahora en un ambiente de presión bastante palpable, y sin embargo mi mente parecía divagar entre la realidad de un destino difícil y el beso que Karan y yo compartimos. La alegría y las pequeñas cosquillas que me provocaba el recordarlo.

Sabía que Karan podía sentirlo también por la pequeña sonrisa que se mostraba en sus labios cada vez que yo rememoraba la escena. Era nuestra forma de desconectarnos de la realidad durante un momento, e ignorar todo el embrollo en el que resultamos envueltos. Quizás no era lo más oportuno dada la situación, pero era una especie de placer culposo.

Leah trajo a Bonnie con ella. Aún no sabía qué haría con él durante mi viaje, ignoraba si debía llevarlo conmigo o dejarlo a cargo de alguien, pero, ¿quién? No solía confiar en guarderías de mascotas, no sabía cuál sería el trato que le dieran y tampoco estaba segura de cuándo sería mi regreso, no podía simplemente abandonarlo.

En cuanto a mi trabajo, era oficial la cancelación de la gira. No era algo sencillo para mí, pero dado que Yun estaba empecinado en acompañarnos tendríamos que suspender todas las presentaciones que Raphael hubiera agendado hasta la fecha. Claramente yo tampoco estaba en condiciones de dedicarme a mi carrera ahora mismo.

Ignoraba si Leah iría con nosotros, pero mientras ella me lo informaba, tendría que hacer un plan. Me pregunté cómo Karan manejaría su trabajo, en su rama ignoraba la manera en la que se debía proceder. Imagino que era un poco más sencillo cancelar clases que una gira por toda Latinoamérica.

—¿Es decir que el viaje a Corea se realizará definitivamente? —La voz de mi mejor amiga interrumpió mis cavilaciones.

—El monje coreano asegura que lo tiene en su poder, pero... nada nos garantiza que así sea —Explicó Karan.

—En el Tíbet también hay posibilidades de que se encuentre —Mi padre se veía muy concentrado observando un mapa en su teléfono.

—Podría estar en cualquier lugar en realidad, tendríamos que viajar por todo el mundo sin saber si tendríamos éxito.

—No tenemos tanto tiempo... —dije con aprensión.

—Amelie tiene razón... O nos tomamos el tiempo para viajar, o intentamos despertar —Secundó Karan.

—Pueden hacer las dos al tiempo, hijo —Dowan se veía demasiado cansado, era una persona alrededor de los sesenta años, por lo que lograba deducir, pero su espíritu estaba lleno de vitalidad; sin embargo,  estaba segura de que la regresión y todo lo que había ocurrido horas atrás lo debilitaron bastante —. Pero confío en el monje, y algo me dice que tal vez pueda encontrarse allí.

—¿Corazonada? —inquirió mi padre —. Es la primera pista que tenemos y lo que más se acerca al pergamino, deberíamos empezar por allí.

—Bien, no se diga más entonces, busquemos la manera de viajar hasta allí —Mi madre estaba seria al decir esto último, pero se veía decidida. Ignoraba si le molestaba tener que convivir con este tema una vez más o si algo más la estaba inquietando. En cualquier caso, había cierto dejo de irritación en ella.

Me levanté entonces de la silla, había estado encerrada en mi casa por casi dos semanas y quería despejarme un poco, sobre todo ahora que tenía tantas cosas que procesar. Levanté a mi perro que olisqueaba con curiosidad el nuevo espacio, busqué dentro del bolso su pequeño arnés, y decidí salir a caminar con él.

La energía entre Karan y yo era tranquila y sabía que entendía la perfección que necesitaba este tiempo a solas.

Cuando salí del departamento el viento frío me dio de lleno en el rostro. Escuché a Bonnie sacudirse y caminé sin rumbo en específico en mente.

El sol de Nueva York brillaba en lo más alto del cielo, los edificios y las tan concurridas calles de esta ciudad me daban la bienvenida. No me había dado cuenta que los más grandes cambios de mi vida habían ocurrido tras las cuatro paredes de mi departamento. Realmente me había hecho falta sentir el aire, el sol acariciar con tibieza mis mejillas, ver el mar, la estatua de la libertad alzándose majestuosa en su pedestal.

Ahora valoraba más el tiempo que te entregabas a ti mismo y la importancia del mismo.

Me sentía un poco arrepentida con mis padres, no debí haberme ido como lo hice después de que ellos viajaran hasta aquí, pero algo me decía que a partir de hoy pasaría mucho tiempo a su lado, y eso me hacía feliz. Aunque era consciente de que también complicaría un poco las cosas.

La vida era sorprendente; en un segundo podías tener todo bajo control y al siguiente simplemente se te escapaba de las manos...

En cuanto a Yun... No quería que se metiera en esto, no tenía absolutamente nada que hacer allí, su presencia se convertiría más en una molestia que en una solución a estas alturas. Y sí, lo quería, no podía negarlo, no podía apagar mis sentimientos hacia él de un momento a otro, pero en este instante simplemente necesitaba sanar, y creo que la distancia me permitiría hacerlo.

Me senté en una pequeña banca desde donde podía ver el mar y varias personas transitar. Solté a Bonnie para que pudiera correr a su gusto y simplemente me desconecté de esta realidad abrumadora que en ocasiones parecía carente de sentido.

Suspiré mientras la visión del mar se llevaba consigo mis preocupaciones y el sonido del agua arrastraba consigo el pasado que ya no me pertenecía.

Varios fans que me reconocieron se acercaron a saludar, no me molestó en absoluto, pero de alguna manera el acto trajo consigo nostalgia. Sabía que en Corea tendría que enfocarme en asuntos mucho más grandes que estos, y saberlo me hacía atesorar estos instantes con mucha más conciencia. Tal vez, si lograba que todo saliera bien, volvería a vivirlos de nuevo...

Disfruté de las fotos, los autógrafos, el amor de las personas. No necesitaba millones de admiradores para ser feliz; aquellos que me reconocían de este modo me hacían sentir verdaderamente especial. Siempre me había agradado el contacto y la cercanía con las personas.

Bonnie se recostó a mi lado, así que ahora nos encontrábamos ambos mirando hacia el mar.

—Mamá no te dejará solito —Acaricié a mi pequeño, era toda mi vida y me aterraba abandonarlo. Tendría que asegurarme de vencer esta horrible maldición o de lo contrario, su vida cambiaría —. Espero que todo salga bien...

—La conversación con tu perro parece profunda... —La voz de Leah se alzó claramente a través del ruido.

—¿Te sorprende? Ellos son perfectos para escuchar todas tus preocupaciones... —repliqué.

—El pobre de Bonnie debe tener sobrecarga entonces —Se sentó a mi lado acariciando a mi perro el cual agitaba su colita saludándola con entusiasmo.

—No te voy a decir lo contrario.

—¿Estás bien? —Su expresión se convirtió en un gesto de preocupación y supe de inmediato que me hablaba en serio —. Sé que eres una mentirosa increíble, Amelie, pero a mí no me engañas, puedo apostar que algo está ocurriéndote, lo cual es completamente comprensible dadas las circunstancias.

—Me agrada saber en qué concepto me tienes, amiga —comenté con ironía  —. Pero tienes razón, no puedo estar muy bien cuando sabes a la perfección todo lo que está ocurriendo.

—No quieres irte del país, ¿no es así?

—No se trata únicamente del país, Leah... Es todo... la leyenda, el ángel, la maldición, buscar un pergamino... Suena al argumento de una novela de fantasía. No concibo que esté sucediendo algo así en mi realidad —Bonnie regresó a mi regazo y acaricié su pelaje mientras me desahogaba—. Mis padres son parte de esto de una manera que jamás llegué a imaginar, y resulta ahora que tengo novio...

—Alto ahí, sólo quiero decirte que tu novio es un imbécil.

—Déjalo en paz, no es sencillo para él ni para mí... —Le pedí con suavidad—. Escuché lo que te dijo cuando intentaste detenerlo, pero entiende... no estaba de humor, tiene derecho a sentirse como lo hace, esto no es fácil. Tampoco voy a consentir lo que te dijo, pero trata de entender como lo haces conmigo. Esto es nuevo para los dos.

—Vaya que lo amas, ¿no? Ahora lo haces...

—Sí, es él Leah, siempre ha sido él... me siento tan extraña... el cambio que tuve fue enorme, pero es así como lo siento, y no te miento cuando te digo que es muy fuerte. Es como si mi cuerpo lo amara, como si cada poro de mi piel lo es-

—Sí, sí, sí, lo entendí, lo entendí, lo amas demasiado, no me lo describas como lo harías en un libro, por favor.

Me reí, ahora que ella estaba aquí todo parecía más sencillo.

—¿Irás conmigo a Corea? —cuestioné, su rostro volvió a adoptar seriedad.

—No puedo, y no te ofendas Amelie, pero siento que sería un maldito estorbo... —Miró al frente a la inmensidad del mar —. No se trata de no apoyarte, se trata de intimidad. Tú y Karan necesitan despertar, estar juntos para retrasar la maldición lo que más puedan. El tener tantas personas alrededor sin contar a sus padres y a Yun que obstinadamente se empeñó en ir, me resulta demasiado... —Suspiró —. Además, el jefe me dejó encargada de la Editorial, así que además de todo lo anterior, tampoco planeo quedarme sin trabajo.

—Lo entiendo —Leah tenía razón, el poco tiempo que compartíamos Karan y yo se debía a la cantidad de cosas que debíamos arreglar y a la presencia de mis padres o amigos. Me sentía algo decepcionada, pero sabía muy dentro de mi corazón que ella pensaba en lo que podría ser mejor para los dos.

—En realidad intentas hacerlo, pero Amelie, estaré ahí siempre... —Me atrajo hacia ella —. Sabes que es así, además... Si necesitas de mi ayuda con suma urgencia, te juro que tomaré el primer avión hacia Corea.

Sonreí.

—También lo haré si llegara a ser tu caso —Aseguré.

—Tú tienes que salvar tu vida, querida, yo el único peligro que corro aquí es quedar desempleada en caso de que llevara mal todos lo relacionado a mis responsabilidades con la Editorial. Son casos completamente diferentes.

—No quiero que Yun... —Recordar que iría me producía cierta molestia —. Te despida o viaje con nosotros. Mucho menos cuando Karan está a la defensiva con él.

—Sí, lo mismo pienso, pero creo que en tal caso la única que podría convencerlo eres tú.

Apreté los párpados en señal de cansancio. Era cierto, tendría que pedirle que se quedara al margen.

—Por cierto, ¿Por qué cuando llegaron anoche estaban ambos brillando como dos criaturas míticas? ¿Qué hicieron? Esa mirada que ambos traían...

Mi sonrisa se extendió, era automático, como la respuesta a un estímulo. Leah pudo percibir mi emoción y me dio un leve empujón.

—¡Anda, cuéntame!

—Nos besamos... —Me mordí el labio, reviviendo la sensación electrificante de aquel roce.

—¡Ya era hora! ¿Cómo fue?

—Hermoso en un sentido demasiado profundo, fue... ¡Quiero besarlo todo el tiempo, Leah!

—Oh bueno, me alegra escuchar eso, los coreanos no tienen muy buena reputación como buenos besadores.

—No sé de los demás, pero él... un roce de sus dedos sobre mi piel me produce millones de sensaciones. Cuando nos besamos las alarmas de los autos empezaron a sonar, las luces del lugar simplemente... se quebraron.

—Si es así un beso no me imagino... ya sabes... procuren hacerlo en un lugar lejano a la sociedad, quizás una cueva o un bosque...

Me reí, había olvidado lo que era la normalidad. Lo que significaba pasar un buen rato con mi mejor amiga hablando de cosas medianamente pasajeras, porque muy lejos estaba ese beso de ser algo usual. Las personas normales cuando se besaban no destruían el circuito eléctrico de un estacionamiento entero.

Pasamos un rato allí, decidimos caminar un poco, le pregunté que cómo me había encontrado, y su respuesta fue tan sencilla que incluso percibí aquellos detalles lejanos. No me había percatado de lo mucho que me gustaba ese lugar y que siempre venía a visitarlo.

Agradecía al cielo por tener a Leah a mi lado, si esto no era una amistad genuina, no sé qué otra cosa podría llegar a serlo.

Un rato después estaba en el lugar donde menos deseaba estar: En el sofá de Yun. No porque su presencia me resultara molesta, sino porque el resentimiento que vivía dentro de mi corazón aún latía con fuerza. El dolor mezclado con veneno brotaba dentro de mí como si de una copa llena se tratara.

Él me brindó amablemente una taza de té, mi favorito. Yun siempre recordaba aquello que me gustaba, cada ínfimo detalle sobre mí lo memorizaba con facilidad. Bonnie estaba conmigo, pero hoy, por alguna razón, se comportó indiferente. Como había hecho tanta actividad física se encontraba tranquilo, así que simplemente se echó en el suelo y decidió dormir.

—Amelie, tu mirada... me duele que me odies —Sus ojos se suavizaron y noté como me imploraraban, pidiéndome que no lo hiciera.

—No te odio... Pero entiende que es difícil. No puedo disipar de mi mente esa imagen de...

—Sí, ni yo... Créeme, tampoco ha sido fácil para mí saber que asesiné a alguien a sangre fría. He tenido que lidiar con esto desde que tuve ese trance y no dejo de pensar en esa escena ni por un minuto.

Ni siquiera me había puesto a pensar en cómo se sentía Yun al respecto. Siempre pensé en mí y en Karan, pero la otra cara de la moneda ahora estaba dándome su propia versión. Tenía razón; para él tampoco debía ser sencillo.

—Lamento lo incómodo que esto llegó a resultar... Imagino que para ti tampoco ha sido fácil de digerir...

—Estuve investigando más acerca de la maldición y todo lo que respecta a la leyenda de las Llamas Gemelas. Quiero hacerte una pregunta, Amelie, ¿qué porcentaje de tus vidas pasadas crees que recuerdas?

—Es difícil para mí ponerlo en porcentajes... No sé con exactitud cuántas vidas he vivido —Rememoré varios de mis sueños, las visiones y las regresiones —. De momento recuerdo alrededor de siete, más o menos.

—Once... —Murmuró Yun —. El número de las Llamas Gemelas, debes recordar once vidas para poder despertar, Amelie.

—¿Cómo es que pareces estar tan seguro?

—Digamos que no he perdido el tiempo. Desde que regresé a casa he estado averiguando todo lo que he podido respecto a tu leyenda. La información que hay en internet es buena, ayuda, pero mamá tenía un libro que le encantaba, es un viejo ejemplar sobre Angelología, en él está... —Se incorporó y de la enorme biblioteca que tenía frente a su chimenea, sacó un pequeño libro —, la historia del Arcángel Chamuel.

Cuando volvió a sentarse me acerqué a él para ver el libro, mi celular sonó en aquel momento y sentí con tanta certeza la energía de Karan que no tuve que observar la pantalla para confirmarlo.

—¿Dice ahí por qué fue expulsado? —Observé con interés las ilustraciones de cada ángel plasmado en aquel libro, eran preciosas las obras y el detalle que tenían. Me perdí un poco en el arte y en el misterio que lo rodeaba.

—Así es —Cuando finalmente llegamos a la página del Arcángel Chamuel reconocí sus prendas, eran la mismas que vestía en la visión que tuve durante la regresión. Por primera vez, pude observar su rostro: Cabello rubio rizado y cristalinos ojos azules. Quizás fuese un simple dibujo, pero fue suficiente para enviar escalofríos a través de todo mi cuerpo —. Aquí, mira.

"El Arcángel Chamuel, el mensajero de Dios, representa el amor puro y desinteresado por él mismo y hacia el prójimo. Cayó del cielo por convertir su amor propio en narcisismo y soberbia. Fue tanto el cariño que sintió hacia su propio ser, que empezó a creer que era más grande que Dios, condenándose a sí mismo al destierro por ir en contra de la naturaleza de su misión divina"

—Así que por eso fue expulsado de los cielos... —murmuré más para mí misma que para mi interlocutor —. Por eso estaba tan obsesionado con ser reconocido. Ahora entiendo la razón por la que dijo que deseaba que nosotros los humanos habláramos de él. Narcisismo...

—Eso fue lo que dijo entonces... —Observó Yun —. Contesta el teléfono, lo vas a volver loco.

No estaba evitando a Karan de ninguna manera, simplemente estaba demasiado inmersa en el libro.

—¿Hola? —respondí el celular mientras veía como mi perro dormía completamente ajeno a todo lo que estaba sucediendo.

—Amelie... Estaba preocupado, fueron muchas horas —Su voz era como un bálsamo divino, no podía creer que sólo hubiera pasado un rato sin su compañía y ahora me alegrara tanto de volver a escucharlo.

—Siento mucho haberte preocupado, estoy bien. Me encuentro en el departamento de Yun ahora mismo —Expliqué mientras volvía mi atención al pequeño ejemplar. Vi a Yun mientras tanto con sus lentes inmerso en las imágenes, en la descripción. Hojeó el libro y entonces se detuvo en el Ángel Caído Chamuel, o debería decir Kamael.

Sentí a Karan tensarse y supe que no eran celos, simplemente estado de alerta, peligro. Pero ¿qué podría llegar a hacerme Yun? Una parte de mí, aunque desconfiaba y estaba muy herida, no podía olvidar que aún era uno de mis amigos más cercanos.

—Cuídate, puedo pasar por ti en cuanto termines —Pude darme cuenta de su tono preocupado y sonreí. Sentía tanto amor por este hombre que era difícil de controlar.

—Te avisaré cuando desee irme, y descuida... creo que llegaré con algo más de información.

—Te amo.

Mi corazón dio una voltereta dentro de mi pecho y sentí una tibieza envolverme, como si desde la distancia él estuviera abrazándome. Eran dos palabras hermosas, con tanto significado, pero al mismo tiempo tan carentes de él, porque este amor no se podía expresar en sólo dos sílabas. Deseé  poder crear algún otro término que envolviera lo que sentía por él, pero qué pequeño se quedaba el lenguaje comparado con mis sentimientos.

—Te amo, Karan.

Visualicé su sonrisa con claridad, como si estuviera justo frente a mí. No quería colgar ahora, quería verlo... pero intenté apartar esos sentimientos y centrarme, entre más rápido cumpliera mi cometido aquí, más de prisa me reuniría con Karan.

Colgué y cuando lo hice, Yun me señaló el ejemplar. Parecía serio e ignoraba si era por la llamada o había algo más detrás de su expresión.

"El creador de la maldición de las Llamas Gemelas, se sabe que maldijo el propio vínculo que fue creado por su parte divina. Luz y oscuridad se encuentran en esta conexión. Kamael, rey de las almas perdidas que no supieron cómo amar" —Hizo una pausa y me miró atentamente —. Cuando decías que no lo dejarías morir, que estaban amenazados de muerte y que deberían permanecer juntos, no mentías...

—No mentiría con algo tan sagrado como mi propia vida y la vida de la persona que amo, Yun.

—Es la maldición... La cual a la onceava vida queda destruída, es lo único que se ha logrado saber del pergamino. Aquellos que lo leyeron murieron, pero la poca información que hay dentro de él habla sobre este número y el despertar.

—Nos falta poco entonces... —murmuré recordando cuántas vidas habíamos visto.

—Escucha, el plan es el siguiente: Viajaremos a Corea y ustedes se someterán a regresiones, eso tendría que funcionar. Mientras tanto ayudaré a los padres de Karan a llegar al pergamino. Si está en manos de ese monje podría ayudar a que lo encuentren.

—Yun... —Empecé a hablar porque sabía que le entusiasmaba de un modo u otro este viaje. Algo en mi alma sabía que no era algo malo, que él buscaba el perdón, pero deseaba evitar que Karan estuviera tenso —. No me lo tomes a mal, pero creo que deberías quedarte. Mi despertar y el de mi novio dependen de nosotros y de lo rápido que podamos llevar a cabo la búsqueda del pergamino. Si Karan está cerca de ti estará tenso y no ayudará en nada, Yun. Es algo que debemos realizar en la mayor paz que podamos tener, esto no es...

—Asunto mío —Concluyó la oración por mí. Lo miré con miedo de haberlo lastimado —. No quieres que vaya entonces, me consideras prácticamente un estorbo.

—Yun, ya nos has ayudado mucho, lo estás haciendo ahora mismo al darme más información, pero no es algo que tú debas resolver —Continué con sinceridad —. El único que puede salvarme es Karan y viceversa.

—No puedo quedarme de brazos cruzados mientras tú... Simplemente te juegas la vida. Amy eres mi amiga y el amor de mi vida, no puedo...

—Yunnie... —Dejé mi mano sobre la de él percibiendo su tibieza —. No quiero lastimarte. Te quiero con toda mi alma, pero tienes que entender que estoy más allá de cualquier salvación humana. Agradezco tus sentimientos, los valoro y lamento no poder corresponderlos, pero esto es más grande que yo, mi destino con él es ancestral... Y lo amo, más de lo que puedas llegar a imaginar. Si de verdad me quieres Yun, respeta mi decisión, sólo así podré garantizarte que volveré.

Él apretó con suavidad mi extremidad

—Sé que eres suya... Siempre lo has sido y siempre lo serás. Sé que ya son pareja... Te ves diferente de como te vi todos estos años... Siempre fuiste mi más grande bendición. Impulsaste mi pequeña empresa, mis sueños, mi vida... y... jamás podré pagártelo. Por eso te di tantas libertades, presupuestos que iban más allá de lo que la Editorial misma podía solventar. Siempre te respeté como autora y como amiga, y sé que puedo hacer eso si es lo que deseas, porque lo que más me importa es tu vida, Amelie. Quiero que regreses con nosotros sana y salva.

—Lo prometo, regresaré.

—Prométeme que cuando todo esto termine, podrás perdonarme... Quiero que tú y tu chico me den la redención que necesito, así que ayudaré desde aquí en la búsqueda. Quiero reparar de algún modo el daño que causé, el acto atroz que cometí y expiar mis culpas. Quiero descansar en paz de todo lo que ahora me atormenta.

—Haré lo que más pueda para lograr perdonarte y sé que Karan lo hará también.

Él asintió y cuando me soltó apretó los párpados con fuerza.

—Lo lamento tanto... Te juro que estaré en contacto si descubro algo, haré lo suficiente desde aquí.

Lo abracé, su dolor era inmenso. Era mi amigo, el mejor, el que había creído en mis libros, en cada letra que escribía... No dejaría que se sintiera miserable en esta soledad. Intentaría perdonar a su yo del pasado, pero mientras tanto en esta vida...

Él siempre sería mi salvador, el creador de mis sueños y sobre todo... mi amigo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro