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Paraíso

La Vesica Piscis, símbolo de unión entre Llamas gemelas. Representa el cielo y la tierra, y el alma junto al yo superior

***

AMELIE

El peor sentimiento del mundo era sin duda el no poder ayudar a una persona que amabas. Todo sucedió demasiado rápido y mi padre me convenció de que el mejor plan para derrotar a Kamael y acabar con la maldición que nosotros y todas las Llamas Gemelas existentes compartíamos, era precisamente que yo quemara su cuerpo con el fuego celestial cuando el ángel caído se encontrara débil. Ahora mismo, viendo a papá luchando por su vida, me daba cuenta de lo mucho que había arriesgado. Lo sabía desde que decidí seguir su plan, pero justo ahora, con su mano entre las mías, me repudiaba por haber aceptado.

Quería a papá de vuelta, era lo que más deseaba ahora mismo, no había nada que no daría para ver sus ojos castaños despiertos y repletos de ese carisma innato que lo hacía ser quien era.

Escuché el correr del agua, mamá estaba tomando una ducha mientras yo cuidaba a papá. La noche anterior nos habíamos divertido en Itaewon con mis amigos, pero la culpa pronto se apoderó de mi interior, destruyendo mi felicidad como un ácido corrosivo. No era justo que estuviera en aquel lugar disfrutando de la noche sabiendo que mi padre estaba batallando en el umbral entre la vida y la muerte.

Quizás fueran las secuelas que la lucha con Kamael nos dejó, pero simplemente tuve que apartarme de allí. Karan lo entendió de inmediato y ambos regresamos temprano del pequeño bar donde nos encontrábamos. Desde ese momento decidí que estaría con mi padre, intentando darle lo mejor que pudiera, y si eso significaba compañía, entonces se la daría.

Algunos golpes en la puerta me alertaron y cuando le permití pasar, Yun entró a la habitación. Ya estaba completamente vestido, tan formal como de costumbre, su cabello rubio peinado hacia atrás, y sus ojos dorados se endulzaron cuando hicieron contacto con los míos. Aquellas cálidas pupilas del color del oro observaron el verde salvaje de los míos.

—¿Cómo está tu padre? —indagó acercándose a mí.

Suspiré con resignación

—Su temperatura corporal es normal ahora, mamá dice que mientras estuve inconsciente él estaba bastante frío, pero mejoró bastante rápido... Ojalá despertara... —Jugueteé con los dedos de la mano de mi padre. Aquella extremidad me había llevado a la escuela cuando era pequeña, había secado mis lágrimas cuando mamá era muy dura conmigo y me había protegido toda la vida. La nostalgia que no había sentido en días me golpeó de pronto tan fuerte como una tormenta.

—Creo que sólo restan horas para que logre despertar —Yun comentó con gentileza intentando animarme —. Tu madre ha estado a su lado todo el tiempo, la he admirado tanto... El amor que se tienen es absolutamente maravilloso.

—Estoy segura que harías lo mismo por la persona que amas, con conexión espiritual o sin ella, está en tu naturaleza, Yun.

Su mirada se tornó profunda mientras asentía, pude percibir como sus ojos me anunciaban que, efectivamente, él haría lo mismo por mí. Rompí el contacto visual y me enfoqué en mi padre, no quería hablar acerca de nuestra relación, era doloroso para él y para mí. Odiaba romperle el corazón.

—Lo lamento... —musité —. No quería lastimarte, no estaba tratando de atraer la atención hacia mí.

—No lo hiciste, Amelie... No voy a negarte que te amo, porque lo hago y probablemente siempre lo haré, pero entiendo la situación. Esa persona que habías dicho que estabas esperando finalmente apareció y no hay nada que pueda hacer... Su vínculo es más fuerte que nada... —Explicó con honestidad —. No te sientas culpable por no amarme, lo más importante para mí es estar a tu lado, ser tu amigo me es más que suficiente, así que despreocúpate.

—Sé que encontrarás a alguien que te ame como te lo mereces, sin restricción alguna y con todas sus fuerzas, Yun —Le sonreí y él imitó mi gesto. Por más que me dijera que no me sintiera culpable, parte de mi corazón lo hacía. No quería herirlo, pero no podía luchar contra lo que sentía por Karan, porque simplemente él era todo lo que mi alma deseaba.

—Estoy... de acuerdo... —La voz de mi padre nos sorprendió a ambos, fue un susurro bajo, ronco, pero captó nuestra atención completamente.

—¿Papá? —La esperanza se elevó en mí como una ola enfurecida y tuve que abrazarlo de inmediato. Mi emoción fue lacerante, extendiéndose por todo mi cuerpo, no podía creerlo, no podía ni siquiera hacer otra cosa que apegarme a él y agradecer al monje, a Chamuel y a nuestra conexión por este milagro tan grande.

—Hola, hija... —comentó con debilidad, pero sentí todo su amor cuando su mano se movió hasta mi espalda y la mantuvo allí trazando con sus dedos pequeños círculos reconfortantes. Escuché la puerta abrirse y supe de inmediato de quién se trataba, Karan pudo sentir mi emoción a través de nuestra conexión.

—Papá, te amo —Le hice saber, quería abrazarlo toda mi vida, no existía mejor sensación que estar con las personas que amabas.

—Y yo a ti, pequeña... —Aún podía percibir su debilidad, pero el que hubiera despertado había generado en mí un amor y agradecimiento profundo. No quería dar por sentado la presencia de ninguna de las personas que se encontraban a mi lado en este momento, deseaba mantenerlos aquí, felices, amándolos y aprovechando cada instante. Jamás sabríamos cuándo sería la última vez —. Mi niña... valiente...

—No volveré a hacerte caso jamás, mira lo que nos provocó... —Me separé y en aquel momento Karan se acercó a mí. Mamá salió con una toalla alrededor de su cuerpo y sus ojos se pasearon por todos los presentes hasta llegar a mi padre.

No puedo explicar de qué manera cambió el semblante de mi madre, fue como si toda su alma hubiera recobrado vida, color, luz. Ella se acercó a la cama a pasos rápidos y mi padre la observó de tal manera, que nos hizo sentir a todos como si estuviéramos presenciando una escena que únicamente les pertenecía a ellos dos.

—Vámonos —Me indicó Karan con suavidad, tomando mi mano. Yun también se levantó —. Quiero llevarte a un lugar especial... Aunque no sé si quieras irte ahora que tu padre despertó.

Karan cerró la puerta tras de sí.

—Creo que van a tener una larga reconciliación —comentó Yun de forma tierna —. Deberían aprovechar el tiempo ustedes dos también.

—Y tú parece que la pasaste bien anoche en el bar —declaró Karan con una sonrisa, por primera vez él se dirigía a Yun de esa forma, sin tensión, sin molestia absoluta.

—La pasé muy bien, es difícil no hacerlo con Leah y el señor Tanner alrededor, sin duda me despejó la mente... —respondió caminando hacia la sala. Lo seguimos de cerca —. Sé que no pudieron disfrutar así que deberían tener un momento para los dos, o tres...

Bonnie llegó en aquel momento, se acercó a nosotros con una pelota entre su hocico. Me arrodillé y lo levanté poniéndolo entre mis brazos. Mi pequeño bebé, otro de mis tesoros más grandes. Verlo aquí cuando desperté fue otra de mis más grandes emociones, incluso para él, tanta fue su emoción que sufrió un pequeño accidente del que tuve que encargarme un momento después. Ahora mismo estaba cómodo en casa de Karan, mis suegros lo aceptaron muy bien e incluso le compraron algunos juguetes y una pequeña cama.

—Creo que es una sugerencia excelente, ¿qué opinas, amor? —Karan le hizo un par de mimos a Bonnie.

—Está bien, estoy muy feliz así que sería buena idea salir a algún lugar.

Yun sonrió y se sentó con Liam y Leah en la sala de estar. Ambos estaban discutiendo mientras jugaban Monopoly. Mi mejor amiga invitó a Yun una vez lo vio e incluso lo obligó a ponerse de su parte. Leah jamás dejaría de ser quien era, la amaba, era maravillosa.

Los padres de Karan no se encontraban en casa, mi novio me informó que solían ir a caminar en las tardes, era una de sus costumbres. Según Karan iban a tomar algo, generalmente café y algún postre mientras observar el rio Han.

—Ponte calzado deportivo, lo que haremos te encantará —Demandó Karan cuando nos acercamos a la zona en donde se encontraban todos nuestros zapatos.

—¿Qué es lo que haremos? —pregunté eligiendo el único par de zapatillas deportivas que había traído.

—Es una sorpresa... —Me guiñó el ojo mientras él hacía lo mismo —. Por cierto, mientras estuviste recuperándote, tomé la copia de tu libro y lo leí...

—Qué honor que el señor Kim Karan haya leído mi obra, aunque apuesto a que varias de las cosas que escribí allí, ya las sabías...—le sonreí juguetona —. ¿O no?

Karan asintió, recordando.

—Una parte de mí conocía distintas escenas... de manera inconsciente mi corazón lo sabía —Se levantó y me ayudó a poner de pie —. Ahora vamos, no puedo esperar a que lo veas.

Su mano sobre la mía, como una presencia reconfortante, cálida y sublime. No había nada más en el mundo que lograra sosegar mi corazón. No había nadie más en la tierra que lograra con un simple gesto hacerme sentir inmensa, segura e invencible.

Su agarre se hizo más pronunciado y el terreno aún más volátil, el césped por el que caminábamos se elevaba por encima de nuestras rodillas, haciendo de nuestro ascenso una tarea mucho más difícil. Sin embargo y a pesar de que desconocía el final de aquel camino, no podía sentir otra cosa más que tranquilidad.

Respiré el aire de aquella zona, era hermosa, rodeada por árboles con tenues luces sobrepuestas en sus troncos. El follaje de los mismos era extenso y abundante, como una gran ramificación de hojas que se unen unas a otras creando un cielo falso de enorme fronda verde, que de vez en cuando permitía a la luz del sol pasar. Pequeñas mariposas blandían sus alas creando una espléndida danza de colores y movimiento.

Estaba perpleja con el rumbo que habíamos tomado. Todo lucía demasiado irreal, como aquellos sueños en los que las cosas parecen impecables y maravillosas; sólo que este no era un sueño, estaba realmente aquí, siendo guiada hacia algún lugar desconocido.

―Cuidado ―La voz de Karan me sacó del estupor y mi mirada se dirigió al suelo delante de mí. Estaba a punto de pisar el flujo de un pequeño arroyuelo que al observar en la dirección en la que nacía, descendía de la parte más elevada de la montaña; punto que era perfectamente visible desde donde nos encontrábamos―. ¿Lista?

Asentí sabiendo a lo que se refería, si queríamos evitar mojar nuestros pies, debíamos saltar. Dimos un par de pasos hacia atrás, y cuando lo observé, contó hasta tres. Corrimos y ambos saltamos en medio de pequeñas risas. Sus ojos hicieron contacto con los míos y su sonrisa se extendió, tan cálida como el mismo sol y tan dulce y reconfortante, que toda la medicina terapéutica hubiese deseado tenerlo allí para sanar cada cuerpo y alma que lo necesitase.

―¿Aún estamos lejos del lugar a donde planeas llevarme? ―cuestioné con legítima curiosidad. No tenía prisa por llegar, de hecho, sólo quería caminar a su lado por toda la eternidad; sin embargo, mi parte racional necesitaba saber qué tanto de esta montaña subiríamos. No podíamos permanecer allí después de que el sol se ocultara o resultaría peligroso descender con la oscuridad sumiéndose a nuestro alrededor.

―No lo sé... ―Se encogió de hombros y sonrió como un niño que está a punto de hacer una travesura.

Sonreí, una respuesta instantánea que tenía mi cuerpo al verlo realizar la misma acción. Sabía que él conocía el camino, sólo quería bromear conmigo, y dos podían jugar ese juego.

―Así que estamos perdidos... ―murmuré con fingido desencanto, retomando nuestra caminata, pero esta lo hice del lado contrario a donde nos dirigíamos. Nuestras manos se tensaron, señal inequívoca de que él no se había movido un ápice de su posición original. Giré mi rostro para encararlo y lo único que encontré fue un puchero adornando su rostro.

¿Por qué era tan adorable? Era la primera vez que Karan se comportaba de ese modo, tan libre y travieso.

―¿Entonces no confías en mí? ―inquirió observándome mientras yo negaba con la cabeza. Simuló tristeza con sus hermosas facciones, así que me acerqué a él nuevamente, pero esta vez riendo por sus extrañas muecas.

―Anda, amorcito, quiero llegar a donde quieres llevarme ―Lo animé para que continuara guiándome y eso fue todo lo que necesitó para continuar el trayecto, pero esta vez apresuró el paso.

No estoy segura de cuánto tiempo pasó, pero nos detuvimos un par de veces a descansar, tomar un poco de agua o comer algún snack. Al continuar nuestro camino, pude darme cuenta de que el suelo bajo nuestros pies dejaba de ser césped para convertirse poco a poco en terreno rocoso. Me encontraba en un risco tan alto que no me atreví a dar un vistazo hacia abajo por miedo a caer al vacío. Al mirar hacia el horizonte, pude decir, con toda seguridad que, si ya estaba asombrada por la belleza de todo lo que había visto con anterioridad, nada me había preparado para el escenario que tendría delante de mí: mi vista se maravilló con una cascada de agua cristalina, tan azul que parecía magia. Las montañas que sostenían con gracia la caída de tan espléndida obra de arte, parecían brillar, como si millones de luciérnagas gigantes se hubieran posado en cada centímetro de la maleza. Era todo tan inmensamente agradable, hermoso y difícil de creer, que estuve por un momento estupefacta, perdida en las sensaciones, el panorama, el increíble y aterrador sentimiento de percibirte a ti mismo tan ínfimo ante tal majestuosidad.

―Estoy seguro que podrás reconocer este lugar ―Giré mi rostro para contemplarlo y entonces su perfil me hipnotizó. Él era precioso, tanto que sentía que él pertenecía a este lugar con todas las cosas etéreas que aquí habitaban.

―Es... el lugar donde ocurre la escena más importante en mi novela... ―Estaba tan inmersa en los tonos vívidos que tenía todo allí que me sorprendí al saber que había descrito este lugar de manera tan exacta, como si efectivamente hubiera estado aquí con anterioridad ―. Tu cuadro... También tú lo dibujaste.

Karan sonrió.

―Así fue como lo visualizaste, este lugar lo conociste a través de mí. Lo escribiste en tu novela sin saberlo, y luego yo lo recreé en mi pintura... ―comentó sin dejar de observar a nuestro alrededor, todo era demasiado hermoso, los sonidos de la naturaleza incluso eran absolutamente perfectos, relajantes, como si fueran parte de un mundo donde todo era pacífico y armonioso.

Ahora lo entendía; tenía mucho sentido... nuestra conexión existía mucho antes de darnos cuenta y la telepatía siempre estuvo allí, sólo que jamás había pensado nada extraño sobre ella. Nunca, ni en un millón de años llegué a pensar que se trataba de ver a través de los ojos de alguien más, de mi otra mitad.

Karan me observó; quizás porque guardé silencio al estar perpleja gracias a la hermosa visión que se suscitaba frente a mí.

Lo siguiente que sentí fue su abrazo y juntos caminamos hacia el borde del aquel imponente risco.

Esta vez no tuve miedo...

¿Qué era el miedo?

¿Qué podría salir mal cuando estaba junto a él? Pasamos por situaciones inimaginables, dimensiones, vínculos angelicales, regresiones, batallas con ángeles caídos... La altura no era nada para mí ahora, nada significaba peligro cuando estaba en sus brazos, cuando su mano sujetaba la mía. Estar junto a él me hizo ver que siempre fui un ser completo, pero su presencia me potenciaba, me mejoraba. Conocerlo fue como salir de mi capullo y transformarme en una mariposa, ahora era más fuerte, más consciente, más abierta, más amorosa...

Era paz, era una enorme ola de mar dispuesta a enfrentarme a todo.

Nos sentamos con nuestros pies pendiendo del borde de la roca, imitando a la perfección la portada de mi libro y, desde luego, la escena del mismo. Su brazo descansaba alrededor de mi cintura y apoyé mi cabeza sobre su hombro. Nuestras manos aún estaban unidas y mi pulgar danzó sobre el dorso de su extremidad en un compás apaciguador. El sonido del agua se escuchaba a lo lejos, las montañas seguían brillando como si se tratara de un espectáculo exclusivamente para nosotros dos.

Moví mi rostro con lentitud irguiéndome para alcanzar su oído.

―Es hermoso tal como dijiste, pero es mucho más hermoso saber que lo vi a través de ti ―susurré cerca de su piel y luego me separé lentamente para ver directamente a sus ojos. Quizás fue un error de mi parte hacerlo, porque perdí el control de mi respiración, el hilo de mis pensamientos y los latidos de mi corazón. Su mirada era intensa, magnífica, llena de promesas y sentimientos. Transmitía amor y adoración al mismo tiempo. No necesitaba palabra alguna para saber que me amaba tanto como yo a él; no necesitaba más que sus ojos como confirmación de que su corazón me pertenecía. Todo aquello estaba implícito en su mirada, y no pude dejar de apreciarla. Me perdí en ella como un náufrago ―. Pero nada de esto se compara a ti.

Sus ojos se suavizaron al escucharme decir esas palabras, la fuente se elevó, como si estuviera en su máxima capacidad. Ya no había alguna acción física que lo demostrara, simplemente nuestros corazones eran los únicos testigos de todas aquellas sensaciones.

No importaba lo que nos deparara el futuro, sabía que a su lado podría enfrentar lo que fuera, tenía la certeza de que juntos podríamos vencer cualquier obstáculo, incluso si eso significaba luchar contra nosotros mismos. Él era mi espejo y en él me vería siempre reflejada, así que estaba destinada a mejorar, a ser mi mejor versión.

Nadie podía hacerme sentir de esta forma, no había otras manos que me sostuvieran con tanta seguridad, no había otros ojos que pudieran ver tan dentro de mí, y no había otro corazón que me conociera como él lo hacía.

― "Y en aquel risco, con el atardecer danzante, me enamoré de los colores de tu corazón, porque ya no había nada que me cautivara tanto, ni que me resultara tan majestuoso que tu sonrisa" ―Karan recitó la última línea de mi libro, que lo hiciera me sorprendió tanto que sentí una tibieza inundar mi pecho. Su mano viajó hasta mi rostro mientras me miraba con tantas promesas en sus pupilas oscuras que me fue imposible romper el contacto visual.

La escena de mi libro se convirtió no sólo en la portada, sino en el comienzo de mi propia vida junto a Karan, una oportunidad que aprovecharía cada instante. Juré en este momento que pasaría el resto de mi vida junto a él, porque ya no me percibía a mí misma en esta vida sin su presencia. Él era mi amor, mi complemento...

Mi alma,

Mi vida,

Mi estrella guía,

Mi Llama Gemela...

***

Muchas gracias por acompañarme en esta hermoso recorrido. Han sido meses de mucho aprendizaje, de investigación sobre todo este tema y de perfeccionar mi escritura.

Esta historia tiene un lugar muy cercano en mi corazón así que agradezco mucho a todos los que me acompañaron en este viaje. Es mi primera novela original escrita y para mí es un logro muy grande, así que gracias de todo corazón a todos y todas 💜

Esperen por favor el Epílogo de la historia y una sección de agradecimientos y canciones que me inspiraron mientras escribía 💜

Besos y abrazos,
Taeny.

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