Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Música para el corazón

Karan me llevó a la habitación rato después, me convenció de que era lo mejor para mí así que accedí. Estaba preocupada por él ya que sabía que estaba exhausto producto del largo viaje que había tenido.

Él no era un chico que se aprovechara de las circunstancias, era bastante respetuoso. Ni siquiera se tumbó junto a mí en la cama; permaneció sentado en el asiento junto a ella, observando nuestras extremidades juntas. Tal vez para muchos tomarse de la mano no fuera algo significativo, pero para nuestra conexión era tan importante, y en algún punto tan íntimo, que realmente me hacía sentir cerca de él.

—¿Por qué no simplemente te recuestas aquí? —Le hice espacio, sabía que estaba somnoliento, así que lo mínimo que podía hacer era darle algo de comodidad.

Él me observó con atención, no sabía si era por sus costumbres o simplemente timidez de su parte.

—¿Estás segura? —preguntó con inseguridad.

—Karan, estás cansado, sólo hazlo, no me molesta...—Di dos pequeñas palmaditas en el espacio vacío invitándolo a unirse a mí—. No recuerdo exactamente qué hice en mis vidas pasadas, pero te juro que no voy a aprovecharme de ti en esta.

Karan rio, se veía tranquilo, su rostro reflejaba lo que mi corazón sentía. Eran tan distintos los contrastes de la madrugada anterior con el momento presente... La angustia, el miedo, el vacío, toda la tristeza que había experimentado se esfumaron, siendo reemplazados por una sensación de plenitud que envolvía todos mis sentidos.

Estar con Karan era sublime...

Él se tendió junto a mí y la curiosidad de pronto me golpeó como un rayo, ¿qué pasaría si lo abrazaba estando de esta forma? ¿Esta posición cambiaría en algo lo que sucedería?

Me mordí el labio y me acerqué a él, creí que me rechazaría pero supo leer mi intención, así que dejé mi cabeza descansar en su amplio pecho y permanecí allí disfrutando de su contacto y su calidez.

Solía pensar que cierto estilo musical me producía paz, pero había sido antes de escuchar los latidos de su corazón. Supe de inmediato que no habría melodía más hermosa que esta. Cerré los ojos, simplemente disfrutando, no lo conocía, pero todo se sentía tan correcto...

Si habíamos nacido para estar juntos, esperaba que siempre fuera de este modo.

Karan permaneció tranquilo, abrazándome por la espalda. La energía crepitaba a nuestro alrededor con fuerza y cuando abrí los párpados me di cuenta que estábamos cubiertos de pequeños brillos; una lluvia de colores danzantes a nuestro alrededor.

Abrí la palma de mi mano intentando tocar alguna de las pequeñas estrellas.

—¿Por qué ocurre? —pregunté maravillada.

—¿Has escuchado alguna vez que todos los seres vivos poseemos auras de distintos colores? —Su respiración era pausada y su voz estaba cargada de sabiduría. Él estaba tan lleno de misticismo, de conocimiento...

—Para mi novela usé colores representando los distintos ámbitos de la vida de la protagonista, ¿podría ser lo mismo?

—Es similar... —respondió jugando con mi cabello—. Tenemos colores alrededor de nosotros, algo que sólo pueden ver las personas que tengan más afinidad a lo psíquico. Lo que se muestra ahora en forma de estrellas son los colores de nuestras auras mezcladas. Cada color indica un sentimiento, ¿ves los brillos rosa? Según lo que sé, indica amor incondicional, el verde se está manifestando porque estamos atravesando cambios positivos, el turquesa representa tranquilidad, y el rojo... es nuestra energía vital, es la representación de la fuente.

Todo lo que mencionó, aunque fantástico, era lógico de algún modo.

—Tiene sentido... —De hecho, mucho, ahora mismo nos sentíamos tranquilos, nuestra energía vital había aumentado desde que estábamos juntos; el amor incondicional sería la leyenda, y el turquesa era esta plenitud constante e increíble que estábamos experimentando —. ¿Puedes contarme la leyenda completa?

Su pecho subió y bajó con lentitud, estaba suspirando. Dejó de jugar con mi cabello y sus dedos empezaron a trazar pequeños círculos sobre mi espalda.

—"En un hermoso prado cubierto por suaves y cálidos rayos de sol, crecía una mítica planta conocida como la flor de los enamorados. Se decía que las gotas de rocío que caían de sus pétalos, eran capaces de crear magia, una magia muy especial capaz de conceder vida a dos almas tan poderosas que, al encontrarse, su energía sería mucho más brillante, radiante y sublime que la misma estrella Sirio; sin embargo, aquella luz se extinguirá si las dos mitades no reconocen la conexión divina que los une, causando que sus corazones sufran el trágico destino de aquellas almas que no supieron reconocerse..." —Recitó como si lo hubiera hecho cientos de veces.

Me mordí el labio, me preocupaba enormemente la parte del trágico destino, ¿en verdad mi vida pendería de un hilo por una leyenda? A veces sonaba tan ridículo. Lo sentí tensarse así que me incorporé un poco para ver si se encontraba bien.

—Mi madre... —Su voz fue un susurro—. Casi muere por esta magia... —Abrí los ojos sorprendida escuchando su dolor—. Mi padre por poco no logra despertarla, así que él también estuvo a punto de morir...

—¿Qué logró despertarla? —cuestioné con temor, no quería incomodarlo.

Sus ojos oscuros parecían tan afectados, que tuve que reprimirme y no intentar abrazarlo.

—Un ritual muy poderoso que lleva a cabo un monje en Corea... Después de que ella pudo entender sus vidas pasadas y verlas, reconoció a papá. El ritual puede tardar horas, es muy específico y peligroso también. Fue un proceso necesario al que tuvieron que someterse para salvar sus propias vidas.

—Por esa razón odias estar ligado a mí... Tus padres sufrieron demasiado, lo entiendo.

Sus ojos me observaron con dulzura y posó una de sus largas manos sobre mi mejilla. Sentí ternura provenir de su toque, la fuente pareció rodearnos en pequeñas ondas.

—Te elegiría a ti. Con magia o sin ella, con peligro o sin él.

Mi corazón pareció responder a sus palabras, cerré los ojos disfrutando del contacto, de la suavidad de la vibración de nuestro toque y una vez más un montón de imágenes se agolparon en mi mente; era yo, era... Amy. Las imágenes se detuvieron y recordé el sueño de las explosiones, estaba vestida de la misma manera, pero esta vez todo estaba tranquilo. Sentí un calor en mi vientre abultado y frente a mí había un chico observándome, no reconocía sus facciones, pero sí el color de sus pupilas: Era Karan.

Abrí los ojos nuevamente, y me encontré con la mirada del Karan del presente.

—¿Estás bien? —Estábamos frente a frente, sus facciones estaban llenas de angustia mientras sus manos reposaban a cada extremo de mi rostro.

—Estoy bien. Vi algo...

—¿Qué viste?

—Nos vi a los dos, pero yo... estaba embarazada. Me llamaba Amy en aquella vida.

Justo cuando dije que era él, la energía cambió. Como si se hubiera hecho parte de mí.

—Estás recordando... —dijo él, con la esperanza reflejada en sus pupilas.

—Karan, el ritual del que me hablaste hace un momento, el que salvó a tu madre... ¿es el mismo que nos harán tus padres?

—No, es muy diferente, menos invasivo por lo que sé, pero puede ayudarnos.

—¿Tú has visto esta vida también?

—Segunda guerra mundial, 1940, te llamabas Amy, yo Kieran. Por lo que puedo recordar, vivíamos en una pequeña casa, nos encontramos en esa vida muy jóvenes y nos enamoramos rápidamente —Explicó—. Ibas a tener nuestro primer bebé, pero tuvimos que huir, estábamos en medio de la guerra...

—Mueres... —Recordé. Él había descrito lo que vi, parte de mi sueño también. No dejaba de asombrarme de todo lo que esta conexión conllevaba, de todos los recuerdos que compartíamos.

Karan asintió silenciosamente.

—No puedo... —Me senté sobre la cama cruzando mis piernas y evitando su mirada—, no quiero ni siquiera imaginar que pueda llegar a perderte en esta vida... Te he visto morir un par de veces, y cada vez es mucho peor que la anterior. Anoche soñé que morías en un accidente aéreo, no sabía que volabas de nuevo a Nueva York, pero... te juro que no podía dejar de sentir como si hubiera perdido algo muy preciado para mí... —Tragué saliva, recordar el sueño hacía que todo mi cuerpo se estremeciera—. Tal vez no te conozca, o tú a mí, pero... desde que te vi supe que eras tú, mi corazón sabía algo que mi mente inconsciente ignoraba y me costó mucho entenderlo, incluso ahora una parte de mí se resiste a creerlo... pero ¿cómo podemos negar todo esto?

Karan se sentó de nuevo, aún no lo miraba, no quería verlo y recordar todas las cosas que sucedieron en ese avión... no quería rememorar la imagen de su cuerpo desecho.

—Para las demás personas quizás sólo sea una leyenda. Pero aquí estamos nosotros siendo la prueba de que todo esto existe —Su voz era calmada y suave, podía transmitirme paz incluso con sólo hablar—. Me has visto en tus vidas anteriores porque tenemos un pasado trágico, pero mi alma es la que ha tardado más en despertar. Al parecer, en aquella vida tú habías despertado por completo, pero yo era escéptico, no conseguí hacerlo totalmente. Eres la cazadora, Amelie, y yo soy el corredor, por esa razón hui hace más de un mes, porque el miedo está muy presente en mi energía. Mírate en cambio; dijiste que no le tenías miedo a la muerte siempre y cuando supieras el motivo. Estás aquí conmigo aceptando un destino que no es sencillo, eres valiente y superior aunque no estés despierta.

Levanté el rostro ante sus palabras, eran conceptos nuevos para mí.

—¿Cazadora? —Repetí—. Suena como algún tipo de juego en el que debo lograr atraparte.

—Básicamente. Los papeles pueden cambiarse, pero generalmente la energía femenina es la que cumple ese rol. Las mujeres son mucho más abiertas e intuitivas.

—Pero viniste a buscarme... ¿No serías tú el cazador?

—Por miedo a la muerte, Amelie, porque no quería que te sucediera nada tampoco. Soy... egoísta y un cobarde.

—Pensaste en mí, Karan, eso no es egoísmo —Le hablé con certeza. Tal vez no conociera la situación tan bien como él, pero si hablábamos de sentimientos no necesitaba de ninguna magia para entender a qué se refería—. Es lógico que temas por tu vida, es humano... es supervivencia.

Karan me observó con asombro, como si hubiera dicho algo digno de admiración. La fuente cambió entonces y parte del miedo que se sentía se evaporó. Como si me hubiera confesado un pecado que al ser absuelto ya no lo llevaba anclado en su conciencia.

—Eres tan... maravillosa —murmuró sin dejar de mirarme con intensidad —. ¿Puedes contarme más de ti? ¿Tu historia?

Le pedí que se recostara de nuevo y empecé a contar mi historia. Una que pocos conocían ...

—Nací en Cold Spring, un pueblo pequeño a las afueras de Nueva York. Mi nacimiento puso en peligro la vida de mamá, así que... fui hija única. Desde que tengo memoria fui una chica bastante tranquila, así que no solían emocionarme muchas cosas. Crecí viendo a papá y a mamá quererse de una forma excepcional, pero la relación con mi madre no era buena. Ella... —le estaba confiando a Karan una parte de mi vida privada que con mis amigos me había costado mucho. Vaya que esta conexión era especial —. Ella siempre fue una buena madre, jamás me faltó nada en mi niñez, pero siempre quiso que fuera otro tipo de persona... supongo que por eso en ciertas ocasiones la personalidad de Leah me generaba envidia.

—¿Cómo quería que fueras? —cuestionó.

—Más... extrovertida. Nunca fui una chica tímida, sólo calmada. En la escuela fui popular porque ganaba concursos de cuentos y escritura, así que muchos me conocían. Jamás tuve problema con eso, pero fui siempre demasiado selectiva con las personas en las que confiaba. Creo que a mamá no le gustaba... para ella era debilidad y antipatía.

—¿Sientes que aún deber cumplir sus expectativas? Pregunto esto por lo que mencionaste anteriormente respecto a Leah.

Negué con la cabeza.

—Admiro la facilidad con la que hace las cosas, su energía tan brillante. Quisiera sólo ser más simple... No pensar tanto cada situación que me ocurre, lo sencillo lo hago complicado en algunas oportunidades. Ella me ayuda a soltarme...

—Creo que los artistas solemos pensar demasiado, es lo que nos hace ser quienes somos. Pero tú Amelie, eres bondadosa y empática. Estoy seguro de que querías protegerte porque cuando entregas tu corazón lo haces sin restricciones. —Tomó mi mano de nuevo, le encantaba hacerlo—. Tu madre después de que te mudaras lo vio, ¿no es así? Sé que intentas siempre hacerla sentir orgullosa, y lo está, sólo no te comprendió en aquel momento. No permitas que haya inseguridad en tu cabeza y tu corazón. Ella sabe quién eres ahora, y quien fuiste toda tu vida.

Karan no me conocía, pero al mismo tiempo lo hacía demasiado bien. No necesitaba demasiadas palabras con él, sabía lo que sentía, conocía mis temores... Las palabras correctas habían escapado de sus labios y sin mucho esfuerzo me hizo sentir mejor.

Lo abracé, sin saberlo me había vuelto adicta a su toque, a su proximidad, a su calor. Me sentía en mi hogar: segura y tranquila.

No supe cuándo, pero ambos nos quedamos dormidos en brazos del otro. El cansancio nos superó, y por primera vez en mi vida dormí completamente en paz.

El sonido del timbre y los ladridos de mi perro me alertaron, desperté envuelta en el abrazo de Karan, quien parecía dormir plácidamente sin notar ruido alguno. Quizás el cansancio del viaje lo hacía dormir de ese modo. Me incorporé, en verdad me encantaba haber vuelto a la normalidad, todas mis articulaciones estaban como nuevas, la fiebre había desaparecido y mi estado de ánimo estaba mejor que nunca.

Cuando abrí la puerta me encontré a un chico asiático, alto y delgado con labios gruesos, llevando en sus manos un enorme cuadro envuelto en una pequeña sabana. Debía ser conocido de Karan.

—Buenas tardes —Hizo una pequeña reverencia—. Karan me envió aquí con esto.

—Claro, pasa, puedes dejarlo allí —Señalé el sofá. Sabía que era una de las obras de Karan, no planeaba dejarla en el suelo—. ¿Eres amigo de él?

—Soy su mejor amigo —Se acercó a mí extendiendo su mano—. Mi nombre es Lee Hyun, un placer. ¿Eres su novia?

—¡Hyun-hyung¹!

—¡Karan! —Ambos se abrazaron con cariño mientras tomaba a Bonnie entre mis brazos observándolos. ¿Lo conocería a él también en mis vidas pasadas?

—Traje lo que me pediste —Hyun señaló el cuadro envuelto en la misma sabana que había visto aquella noche en el departamento de Karan.

—Te lo agradezco mucho, Hyun —Karan palmeó su espalda y luego simplemente se dirigió a mí.

—Ella es Amelie, creo que se estaban presentando —Podía sentir a través de la fuente la emoción de Karan al ver a su amigo, pero su nerviosismo también estaba muy presente en la energía. Sabía muy bien que el cuadro era el culpable de todo aquel cúmulo de sentimientos.

—Oh sí, es todo un placer —El chico sonrió con amabilidad. Sus pequeños ojos se convertían en pequeñas rendijas cuando sonreía. Le devolví el gesto —. Nos veremos después entonces. Llámame si necesitas algo. Hasta pronto, señorita.

—No lo dudes, amigo —Karan y Hyun caminaron hacia la salida, charlaron mínimamente en coreano y cuando el chico se retiró Karan parecía cauteloso.

—Sé que lo sientes... —Caminó hacia el cuadro y cuando lo tomó entre sus manos me observó—. Fue la primera vez que te retraté...

Me acerqué a él con una expresión que denotaba con claridad la curiosidad que sentía, sobre todo teniendo en cuenta que la reacción de Karan era de miedo. Desató entonces la sábana para dejar libre el lienzo. Dejé en el suelo a mi perro y tomé su mano.

—Tu miedo... es muy grande.

—No quiero separarme de ti ahora... no sé cómo reacciones.

—¿Confías en mí? —pregunté con solemnidad.

Karan suspiró y asintió, pero su nerviosismo podía sentirlo a kilómetros. Retiré mi mano de la suya y me di cuenta de que la energía en nuestro toque había disminuido su intensidad.

Cuando Karan giró poco a poco el lienzo, pude sentir su corazón latir con fuerza.

Entonces me vi, estaba completamente desnuda, con mi cuerpo de perfil observando hacia una ventana. Mi cabello caía en hermosas ondas sobre mi espalda y parte de mi hombro. Era mi cuerpo, exactamente mi cuerpo, no había duda de eso, podría reconocerme a la perfección: mis pechos, mi abdomen, cada parte de mi piel era idéntica a la real... pero lo que más llamó mi atención fue la marca de nacimiento que tenía sobre uno de mis senos. Era una pequeña cicatriz en forma de luna menguante, sobresalía de mi blanca piel ya que era de un color rosa intenso. Incluso el color y el tamaño eran completamente exactos.

—Dios... realmente soy yo —murmuré sin dejar de verme, cada parte de mi cuerpo desnudo era idéntico. Karan ni siquiera miraba la pintura, no podía mirarme a los ojos.

Nadie conocía la cicatriz, nadie excepto yo... pero ¿por qué no sentía vergüenza? Este hombre había dibujado mi cuerpo como si lo conociera, como si hubiera memorizado cada curva, cada detalle, cada lunar... Pero a pesar de eso no podía sentir incomodidad, no sentía una intención diferente a la admiración en esta pintura.

—Eres hermosa... —Fue lo único que dijo sin atreverse aún a verme a los ojos —. Lo lamento.

—La cicatriz... ¿Cómo sabes...?

—También yo la tengo en el mismo lugar.

—Es mi cuerpo... —Me abracé a mi misma sorprendida por lo que había dicho y por la pintura que retrató —. ¿Tú tienes... la cicatriz también?

Él asintió y finalmente me observó.

—Creí que te enojarías...

—Karan... —me acerqué transmitiéndole lo que sentía en ese momento —. ¿Por qué no siento que debo cubrir mi cuerpo en esa pintura? Estoy... —toqué su pecho justo en el punto donde yo misma tenía la cicatriz, dejé que mis dedos buscaran el cambio de textura en su piel por encima de su camisa. Karan contuvo el aliento y entonces la encontré —. Muy... sorprendida. Conoces mi cuerpo como nadie más... es tan extraño.

Levanté el rostro y cuando lo hice su cabeza estaba inclinada hacia mí, estábamos realmente cerca, nuestras miradas navegando la una en la otra. Una tormenta de marrón consumiendo la luz de mis ojos verdes. Estaba perdida en él, jamás había sentido que necesitara a alguien en cada ámbito de mi vida, pero ahí estaba él, trayéndome leyendas, magia y fantasía...

No quería pensar, por primera vez solo quería dejarme llevar. La corriente a nuestro alrededor era mucho más poderosa que la de la tarde, cada parte de mi cuerpo emanaba una calidez que jamás había experimentado. No era incómodo, no resultaba molesto, simplemente apaciguador, maravilloso.

Karan me acercó a su cuerpo, fue acercándose hasta que nuestras narices se rozaron con suavidad. Cerré los ojos y apreté mi palma sobre la cicatriz de su pecho. Pude sentir una vibración en el suelo y a través de mis párpados cerrados pude percibir un tono rosa.

"Amor incondicional" había dicho Karan.

Podía sentir su respiración, era rápida, igual que la mía, de hecho, lo hacíamos como si fuésemos uno. Había tantos sentimientos, tantas sensaciones, tanto poder en todo esto... cerré el puño en su cicatriz y entonces sentí que me elevaba unos centímetros del suelo. No podía abrir los ojos, de nuevo cientos y cientos de imágenes me llegaban a la mente.

Pero esta vez era diferente...

Éramos los dos, felices, sonrientes, enamorados... él era mi amigo y mi confidente, todo parecía ir bien. Pude ver nuestros cuerpos unidos en varias vidas. La pasión desbordante, la danza extenuante de nuestros corazones desaforados latiendo como uno solo, mientras nuestros físicos se unían una y otra vez en tantas vidas que perdí la cuenta. Su cuerpo era mío, era hermoso.

"Si pudiera pedirle un deseo a las estrellas, te pediría a ti una y otra vez"

Era la voz de mi yo del pasado. Lo pude sentir en mi corazón.

Abrí los ojos al presente, Karan estaba en el suelo desmayado. Me apresuré a ver qué sucedía, estaba frío, como si hubiera perdido toda la calidez dentro de su cuerpo.

—No, no... Karan, ¡Karan! —Grité dando golpecitos suaves sobre sus mejillas, estaba respirando lo que me supuso un alivio enorme. Tomé sus signos vitales y me di cuenta de que su corazón estaba latiendo con normalidad, pero ¿por qué su temperatura temporal estaba tan baja?

Me levanté rápidamente y busque el teléfono tenía que llamar al médico para que lo vieran lo antes posible. Entonces, y antes de marcar el número de emergencias, una idea cruzó mi mente: Lo abracé aún con el celular listo por si no funcionaba. Esperaba que mi contacto fuera suficiente para traerlo de vuelta a la conciencia. Tomé su mano también, pero todo fue inútil.

Karan no parecía responder a nuestra conexión.

***

¹Hyung: Honorífico usado entre los coreanos para describir a un hermano o amigo cercano de mayor edad que la persona hablante.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro