Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Ego

KARAN

Amelie salió de la habitación en cuánto Leah anunció que algo le estaba sucediendo a Yun. No quería moverme de mi cama, para ser honesto, pero sabía que algo había ocurrido y que fuese lo que fuese, no me daba mucha tranquilidad.

Papá y mamá siempre habían sido personas hospitalarias así que también salieron de la habitación. Me levanté despacio, Yun no era alguien importante, de hecho, se había convertido en mi verdugo y mi resentimiento hacia él, después de la regresión era palpable, mucho más teniendo en cuenta todo lo que aquel ángel me había dicho.

Salí de mi habitación y observé la escena: Amelie y Leah arrodilladas junto al cuerpo del rubio que no dejaba de moverse con estrépito. Parecía como si estuviera convulsionado. Tanner nuevamente se encontraba fuera de la escena con los ojos cerrados, concentrado.

—Denle algo de espacio al chico —vociferó Liam aún sin abrir sus ojos —. Puedo sentir como si Yun estuviera navegando hacia la superficie, como si una parte de él estuviera resurgiendo ya que había permanecido sumergida y sepultada.

Amelie se quedó quieta, pero no se alejó, ¿por qué no lo hacía? ¿Acaso no temía por lo que pudiera llegar a pasar de ahora en más?

Estaba siendo egoísta, pero no deseaba morir en esta vida y repetir este doloroso ciclo de nuevo. Quería huir de la escena, porque sí, tenía miedo, temor por mi vida, por lo que me deparara el futuro. Amelie me había hecho la promesa de que nada sucedería, pero todo esto estaba más allá de su control y por más dulce que fuera su pacto hacia mí, sabía que no había nada que hacer contra el destino.

Yo mismo había creído en aquella luz que nos ayudaría a escapar de las tinieblas, pero ¿cómo íbamos a librarnos de esta maldición? de este vínculo celestial que se nos impuso hace tiempo... Nos habíamos condenado sin saberlo, y las posibilidades de tener una vida normal eran cada vez más lejanas.

Así que querer y desear no eran suficientes...

Estaba alterado y sabía muy bien que Amelie estaría sintiendo este mismo desasosiego, este horrible miedo que me consumía, pero ¿quién no lo estaría? el futuro estaba más allá del toque de mis manos y aunque me esforzara por moldearlo, siempre habría algo que me recordaría quién realmente tenía el control.

Éramos unas marionetas.

A través de la regresión me conocí un poco más, la fuente se hizo parte de mí, como si se uniera a mi energía. El ritual había funcionado y nos había regalado tiempo, pero ahora mismo tenía tantas dudas sobre el futuro y lo que me deparaba esta vida... Que realmente no quería estar presente para ver todo este espectáculo.

—Bien, por fin —Escuché decir a Leah con la esperanza tiñendo su voz.

—Despertó —anunció Amelie.

—Denle espacio —Sugirió mi padre quien estaba viendo al chico recobrar el sentido.

Mamá regresó a mi lado y frotó mi brazo intentando confortarme. Ignoraba si mi estado de nerviosismo se mostraba en mis facciones. Necesitaba apoyo emocional en este momento, estaba bastante afectado después de todo lo que vi y sentí.

Tanner abrió los párpados y me observó.

—¿Qué diablos es lo que te ocurre? —Dio dos pasos hacia mí quedando a pocos centímetros de mi rostro —. Habías dicho que trabajarías en todo esto, pero la duda es más grande, ¿verdad? Sólo eres un cobarde. Tu energía me molesta muchísimo.

Aparté a mi madre y lo enfrenté, no estaba de humor para soportarlo.

—Acabo de salir de una maldita regresión, tengo un montón de recuerdos, de historias que hacer parte de mí, déjame en paz, Tanner.

Sentí que varias miradas se dirigieron a nosotros. No me importaba, no estaba de ánimos para soportar reclamos.

Mamá no dejaba de decirme que me tranquilizara, que no era el momento oportuno para esto. No quería escuchar, estaba enojado, frustrado, encerrado en mí.

—Eres un cobarde —repitió Liam —. Cálmate y piensa, si no tienes claridad en tu cabeza, jamás lograrás vencer lo que temes.

Lo empujé, sabía que tenía razón, pero odiaba que dijera esa palabra en voz alta.

—Hijo, basta —Mi padre y Leah revisaban los signos vitales de Yun, pero ahora todos estaban al pendiente de lo que ocurría con nosotros.

Sentí a Amelie acercarse, aún sin mirarla pude saberlo. Se interpuso entre nosotros, se veía molesta y dolida, lo noté en su energía.

—Así es, calma a la bestia —Liam continuaba lanzando indirectas, ¿por qué había decidido atacarme cuando Yun había despertado?

—No hay necesidad de calmar a nadie —Habló Amelie —. Ya estás tan derrotado que no vale nada todo lo que te prometa.

Amelie me observó con tanto dolor y decepción que me eché hacia atrás.

—Este no es el maldito momento, ustedes dos imbéciles —vociferó Leah mientras dejaba a Yun en el sofá con ayuda de mi padre.

Amelie volvió hacia Yun y tuve que apretar los dientes. Estaba molesto y verla irse con él sólo lo acrecentó.

Liam se acercó a Yun, lucia concentrado.

—¿Eres tú? —cuestionó.

Yun asintió.

—Claro que es él, ¿qué esperabas? —murmuró Leah con irritación.

—No se refiere a eso —respondió mi padre.

—Vi como asesinaba a Karan... —La confusión era notoria en el rostro del rubio, como si estuviera intentando rememorarlo —. Lo lamento —Le dijo a Amelie.

Se disculpaba con ella... Grandioso. Apreté mis puños intentando controlar la ira que sentía.

—¡Basta, Karan! —Amelie me reprendió, sabía que sentía la ira que envolvía cada parte de mi cuerpo —. Yun, no soy yo con quien debes disculparte y sé quién eres, te vi a través de la regresión y.... te quiero...

—Tienes que saber —Mi padre y Leah terminaron sentándose en los sillones —, que jamás haría nada que te lastimara, y eso incluye a Karan. No soy una mala persona, jamás he querido que me temas. Entiendo lo que hice, estoy muy sorprendido con todo lo que está ocurriendo, jamás llegué a imaginar que llegara a cometer semejante acto tan atroz, mucho menos que estuviera conectado a ti en una vida anterior. Sabes que creo en estas cosas, pero no pensé que justo ahora todo esto me ocurriera a mí. Lo que tienes con Karan va más allá de mi entendimiento, y es una leyenda que me resistí a creer, sonaba demasiado loco, aun todavía lo hace. Pero creo en la reencarnación y sé que pagaré por lo que hice.

»Me siento extraño... como si hubiera vivido bajo la tierra y hubiera resurgido. Hay sentimientos dentro de mí que le pertenecen a un Yun muy lejano y muchas cosas que no logro comprender. Pero sé que en varias vidas te he amado, Amelie. En esa en especial lo hice de manera incorrecta, cegado por los celos, pero en otras simplemente lo he hecho desde las sombras, consciente de que tú... Amas a Karan —Yun se levantó, sus piernas flaquearon un poco, pero logró mantener el equilibrio. Amelie se apresuró hacia él y ayudó a soportarlo. Él simplemente sonrió y pasó un brazo por detrás de sus hombros —. Amelie, no es un secreto para nadie a estas alturas que me gustas, que he intentado darte lo mejor, pero entiendo... entiendo que tu corazón le pertenece a él —Me observó—. Karan, nada cambiará lo que hice en el pasado, pero en el presente cuentas con un amigo, te he admirado por mucho tiempo, tienes un talento innato, por eso fui a ver tu exhibición en Berlín —Caminó hacia mí con cautela, con Amelie a su costado —. Lamento lo que hice en el pasado, hace no sé cuántas vidas. No tenía la consciencia suficiente en aquel entonces, supongo, pero ahora, que tengo total control de mí mismo y de mis actos, te prometo que no haría jamás algo así, ni a ti, ni a nadie.

Me ofreció su mano, parecía sincero, pero mi inseguridad me superaba.

—Siéntate, no quiero que Amelie se quede de pie mientras explico todo lo que vi en la regresión —Tomé a Yun del brazo, liberando a Amelie y lo llevé hasta el sofá.

Papá se aproximó a mamá, estaban susurrándose algo.

Liam se sentó junto a junto a su novia. Amelie en cambio no me dirigía la mirada, era tal su decepción que ni siquiera intentaba hacer contacto visual. Ahora el sentimiento era peor que nunca.

—Antes de que empieces a dar explicaciones, Karan, que al parecer estás insoportable... Quiero preguntar cómo diablos fue posible que Yun terminara desmayándose... no comprendo —Leah lanzó la pregunta, una muy inteligente en realidad.

—Sencillo, la música era lo bastante fuerte como para escucharse desde aquí, no es un departamento muy grande. Probablemente las frecuencias de la música consiguieron llegar a lo más profundo de Yun, y al estar él conectado a Amelie de una forma u otra, le fue más sencillo conectarse con su pasado —Explicó Liam.

Papá asintió, parecía pensativo desde que la sesión había terminado.

Leah lanzó un suspiro repleto de frustración. Luego me observó.

—Y bien... ¿Cómo les fue a ustedes con la regresión? —preguntó regalándole a su amiga una mirada repleta de interés.

—Descubrimos el motivo por el que nuestra conexión está maldita —Expliqué —. Efectivamente, y tal como lo mencionó Tanner, las Llamas Gemelas provenimos de una fuente celestial. Pero aquello también se tornó demoníaco en algún punto.

—¿Qué quieres decir? —inquirió Leah.

Liam me observaba sin mostrar ninguna expresión, simplemente escuchando.

—El Arcángel Chamuel fue el creador de las Almas y Llamas Gemelas. Pero en el momento en el que creó las Llamas había sido expulsado del cielo...

—Un ángel caído... —Puntualizó Liam quien parecía concentrado en escuchar el relato —. Es prácticamente un demonio.

—A este ángel en nuestra visión —Prosiguió Amelie dándole la razón a Liam —. Lo vimos morir... básicamente creó a las Llamas Gemelas como una extensión de su poder ya que no deseaba que desapareciera. Así que su habilidad fue entregada a los humanos a partir de la unión de cuatro almas mezcladas dentro de una peonía. Una vez completó la unión, éramos uno en dos cuerpos distintos. El ángel entonces se transformó y nos maldijo.

—El vínculo maldito que se encuentra en todas las relaciones de Llamas Gemelas es la misma causa por la que estamos condenados a muerte si no despertamos. Está escrito en un pergamino que se le entregó a una de las primeras Llamas. El demonio le pidió guardar la maldición y la cura a aquel chico, diciéndole que estaría maldito si alguien tocaba aquel documento y peor aún... si era leído —Agregué la información restante al relato de Amelie. Mi sentimiento de culpa se acrecentó, necesitaba tranquilizarme y hablar con ella

—Bueno, hay que encontrar entonces el dichoso pergamino —dijo Yun con total claridad, como si fuera lo más fácil y sencillo del mundo—. O que ustedes despierten, lo que sea más sencillo...  ¿Acaso esta regresión no les ayudó? Si me despertó a mí, o al menos eso creo, ¿por qué a ustedes no?

—Es diferente —Interfirió mi padre —. Tu vida no depende de alguien más, en el caso de nosotros, sí. Pudiste ver una de tus vidas pasadas, eso no quiere decir que hayas despertado. No me lo tomes a mal, pero no estás ligado a alguien, no tienes la necesidad de "despertar" la magia de Amelie y Karan te ayudó a tener esa visión, porque fuiste parte de la muerte de mi hijo...

Yun pareció meditar las palabras de mi padre, sobre todo su último comentario.

—Pero les ayudó a conocerse un poco, ¿no es así? —preguntó el rubio dirigiéndose a Amelie y a mí.

Mi padre nos lanzó algunas miradas esperando que le confirmáramos cómo nos sentíamos. Lo cierto era que sí, el ritual había ayudado a conocernos y a descubrir qué tan intenso era nuestro vínculo. Fuimos testigos de las vidas que compartimos y en las cuales vivimos felices.

El cambio físico más notorio era la fuente fusionándose un poco más con nuestra energía.

—Me ayudó sin duda —respondió Amelie —, al igual que Karan también percibo la fuente de forma distinta, como si se hubiera mezclado un poco más con quien soy. Pero no está completo, puedo sentirlo.

—De todas maneras, eso no explica por qué ustedes dos parecen estar rodeados de juegos artificiales cada que se rozan y los padres de Amelie no —comentó Leah intentando atar cabos.

—Tengo planeado hablar con ellos al respecto —Amelie le hizo saber a su amiga. 

—¿Tus padres jamás mostraron la fuente de manera física? —cuestionó mi padre.

—No señor, por lo menos no en mi presencia, nunca vi nada extraño —replicó Amelie con sinceridad —. De hecho, llamaré a mi madre, necesito hablar con ella.

Se levantó haciéndole un cortés reverencia a mi padre. Leah pareció querer ir tras ella, pero Amelie la detuvo. Liam frotó el brazo de su novia intentando apaciguar su preocupación.

Yun permaneció sentado, pensativo, sabía que quería ir tras ella, pero si alguien debería hacerlo era yo. Me incorporé y todas las miradas de los presentes se dirigieron hacia mí.

—Hijo... —Escuché a mamá decirlo en coreano —. Dale espacio.

—No —contesté rotundamente —. Sé cómo se siente.

—Con mayor razón, mi amor —Se acercó a mí —. El entendimiento, la paciencia y el respeto, no son ajenos a esta conexión. Tienes que tranquilizarte, Karan.

—Déjala en paz, te comportaste como un completo imbécil —Leah se acercó a mí con molestia en sus facciones —. No sé qué diablos te está diciendo tu madre, pero parece importante, y si no deseas hacerle caso, tendrás que pasar sobre mi cadáver porque no permitiré que te le acerques.

Estaba tan irritado que simplemente hice caso omiso de mamá, de Leah, de todos y salí de mi departamento dando pasos largos. No me importaba nada, nadie sentía a Amelie como yo lo hacía. Escuché a Leah correr tras de mí, pero no iba a detenerme, no lo haría. Cuando se puso delante de mí, frené en seco.

—Déjala en paz —dijo con voz fría.

—Hazte a un lado —Le advertí —. Esto no es asunto tuyo.

—Amelie es todo mi asunto.

—No vas a ser tú quien la ayude a despertar, no sabes nada. ¡Ve a tener sexo con tu novio que al parecer es lo único que sabes hacer! —Espeté con ira.

—¿Crees que me duelen tus palabras? —Rio burlona —. Qué poco me conoces, Karan. Estás intentando desahogar toda tu frustración y cobardía con todos nosotros, así que adelante, pero Amelie no tiene por qué soportarte ahora mismo. 

Liam estaba detrás de mí, podía sentirlo.

—Una palabra más a mi novia y te juro Karan, que quien va a matarte esta vez seré yo —advirtió la voz del artista.

Mi padre se acercó.

—Basta todos ustedes, vamos adentro y tratemos de calmarnos, este no es el momento para discutir —Su tono era frío y demandante —. Y tú no vas a matar a nadie, muchacho.

—¿Qué diablos está sucediendo aquí? —Amelie se encontraba con el teléfono en sus manos. Se quedó de pie observando la escena con expresión desconcertada.

Leah seguía sonriendo, estaba sacándome de quicio.

—Tu querido novio al parecer no entiende la definición de "darte un espacio" —comentó su mejor amiga con malicia.

Amelie lanzó un suspiro.

—Déjenme a solas con él —Pidió con fastidio en su voz.

—¿Estás segura? —inquirió Leah.

—Ya la oíste —respondí en el mismo tono que ella había usado conmigo aquella vez.

Me dirigió una gélida mirada y se acercó a su novio. Me quedé allí de pie observando a Amelie quien giró sobre sus talones sin mirar atrás. Se alejó de allí y supe que quería que la siguiera. Caminé tras ella hasta que nos encontramos en el parqueadero subterráneo del edificio.

—¿Qué quieres? —Soltó con frialdad aun dándome la espalda.

—Lamento que te decepciones de mí —respondí con completa honestidad.

Ella me encaró entonces, estábamos a una distancia prudente uno del otro, por lo que caminó hacia mí con su rostro molesto y sus ojos llenos de lágrimas. Me sentía el peor ser humano del universo.

—¡Tus promesas no tienen valor alguno, eres un maldito cobarde! —Podía sentir en la energía lo molesta y dolida que estaba, la decepción era aplastante.

—Lo sé, Amelie, soy un cobarde. —Acepté observándola a los ojos.

—¡Me dijiste que lucharías, que yo era lo más sagrado para ti, me mentiste! ¡Odio tener que estar ligada a alguien como tú!

Sus palabras eran incorpóreas, pero fue como si me hubieran golpeado, obligándome a dar dos pasos hacia atrás.

—Amelie...

—¡Amelie nada! ¡Trato de entender todo este mundo que es nuevo para mí! ¡Estoy perdiendo mi vida que era tan calmada y feliz antes de que aparecieras tú! —Gritó llorando y empujándome—. ¡Quiero vivir, quiero liberarme de esto! ¡Pero resulta que estoy sola, porque tuve que enamorarme de un completo imbécil, inútil y cobarde que aun sabiendo lo que debemos hacer decidió darse por vencido!

Sus palabras eran filosas, completamente llenas de dolor e ira.

—Es mi energía la que...

—¡Siempre tienes una maldita excusa! ¡No me salgas con que tu energía es la del corredor y por eso actúas de esta forma! No seas estúpido, tienes que tomar el destino en tus manos, maldita sea, Karan.

—¿Acaso no te has dado cuenta que a ti también te ocurre? Deja ya de actuar como la única víctima aquí, también tú sientes esa lástima contigo misma por todo lo que esto significa, también te arrepientes, también tienes momentos de escepticismo —Subí la voz para hacerme escuchar —. Te estás mintiendo a ti misma, no eres mejor que yo y lo sabes.

Las palabras que pronuncié parecieron acrecentar su ira.

—Mis promesas son por valentía, porque siento que te quiero y porque no deseo perderte.

—Y al mismo tiempo no crees que esto sea real, después de todo lo que ha ocurrido, simplemente estás cerrada a creer. Me quieres sí, también te quiero, Amelie, pero no soy únicamente yo el que estoy fallando —Le hablé con dureza —. Sí, soy yo quien más lo hace y estoy reconociéndolo, me haces creer que nos salvaremos porque eres el motor que impulsa mi determinación, pero tengo miedo, tanto como tú de perderte, y tengo derecho a sentirlo.

—¡Tienes el derecho a sentirlo, pero no a dejar que te paralice! ¡Ya huiste de mí una vez, lo harás de nuevo, siempre logras decepcionarme!

—Acepta que no crees, Amelie, acepta que me guardas un poco de rencor por haber cambiado tu vida. Igual que yo cuando te confesé que odiaba la conexión por no permitirme elegir a quien amar —Espeté —. Y te amo, maldita sea, te amo, quiero ser feliz contigo, pero no deja de resultar molesto que tengamos que pasar por todo esto, que estemos amenazados de muerte, ¿entiendes mi punto? ¿Mi miedo? He muerto en tantas vidas... No quiero que sea así en esta, pero hay cosas que no podemos controlar. 

—¡Por eso mismo tenemos que luchar!

—¿Por qué te es tan difícil aceptar que también tienes miedo?

—Porque mi miedo es diferente, porque quiero hacer algo para que vivamos bien, porque soy la única que le está poniendo empeño a esta situación —respondió con dolor —. Porque soy la única que cree que puede salvarte...

Su llanto se incrementó y tuve que reprimir el deseo de abrazarla. En eso tenía razón, yo creía un momento que todo estaría bien y al siguiente me ganaba este miedo inmenso que me consumía.

—Amelie... —susurré con suavidad —. Es verdad eso que dices. Pero no quiero perderte, eres mi vida, no mentí, eres lo más importante que tengo, siéntelo si no me crees, tú sabes mejor que nadie que no puedo mentirte, que te amo.

Ella movió su cabeza negando mis palabras. Mi corazón estaba rompiéndose.

—Si me amaras lucharías, esto no es amor, es cobardía.

—Es amor y es cobardía, como tú, exactamente igual que tú. Lo tuyo es amor y escepticismo.

Ella me observó, aún estaba herida, pero algo había cambiado.

—Aún me cuesta creer que algo como esto me esté sucediendo a mí...—Confesó un poco más calmada—. Pero no me he rendido.

—No quiero rendirme —hablé con desespero queriendo alcanzarla —. No voy a perderte.

—¿Crees eso tú mismo?

—Los héroes de tus historias muchas veces dudan, se rinden, se levantan y continúan, pero tienen un objetivo final muy claro, permíteme hacer lo mismo, permíteme tener miedo y dudas, te juro que no te abandonaré al final. —Tomé su mano con cuidado, sabía que podía rechazarme, pero quería que me creyera, porque al final no importaba si éramos unas marionetas, si teníamos una maldición, siempre que ella me necesitara iba a estar ahí, jamás permitiría que alguien la dañara, no podría soportarlo —. Ambos estamos prometiéndonos que lucharemos, y no importa si tú crees o no, si yo dudo o no, al final nuestro objetivo es el mismo.

Nuestras manos estaban unidas, con la calidez que ahora nos resultaba tan familiar. Ella asintió y pude percibir el cambio en su energía. Aún estaba molesta, pero en menor medida.

—Dijiste que me amabas... Es la primera vez que lo pronuncias en voz alta.

—Te amo —Levanté su rostro que durante mi discurso se había inclinado evitando el contacto visual —. Te amo como te he amado durante tantas vidas, creo que en cada reencarnación te amo mucho más, así que puedes imaginar la intensidad del amor que te tengo ahora. Te he amado con diferentes nombres, en diferentes épocas, en distintos escenarios... y te amo ahora, en este presente con más fuerza que nunca. Te amo con miedos, te amo aunque no creas en nuestra conexión.

—Karan... Eso es muy hermoso —musitó y en sus ojos pude ver tanta claridad, tanto amor y sinceridad que me resultó aturdidor —. Perdona por no entenderte... Me sumergí en mi propio dolor y no empaticé con tus sentimientos. No puedo mentirte y sé que me afectará que continúes dudando... También sé que mi escepticismo te molestará, pero poco a poco trabajaremos en nuestros puntos débiles —Amelie se acercó y me abrazó por el cuello —. Porque te amo, te amo y no quiero perderte, te amo demasiado y sé que puedes sentirlo. Tratar de describir cuanto te amo es como intentar contar las gotas del mar, los granos de la arena, las risas que han existido en el mundo... 'Amor' es una palabra ínfima comparada con lo que siento por ti.

—Siempre me superarás con las palabras —Pude sentir como la ira se esfumaba de la conexión y en su lugar una fuerza enorme pareció instalarse sobre nosotros. Amelie se puso en puntitas, queriendo estar más cerca de mí. Por inercia me incliné hacia ella hasta que nuestros labios se rozaron, sólo bastó una pequeña presión para que aquella fuerza se transformara y un relámpago estremeciera todo mi cuerpo, electrificándome. Era una corriente que me unía a ella, implorándome acercarme más y más. El beso fue suave, cálido, sublime; jamás había sentido una dulzura tan exorbitante. Sus labios eran exquisitos y adictivos, tanto que me olvidé del mundo, del ahora, del pasado, del miedo, de todo... Estaba completamente sumergido en aquel beso, en el cúmulo de sentimientos, energía y poder que sentía en aquel momento. Me sentía extraordinario, completo, energizado, como si cien mil voltios recorrieran cada parte de mi anatomía. 

Pude percibir una brisa enorme a nuestro alrededor y algo cayendo desde arriba, parecía agradable, como si se tratara de una lluvia acariciándonos desde ese ángulo. Dejé de sentir el suelo en aquel momento, pero ninguno de los dos parecía querer romper el contacto para observar alrededor. La danza que iniciamos con nuestros labios era cada vez más intensa, no hasta un punto donde fuera pasional, simplemente había necesidad; como si tratáramos de fundirnos, como si pudiéramos acercarnos más aunque no hubiera un solo centímetro de espacio entre nosotros.

Había oído decir que los besos solían dejarte sin aliento, pero en mi caso fue lo contrario: Fue un roce de aquellos que te devolvían la vida, el alma, el corazón y la sensatez.

Escuché las alarmas de los autos sonar, pero no me importaba, ignoraba que pasaba ahí afuera, sólo sabía que en este momento estaba demasiado ocupado para desperdiciar cada oportunidad de rozar su boca.

Volvimos a tocar el suelo y un momento después nos separamos. Cuando abrí los ojos pude observar una lluvia de luz a nuestro alrededor y no sólo eso; un millón de pequeños y delgados pétalos de peonías rosa eléctrico caía sobre nosotros. Las luces del parqueadero ya no estaban encendidas, pero podíamos ver todo gracias a las miles de pequeñas estrellas que adornaban el lugar.

Amelie me observó, sus ojos brillaban con emoción, sus labios estaban ligeramente hinchados. Me sentía el hombre más afortunado del universo. Quería besarla todo el tiempo porque hacerlo era una experiencia fuera de este mundo.

Me pregunté cómo había vivido hasta ahora sin probar sus labios, porque ahora que lo había hecho me quedaba algo muy claro: Jamás dejaría de hacerlo.

—Creo que estamos en problemas —Bromeó Amelie un segundo después esforzándose porque la escuchara. Una silueta se acercaba con una linterna.

—Valió la pena —Le sonreí y tomé su mano llevándola hacia las escaleras que daban al lobby.

—Deténganse ustedes dos, ¿qué demonios ocurrió aquí?

Ambos nos miramos, completamente sonrientes y corrimos escaleras arriba hacia mi departamento.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro